122 resultados para Circuito termohidráulico


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El presente trabajo incluye algunos resultados obtenidos a partir de la realización de las primeras entrevistas piloto de carácter exploratorio efectuadas con el método clínico crítico piagetiano, a 13 chicos/as de entre 8 y 12 años. Las mismas se orientaron a explorar las ideas de los niños acerca de la producción de noticias/prácticas mediáticas y la información se obtuvo por medio del diálogo y el pedido elaboración de dibujos. Las primeras reflexiones acerca de dicho material exploratorio orientarían a pensar en tres dimensiones de análisis. La primera se refiere a que el modo en que los chicos/as se representan las noticias aparece fuertemente marcado a través del medio televisivo. En una investigación reciente acerca de la relación entre medios masivos de comunicación y escuela (Nakache, D. 2000) se visualizó la televisión como el principal dispositivo considerado por los chicos/as, que ejerce una gran influencia en sus prácticas cotidianas, actividades recreativas, juegos y modos de hablar (jergas). Nos preguntamos si la pregnancia de la televisión a la hora de concebir el acceso a las noticias tiene relación, o bien con el poder de ilusión de realidad de la imagen, o bien con que simplemente la televisión es el medio más consumido, o bien ambas posibilidades a la vez. A su vez, como segunda dimensión en nuestras primeras reflexiones, se notaría que lo noticiable para este grupo de chicos se habría referido a hechos catastróficos como robos y fenómenos naturales excepcionales. En este sentido, Pierre Bourdieu (1996) postula que la televisión, a la hora de emitir noticias, seleccionaría o buscaría lo sensacional o espectacular caracterizándolo con 'palabras extraordinarias'. La tercera dimensión surge de la observación de cierta preponderancia en las conceptualizaciones de los chicos acerca del proceso de producción de noticias que indica que muchos conciben la producción de las noticias como un simple proceso sin considerar mediaciones entre el hecho y la noticia. En este sentido, de lo que se trataría en relación con los medios de comunicación, es de la transmisión de información en bruto sin mayores intenciones por parte del emisor más que la de informar a un receptor que decodificaría el mensaje. Estaríamos hablando de una mirada ingenua acerca de la producción de noticias que no considera la intencionalidad del discurso a la hora de producir noticias. Según Charaudeau, la misma se sustenta en un modelo de comunicación que sólo considera un emisor, un receptor y una instancia de transmisión que media entre ambos, siendo todos los problemas de transmisión externos al propio mecanismo, creándose una superposición entre el acto de comunicación y lo que sería la información. Este modelo, compartido por el sentido común, concibe la comunicación como un circuito cerrado, además de homogéneo y objetivo; ya que 'elimina todo efecto perverso de la intersubjetividad constitutiva de los intercambios humanos' (Charaudeau, ob. Cit: 43) En contrapartida, se plantea una segunda mirada que considera que la información no existe en sí misma en un espacio exterior al hombre, sino que construye saber en forma de discurso. Así, se problematiza la pertinencia de la información, la selección y se enfatiza la existencia de un principio de influencia. A partir de esta segunda mirada es que se visibilizan las intenciones e intereses de quien comunica. A la luz de estas dimensiones, cabe agregar que las características del dispositivo TV (ilusión de realidad entre otras) no pueden ser pensadas como obstáculo sino como condición en la que los chicos van a desarrollar o no su lectura crítica. Es así que esta ponencia comienza a interrogarse por el lugar que puede desempeñar la escuela como espacio de reflexión y construcción de lectura crítica en relación con las noticias mediáticas. Desde la perspectiva teórica de un constructivismo relacional se concibe la lectura crítica como una práctica del lenguaje que se construye a partir de la participación de los sujetos en diversos contextos y prácticas sociales. Las condiciones sociales, los contextos de práctica, así como las representaciones que circulan socialmente y preexisten a los sujetos conformarían el marco epistémico desde el cual construyen las hipótesis acerca del objeto social abordado (Castorina y Lenzi, 2000; Castorina et al, 2007; Perelman, 2008)

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En El Malestar en la Cultura, S. Freud afirma que el sufrimiento acecha al ser humano desde tres fuentes: los lazos con el prójimo, la relación con la naturaleza y el vínculo con el propio cuerpo. Si nos detenemos a pensar en este último punto, acaso el dolor se nos presente como la experiencia paradigmática que ilustra la relación con el propio cuerpo como fuente de malestar. El contexto de realización del presente trabajo involucra la participación de su autor en un equipo interdisciplinario perteneciente a un hospital público que atiende pacientes que padecen enfermedades orgánicas graves. Su objetivo es abordar la problemática del dolor, acontecimiento central en la vida cotidiana de dichos pacientes, como experiencia subjetiva. Esto supone poner en tensión la concepción biomédica tradicional del dolor (que lo reduce a una mera sensación derivada mecánicamente de una lesión orgánica) con desarrollos basados en disciplinas varias, que conceptualizan el dolor como percepción compleja anclada en variables subjetivas, culturales y sociales. A estos fines se discuten las concepciones biomédicas que abordan el dolor como mero epifenómeno de lo orgánico, acorde con la reducción del cuerpo a la dimensión de organismo biológico. Someramente, dichas concepciones tratan el dolor como un simple suceso bioquímico, basándose en los supuestos mecanicistas de la medicina tradicional moderna. Como contrapartida, se trabajan referencias bibliográficas provenientes de diversas disciplinas que cuestionan dicha concepción mecanicista, heredera de la partición cartesiana entre cuerpo y espíritu, considerando especialmente algunos aportes provenientes del psicoanálisis, que permiten pensar la articulación entre dolor, sujeto, cuerpo y demanda. El dolor y la angustia constituyen experiencias fundamentales de la existencia humana, que involucran al cuerpo de manera radical, y establecen relaciones complejas entre sí. Así, la referencia al dolor físico impresiona en algunos pacientes como una manera de darle una forma nombrable a su malestar. El dolor es sin duda algo que se percibe bajo modalidades de relación con el cuerpo que son propios de cada sujeto, de allí la preservación de una cierta marca de intimidad 'década quien con su dolor'; pero el propio dolor entra a la vez en un circuito de relaciones intersubjetivas, donde se plasman demandas dediversa índole. Se dirige al otro, al médico por caso, como un pedido de alivio. Pero los sujetos establecen con su dolor relaciones que no siempre resultan tan lineales, de allí que el dolor pueda cobrar valores disímiles, y jugar en las relaciones con los otros de modos variados. Desde 'aguantarse el dolor', hasta 'hacerse el que le duele' (el dolor como demanda al Otro, tal como atestigua con frecuencia la queja somática en los niños). Incluso que alguien llegue a 'querer (y pedir) que le duela un poco'. La situación de enfermedad grave y la experiencia de dolor colocan al sujeto en una posición de radical dependencia del otro, actualizando la estructura de la situación original bajo la que venimos al mundo. Se intenta demostrar que todo intento de abordaje interdisciplinario del dolor nos instala indefectiblemente en el terreno de la subjetividad, más allá de los impasses del organismo. '(...) que una patología esté ligada o no a una causalidad orgánica, es la cuestión del sujeto lo que está en juego para el psicoanálisis. Aún cuando una patología orgánica priva de ciertos medios, se trata de estar atentos a los que se manifiesta del lado del sujeto, la elección que puede operar el sujeto más allá de los impasses de su organismo' F. Ansermet, Medicina y psicoanálisis en interfase, (en revista Quarto, no 59. ECF (1996))