85 resultados para Heterocromatina constitutiva


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El presente trabajo incluye algunos resultados obtenidos a partir de la realización de las primeras entrevistas piloto de carácter exploratorio efectuadas con el método clínico crítico piagetiano, a 13 chicos/as de entre 8 y 12 años. Las mismas se orientaron a explorar las ideas de los niños acerca de la producción de noticias/prácticas mediáticas y la información se obtuvo por medio del diálogo y el pedido elaboración de dibujos. Las primeras reflexiones acerca de dicho material exploratorio orientarían a pensar en tres dimensiones de análisis. La primera se refiere a que el modo en que los chicos/as se representan las noticias aparece fuertemente marcado a través del medio televisivo. En una investigación reciente acerca de la relación entre medios masivos de comunicación y escuela (Nakache, D. 2000) se visualizó la televisión como el principal dispositivo considerado por los chicos/as, que ejerce una gran influencia en sus prácticas cotidianas, actividades recreativas, juegos y modos de hablar (jergas). Nos preguntamos si la pregnancia de la televisión a la hora de concebir el acceso a las noticias tiene relación, o bien con el poder de ilusión de realidad de la imagen, o bien con que simplemente la televisión es el medio más consumido, o bien ambas posibilidades a la vez. A su vez, como segunda dimensión en nuestras primeras reflexiones, se notaría que lo noticiable para este grupo de chicos se habría referido a hechos catastróficos como robos y fenómenos naturales excepcionales. En este sentido, Pierre Bourdieu (1996) postula que la televisión, a la hora de emitir noticias, seleccionaría o buscaría lo sensacional o espectacular caracterizándolo con 'palabras extraordinarias'. La tercera dimensión surge de la observación de cierta preponderancia en las conceptualizaciones de los chicos acerca del proceso de producción de noticias que indica que muchos conciben la producción de las noticias como un simple proceso sin considerar mediaciones entre el hecho y la noticia. En este sentido, de lo que se trataría en relación con los medios de comunicación, es de la transmisión de información en bruto sin mayores intenciones por parte del emisor más que la de informar a un receptor que decodificaría el mensaje. Estaríamos hablando de una mirada ingenua acerca de la producción de noticias que no considera la intencionalidad del discurso a la hora de producir noticias. Según Charaudeau, la misma se sustenta en un modelo de comunicación que sólo considera un emisor, un receptor y una instancia de transmisión que media entre ambos, siendo todos los problemas de transmisión externos al propio mecanismo, creándose una superposición entre el acto de comunicación y lo que sería la información. Este modelo, compartido por el sentido común, concibe la comunicación como un circuito cerrado, además de homogéneo y objetivo; ya que 'elimina todo efecto perverso de la intersubjetividad constitutiva de los intercambios humanos' (Charaudeau, ob. Cit: 43) En contrapartida, se plantea una segunda mirada que considera que la información no existe en sí misma en un espacio exterior al hombre, sino que construye saber en forma de discurso. Así, se problematiza la pertinencia de la información, la selección y se enfatiza la existencia de un principio de influencia. A partir de esta segunda mirada es que se visibilizan las intenciones e intereses de quien comunica. A la luz de estas dimensiones, cabe agregar que las características del dispositivo TV (ilusión de realidad entre otras) no pueden ser pensadas como obstáculo sino como condición en la que los chicos van a desarrollar o no su lectura crítica. Es así que esta ponencia comienza a interrogarse por el lugar que puede desempeñar la escuela como espacio de reflexión y construcción de lectura crítica en relación con las noticias mediáticas. Desde la perspectiva teórica de un constructivismo relacional se concibe la lectura crítica como una práctica del lenguaje que se construye a partir de la participación de los sujetos en diversos contextos y prácticas sociales. Las condiciones sociales, los contextos de práctica, así como las representaciones que circulan socialmente y preexisten a los sujetos conformarían el marco epistémico desde el cual construyen las hipótesis acerca del objeto social abordado (Castorina y Lenzi, 2000; Castorina et al, 2007; Perelman, 2008)

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El presente trabajo tiene como objetivo repensar las concepciones teóricas clásicas de la democracia cuyo énfasis se han colocado en la regulación de los conflictos y en la idea de representación. Pensada como producción de consenso, mediante un proceso racional deliberativo, se confía en que sea la democracia la encargada de solucionar la tensión entre los derechos individuales y las demandas de igualdad. Por el contrario, de lo que se trata en este trabajo es de pensar la democracia bajo un 'pluralismo agonista' (Mouffe, 2003: 30), es decir, un espacio en permanente confrontación que reconoce al conflicto y la negociación como una dimensión constitutiva de lo político. Sobre la base de estos lineamientos, la ponencia abordará el llamado 'conflicto del campo', que estalló el 11 de marzo de 2008, con el anuncio de la Resolución 125, y se extendió hasta el 18 de julio con su derogación. El análisis se focalizará en la provincia de Córdoba como espacio-epicentro de las manifestaciones, ya que muy tempranamente fue develándose en ella el cariz político que el conflicto asumía, en donde no sólo los líderes políticos de los distritos (intendentes legisladores) se pronunciaron masivamente sino que hasta el propio gobernador de la provincia, Juan Schiaretti, procedió a distanciarse del gobierno nacional alineándose junto al campo. Para ello se procederá al análisis de los debates que tuvieron lugar en la Cámara de Diputados, focalizando acerca de los ejes del conflicto y los argumentos esgrimidos tanto por los defensores de la nueva medida como por los opositores

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En el año 2005 se lanza en una gran cantidad de villas del conurbano bonaerense el Subprograma de Urbanización de Villas y Asentamientos precarios del Plan Federal de Viviendas, produciendo un importante impacto en la transformación socio-urbana de los territorios intervenidos. La idea fundamental que subyace en nuestro trabajo es que todo proceso de transformación implica remover estructuras de significados y construir nuevos consensos y que, por lo tanto, es necesario resaltar esta dimensión simbólica de los procesos de urbanización. ¿Qué es el barrio?, ¿por qué cambiar?, ¿qué implica un nuevo barrio y cómo nos gustaría que fuese? son preguntas cuyas respuestas no pueden ser, desde nuestra perspectiva, construidas unilateralmente desde un saber técnico y externo al propio barrio. En este sentido, creemos que la pregunta básica desde la gestión pública no debería ser tampoco -y simplemente- ¿cuál es "la identidad" de los barrios? Sino ¿cómo hacer para interactuar y comunicarse entre las múltiples identidades y significados que entran en juego a la hora de pensar en la transformación de los mismos. A partir de estas reflexiones, nos proponemos específicamente -pero de manera introductoria- indagar acerca de la trama de significados que soporta las acciones cotidianas de los vecinos de la villa Carlos Gardel en el Municipio de Morón, y preguntarnos, a su vez, por la forma en que esta trama significativa se vincula con el espacio y el territorio habitado. Presentaremos, entonces, algunos aspectos de los procesos culturales e identitarios que ocurren en el barrio, comprendiendo a la cultura no como una dimensión aislada sino como una parte constitutiva de todas las dimensiones de la vida social y cotidiana y que debe ser contemplada, por lo tanto, en todo proceso de transformación socio-urbana

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Este trabajo se propone precisar algunas consideraciones conceptuales respecto del análisis del sistema educativo, en relación con una perspectiva de la Administración de la Educación construida desde preocupaciones propias de la sociología y la política. Esta última es particularmente clave para la comprensión del sistema educativo dada su naturaleza estatal. Las consideraciones conceptuales refieren centralmente a dos perspectivas sociológicas, donde lo político se presenta como una dimensión constitutiva de lo social, aunque desde diferentes caminos o enfoques: la noción de sujeto y campo, de Bourdieu, por un lado, y las de actor y sistema, de Crozier y Friedberg, por otro. En este sentido, el trabajo intenta destacar las divergencias relativas de ambas perspectivas (especialmente, en relación con lo que podríamos denominar una teoría de la acción), para capitalizar sus convergencias en el examen del aparato estatal educativo: un examen centrado en las relaciones o articulaciones, considerado en diferentes 'escalas' o niveles de abstracción. Esta trama relacional es considerada como el nudo mismo de esa dimensión política, es decir, apreciada en términos de regulación o integración, configurando posiciones relativas aventajadas/desaventajadas. Finalmente, se señalan algunas implicancias, más específicas, respecto de la construcción del sistema educativo como objeto de estudio - desde la Administración de la Educación- lo que se presenta en términos de su articulación político-administrativa

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La heterogeneidad de las estrategias para influir en el espacio público y sobre los actores legalmente autorizados a tomar decisiones vinculantes, puede representar un obstáculo para señalar la existencia de un fenómeno único llamado movimiento "piquetero". La hipótesis que guía a la presente ponencia es que la unidad está dada por el tipo de conflicto que plantean, a pesar de la competencia y fragmentación entre las diversas organizaciones. Para explicar cuál es el alcance y el tipo de conflicto se analizarán tres dimensiones, en primer lugar, la relación entre demandas discretas y el exceso metafórico de las mismas que dan paso a la construcción de un sentido compartido de "injusticia social". En segundo lugar, la elaboración de la identidad a partir de un posicionamiento antagónico con el "modelo neoliberal". Finalmente, el intento de institución de un público que se constituye en objeto de disputa y que se lo interpela a través de la categoría de "pueblo". La apelación a un sujeto que aún siendo inhallable (las diferencias sociales hacen impensable la unidad orgánica, subjetiva y objetiva) e indeseable (por las consecuencias totalitarias que puede tener que alguien se atribuya la soberanía popular), produce efectos sobre el espacio público, abriendo una brecha que se denominará "el espectro del pueblo". Estas tres dimensiones señalan la existencia de un movimiento social que, a través del tratamiento de la exclusión social como injusticia realizada al pueblo, dislocó ciertos sentidos sedimentados en el sistema político argentino y revivió la tensión constitutiva de la democracia entre la dimensión redentora y la dimensión pragmática. La metodología aplicada fue el análisis de discurso basado en entrevistas en profundidad administradas a militantes, adherentes y dirigentes de diferentes organizaciones piqueteras, documentos elaborados por las mismas, diarios y revistas

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El dilema de la política acerca del sujeto universal de la revolución y del cambio social se mantiene en la forma de una pregunta nunca resuelta satisfactoriamente por las diversas organizaciones y expresiones de la izquierda vernácula: ¿liberación de las mujeres y los hombres o liberación de la "humanidad"? Este interrogante no es nuevo ni responde solamente a la complejización de la categoría "sujeto" propia de las filosofías más actuales; fue planteado por algunas mujeres al interior del anarquismo local de fines del siglo XIX. Respondiendo a la convocatoria masculina comprometida con la emancipación de la mujer, las anarquistas sostienen un diálogo en el que se evidencia la construcción de un sujeto de la política ineludiblemente generizado. Los términos de ese debate continúan siendo inquietantemente actuales. A partir de las más recientes críticas al pensamiento de la filosofía política clásica se vuelve difícil pensar un sujeto esencial de la historia, anterior a su entrada a la cultura, y ni siquiera un cuerpo biológico en espera de su significación social. En este sentido, la identidad es una práctica significante en un campo cultural determinado a partir de ciertas reglas, en parte derivadas de una matriz jerárquica que asocia diferenciaciones de género y heterosexualidad obligatoria. Esta asociación explicaría la centralidad de las discusiones acerca de la procreación, las relaciones afectivas o el ejercicio de la sexualidad tanto en el viejo anarquismo como en las más recientes expresiones anticapitalistas. Sin sujeto anterior al campo de disputa que lo constituye, la política se expande por sobre la representación o la búsqueda de reconocimiento y de derechos. En este sentido, una actividad política posible sería identificar las estrategias de repetición subversiva válidas para un campo determinado que provoquen desestabilización y desplazamientos.A fines del siglo XIX el anarquismo se supone una expresión de cambio radical. Sin reformas ni atenuantes propone la destrucción general del capitalismo y todas sus expresiones, desde la economía a las formas de relación afectiva. Los teóricos y propagandistas piensan en las mujeres y su necesaria emancipación de los roles a los que la crueldad del sistema las ha condenado. A esos modelos le oponen la mujer anarquista y para eso la llaman a la lucha. Sostenemos que la escritura por parte de las mujeres anarquistas en la Argentina del siglo XIX XX constituye una estrategia política, un ejercicio propiciado por un campo cultural específico en el cual la prensa anarquista es el medio de difusión, concientización y llamado a la acción por excelencia. En ese contexto, el lenguaje escrito no es un instrumento más de la práctica constitutiva, sino el espacio privilegiado en el cual el ejercicio de la escritura por parte de las mujeres se revela como una práctica subversiva potenciada por el estilo revulsivo del discurso. Sin esa práctica, el debate sobre la construcción de un sujeto político ineludiblemente generizado se hubiera perdido, otra vez, en la falsa estabilidad de un sujeto universal

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La heterogeneidad de las estrategias para influir en el espacio público y sobre los actores legalmente autorizados a tomar decisiones vinculantes, puede representar un obstáculo para señalar la existencia de un fenómeno único llamado movimiento "piquetero". La hipótesis que guía a la presente ponencia es que la unidad está dada por el tipo de conflicto que plantean, a pesar de la competencia y fragmentación entre las diversas organizaciones. Para explicar cuál es el alcance y el tipo de conflicto se analizarán tres dimensiones, en primer lugar, la relación entre demandas discretas y el exceso metafórico de las mismas que dan paso a la construcción de un sentido compartido de "injusticia social". En segundo lugar, la elaboración de la identidad a partir de un posicionamiento antagónico con el "modelo neoliberal". Finalmente, el intento de institución de un público que se constituye en objeto de disputa y que se lo interpela a través de la categoría de "pueblo". La apelación a un sujeto que aún siendo inhallable (las diferencias sociales hacen impensable la unidad orgánica, subjetiva y objetiva) e indeseable (por las consecuencias totalitarias que puede tener que alguien se atribuya la soberanía popular), produce efectos sobre el espacio público, abriendo una brecha que se denominará "el espectro del pueblo". Estas tres dimensiones señalan la existencia de un movimiento social que, a través del tratamiento de la exclusión social como injusticia realizada al pueblo, dislocó ciertos sentidos sedimentados en el sistema político argentino y revivió la tensión constitutiva de la democracia entre la dimensión redentora y la dimensión pragmática. La metodología aplicada fue el análisis de discurso basado en entrevistas en profundidad administradas a militantes, adherentes y dirigentes de diferentes organizaciones piqueteras, documentos elaborados por las mismas, diarios y revistas

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El dilema de la política acerca del sujeto universal de la revolución y del cambio social se mantiene en la forma de una pregunta nunca resuelta satisfactoriamente por las diversas organizaciones y expresiones de la izquierda vernácula: ¿liberación de las mujeres y los hombres o liberación de la "humanidad"? Este interrogante no es nuevo ni responde solamente a la complejización de la categoría "sujeto" propia de las filosofías más actuales; fue planteado por algunas mujeres al interior del anarquismo local de fines del siglo XIX. Respondiendo a la convocatoria masculina comprometida con la emancipación de la mujer, las anarquistas sostienen un diálogo en el que se evidencia la construcción de un sujeto de la política ineludiblemente generizado. Los términos de ese debate continúan siendo inquietantemente actuales. A partir de las más recientes críticas al pensamiento de la filosofía política clásica se vuelve difícil pensar un sujeto esencial de la historia, anterior a su entrada a la cultura, y ni siquiera un cuerpo biológico en espera de su significación social. En este sentido, la identidad es una práctica significante en un campo cultural determinado a partir de ciertas reglas, en parte derivadas de una matriz jerárquica que asocia diferenciaciones de género y heterosexualidad obligatoria. Esta asociación explicaría la centralidad de las discusiones acerca de la procreación, las relaciones afectivas o el ejercicio de la sexualidad tanto en el viejo anarquismo como en las más recientes expresiones anticapitalistas. Sin sujeto anterior al campo de disputa que lo constituye, la política se expande por sobre la representación o la búsqueda de reconocimiento y de derechos. En este sentido, una actividad política posible sería identificar las estrategias de repetición subversiva válidas para un campo determinado que provoquen desestabilización y desplazamientos.A fines del siglo XIX el anarquismo se supone una expresión de cambio radical. Sin reformas ni atenuantes propone la destrucción general del capitalismo y todas sus expresiones, desde la economía a las formas de relación afectiva. Los teóricos y propagandistas piensan en las mujeres y su necesaria emancipación de los roles a los que la crueldad del sistema las ha condenado. A esos modelos le oponen la mujer anarquista y para eso la llaman a la lucha. Sostenemos que la escritura por parte de las mujeres anarquistas en la Argentina del siglo XIX XX constituye una estrategia política, un ejercicio propiciado por un campo cultural específico en el cual la prensa anarquista es el medio de difusión, concientización y llamado a la acción por excelencia. En ese contexto, el lenguaje escrito no es un instrumento más de la práctica constitutiva, sino el espacio privilegiado en el cual el ejercicio de la escritura por parte de las mujeres se revela como una práctica subversiva potenciada por el estilo revulsivo del discurso. Sin esa práctica, el debate sobre la construcción de un sujeto político ineludiblemente generizado se hubiera perdido, otra vez, en la falsa estabilidad de un sujeto universal

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