64 resultados para Nuevas Tecnologías
Resumo:
En las dos últimas décadas la narrativa en castellano está presenciando la explosión sin precedentes de una serie de fenómenos generacionales de jóvenes escritores en distintos espacios del mundo hispánico. En el Cono Sur ha surgido la autodenominada generación McOndo, en México la generación del Crack, y en España la generación Nocilla. Más allá de las diferencias entre estos grupos, lo que los une es el aglutinar a escritores nacidos en torno a la década de los años 70, la hibridación genérica en sus obras literarias y, la concepción de la creación narrativa como reacción subversiva ante el anquilosamiento estético de formas narrativas precedentes. Pero el aspecto que mejor define la hermandad entre estos tres grupos literarios es la presencia en sus narrativas de un reiterado recurso a la fusión de elementos procedentes de "la cultura popular" y de "la alta cultura" con un predominio evidente de la primera. Así estos autores reivindican la influencia masiva de los medios de comunicación, de las nuevas tecnologías, de formas estéticas alternativas a las que situarían, de esta manera, como referentes estéticos de primer orden por encima de formas culturales más canónicas. En este sentido, propongo abordar el análisis de este fenómeno de tan destacada extensión en el panorama literario contemporáneo en lengua castellana, evaluando fundamentalmente dos aspectos. Por una parte, analizar hasta qué punto y cómo este afán renovador supone una ruptura con la tradición narrativa previa abriendo nuevas sendas estéticas en la narrativa en lengua castellana. Por otra, considerar cómo la disolución de las fronteras entre ?alta cultura? y ?baja cultura?, en el caso concreto de la literatura en el ámbito hispánico, pueda resultar una forma soslayada de captación venida desde la invasiva cultura norteamericana a la que distintos representantes de estos tres grupos generacionales han manifestado su deuda estética y, en cierta medida, su adhesión ideológica
Resumo:
En los últimos tiempos el sujeto ha venido padeciendo transformaciones en su misma constitución social, en particular en lo que hace a la dimensión temporal, conjuntamente con el desarrollo progresivo de nuevas tecnologías en lo laboral y cultural. El horizonte temporal, anteriormente dominio del sujeto, parece ser invadido por el mundo objetual, el tiempo de lo real posmoderno está ahora contenido en los objetos, las mercancías, las "nuevas tecnologías". Por eso es posible otra vinculación del sujeto con la historia, mediada ahora por el mercado. El consumo de "mercancías tecnológicas" como modo de participación en las nuevas realidades ha llevado a la consagración de su valor simbólico, por ser capaces de transportar las nuevas coordenadas tempoespaciales sobre las que se asientan las nuevas realidades. El mundo mediático se ha hecho eco de esas transformaciones y por eso nos encontramos en él con una nueva construcción de la verdad. Siendo la TV el medio más popular de comunicación, el funcionamiento de la ideología dominante posmoderna se deja ver en la generación de verdades aparentemente objetivas en torno a este salto que parece dar la temporalidad desde el sujeto a los objetos. De modo tal que el consumo de TV significará una opción real de vinculación con las realidades simbólicas de la posmodernidad para los sectores cuyo ingreso no les permite acceder al mercado de consumo e incorporarse de modo orgánico a la dinámica de constitución subjetiva contemporánea desde el mercado de consumo. Esto genera interrogantes también hacia lo político, pues los espacios para generar política como cambio, por fuera de lo administrativo, requieren un contacto diferente con la tecnología y los objetos en lo cual el arte parece cargar un significativo potencial
Resumo:
En los últimos tiempos el sujeto ha venido padeciendo transformaciones en su misma constitución social, en particular en lo que hace a la dimensión temporal, conjuntamente con el desarrollo progresivo de nuevas tecnologías en lo laboral y cultural. El horizonte temporal, anteriormente dominio del sujeto, parece ser invadido por el mundo objetual, el tiempo de lo real posmoderno está ahora contenido en los objetos, las mercancías, las "nuevas tecnologías". Por eso es posible otra vinculación del sujeto con la historia, mediada ahora por el mercado. El consumo de "mercancías tecnológicas" como modo de participación en las nuevas realidades ha llevado a la consagración de su valor simbólico, por ser capaces de transportar las nuevas coordenadas tempoespaciales sobre las que se asientan las nuevas realidades. El mundo mediático se ha hecho eco de esas transformaciones y por eso nos encontramos en él con una nueva construcción de la verdad. Siendo la TV el medio más popular de comunicación, el funcionamiento de la ideología dominante posmoderna se deja ver en la generación de verdades aparentemente objetivas en torno a este salto que parece dar la temporalidad desde el sujeto a los objetos. De modo tal que el consumo de TV significará una opción real de vinculación con las realidades simbólicas de la posmodernidad para los sectores cuyo ingreso no les permite acceder al mercado de consumo e incorporarse de modo orgánico a la dinámica de constitución subjetiva contemporánea desde el mercado de consumo. Esto genera interrogantes también hacia lo político, pues los espacios para generar política como cambio, por fuera de lo administrativo, requieren un contacto diferente con la tecnología y los objetos en lo cual el arte parece cargar un significativo potencial
Resumo:
En los últimos tiempos el sujeto ha venido padeciendo transformaciones en su misma constitución social, en particular en lo que hace a la dimensión temporal, conjuntamente con el desarrollo progresivo de nuevas tecnologías en lo laboral y cultural. El horizonte temporal, anteriormente dominio del sujeto, parece ser invadido por el mundo objetual, el tiempo de lo real posmoderno está ahora contenido en los objetos, las mercancías, las "nuevas tecnologías". Por eso es posible otra vinculación del sujeto con la historia, mediada ahora por el mercado. El consumo de "mercancías tecnológicas" como modo de participación en las nuevas realidades ha llevado a la consagración de su valor simbólico, por ser capaces de transportar las nuevas coordenadas tempoespaciales sobre las que se asientan las nuevas realidades. El mundo mediático se ha hecho eco de esas transformaciones y por eso nos encontramos en él con una nueva construcción de la verdad. Siendo la TV el medio más popular de comunicación, el funcionamiento de la ideología dominante posmoderna se deja ver en la generación de verdades aparentemente objetivas en torno a este salto que parece dar la temporalidad desde el sujeto a los objetos. De modo tal que el consumo de TV significará una opción real de vinculación con las realidades simbólicas de la posmodernidad para los sectores cuyo ingreso no les permite acceder al mercado de consumo e incorporarse de modo orgánico a la dinámica de constitución subjetiva contemporánea desde el mercado de consumo. Esto genera interrogantes también hacia lo político, pues los espacios para generar política como cambio, por fuera de lo administrativo, requieren un contacto diferente con la tecnología y los objetos en lo cual el arte parece cargar un significativo potencial