51 resultados para Pobre


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La historia de la Actividad Física en general y de la Educación Física en particular son sin duda herederas de un cuerpo escindido, biologizado. La modernidad, montada sobre ese discurso dicotómico erige la razón como el nuevo Dios, y el cuerpo, siempre lo otro de sí, pasa a ser una maquinaria al servicio del cogito cartesiano. Considerar al cuerpo una construcción de la cultura, alejándose por completo del cuerpo físico que otrora fuera el centro de las preocupaciones, constituye un quiebre epistemológico radical que es preciso valorar. Efectivamente, limitar el análisis de la actividad física y las prácticas corporales de los hombres a una simple consideración orgánica, es reducirla a un nivel muy pobre de argumentación. Pero también, un enfoque culturalista que pretende deslindar toda consideración de la condición de animalidad del ser humano, su condición de ser vivo, constituye otra cara del reduccionismo. Como tampoco esencializar la cultura y no considerar las condiciones macroestructurales que la explican parece lo más plausible. En ese sentido, nos parece oportuno advertir que alentamos una postura antiesencialista que sostiene la no existencia de un sustrato primario, una esencia de lo social, sino que por el contrario asume el carácter contingente de toda identidad. De igual modo rechaza todo determinismo puesto que no concibe que exista una primacía de ninguna esfera, ya sea económica, cultural, o social, en la formación de las identidades; sino más bien entiende que todas ellas se interrelacionan e influencian mutuamente. Somos ese cuerpo que está, no solo atravesado por la razón, sino también por el poder y el deseo. Esa carne que somos es ese límite, ese punto ciego, esa piel que antecede toda reflexión y nos conecta con el mundo. En esta posibilidad de aunar la dimensión animal, humana y cósmica en una entidad indisoluble e integral, están quizás las huellas de nuevas (o viejas) sendas a ser transitadas

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La cultura popular y, específicamente, la música popular son dimensiones que forman parte del estudio de los sectores pobres. La relación entre esos sectores y la música popular y la significación que adquiere para ellos ha sido el objeto de estudio es este trabajo. En el proceso de elección de un tipo de música interviene cada individuo, sin embargo la pertenencia a un grupo, a un estilo de vida, a ciertas relaciones sociales, operan implicando mutuamente lo subjetivo con lo estructural. En base a esta idea se realizaron entrevistas en profundidad en una barrio pobre de La Plata. Dos estilos de música popular, el chamamé y la cumbia, resultaron los géneros ampliamente elegidos. La música se escucha permanentemente, formando parte de la vida cotidiana y de las actividades que se realizan en el barrio. El chamamé remite a los entrevistados a su origen: les recuerda los años en que vivían en las provincias del interior. La cumbia, como música elegida tanto para la escucha individual como para las reuniones, los enlaza como grupo que se identifica con este estilo en la escucha colectiva. Ambos, son canciones interpretadas por grupos argentinos y expresadas en castellano,lo que nos conduce a cuestionarnos el rol que cumplen la globalización y transculturación en estos sectores

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La historia de la Actividad Física en general y de la Educación Física en particular son sin duda herederas de un cuerpo escindido, biologizado. La modernidad, montada sobre ese discurso dicotómico erige la razón como el nuevo Dios, y el cuerpo, siempre lo otro de sí, pasa a ser una maquinaria al servicio del cogito cartesiano. Considerar al cuerpo una construcción de la cultura, alejándose por completo del cuerpo físico que otrora fuera el centro de las preocupaciones, constituye un quiebre epistemológico radical que es preciso valorar. Efectivamente, limitar el análisis de la actividad física y las prácticas corporales de los hombres a una simple consideración orgánica, es reducirla a un nivel muy pobre de argumentación. Pero también, un enfoque culturalista que pretende deslindar toda consideración de la condición de animalidad del ser humano, su condición de ser vivo, constituye otra cara del reduccionismo. Como tampoco esencializar la cultura y no considerar las condiciones macroestructurales que la explican parece lo más plausible. En ese sentido, nos parece oportuno advertir que alentamos una postura antiesencialista que sostiene la no existencia de un sustrato primario, una esencia de lo social, sino que por el contrario asume el carácter contingente de toda identidad. De igual modo rechaza todo determinismo puesto que no concibe que exista una primacía de ninguna esfera, ya sea económica, cultural, o social, en la formación de las identidades; sino más bien entiende que todas ellas se interrelacionan e influencian mutuamente. Somos ese cuerpo que está, no solo atravesado por la razón, sino también por el poder y el deseo. Esa carne que somos es ese límite, ese punto ciego, esa piel que antecede toda reflexión y nos conecta con el mundo. En esta posibilidad de aunar la dimensión animal, humana y cósmica en una entidad indisoluble e integral, están quizás las huellas de nuevas (o viejas) sendas a ser transitadas

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La cultura popular y, específicamente, la música popular son dimensiones que forman parte del estudio de los sectores pobres. La relación entre esos sectores y la música popular y la significación que adquiere para ellos ha sido el objeto de estudio es este trabajo. En el proceso de elección de un tipo de música interviene cada individuo, sin embargo la pertenencia a un grupo, a un estilo de vida, a ciertas relaciones sociales, operan implicando mutuamente lo subjetivo con lo estructural. En base a esta idea se realizaron entrevistas en profundidad en una barrio pobre de La Plata. Dos estilos de música popular, el chamamé y la cumbia, resultaron los géneros ampliamente elegidos. La música se escucha permanentemente, formando parte de la vida cotidiana y de las actividades que se realizan en el barrio. El chamamé remite a los entrevistados a su origen: les recuerda los años en que vivían en las provincias del interior. La cumbia, como música elegida tanto para la escucha individual como para las reuniones, los enlaza como grupo que se identifica con este estilo en la escucha colectiva. Ambos, son canciones interpretadas por grupos argentinos y expresadas en castellano,lo que nos conduce a cuestionarnos el rol que cumplen la globalización y transculturación en estos sectores

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