35 resultados para Religiones


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Para 1994, las preocupaciones sobre los avances científicos en términos de biomedicina como la reproducción asistida, la anticoncepción y el aborto llevaron al Papa Juan Pablo II a instituir formalmente a la Pontificia Academia para la Vida con el objetivo de defender y promover la vida mediante el estudio y monitoreo de los avances médicos y el derecho. Desde esta institución se promovió la bioética, personalista, como la disciplina propicia para establecer concepciones filosóficas y antropológicas sobre los conceptos de inicio y finalización de la vida y del ser humano en general. En nuestro país, recién para 1998, algunos movimientos católicos empezaron a dar sus primeros pasos en la formación de laicos en estas cuestiones, apoyando la idea de que son ellos, especialmente los profesionales de la salud, quienes deben difundir los postulados doctrinarios en el territorio, allí donde se encuentran los bautizados. La defensa de la vida como valor máximo, universal, trascendental y a la vez secular es el objetivo máximo de los promulgadores de la bioética ya que aúna criterios con otras religiones en el movimiento de la defensa de la vida y la planificación natural de la fertilidad, que estos grupos católicos pretenden dominar. Este trabajo intentará dar cuenta de las estrategias de producción identitarias por parte de los líderes católicos bioéticos, de un grupo católico secular, destinadas al conjunto de los laicos, durante el año 2008, en el cual el movimiento bioético, luego de diez años de vida, se encuentra afianzado y logra la movilización de centenares de laicos militantes de la defensa de la vida, a lo largo de la Argentina

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Para 1994, las preocupaciones sobre los avances científicos en términos de biomedicina como la reproducción asistida, la anticoncepción y el aborto llevaron al Papa Juan Pablo II a instituir formalmente a la Pontificia Academia para la Vida con el objetivo de defender y promover la vida mediante el estudio y monitoreo de los avances médicos y el derecho. Desde esta institución se promovió la bioética, personalista, como la disciplina propicia para establecer concepciones filosóficas y antropológicas sobre los conceptos de inicio y finalización de la vida y del ser humano en general. En nuestro país, recién para 1998, algunos movimientos católicos empezaron a dar sus primeros pasos en la formación de laicos en estas cuestiones, apoyando la idea de que son ellos, especialmente los profesionales de la salud, quienes deben difundir los postulados doctrinarios en el territorio, allí donde se encuentran los bautizados. La defensa de la vida como valor máximo, universal, trascendental y a la vez secular es el objetivo máximo de los promulgadores de la bioética ya que aúna criterios con otras religiones en el movimiento de la defensa de la vida y la planificación natural de la fertilidad, que estos grupos católicos pretenden dominar. Este trabajo intentará dar cuenta de las estrategias de producción identitarias por parte de los líderes católicos bioéticos, de un grupo católico secular, destinadas al conjunto de los laicos, durante el año 2008, en el cual el movimiento bioético, luego de diez años de vida, se encuentra afianzado y logra la movilización de centenares de laicos militantes de la defensa de la vida, a lo largo de la Argentina

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Pervigilium Veneris, datado entre los siglos II y IV d.C., de autor anónimo, es un poema dedicado a la primavera como estación de Venus, al amor y a la deidad que lo patrocina. Describe el ritual de vigilia nocturna destinado a reactualizar el origen del mundo y su regeneración periódica, marcada por el devenir de las estaciones. El poema, dividido en dos grandes partes -canto a la llegada de la primavera y epílogo personal del autor- presenta dos escenarios construidos con diversos símbolos vinculados con la vegetación. Entre uno y otro hay un continuum espacial vinculado con la renovación-procreación y con la muerte-esterilidad. La diferencia entre ambos radica en el tipo de vegetación que acompaña a cada situación: el mirto (myrteo) y la rosa (rosa) en el escenario que narra la llegada de Venus y el álamo (p?p?lus) en el que se refiere al mito de Procne y Tereo. En esta ponencia analizaremos el simbolismo de las plantas antes mencionadas y de los términos utilizados para referirse al bosque -nemus, lucus, saltus y silva-, a las flores -flos, papilla y gemma purpura- y aquellos términos que los acompañan. Partimos de la propuesta de Mircea Elíade para la interpretación del simbolismo religioso en el marco procedimental de la ciencia de las religiones. Entendemos por símbolo una ?cifra? que conforma un ?sistema? y cuyo valor está relacionado con la existencia humana y la cósmica. Intentaremos demostrar que los escenarios creados por los símbolos de la vegetación coinciden con el tono de cada parte del poema, festivo o melancólico, respectivamente.

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Pervigilium Veneris, datado entre los siglos II y IV d.C., de autor anónimo, es un poema dedicado a la primavera como estación de Venus, al amor y a la deidad que lo patrocina. Describe el ritual de vigilia nocturna destinado a reactualizar el origen del mundo y su regeneración periódica, marcada por el devenir de las estaciones. El poema, dividido en dos grandes partes -canto a la llegada de la primavera y epílogo personal del autor- presenta dos escenarios construidos con diversos símbolos vinculados con la vegetación. Entre uno y otro hay un continuum espacial vinculado con la renovación-procreación y con la muerte-esterilidad. La diferencia entre ambos radica en el tipo de vegetación que acompaña a cada situación: el mirto (myrteo) y la rosa (rosa) en el escenario que narra la llegada de Venus y el álamo (p?p?lus) en el que se refiere al mito de Procne y Tereo. En esta ponencia analizaremos el simbolismo de las plantas antes mencionadas y de los términos utilizados para referirse al bosque -nemus, lucus, saltus y silva-, a las flores -flos, papilla y gemma purpura- y aquellos términos que los acompañan. Partimos de la propuesta de Mircea Elíade para la interpretación del simbolismo religioso en el marco procedimental de la ciencia de las religiones. Entendemos por símbolo una ?cifra? que conforma un ?sistema? y cuyo valor está relacionado con la existencia humana y la cósmica. Intentaremos demostrar que los escenarios creados por los símbolos de la vegetación coinciden con el tono de cada parte del poema, festivo o melancólico, respectivamente.

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Pervigilium Veneris, datado entre los siglos II y IV d.C., de autor anónimo, es un poema dedicado a la primavera como estación de Venus, al amor y a la deidad que lo patrocina. Describe el ritual de vigilia nocturna destinado a reactualizar el origen del mundo y su regeneración periódica, marcada por el devenir de las estaciones. El poema, dividido en dos grandes partes -canto a la llegada de la primavera y epílogo personal del autor- presenta dos escenarios construidos con diversos símbolos vinculados con la vegetación. Entre uno y otro hay un continuum espacial vinculado con la renovación-procreación y con la muerte-esterilidad. La diferencia entre ambos radica en el tipo de vegetación que acompaña a cada situación: el mirto (myrteo) y la rosa (rosa) en el escenario que narra la llegada de Venus y el álamo (p?p?lus) en el que se refiere al mito de Procne y Tereo. En esta ponencia analizaremos el simbolismo de las plantas antes mencionadas y de los términos utilizados para referirse al bosque -nemus, lucus, saltus y silva-, a las flores -flos, papilla y gemma purpura- y aquellos términos que los acompañan. Partimos de la propuesta de Mircea Elíade para la interpretación del simbolismo religioso en el marco procedimental de la ciencia de las religiones. Entendemos por símbolo una ?cifra? que conforma un ?sistema? y cuyo valor está relacionado con la existencia humana y la cósmica. Intentaremos demostrar que los escenarios creados por los símbolos de la vegetación coinciden con el tono de cada parte del poema, festivo o melancólico, respectivamente.