66 resultados para Realismo fantástico (Literatura)
Resumo:
El lugar común que identifica a la literatura de Silvina Ocampo como fantástica resulta un pretexto tranquilizador que de algún modo domestica su rareza. En las interpretaciones críticas actuales sigue funcionando esta idea reductora que, si para una coyuntura determinada resultaba explicativa, hoy se revela improcedente. Entiendo que, en sus momentos más característicos, los relatos de Ocampo se definen menos por los tópicos y procedimientos que involucran lo sobrenatural, lo anormal o lo irreal, que por una forma de la escritura cuyo desatino deja atónito al lector. Para leer esta literatura en nuevos términos, pienso en el nonsense como relato de la insensatez, un modo de uso de la locura como estética y como ética.
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En mi trabajo investigo las nuevas modulaciones de la ciencia ficción en el cine argentino de las últimas décadas observando cómo determinados saberes tales como la ciencia, la medicina y la biotecnología, están presente en su imaginario. Observaré cómo cierta fantasía futurista se encuentra impregnada de un substrato arcano que remite a un imaginario mitológico en diálogo permanente con los mitos del propio psicoanálisis y la antropología culturalista. Para ello, analizaremos cómo se articula o desarticula la máquina antropológica observando las tensiones en torno al tratamiento de los cuerpos y la configuración de las subjetividades
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El ensayo apunta a pensar los cuadros realistas de Belmiro de Almeida a la luz de las teorías de Jacques Rancière, para quien el realismo literario del siglo XIX produce las condiciones de posibilidad para la fotografía y el cine. De este modo, se desplaza el foco de los análisis de la máquina (fotográfica o cinematográfica), más allá de reposicionarse el realismo como punto de articulación del régimen poético al régimen estético.
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En primer lugar, este trabajo intenta analizar los ensayos escritos por Ezequiel Martínez Estrada sobre Franz Kafka (1967) para luego reconocer sus influencias en el concepto de lo real y realismo en sus propias narraciones ficcionales. En este caso, se abordará uno de sus cuentos más conocidos, "Marta Riquelme", que construye discursivamente una imagen de lo/s otro/s en distintos planos textuales: autor, narrador, organización, género, personajes, etc. Tanto el ensayista argentino como el escritor checo compartirían, en el corpus seleccionado, la idea del extranjero, en sus contextos de producción real (como automarginados del canon crítico y literario) y ficcional (dentro de sus relatos, creando textos realistas particulares). Las conclusiones demostrarán que mediante ciertos recursos intratextuales -más allá de diferencias temporales y espaciales- el escritor argentino, con una intencionalidad específica, construye una imagen propia de lo diferente, en cuanto a la concepción de narrativa tradicional
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Fil: Bonilla, Manuel. Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación; Argentina.
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El trabajo ensaya una aproximación a la narrativa de Roberto Bolaño a partir de la novela Amuleto (1999) para definir su propuesta estética en relación con los debates en torno a los nuevos realismos en el Cono Sur: los cambios y desplazamientos en torno a la categoría "realismo" en la posdictadura. Bolaño articula un realismo particular, el "realismo visceral"; posicionándose en el campo literario latinoamericano, en diálogo con los debates actuales en el marco de los denominados nuevos realismos, o "realismos adjetivados". Atravesado por el fantástico, funciona como matriz para relatar la experiencia de las dictaduras y sus significaciones en el presente. El análisis explora, entonces, cómo la narrativa de Roberto Bolaño abre otras posibilidades de representación y constituye una posición diferenciada en el campo literario chileno, a la vez que participa de las discusiones en torno al realismo latinoamericano y a la pregunta sobre "cómo narrar" el pasado traumático de la dictadura militar. Las huellas de la violencia en América Latina exigen nuevos modos de abordar lo "real" porque la experiencia adquirió dimensiones inefables. El realismo visceral de Bolaño evidencia los cambios estéticos de los 60 a los 90, al fracturar el optimismo de las narrativas del boom, al debilitar las certezas del testimonio, y sobre todo, al incluir el fantástico que opera como espacio de lo siniestro, del fantasma (metáfora del desaparecido) y sus significaciones en el contexto del terrorismo de Estado
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Esta ponencia pretende correr el eje habitual que lee literatura con humor (como literatura o desde la literatura, la forma canónica de leer a Aira) o que lee literatura humorística (como humor o desde la cultura humorística, la forma considerada casi parricida). La propuesta es pensar cómo desde el humor la literatura puede innovar en la estética contemporánea argentina participando en, ya que no perteneciendo a, la tradición de la cultura humorística. El trabajo diverge en dos sentidos: por un lado muestra las posibilidades que abre la efectuación de la lectura de César Aira con los tópicos de la cultura humorística como operadores de lectura tensionados en la constitución de una nueva estética y por otro propone una constelación discursiva con centro en la literatura pero con irradiaciones en otros discursos de la cultura humorística, como los programas que tuvieron como protagonista a Diego Capusotto y a otras manifestaciones del humor gráfico como Liniers, que no vamos a trabajar en esta ocasión. Esta constelación permite pensar la articulación literatura-cultura argentina, por la que percibimos rasgos que no llegan a construir una "estructura del sentir" homogénea sino nuevas, actuales sensibilidades afines que no ven desde afuera la realidad sino que se han "instalado en el núcleo que la genera y habla y actúa desde allí", según la lectura que Aira hace del realismo según Lúkacs
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La obra poética de Juan L. Ortiz resuelve de una manera inédita en la literatura argentina la tensión que existe entre política y poesía. Su relación con el Partido Comunista, con ciertos escritores del grupo de Boedo y luego, centralmente, con González Tuñón, allá por la década de 1930-1940, no redundan en una adaptación de su obra a los postulados determinantes del realismo. Por partida doble, diremos, Ortiz rechaza al realismo. En un primer momento, frente al realismo de Boedo decide "envainar la espada", teniendo a la vista los resultados estéticos de aquel programa. Luego, de cara a la evolución que suponía la idea del realismo en Tuñón hacia mediados de 1930, opta por mantener un ritmo propio y reflejar la enorme crisis política que se vivía (con España como epicentro) sin quebrar su forma personal del decir. Una voz tendiente a la sutileza, a resaltar el aspecto musical del lenguaje en relación con el paisaje y loalusivo. Lo que lo hace original, entonces, es justamente el hecho de colocar la cuestión social y política dentro de esa intimidad, gracias a una concepción dialéctica de su poesía, que está en la base de su programa estético
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Este trabajo parte de dos cuentos de Borges: "El libro de arena" y "El Zahir". El primero comienza así: "La línea consta de un número infinito de puntos; el plano, de un número infinito de líneas; el volumen, de un número infinito de planos; el hipervolumen, de un número infinito de volúmenes... No, decididamente no es éste, more geométrico, el mejor modo de iniciar mi relato". Inmediatamente, dice: "Afirmar que es verídico es ahora una convención de todo relato fantástico; el mío, sin embargo es verídico". Por más que decir en un cuento que es verdadero podría ser falso, la primera afirmación es verdadera: una línea está compuesta de infinitos puntos, un plano de infinitas líneas... ¿Qué pasaría entonces si trasladamos esa premisa a un relato realista? En principio la convención se desarticula, ese relato podría ser al fin el más nuevo, la innovación, la buena nueva. Después, la suspensión de nuestra idea de realidad que un relato fantástico necesita para tener efecto, se cambia por una tautología: algo que en la realidad es verdadero (la línea está compuesta por un número infinito de puntos, etc.) se hace verdadero. Nada entonces sería más real, está allí lo real de la realidad. Así funciona la literatura de Aira. El sistema que se expone en el primer cuento es eminentemente geométrico y el que define el valor del dinero en "El Zahir", podría nombrarse como económico. Los mismos dos sistemas producen las novelas de Aira. La geometría o sus extensiones -la física, la química, la óptica (las ciencias que trabajan con el tiempo y el espacio, la dimensión y el tamaño)- y la economía, son los dispositivos del realismo airiano porque igual que en la novela realista (en Balzac, sobre todo, quizás), pero también igual que en la realidad, producen las cosas
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El trabajo tiene como objetivo presentar el teatro del célebre dramaturgo español Pedro Calderón de la Barca, perteneciente al barroco del siglo XVII, para destacar la importancia y pervivencia de este género canónico y la posible vinculación con el realismo argentino en el teatro de las décadas del '60 al '70. De su vastísima obra, el corpus elegido será la trilogía del honor, considerando sus rasgos generales. El médico de su honra y El pintor de su deshonra, se analizarán desde una perspectiva temática más algunos de sus elementos constructivos comunes, pues encontramos un evidente paralelismo en ambos dramas. Con respecto a la obra A secreto agravio, secreta venganza, se estudiará a partir de la ejemplificación de pasajes significativos que develan la implementación de recursos discursivos característicos del género y del barroco y los que a su vez, se pueden confrontar en obras más modernas. Calderón, en su época, utiliza procedimientos constructivos que se ajustan por ejemplo al realismo del teatro argentino. Significa que aunque las obras y movimientos pertenezcan a otro orden cultural, con épocas, espacios y receptores diferentes, contextualizadas cada una en su problemática y para testimoniar diferentes cuestiones, en estas se advierten similitudes constructivas, por ser propias del género dramático aunque las técnicas y recursos retóricos cambien. Ellas se resemantizan por diferentes fenómenos de intersección o de conexión y estos principios se van a adaptar y emergen en la producción teatral argentina entre 1960 a 1970. Para sustentar el trabajo, se determinarán las características sobresalientes del período en cuestión para luego comentar algunos aspectos de las obras de sus representantes. Nos interesó la obra de Carlos Gorostiza y Roberto Cossa. Acerca de esta relación planteada es viable la opinión del profesor Osvaldo Pellettieri (1992:73) quien dice: "De la simple consideración de que toda persona que escribe, dirige, lee o ve un espectáculo teatral es el resultado de un pasado que actúa sobre ella, sea o no consciente de ello, conozca o no sus detalles, no es difícil deducir la categoría de historicidad del teatro. Simultáneamente el presente de este arte, en cada representación, resignifica constantemente su pasado".
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Se propone una reflexión en torno a las diferencias que Perlongher percibe entre la producción de una escritura "en académico" (cuya obligación contractual sustentaba su "frugal manducar") y la expresión poética como forma del éxtasis (como una manera de dar forma a la fuerza de la deriva). Se tomarán como punto de partida los ensayos compilados en Prosa plebeya bajo el rubro "Antropología del éxtasis", escritos entre 1990 y 1991; asimismo, las entrevistas concedidas en la etapa final de su vida (1991-1992), reunidas en Papeles insumisos. Si en la "Introducción" de La prostitución masculina, Perlongher denominó a la antropología como una "ciencia de lo sutil" (contrapuesta a la rigidez técnica de la sociología, la estadística moral), en la última de sus entrevistas, la definió como "una forma bastarda de realismo", claramente relacionada con lo literario. La articulación entre antropología y literatura no es nueva, baste recordar las experiencias de Leiris, Carpentier, Arguedas y, más recientemente, los tanteos de la antropología poética chilena. Relaciono la singularidad perlongheriana a la constitución de territorios afectivos, cartografías de estados de ánimo, a través de una escritura barroca, barrial, barrosa, en la que los avatares de poeta y de profesor cohabitan el mismo escenario