36 resultados para Papas-Primacía


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La praxiología motriz establece una serie de categorías teniendo en cuenta la lógica interna de los juegos y los efectos sociales que dichas prácticas generan. Estas categorías comprenden la práctica motriz en soledad, en cooperación con compañeros y en oposición a adversarios. El presente estudio aborda la problemática de los efectos sociales de la oposición entre pares en los juegos que se realizan en el nivel inicial. Planteamos como hipótesis que en las propuestas de juego motor tiene una amplia primacía la lógica de oposición. Es nuestro objetivo determinar la característica de la lógica interna de estas prácticas en el nivel inicial generando propuestas de mutación hacia la lógica de cooperación, estableciendo un equilibrio entre las categorías que propone la praxiología. Entrevistas grupales con practicantes y maestras permitieron realizar un punteo de las situaciones de juego motor que se proponen en las salas de cuatro y cinco años. Determinamos que cerca del 100 de las ofertas lúdicas que se realizan en estas salas incluye la lógica de oposición. Privilegiar la lógica de oposición potencia efectos visibles y no deseados como la trampa y la violencia. Se identifican además emociones de enojo, miedo, depresión o angustia que a su vez disparan conductas de exclusión, rechazo, o agresión durante o en forma diferida a la práctica lúdica. Concluimos que realizando pequeños cambios en la organización, la lógica interna de los juegos puede mutar de la oposición a la cooperación, con efectos sociales indiscutiblemente distintos. Dichos análisis nos han permitido generar propuestas que potencian la inclusión en el diseño de proyectos áulicos

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La historia de la Actividad Física en general y de la Educación Física en particular son sin duda herederas de un cuerpo escindido, biologizado. La modernidad, montada sobre ese discurso dicotómico erige la razón como el nuevo Dios, y el cuerpo, siempre lo otro de sí, pasa a ser una maquinaria al servicio del cogito cartesiano. Considerar al cuerpo una construcción de la cultura, alejándose por completo del cuerpo físico que otrora fuera el centro de las preocupaciones, constituye un quiebre epistemológico radical que es preciso valorar. Efectivamente, limitar el análisis de la actividad física y las prácticas corporales de los hombres a una simple consideración orgánica, es reducirla a un nivel muy pobre de argumentación. Pero también, un enfoque culturalista que pretende deslindar toda consideración de la condición de animalidad del ser humano, su condición de ser vivo, constituye otra cara del reduccionismo. Como tampoco esencializar la cultura y no considerar las condiciones macroestructurales que la explican parece lo más plausible. En ese sentido, nos parece oportuno advertir que alentamos una postura antiesencialista que sostiene la no existencia de un sustrato primario, una esencia de lo social, sino que por el contrario asume el carácter contingente de toda identidad. De igual modo rechaza todo determinismo puesto que no concibe que exista una primacía de ninguna esfera, ya sea económica, cultural, o social, en la formación de las identidades; sino más bien entiende que todas ellas se interrelacionan e influencian mutuamente. Somos ese cuerpo que está, no solo atravesado por la razón, sino también por el poder y el deseo. Esa carne que somos es ese límite, ese punto ciego, esa piel que antecede toda reflexión y nos conecta con el mundo. En esta posibilidad de aunar la dimensión animal, humana y cósmica en una entidad indisoluble e integral, están quizás las huellas de nuevas (o viejas) sendas a ser transitadas

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