170 resultados para Cristo de la Fe
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Don Miguel de Unamuno, en el primer capítulo de Del sentimiento trágico de la vida, nos habla del "hombre de carne y hueso": el hombre que nace, sufre y muere; cualquiera de nosotros que, entre otras cosas, sienten "dolor de muelas". Se trata de un hombre real no ideal, un hombre que puede ser visto, tocado, con el cual podemos hablar. Es real, existe, está aquí. Tomamos del escritor chileno Jorge Edwards su idea de "Fantasmas de carne y hueso". Pues, considera ciertos fantasmas tan reales como los hombres que sufren con la presencia de éstos; son fantasmas que vienen del pasado, que nos asustan, que son reales, pues reales son nuestros temores; de ellos podemos hablar, los podemos sentir, nos hacen llorar. Verificamos que Unamuno está atormentado, sufre pues para él la vida es trágica, ya que no puede encontrar la armonía entre los contrarios. Lo trágico en su vida no serían la razón y la fe y sí sus "fantasmas de carne y hueso". Lo que le atormenta es su pasado, o mejor, el hecho de no poder olvidar su pasado. Estaría prisionero de fantasmas, fantasmas reales, tan reales como los hombres que sienten "dolor de muelas".
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Existe en el Poema de Alfonso Onceno una intencionalidad manifiesta de exaltar la figura del rey, mostrando su poder para pacificar las revueltas internas de Castilla y para poder hacerle la guerra al infiel: el moro. El trabajo que nos ocupa tiende a evidenciar de qué manera el autor del Poema de Alfonso Onceno realiza una construcción de la cosmovisión del moro como enemigo externo en vistas de exaltar las virtudes de un rey hasta convertirlo en ?espejo y escudo de la cristiandad?, permitiéndole a través de éste procedimiento, juzgar con la misma vara a todo aquél que impida a Alfonso XI luchar contra el enemigo de la fe verdadera.
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Existe en el Poema de Alfonso Onceno una intencionalidad manifiesta de exaltar la figura del rey, mostrando su poder para pacificar las revueltas internas de Castilla y para poder hacerle la guerra al infiel: el moro. El trabajo que nos ocupa tiende a evidenciar de qué manera el autor del Poema de Alfonso Onceno realiza una construcción de la cosmovisión del moro como enemigo externo en vistas de exaltar las virtudes de un rey hasta convertirlo en ?espejo y escudo de la cristiandad?, permitiéndole a través de éste procedimiento, juzgar con la misma vara a todo aquél que impida a Alfonso XI luchar contra el enemigo de la fe verdadera.
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Existe en el Poema de Alfonso Onceno una intencionalidad manifiesta de exaltar la figura del rey, mostrando su poder para pacificar las revueltas internas de Castilla y para poder hacerle la guerra al infiel: el moro. El trabajo que nos ocupa tiende a evidenciar de qué manera el autor del Poema de Alfonso Onceno realiza una construcción de la cosmovisión del moro como enemigo externo en vistas de exaltar las virtudes de un rey hasta convertirlo en ?espejo y escudo de la cristiandad?, permitiéndole a través de éste procedimiento, juzgar con la misma vara a todo aquél que impida a Alfonso XI luchar contra el enemigo de la fe verdadera.
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El temprano y perdurable interés de Samuel Beckett por las artes pictóricas es conocido y está documentado en sus biografías más exhaustivas. Se manifestó de diversas maneras: en la amistad personal de Beckett con distintos artistas, en sus ensayos sobre pintura y en sus asiduas y concienzudas visitas a galerías y museos. Tal interés surge del atractivo que tienen para Beckett las imágenes en sí: las de su infancia, acuñadas por su memoria, y las de la fe religiosa en la que fue criado, por ejemplo, establecieron una base sobre la cual las imágenes creadas por pintores a los que admiraba acumularon capas de sentidos emocionales y sensoriales para el joven Beckett, como un espejo que refleja aspectos del pasado. En cierto punto, no obstante, el proceso se invierte: el 'espejo' del arte se proyecta hacia el futuro, en la medida en que las creaciones de Beckett son inspiradas y están imbuidas por las imágenes de aquellos pintores. El mismo Beckett señaló la conexión entre algunas de sus obras y pinturas específicas que las habían inspirado. Este trabajo se refiere a la conexión explícita entre Esperando a Godot y la pintura "Dos hombres contemplando la luna", de Caspar David Friedrich, y a aquella entre Not I and "La decapitación de San Juan el bautista", de Michelangelo Merisi da Caravaggio. Aunque no fue declarada por Beckett, se considera también la posible conexión entre Rockaby y pinturas tales como "Whistler's Mother", "La mecedora" de van Gogh o el "Retrato de Margaretha de Geer" de Rembrandt. Finalmente, se tendrá en cuenta la relación entre las posteriores piezas breves de Beckett y algunos aspectos de las artes pictóricas (reflejados en su manejo de la escenografía y el espacio escénico)
Resumo:
En el primer capitulo, la tesis se centró en las Crónicas del bulevar [1902] que condensan el desdoblamiento de la práctica ugarteana, es decir su actividad literaria y la escritura de crónicas periodísticas con un sesgo político y sociológico. Uno de los rasgos característicos fue el establecimiento de diagnósticos acerca de las tendencias culturales europeas o latinoamericanas del presente, una operación retórica que puede leerse como indicio mismo de la modernización de las letras hispanoamericanas. En este capitulo puede verse el modo en que Ugarte evalúa el ejercicio de la crónica francesa, el caso Dreyfus, los congresos de la juventud o la Exposición Universal de 1900. Por un lado, me detuve en su recepción de la conferencia de Jaures sobre el arte y el socialismo, a partir de lo cual pude describir las claves de su intervención intelectual: un socialismo eufemizado; la fe en la ciencia propia del ensayismo latinoamericano, aun cuando los observadores de la época conocían las doctrinas antipositivistas por las ediciones españolas de Sempere, por ejemplo. Finalmente, la interpretación del sentido indefectible de la humanidad hacia el socialismo y la necesidad de inscribir las practicas artísticas en ese sentido, lo que le da argumentos contra el modernismo, al que tilda de individualista y residual. Por otro lado, la afirmación juvenilista ugarteana a través de la cual aparece un diálogo temprano con el discurso de Rodo: sus crónicas sobre la juventud francesa y sudamericana, respectivamente, encierran una concepción de esta última como fuerza política. En el segundo capitulo, analizo su reflexión en torno a la identidad latinoamericana dio lugar a un progresivo abandono del dogma de la desigualdad de las razas y su función disonante respecto de las lecturas de la sociología positivista. A su vez, en relación con las reflexiones sobre la identidad latinoamericana, la te matización del discurso latinista europeo en función de estas. Esto permitió explicar tanto la singularidad de su programa de unión continental, cuanto las características del discurso antiimperialista que desarrolla tempranamente. En el capítulo 3, para comprender continuidades y desvíos respecto de la tradición antinorteamericana rioplatense, resulto necesario situar a Ugarte en el marco de dicha tradición. Allí pude reconocer una configuración epocal, legible en Martí, Darío, Rodo, Ugarte y García Calderon, caracterizada por la afirmación de "la América latina" como tierra de promesas, capaz de redimir al propio Occidente. La investigación me llevo, asimismo, a identificar con precisión no solo los puntos de contacto y diferencias de las intervenciones latinoamericanistas de Ugarte en relación con los socialistas argentinos, sino las propias tensiones doctrinarias que surgían de la posición periférica de los actores analizados, en el interior de dicha formación, en su etapa de constitución como partido que pretendía dar un marco nacional a sus acciones. La intervención universalista autorizada en el cientificismo, así como la afirmación identitaria continental, permiten a su vez explicar el ejercicio ugarteano de la critica literaria analizado en el cuarto capitulo. Lo primero quedo claro en la insistente patologización de los poetas modernistas y de la poética misma y de sus efectos. También advertí los modos singulares con que Ugarte interviene en el diseño de un programa para la literatura latinoamericana en el momento de emergencia de un campo intelectual en formación. En el último capitulo, reconstruí la trayectoria literaria ubicando tres momentos: los comienzos en Buenos Aires, con la creación de la Revista literaria, que revelan una temprana tendencia al emprendimiento de proyectos culturales, paralelamente a una iniciativa "religadora" [Zanetti] entre los escritores jóvenes del continente. El segundo momento, el más fecundo, se ubica entre su llegada a Paris y 1910, poco antes de su partida hacia América; intente mostrar que las primeras publicaciones retoman varios de los temas modernistas. En 1924 ubique el 3er momento de la trayectoria, en que Ugarte vuelve a la escribir después de 14 años de silencio literario. Ugarte incursiona en la novela, introduciendo procedimientos autorreferenciales pirandelianos, a través de una fabula alegórica con motivos modernistas [las mascaras, Pierrot, el poeta victima del mundo burgués]. Intente mostrar que Ugarte resuelve imaginariamente, dándole un cierre, los modos de su intervención intelectual marcada por el profetismo. La escritura libera así fantasmas políticos y autobiográficos, y propone una distopía respecto de los destinos emancipatorios de las sociedades modernas, exhibiendo una gran lucidez respecto de los resortes de la dominación simbólica
Resumo:
Según Nietzsche, a partir de la Revolución Francesa tenemos que estar preparados para 'conmociones fundamentales'; desde entonces se producen acontecimientos que anuncian modificaciones infra y superestructurales para el próximo milenio, con lo cual, el orden social se ajustará al rumbo de las ?nuevas ideas?. En la actualidad, los triunfos y logros de la civilización ponen en peligro el desarrollo mismo de la cultura; son tiempos de procesos políticos extraordinarios o en otras palabras, de grandes luchas por el dominio de la tierra. Es así que se aproxima el 'ocaso de los ídolos', es decir, la ruina de las verdades antiguas pues casi todo lo que hasta el presente se llama verdad es sólo mentira y, cuando la nueva realidad se enfrente a las fabulaciones milenarias, nuestra cosmovisión sufrirá terribles sacudidas; las guerras serán inevitables y todas las instituciones basadas en el engaño y la ilusión caerán ante el asombro de los sobrevivientes. Nietzsche inicia la desacralización o 'desenmascaramiento' de las verdades eternas y la transmutación de todos los valores que son, en definitiva, procesos ineluctables. Asimismo, no hay fenómenos morales sino una 'interpretación moral de los fenómenos' o, en todo caso, una falsa interpretación. Y la moral no es otra cosa que una coacción prolongada. En la medida en que la Humanidad se aleja de la fe, más se acerca a la Ciencia, porque mientras la primera significa no querer saber qué es la verdad, la segunda nos asemeja a Dios. Según Nietzsche, estamos en ese camino. Día tras día el Hombre se perfecciona mediante la investigación de la Naturaleza; forma un cuerpo físico, mental y espiritual cada vez más enaltecido, realiza experimentos para mejorar la nutrición, el modo de vivir, la manera de interpretar los fenómenos de la Naturaleza y la expansión de la conciencia; pero en última instancia, no se trata del Hombre, pues éste tiene que ser superado. En consecuencia con lo dicho, el propósito del presente trabajo consiste en brindar una interpretación de la propuesta nietzscheana de 'Autosuperación del Hombre' en relación con los diferentes períodos de la vida intelectual de Nietzsche; la misma se inscribe en el marco de una teoría política contraria a las doctrinas antes mencionadas: la filosofía de la historia hegeliana, el socialismo, el nacionalismo, el anarquismo, la democracia y el cristianismo
Resumo:
El trabajo se detiene en el pasaje del Poema de Mio Cid en el cual se hace referencia a Longinos (vv. 351-357), centurión que habría custodiado a Cristo durante la crucifixión y quien milagrosamente habría recobrado la vista a raíz de que sus ojos ciegos fueran alcanzados por la sangre de Su costado. El análisis se centra en el procedimiento a través del cual este personaje es insertado para relacionarlo con el Cid y sus hombres, estableciéndose una cadena de significaciones cuya finalidad ideológica es la de enmarcar la gesta del Cid dentro de un juego de identidades con la gran historia del pueblo de Dios.
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En el primer capitulo, la tesis se centró en las Crónicas del bulevar [1902] que condensan el desdoblamiento de la práctica ugarteana, es decir su actividad literaria y la escritura de crónicas periodísticas con un sesgo político y sociológico. Uno de los rasgos característicos fue el establecimiento de diagnósticos acerca de las tendencias culturales europeas o latinoamericanas del presente, una operación retórica que puede leerse como indicio mismo de la modernización de las letras hispanoamericanas. En este capitulo puede verse el modo en que Ugarte evalúa el ejercicio de la crónica francesa, el caso Dreyfus, los congresos de la juventud o la Exposición Universal de 1900. Por un lado, me detuve en su recepción de la conferencia de Jaures sobre el arte y el socialismo, a partir de lo cual pude describir las claves de su intervención intelectual: un socialismo eufemizado; la fe en la ciencia propia del ensayismo latinoamericano, aun cuando los observadores de la época conocían las doctrinas antipositivistas por las ediciones españolas de Sempere, por ejemplo. Finalmente, la interpretación del sentido indefectible de la humanidad hacia el socialismo y la necesidad de inscribir las practicas artísticas en ese sentido, lo que le da argumentos contra el modernismo, al que tilda de individualista y residual. Por otro lado, la afirmación juvenilista ugarteana a través de la cual aparece un diálogo temprano con el discurso de Rodo: sus crónicas sobre la juventud francesa y sudamericana, respectivamente, encierran una concepción de esta última como fuerza política. En el segundo capitulo, analizo su reflexión en torno a la identidad latinoamericana dio lugar a un progresivo abandono del dogma de la desigualdad de las razas y su función disonante respecto de las lecturas de la sociología positivista. A su vez, en relación con las reflexiones sobre la identidad latinoamericana, la te matización del discurso latinista europeo en función de estas. Esto permitió explicar tanto la singularidad de su programa de unión continental, cuanto las características del discurso antiimperialista que desarrolla tempranamente. En el capítulo 3, para comprender continuidades y desvíos respecto de la tradición antinorteamericana rioplatense, resulto necesario situar a Ugarte en el marco de dicha tradición. Allí pude reconocer una configuración epocal, legible en Martí, Darío, Rodo, Ugarte y García Calderon, caracterizada por la afirmación de "la América latina" como tierra de promesas, capaz de redimir al propio Occidente. La investigación me llevo, asimismo, a identificar con precisión no solo los puntos de contacto y diferencias de las intervenciones latinoamericanistas de Ugarte en relación con los socialistas argentinos, sino las propias tensiones doctrinarias que surgían de la posición periférica de los actores analizados, en el interior de dicha formación, en su etapa de constitución como partido que pretendía dar un marco nacional a sus acciones. La intervención universalista autorizada en el cientificismo, así como la afirmación identitaria continental, permiten a su vez explicar el ejercicio ugarteano de la critica literaria analizado en el cuarto capitulo. Lo primero quedo claro en la insistente patologización de los poetas modernistas y de la poética misma y de sus efectos. También advertí los modos singulares con que Ugarte interviene en el diseño de un programa para la literatura latinoamericana en el momento de emergencia de un campo intelectual en formación. En el último capitulo, reconstruí la trayectoria literaria ubicando tres momentos: los comienzos en Buenos Aires, con la creación de la Revista literaria, que revelan una temprana tendencia al emprendimiento de proyectos culturales, paralelamente a una iniciativa "religadora" [Zanetti] entre los escritores jóvenes del continente. El segundo momento, el más fecundo, se ubica entre su llegada a Paris y 1910, poco antes de su partida hacia América; intente mostrar que las primeras publicaciones retoman varios de los temas modernistas. En 1924 ubique el 3er momento de la trayectoria, en que Ugarte vuelve a la escribir después de 14 años de silencio literario. Ugarte incursiona en la novela, introduciendo procedimientos autorreferenciales pirandelianos, a través de una fabula alegórica con motivos modernistas [las mascaras, Pierrot, el poeta victima del mundo burgués]. Intente mostrar que Ugarte resuelve imaginariamente, dándole un cierre, los modos de su intervención intelectual marcada por el profetismo. La escritura libera así fantasmas políticos y autobiográficos, y propone una distopía respecto de los destinos emancipatorios de las sociedades modernas, exhibiendo una gran lucidez respecto de los resortes de la dominación simbólica
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Según Nietzsche, a partir de la Revolución Francesa tenemos que estar preparados para 'conmociones fundamentales'; desde entonces se producen acontecimientos que anuncian modificaciones infra y superestructurales para el próximo milenio, con lo cual, el orden social se ajustará al rumbo de las ?nuevas ideas?. En la actualidad, los triunfos y logros de la civilización ponen en peligro el desarrollo mismo de la cultura; son tiempos de procesos políticos extraordinarios o en otras palabras, de grandes luchas por el dominio de la tierra. Es así que se aproxima el 'ocaso de los ídolos', es decir, la ruina de las verdades antiguas pues casi todo lo que hasta el presente se llama verdad es sólo mentira y, cuando la nueva realidad se enfrente a las fabulaciones milenarias, nuestra cosmovisión sufrirá terribles sacudidas; las guerras serán inevitables y todas las instituciones basadas en el engaño y la ilusión caerán ante el asombro de los sobrevivientes. Nietzsche inicia la desacralización o 'desenmascaramiento' de las verdades eternas y la transmutación de todos los valores que son, en definitiva, procesos ineluctables. Asimismo, no hay fenómenos morales sino una 'interpretación moral de los fenómenos' o, en todo caso, una falsa interpretación. Y la moral no es otra cosa que una coacción prolongada. En la medida en que la Humanidad se aleja de la fe, más se acerca a la Ciencia, porque mientras la primera significa no querer saber qué es la verdad, la segunda nos asemeja a Dios. Según Nietzsche, estamos en ese camino. Día tras día el Hombre se perfecciona mediante la investigación de la Naturaleza; forma un cuerpo físico, mental y espiritual cada vez más enaltecido, realiza experimentos para mejorar la nutrición, el modo de vivir, la manera de interpretar los fenómenos de la Naturaleza y la expansión de la conciencia; pero en última instancia, no se trata del Hombre, pues éste tiene que ser superado. En consecuencia con lo dicho, el propósito del presente trabajo consiste en brindar una interpretación de la propuesta nietzscheana de 'Autosuperación del Hombre' en relación con los diferentes períodos de la vida intelectual de Nietzsche; la misma se inscribe en el marco de una teoría política contraria a las doctrinas antes mencionadas: la filosofía de la historia hegeliana, el socialismo, el nacionalismo, el anarquismo, la democracia y el cristianismo
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El trabajo se detiene en el pasaje del Poema de Mio Cid en el cual se hace referencia a Longinos (vv. 351-357), centurión que habría custodiado a Cristo durante la crucifixión y quien milagrosamente habría recobrado la vista a raíz de que sus ojos ciegos fueran alcanzados por la sangre de Su costado. El análisis se centra en el procedimiento a través del cual este personaje es insertado para relacionarlo con el Cid y sus hombres, estableciéndose una cadena de significaciones cuya finalidad ideológica es la de enmarcar la gesta del Cid dentro de un juego de identidades con la gran historia del pueblo de Dios.
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El temprano y perdurable interés de Samuel Beckett por las artes pictóricas es conocido y está documentado en sus biografías más exhaustivas. Se manifestó de diversas maneras: en la amistad personal de Beckett con distintos artistas, en sus ensayos sobre pintura y en sus asiduas y concienzudas visitas a galerías y museos. Tal interés surge del atractivo que tienen para Beckett las imágenes en sí: las de su infancia, acuñadas por su memoria, y las de la fe religiosa en la que fue criado, por ejemplo, establecieron una base sobre la cual las imágenes creadas por pintores a los que admiraba acumularon capas de sentidos emocionales y sensoriales para el joven Beckett, como un espejo que refleja aspectos del pasado. En cierto punto, no obstante, el proceso se invierte: el 'espejo' del arte se proyecta hacia el futuro, en la medida en que las creaciones de Beckett son inspiradas y están imbuidas por las imágenes de aquellos pintores. El mismo Beckett señaló la conexión entre algunas de sus obras y pinturas específicas que las habían inspirado. Este trabajo se refiere a la conexión explícita entre Esperando a Godot y la pintura "Dos hombres contemplando la luna", de Caspar David Friedrich, y a aquella entre Not I and "La decapitación de San Juan el bautista", de Michelangelo Merisi da Caravaggio. Aunque no fue declarada por Beckett, se considera también la posible conexión entre Rockaby y pinturas tales como "Whistler's Mother", "La mecedora" de van Gogh o el "Retrato de Margaretha de Geer" de Rembrandt. Finalmente, se tendrá en cuenta la relación entre las posteriores piezas breves de Beckett y algunos aspectos de las artes pictóricas (reflejados en su manejo de la escenografía y el espacio escénico)
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Según Nietzsche, a partir de la Revolución Francesa tenemos que estar preparados para 'conmociones fundamentales'; desde entonces se producen acontecimientos que anuncian modificaciones infra y superestructurales para el próximo milenio, con lo cual, el orden social se ajustará al rumbo de las ?nuevas ideas?. En la actualidad, los triunfos y logros de la civilización ponen en peligro el desarrollo mismo de la cultura; son tiempos de procesos políticos extraordinarios o en otras palabras, de grandes luchas por el dominio de la tierra. Es así que se aproxima el 'ocaso de los ídolos', es decir, la ruina de las verdades antiguas pues casi todo lo que hasta el presente se llama verdad es sólo mentira y, cuando la nueva realidad se enfrente a las fabulaciones milenarias, nuestra cosmovisión sufrirá terribles sacudidas; las guerras serán inevitables y todas las instituciones basadas en el engaño y la ilusión caerán ante el asombro de los sobrevivientes. Nietzsche inicia la desacralización o 'desenmascaramiento' de las verdades eternas y la transmutación de todos los valores que son, en definitiva, procesos ineluctables. Asimismo, no hay fenómenos morales sino una 'interpretación moral de los fenómenos' o, en todo caso, una falsa interpretación. Y la moral no es otra cosa que una coacción prolongada. En la medida en que la Humanidad se aleja de la fe, más se acerca a la Ciencia, porque mientras la primera significa no querer saber qué es la verdad, la segunda nos asemeja a Dios. Según Nietzsche, estamos en ese camino. Día tras día el Hombre se perfecciona mediante la investigación de la Naturaleza; forma un cuerpo físico, mental y espiritual cada vez más enaltecido, realiza experimentos para mejorar la nutrición, el modo de vivir, la manera de interpretar los fenómenos de la Naturaleza y la expansión de la conciencia; pero en última instancia, no se trata del Hombre, pues éste tiene que ser superado. En consecuencia con lo dicho, el propósito del presente trabajo consiste en brindar una interpretación de la propuesta nietzscheana de 'Autosuperación del Hombre' en relación con los diferentes períodos de la vida intelectual de Nietzsche; la misma se inscribe en el marco de una teoría política contraria a las doctrinas antes mencionadas: la filosofía de la historia hegeliana, el socialismo, el nacionalismo, el anarquismo, la democracia y el cristianismo
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En el primer capitulo, la tesis se centró en las Crónicas del bulevar [1902] que condensan el desdoblamiento de la práctica ugarteana, es decir su actividad literaria y la escritura de crónicas periodísticas con un sesgo político y sociológico. Uno de los rasgos característicos fue el establecimiento de diagnósticos acerca de las tendencias culturales europeas o latinoamericanas del presente, una operación retórica que puede leerse como indicio mismo de la modernización de las letras hispanoamericanas. En este capitulo puede verse el modo en que Ugarte evalúa el ejercicio de la crónica francesa, el caso Dreyfus, los congresos de la juventud o la Exposición Universal de 1900. Por un lado, me detuve en su recepción de la conferencia de Jaures sobre el arte y el socialismo, a partir de lo cual pude describir las claves de su intervención intelectual: un socialismo eufemizado; la fe en la ciencia propia del ensayismo latinoamericano, aun cuando los observadores de la época conocían las doctrinas antipositivistas por las ediciones españolas de Sempere, por ejemplo. Finalmente, la interpretación del sentido indefectible de la humanidad hacia el socialismo y la necesidad de inscribir las practicas artísticas en ese sentido, lo que le da argumentos contra el modernismo, al que tilda de individualista y residual. Por otro lado, la afirmación juvenilista ugarteana a través de la cual aparece un diálogo temprano con el discurso de Rodo: sus crónicas sobre la juventud francesa y sudamericana, respectivamente, encierran una concepción de esta última como fuerza política. En el segundo capitulo, analizo su reflexión en torno a la identidad latinoamericana dio lugar a un progresivo abandono del dogma de la desigualdad de las razas y su función disonante respecto de las lecturas de la sociología positivista. A su vez, en relación con las reflexiones sobre la identidad latinoamericana, la te matización del discurso latinista europeo en función de estas. Esto permitió explicar tanto la singularidad de su programa de unión continental, cuanto las características del discurso antiimperialista que desarrolla tempranamente. En el capítulo 3, para comprender continuidades y desvíos respecto de la tradición antinorteamericana rioplatense, resulto necesario situar a Ugarte en el marco de dicha tradición. Allí pude reconocer una configuración epocal, legible en Martí, Darío, Rodo, Ugarte y García Calderon, caracterizada por la afirmación de "la América latina" como tierra de promesas, capaz de redimir al propio Occidente. La investigación me llevo, asimismo, a identificar con precisión no solo los puntos de contacto y diferencias de las intervenciones latinoamericanistas de Ugarte en relación con los socialistas argentinos, sino las propias tensiones doctrinarias que surgían de la posición periférica de los actores analizados, en el interior de dicha formación, en su etapa de constitución como partido que pretendía dar un marco nacional a sus acciones. La intervención universalista autorizada en el cientificismo, así como la afirmación identitaria continental, permiten a su vez explicar el ejercicio ugarteano de la critica literaria analizado en el cuarto capitulo. Lo primero quedo claro en la insistente patologización de los poetas modernistas y de la poética misma y de sus efectos. También advertí los modos singulares con que Ugarte interviene en el diseño de un programa para la literatura latinoamericana en el momento de emergencia de un campo intelectual en formación. En el último capitulo, reconstruí la trayectoria literaria ubicando tres momentos: los comienzos en Buenos Aires, con la creación de la Revista literaria, que revelan una temprana tendencia al emprendimiento de proyectos culturales, paralelamente a una iniciativa "religadora" [Zanetti] entre los escritores jóvenes del continente. El segundo momento, el más fecundo, se ubica entre su llegada a Paris y 1910, poco antes de su partida hacia América; intente mostrar que las primeras publicaciones retoman varios de los temas modernistas. En 1924 ubique el 3er momento de la trayectoria, en que Ugarte vuelve a la escribir después de 14 años de silencio literario. Ugarte incursiona en la novela, introduciendo procedimientos autorreferenciales pirandelianos, a través de una fabula alegórica con motivos modernistas [las mascaras, Pierrot, el poeta victima del mundo burgués]. Intente mostrar que Ugarte resuelve imaginariamente, dándole un cierre, los modos de su intervención intelectual marcada por el profetismo. La escritura libera así fantasmas políticos y autobiográficos, y propone una distopía respecto de los destinos emancipatorios de las sociedades modernas, exhibiendo una gran lucidez respecto de los resortes de la dominación simbólica
Resumo:
El temprano y perdurable interés de Samuel Beckett por las artes pictóricas es conocido y está documentado en sus biografías más exhaustivas. Se manifestó de diversas maneras: en la amistad personal de Beckett con distintos artistas, en sus ensayos sobre pintura y en sus asiduas y concienzudas visitas a galerías y museos. Tal interés surge del atractivo que tienen para Beckett las imágenes en sí: las de su infancia, acuñadas por su memoria, y las de la fe religiosa en la que fue criado, por ejemplo, establecieron una base sobre la cual las imágenes creadas por pintores a los que admiraba acumularon capas de sentidos emocionales y sensoriales para el joven Beckett, como un espejo que refleja aspectos del pasado. En cierto punto, no obstante, el proceso se invierte: el 'espejo' del arte se proyecta hacia el futuro, en la medida en que las creaciones de Beckett son inspiradas y están imbuidas por las imágenes de aquellos pintores. El mismo Beckett señaló la conexión entre algunas de sus obras y pinturas específicas que las habían inspirado. Este trabajo se refiere a la conexión explícita entre Esperando a Godot y la pintura "Dos hombres contemplando la luna", de Caspar David Friedrich, y a aquella entre Not I and "La decapitación de San Juan el bautista", de Michelangelo Merisi da Caravaggio. Aunque no fue declarada por Beckett, se considera también la posible conexión entre Rockaby y pinturas tales como "Whistler's Mother", "La mecedora" de van Gogh o el "Retrato de Margaretha de Geer" de Rembrandt. Finalmente, se tendrá en cuenta la relación entre las posteriores piezas breves de Beckett y algunos aspectos de las artes pictóricas (reflejados en su manejo de la escenografía y el espacio escénico)