26 resultados para Sensación
Resumo:
En El Malestar en la Cultura, S. Freud afirma que el sufrimiento acecha al ser humano desde tres fuentes: los lazos con el prójimo, la relación con la naturaleza y el vínculo con el propio cuerpo. Si nos detenemos a pensar en este último punto, acaso el dolor se nos presente como la experiencia paradigmática que ilustra la relación con el propio cuerpo como fuente de malestar. El contexto de realización del presente trabajo involucra la participación de su autor en un equipo interdisciplinario perteneciente a un hospital público que atiende pacientes que padecen enfermedades orgánicas graves. Su objetivo es abordar la problemática del dolor, acontecimiento central en la vida cotidiana de dichos pacientes, como experiencia subjetiva. Esto supone poner en tensión la concepción biomédica tradicional del dolor (que lo reduce a una mera sensación derivada mecánicamente de una lesión orgánica) con desarrollos basados en disciplinas varias, que conceptualizan el dolor como percepción compleja anclada en variables subjetivas, culturales y sociales. A estos fines se discuten las concepciones biomédicas que abordan el dolor como mero epifenómeno de lo orgánico, acorde con la reducción del cuerpo a la dimensión de organismo biológico. Someramente, dichas concepciones tratan el dolor como un simple suceso bioquímico, basándose en los supuestos mecanicistas de la medicina tradicional moderna. Como contrapartida, se trabajan referencias bibliográficas provenientes de diversas disciplinas que cuestionan dicha concepción mecanicista, heredera de la partición cartesiana entre cuerpo y espíritu, considerando especialmente algunos aportes provenientes del psicoanálisis, que permiten pensar la articulación entre dolor, sujeto, cuerpo y demanda. El dolor y la angustia constituyen experiencias fundamentales de la existencia humana, que involucran al cuerpo de manera radical, y establecen relaciones complejas entre sí. Así, la referencia al dolor físico impresiona en algunos pacientes como una manera de darle una forma nombrable a su malestar. El dolor es sin duda algo que se percibe bajo modalidades de relación con el cuerpo que son propios de cada sujeto, de allí la preservación de una cierta marca de intimidad 'década quien con su dolor'; pero el propio dolor entra a la vez en un circuito de relaciones intersubjetivas, donde se plasman demandas dediversa índole. Se dirige al otro, al médico por caso, como un pedido de alivio. Pero los sujetos establecen con su dolor relaciones que no siempre resultan tan lineales, de allí que el dolor pueda cobrar valores disímiles, y jugar en las relaciones con los otros de modos variados. Desde 'aguantarse el dolor', hasta 'hacerse el que le duele' (el dolor como demanda al Otro, tal como atestigua con frecuencia la queja somática en los niños). Incluso que alguien llegue a 'querer (y pedir) que le duela un poco'. La situación de enfermedad grave y la experiencia de dolor colocan al sujeto en una posición de radical dependencia del otro, actualizando la estructura de la situación original bajo la que venimos al mundo. Se intenta demostrar que todo intento de abordaje interdisciplinario del dolor nos instala indefectiblemente en el terreno de la subjetividad, más allá de los impasses del organismo. '(...) que una patología esté ligada o no a una causalidad orgánica, es la cuestión del sujeto lo que está en juego para el psicoanálisis. Aún cuando una patología orgánica priva de ciertos medios, se trata de estar atentos a los que se manifiesta del lado del sujeto, la elección que puede operar el sujeto más allá de los impasses de su organismo' F. Ansermet, Medicina y psicoanálisis en interfase, (en revista Quarto, no 59. ECF (1996))
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El trabajo esta titulado 'La presentación del síntoma en la demanda asistencial', correspondiente al tema de beca de investigacion de la Universidad Nacional de La Plata, por ahora en tiempos preliminares, de observación y tiempos de recabar información, en 'el instante de ver', hablando en función a los tiempos lógicos planteados por Lacan. La problemática de la inserción del psicoanálisis en este tipo particular de dispositivo asistencial, la demanda terapéutica no seleccionada que arriba a la consulta, la relación de los pacientes con el Centro y el necesario proceso de rectificación subjetiva que implicaría posibles intervenciones analíticas, son algunos de los temas que se plantearían, entre otros, al hablar de la demanda de atención psicológica en los Centros de Salud de la Municipalidad de La Plata. De la sistematización de algunos de los datos se han podido extraer e incluso se esperan extraer, importantes consecuencias que permitan una aproximación al entendimiento de los principales motivos de consulta en este tipo de servicio salud, vinculados en parte con síntomas de los que podría conceptualizarse como manifestaciones del malestar en la cultura contemporáneo. En ese sentido, ha sido posible escuchar en el relato de algunos pacientes una sensación de tedio, una suerte de llamado a esquemas de referencia imperativos, por lo general ausentes. Para la obtener cierta informacion pertinente para elaborar la casuistica resultó de suma importancia el recurso de la entrevista de admision, crucial para la entrada al dispositivo asistencial denominado de atencion primaria. Por consiguiente, sera esto ultimo, el campo de la llamada de la atencion primaria en psicologia uno de los campos mas importantes de interrogar, cuestionando la asimilacion de nuestro campo a la de la medicina. Si bien la noción y denominación de 'entrevista de admisión' remite fundamentalmente a criterios institucionales, su orientación desde una perspectiva psicoanalítica no difiere del dispositivo específico de tratamiento. Cabe aclarar, en palabras de Miller, que en nuestro enfoque todo abordaje de la demanda debe suponer el objetivo de llegar a lo más profundo de las determinaciones subjetivas A partir de la entrevista inicial se podrán establecer las primeras hipótesis respecto a las características diagnósticas del caso y en función de ello, las líneas directrices del tratamiento. Sin embargo es necesario precisar que el lugar al que se dirige la demanda no es ajeno a la forma y al cotenido al que esta se presenta. Es uno de los objetivos de la investigacion centrarnos en este condicionamiento y en las transformaciones que se pueden operar. Además, resulta de vital importancia delimitar la configuración de al menos dos momentos: aquel en el que el sujeto consulta, por un lado, y aquel en que refiere haber comenzado a padecer. Cuando hablamos de configuración nos referimos al ordenamiento particular que brinda el sujeto de su vida y de su historia; qué aspectos destaca y qué aspectos minimiza; qué hechos se presentan como sobresalientes; de qué modo todos ellos inciden en su sufrimiento y hasta que punto la situacion actual ha conmovido las identificaciones que lo han sostenido en su existencia. En ese sentido, el motivo de consulta da cuenta de los aspectos manifiestos de un caso y constituyen un punto de partida cuya formalización se hace ineludible en función del tratamiento, por un lado, y en función de la elaboracion de intervenciones posibles, por otro. Es necesario tener en cuenta, las variadas modalidades de presentación, condicionadas por las características particulares de la cultura de la época, como es el caso de las toxicomanías, ludopatías, anorexias, bulimias, depresiones, inhibiciones, crisis de angustia, violencia familiar que otorgan cualidades especiales a la demanda de asistencia en un momento dado y que se encuentran inscriptas sin fijeza alguna, dentro de los 3 grandes grupos diagnosticos que estan delimitados en el campo freudiano. Nuestra investigacion tendra en cuenta la insercion del psicoanalisis en la oferta social, donde cobra una especial importancial el analisis del contexto de la epoca en la que el Otro, como sistema de normas, referencias identificatorias, roles y garantias que ofrece la sociedad se ha ido progresivamente desvaneciendo, y todo esto servira para atender a la articulacion de la demanda de asistencia que se presenta en estos dispositivos asistenciales
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En la lectura de Guerra de los Judíos, de Flavio Josefo, tenemos la sensación de ser presentados a los hechos transparentes que marcaron la relación entre judíos y romanos en el siglo I d.C. Josefo se presenta como alguien que se opone a los historiadores griegos, que según é habían elaborado una versión falsa de esta relación. Sin embargo, su preocupación por la "verdad" de los hechos, no lo exime de muchas reservas hechas a sus obras. Muchos errores se pueden atribuir al tiempo transcurrido entre los hechos y sus narraciones y por haber escrito su obra en Roma, donde la proximidad del poder romano - Josefo tiene la ciudadanía romana - puede haber influido y reorientado su narrativa. Si bien no se puede impugnar toda la obra de Josefo, se argumenta que el autor hace uso de exageraciones, tergiversaciones y adornos típicos de los historiadores de la antigüedad
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En el marco de un proyecto de investigación que explora en el Bienestar desde una perspectiva psicosocial, se presenta en este trabajo resultados obtenidos a partir de poner en relación la percepción de control con la sensación de frustración anómica y los valores de los participantes. Son muchos los aspectos subjetivos que condicionan el bienestar de las personas, entre ellas se destaca la satisfacción que perciben con su vida, que emerge de la avenencia entre el individuo y su entorno tanto micro como macrosocial. Las creencias que los individuos tienen sobre si mismos, los otros y los acontecimientos en términos de aprendizaje social repercuten en sus niveles de satisfacción, felicidad y bienestar, tanto psicológico como social. En este sentido, la percepción de control â?"interno o externo- que se siente sobre los sucesos, las sensaciones respecto de las comunidades de pertenencia como fuente de normas y los valores que se priorizan como principios vitales son aspectos relevantes a analizar para comprender el Bienestar desde una mirada que integra dimensiones psicosociales. Sobre la base de esta perspectiva, se realizó un estudio empírico descriptivo, de diseño no experimental transversal, con población general de distintas ciudades de Argentina. La muestra es no probabilística intencional compuesta por 1018 sujetos (34hombres y 66mujeres) con una media de edad de 26,42 años (DE = 9,49). Los resultados muestran que en los participantes prevalecen valores que se orientan a la preocupación por el bienestar de los otros y la armonía -Auto-trascendencia- y metas de Apertura al Cambio que dan importancia a la independencia y a los desafíos. Estos valores expresan la relevancia del crecimiento, la auto-expansión y se oponen a metas de protección. En términos de percepción de control, no se observa una propensión marcada a lo interno o lo externo, el nivel es medio. Sin embargo, las tendencias se refuerzan cuando aparecen variables como el género, la realización de actividades de ocio o el posicionamiento Ideológico. En frustración anómica, la puntuación es alta indicando que prevalece un rechazo de la comunidad como fuente de normas, una falta de confianza en las instituciones y en las relaciones con otros que conducen a una falta de consenso sobre las conductas sociales deseables que facilitan la conducta desviada. No se observan diferencias por género pero sí entre quienes realizan actividades de ocio y quienes no, en el posicionamiento ideológico y en la auto-percepción de clase. Al analizar la validez convergente, se observa que la percepción de control interno se asocia a valores que enfatizan el bienestar de los otros, la auto-dirección y la estimulación. La frustración anómica se asocia positivamente a valores de conservación, seguridad, tradición y conformidad, y al locus de control externo. La anomia alude, entre otros, a la falta de poder vs. El control del medio, es decir, en situaciones complejas y cambiantes, el hombre percibe que carece de control. Por su parte, quienes tienen un mayor control interno del medio tienen más emociones positivas, reaccionan con menor ansiedad antes hechos estresantes y los afrontan de forma más adaptativa
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En el panorama actual de la novela posmoderna española, el tema de la memoria resulta un punto crucial en el entramado de la obra de la mayoría de los escritores. La visita al pasado para explorarlo y recrearlo, así como la reflexión y los juegos de indefinición y mezcla entre verdad y ficción distinguen a estas poéticas de las anteriores. Toda la obra de Antonio Muñoz Molina ahonda especialmente sobre el tema de la memoria, los recuerdos, el pasado, tanto de la historia de España como de la historia individual de sus personajes (que puede ser cualquiera de nosotros o ninguno). Las voces que se "escuchan" en sus diversos textos se dedican a bucear en el pasado, para poder no sólo salvarlo del olvido, sino también reinventarlo. De este modo, en este mundo posmoderno donde nada es fijo y definitivo, los textos del narrador español proponen los relatos de la memoria, compuesta de elementos "reales" y ficcionales, como eje estructurador de la propia identidad, siempre cambiante. Esta ponencia se propone rastrear aquellas alusiones a la memoria que se encuentran en las tres primeras novelas: Beatus Ille, El invierno en Lisboa y Beltenebros; alusiones que podrían considerarse como una teoría acabada y coherente sobre los procesos de la memoria y su función en la constitución de las subjetividades. Esta posible teoría es la que luego podrá rastrearse en la etapa narrativa y ensayística posterior de Muñoz Molina
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Nuestras sociedades, atravesadas por los fenómenos de fuerte desigualdad e injusticia social, necesitan hoy, más que nunca, de un fuerte protagonismo de la educación, a la que entendemos como un derecho humano inalienable; y como la única capaz de hacerse cargo de incluir a los sectores más desfavorecidos de la sociedad. Se ha generalizado entre los educadores actuales una sensación de incertidumbre compartida acerca de cómo educar y para qué educar en sociedades de tanta complejidad. En este contexto, la democracia como sistema de gobierno y de vida, y la ciudadanía responsable y solidaria se tornan temas virtualmente pedagógicos, haciéndose imposible la tarea de construir una sociedad mejor sin una educación adecuada. De este modo, la pedagogía debe ser capaz de elaborar una mirada crítica sobre ese proceso determinante que es la educación. Esto nos lleva a entender la pedagogía desde su naturaleza práctica y desde su naturaleza teórica conjuntamente. Lo anteriormente expuesto, implica que, además de producir conocimientos, deberá ser capaz de colocar ideales como puntos de llegada y de marcar rumbos hacia los cuales se deberá orientar la acción educativa cotidiana. Desde esta mirada estamos entendiendo a la acción de la pedagogía, no como simple crítica negativa basada únicamente en diagnósticos del tiempo presente, sino como un campo en el cual la acción critica va a implicar el diagnóstico unido a la posibilidad de superación extraída de las potencialidades de emancipación que se encuentran en el tiempo presente para alcanzar los ideales propuestos a futuro. Por lo tanto tomaremos este marco que nos brinda la Pedagogía para analizar a partir de allí una categoría teórica que caracteriza una realidad compleja que no podría jamás ser abordada de una manera simplificada. Un concepto muy difundido en las últimas décadas es el de "Fragmentación". En este trabajo intentaremos analizar la construcción del mismo, así como también sus usos en el ámbito educativo.
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En El Malestar en la Cultura, S. Freud afirma que el sufrimiento acecha al ser humano desde tres fuentes: los lazos con el prójimo, la relación con la naturaleza y el vínculo con el propio cuerpo. Si nos detenemos a pensar en este último punto, acaso el dolor se nos presente como la experiencia paradigmática que ilustra la relación con el propio cuerpo como fuente de malestar. El contexto de realización del presente trabajo involucra la participación de su autor en un equipo interdisciplinario perteneciente a un hospital público que atiende pacientes que padecen enfermedades orgánicas graves. Su objetivo es abordar la problemática del dolor, acontecimiento central en la vida cotidiana de dichos pacientes, como experiencia subjetiva. Esto supone poner en tensión la concepción biomédica tradicional del dolor (que lo reduce a una mera sensación derivada mecánicamente de una lesión orgánica) con desarrollos basados en disciplinas varias, que conceptualizan el dolor como percepción compleja anclada en variables subjetivas, culturales y sociales. A estos fines se discuten las concepciones biomédicas que abordan el dolor como mero epifenómeno de lo orgánico, acorde con la reducción del cuerpo a la dimensión de organismo biológico. Someramente, dichas concepciones tratan el dolor como un simple suceso bioquímico, basándose en los supuestos mecanicistas de la medicina tradicional moderna. Como contrapartida, se trabajan referencias bibliográficas provenientes de diversas disciplinas que cuestionan dicha concepción mecanicista, heredera de la partición cartesiana entre cuerpo y espíritu, considerando especialmente algunos aportes provenientes del psicoanálisis, que permiten pensar la articulación entre dolor, sujeto, cuerpo y demanda. El dolor y la angustia constituyen experiencias fundamentales de la existencia humana, que involucran al cuerpo de manera radical, y establecen relaciones complejas entre sí. Así, la referencia al dolor físico impresiona en algunos pacientes como una manera de darle una forma nombrable a su malestar. El dolor es sin duda algo que se percibe bajo modalidades de relación con el cuerpo que son propios de cada sujeto, de allí la preservación de una cierta marca de intimidad 'década quien con su dolor'; pero el propio dolor entra a la vez en un circuito de relaciones intersubjetivas, donde se plasman demandas dediversa índole. Se dirige al otro, al médico por caso, como un pedido de alivio. Pero los sujetos establecen con su dolor relaciones que no siempre resultan tan lineales, de allí que el dolor pueda cobrar valores disímiles, y jugar en las relaciones con los otros de modos variados. Desde 'aguantarse el dolor', hasta 'hacerse el que le duele' (el dolor como demanda al Otro, tal como atestigua con frecuencia la queja somática en los niños). Incluso que alguien llegue a 'querer (y pedir) que le duela un poco'. La situación de enfermedad grave y la experiencia de dolor colocan al sujeto en una posición de radical dependencia del otro, actualizando la estructura de la situación original bajo la que venimos al mundo. Se intenta demostrar que todo intento de abordaje interdisciplinario del dolor nos instala indefectiblemente en el terreno de la subjetividad, más allá de los impasses del organismo. '(...) que una patología esté ligada o no a una causalidad orgánica, es la cuestión del sujeto lo que está en juego para el psicoanálisis. Aún cuando una patología orgánica priva de ciertos medios, se trata de estar atentos a los que se manifiesta del lado del sujeto, la elección que puede operar el sujeto más allá de los impasses de su organismo' F. Ansermet, Medicina y psicoanálisis en interfase, (en revista Quarto, no 59. ECF (1996))
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Nuestra identidad se forma con lo que nuestra vida diaria, la sociedad y la familia en la que nacemos, y -sobre todo- nuestro pasado, nos dan. Y no hay identidad sin memoria. A pesar de que un pueblo pueda ignorar muchos detalles sobre su historia, es producto de ella, y por ello, su realidad se encuentra inserta en lo que ha sucedido antes de su llegada al mundo. Nos comportamos de manera que 'encajemos' en ese lugar en el que nos ha tocado existir, y heredamos un modo de vida, el cual, a veces, puede llegar a estar construido sobre la base de prejuicios y odio irracional hacia otros, que nos hacen tener una sensación de pertenencia, es decir, una identidad. Si los aceptamos sin cuestionar sus razones ni saber sus orígenes, podemos contribuir a su extensión en el tiempo y en las personas. Una manera de hacerlo es a través de la creación de monumentos conmemorativos de eventos nefastos que han sucedido en la historia. "La memoria se hace concreta en piedras y monedas: algo que sirve de recordatorio y advertencia, y algo que sirve de punto de partida para el pensamiento o la acción" (Manguel, 2000, p. 249, trad. mía). Otros tipos de arte también pueden tener esta función: una fotografía, una pintura, una novela, un poema, una canción. En este trabajo, estudiaremos 'Strange Fruit', una canción muy conocida en la versión de Billie Holiday de 1939, que se ha convertido en un ícono de los movimientos por los derechos humanos hasta el día de hoy. Veremos a qué hace referencia y cómo ha servido de herramienta para la memoria y la conciencia, dentro de una cultura cuyo sentido de identidad proviene de la diferencia entre blancos y negros y el mantenimiento de esa división
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Nuestra identidad se forma con lo que nuestra vida diaria, la sociedad y la familia en la que nacemos, y -sobre todo- nuestro pasado, nos dan. Y no hay identidad sin memoria. A pesar de que un pueblo pueda ignorar muchos detalles sobre su historia, es producto de ella, y por ello, su realidad se encuentra inserta en lo que ha sucedido antes de su llegada al mundo. Nos comportamos de manera que 'encajemos' en ese lugar en el que nos ha tocado existir, y heredamos un modo de vida, el cual, a veces, puede llegar a estar construido sobre la base de prejuicios y odio irracional hacia otros, que nos hacen tener una sensación de pertenencia, es decir, una identidad. Si los aceptamos sin cuestionar sus razones ni saber sus orígenes, podemos contribuir a su extensión en el tiempo y en las personas. Una manera de hacerlo es a través de la creación de monumentos conmemorativos de eventos nefastos que han sucedido en la historia. "La memoria se hace concreta en piedras y monedas: algo que sirve de recordatorio y advertencia, y algo que sirve de punto de partida para el pensamiento o la acción" (Manguel, 2000, p. 249, trad. mía). Otros tipos de arte también pueden tener esta función: una fotografía, una pintura, una novela, un poema, una canción. En este trabajo, estudiaremos 'Strange Fruit', una canción muy conocida en la versión de Billie Holiday de 1939, que se ha convertido en un ícono de los movimientos por los derechos humanos hasta el día de hoy. Veremos a qué hace referencia y cómo ha servido de herramienta para la memoria y la conciencia, dentro de una cultura cuyo sentido de identidad proviene de la diferencia entre blancos y negros y el mantenimiento de esa división
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Nuestra identidad se forma con lo que nuestra vida diaria, la sociedad y la familia en la que nacemos, y -sobre todo- nuestro pasado, nos dan. Y no hay identidad sin memoria. A pesar de que un pueblo pueda ignorar muchos detalles sobre su historia, es producto de ella, y por ello, su realidad se encuentra inserta en lo que ha sucedido antes de su llegada al mundo. Nos comportamos de manera que 'encajemos' en ese lugar en el que nos ha tocado existir, y heredamos un modo de vida, el cual, a veces, puede llegar a estar construido sobre la base de prejuicios y odio irracional hacia otros, que nos hacen tener una sensación de pertenencia, es decir, una identidad. Si los aceptamos sin cuestionar sus razones ni saber sus orígenes, podemos contribuir a su extensión en el tiempo y en las personas. Una manera de hacerlo es a través de la creación de monumentos conmemorativos de eventos nefastos que han sucedido en la historia. "La memoria se hace concreta en piedras y monedas: algo que sirve de recordatorio y advertencia, y algo que sirve de punto de partida para el pensamiento o la acción" (Manguel, 2000, p. 249, trad. mía). Otros tipos de arte también pueden tener esta función: una fotografía, una pintura, una novela, un poema, una canción. En este trabajo, estudiaremos 'Strange Fruit', una canción muy conocida en la versión de Billie Holiday de 1939, que se ha convertido en un ícono de los movimientos por los derechos humanos hasta el día de hoy. Veremos a qué hace referencia y cómo ha servido de herramienta para la memoria y la conciencia, dentro de una cultura cuyo sentido de identidad proviene de la diferencia entre blancos y negros y el mantenimiento de esa división
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El propósito de este trabajo es investigar los motivos, anhelos, sueños, deseos que llevan a un grupo de entre 20 y 25 ex presos políticos a reunirse semanalmente en el local del sindicato Luz y Fuerza, Córdoba. Optamos por entrevistar a quienes daban la sensación de ser más participativos o más explícitos, en la elección procuramos que hubiesen casi por igual miembros de las dos organizaciones mayoritarias en el pasado: Montoneros y Partido Revolucionario de los Trabajadores. El celo a la hora de elegir se entronca con las subculturas que emergieron de las organizaciones. Otro aspecto observado es la cuestión de género, mujeres y hombres, equitativamente incorporados, se constituyeron en narradores.2 En la ciudad mediterránea hubo alrededor de dos mil detenidos por causas políticas a partir de la dictadura que iniciara Jorge Rafael Videla. La curiosidad social es acicateada por el número exiguo de ex-represaliados que constituyen la comisión de presos políticos, que entre otras tareas peticiona ante las autoridades solicitando reivindicaciones a raíz de su condición de ex detenidos, organizan eventos sociales y políticos, gestionan los ex centros de detención convertidos en "museos de la memoria", impulsan los juicios contra los ex represores, editan publicaciones. Concurrimos a las reuniones semanales, a asados, "locreadas"; empleamos en las investigaciones la observación participante. La participación se dio en eventos, en compartir ruedas de mate en la casa de los entrevistados, íntimas ruedas de café, por un fenómeno de indexicalidad en relación con el discurso ideológico pudimos avanzar en la profundidad de la conversación. Además, de las entrevistas en profundidad, analizamos material periodístico y material escrito por los detenidos; cuando la emoción del entrevistado dificultaba la conversación, en algunos casos nos remitieron a elaboraciones suyas sobre la situación planteada.. Nos favoreció, en el trabajo, el hecho de haber participado en la vida política, y el tener familiares que lucharon junto a los ex-represaliados. A pesar de ello no fue fácil llegar a subjetividades que hacía largo tiempo se hallaban abroqueladas. Mead e Erving Goffman nos acompañaron en el camino de reconocimiento de los selfs en la dramaturgia montada en el local de Luz y Fuerza