29 resultados para Racionalismo.
Resumo:
El concepto de misericordia divina ha pasado por diversos estadios en su evolución, pero las concepciones de la religión cristiana y de la religión pagana no siempre se oponen. En este artículo se examinan las fuentes filosóficas (Aristóteles, filosofía helenística), literarias (Sófocles, Homero) y epigráficas, hallándose significados variados, a veces superpuestos temporalmente, y también el uso del concepto en las plegarias paganas y en las peticiones oficiales. Si bien el racionalismo estoico considera a la misericordia como incompatible con la sabiduría y la justicia, el cristiano Lactancio recupera el valor de las pasiones utilizadas apropiadamente, marcando un hito en la conversión de una emoción pagana en una virtud y un deber cristianos
Resumo:
En torno a 1912-1914, José Ortega y Gasset inicia una serie de reflexiones sobre las obras más recientes de Pío Baroja y Azorín, con el ánimo de llevar a cabo un análisis del proceso de regeneración de España. Las obras de Baroja y Azorín muestran, a los ojos de Ortega, dos modos distintos pero complementarios de entender España, de enfrentarse al problema patriótico y de afrontar el proceso de modernización del país, que, tal como intuye el filósofo madrileño, ha de llevarse a cabo a través de una renovación cultural. Esa perspectiva analítica va a derivar pronto en el pensador madrileño en una reflexión sobre la teoría de la novela como género literario, a partir de los textos de los dos escritores, como modo de enunciar a través de la evolución del género novelesco la evolución y crisis del racionalismo moderno. Así, la reflexión teórica orteguiana sobre la naturaleza de la novela, desde un punto de vista diacrónico en Meditaciones del Quijote (1914) y desde un punto de vista sincrónico en Ideas sobre la novela (1925), apunta a una doble finalidad, a partir de la reflexión estética: a la visión de la crisis de la razón racionalista y el surgimiento de una nueva razón vital; al problema de cómo enfrentar el proceso de modernización de España en los primeros años del siglo XX. En consecuencia, el debate estético que llevarán a cabo Baroja y Azorín a partir de las reflexiones orteguianas, que estallará en el enfrentamiento entre Baroja y Ortega a la altura de 1924-1925, encubre un debate ideológico del que el otro no es mera cobertura, sino elemento sustancial (el hombre es entendido por Ortega como un "ser de cultura", mientras que Baroja lo concibe como "ser de raza"), y que se ubica en la reflexión central de la vanguardia dentro de la modernidad.
Resumo:
En textos críticos de Eduardo Subirats publicados en las décadas del 80 y 90 (Figuras de la conciencia desdichada, Metamorfosis de la cultura moderna, Después de la lluvia, América o la memoria histórica y El continente vacío, la enunciación dramática delinea la figura de un ensayista cuya marginalidad (y soledad) se revela la condición necesaria para ejercer el trabajo crítico. Esa imagen del ensayista corresponde a su concepción de lo que debe ser el papel del intelectual. A partir de esa identificación construida en la instancia enunciativa, Subirats se inserta en la tradición del ensayismo español y polemiza con las generaciones del 98, del 14, del medio siglo y con sus contemporáneos. El "tema de España", concebido como producción discursiva, constituye el relato desde el cual Subirats reconoce la legitimidad del ensayo como discurso del saber ejercido por la conciencia crítica y autónoma del intelectual. En el contexto del pensamiento de Subirats, asumir el ensayo significa cuestionar el sujeto construido por el racionalismo moderno que negó lo empírico, lo individual, do histórico y lo biográfico, con lo cual termina reafirmando su inserción en la tradición ibérica (Unamuno, Ferrater Mora, Lourenço) que defendió la validez del ensayo como "forma de pensar".
Resumo:
Fil: Alí Jafella, Sara Jimy. Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación; Argentina.
Resumo:
El concepto de misericordia divina ha pasado por diversos estadios en su evolución, pero las concepciones de la religión cristiana y de la religión pagana no siempre se oponen. En este artículo se examinan las fuentes filosóficas (Aristóteles, filosofía helenística), literarias (Sófocles, Homero) y epigráficas, hallándose significados variados, a veces superpuestos temporalmente, y también el uso del concepto en las plegarias paganas y en las peticiones oficiales. Si bien el racionalismo estoico considera a la misericordia como incompatible con la sabiduría y la justicia, el cristiano Lactancio recupera el valor de las pasiones utilizadas apropiadamente, marcando un hito en la conversión de una emoción pagana en una virtud y un deber cristianos
Resumo:
En torno a 1912-1914, José Ortega y Gasset inicia una serie de reflexiones sobre las obras más recientes de Pío Baroja y Azorín, con el ánimo de llevar a cabo un análisis del proceso de regeneración de España. Las obras de Baroja y Azorín muestran, a los ojos de Ortega, dos modos distintos pero complementarios de entender España, de enfrentarse al problema patriótico y de afrontar el proceso de modernización del país, que, tal como intuye el filósofo madrileño, ha de llevarse a cabo a través de una renovación cultural. Esa perspectiva analítica va a derivar pronto en el pensador madrileño en una reflexión sobre la teoría de la novela como género literario, a partir de los textos de los dos escritores, como modo de enunciar a través de la evolución del género novelesco la evolución y crisis del racionalismo moderno. Así, la reflexión teórica orteguiana sobre la naturaleza de la novela, desde un punto de vista diacrónico en Meditaciones del Quijote (1914) y desde un punto de vista sincrónico en Ideas sobre la novela (1925), apunta a una doble finalidad, a partir de la reflexión estética: a la visión de la crisis de la razón racionalista y el surgimiento de una nueva razón vital; al problema de cómo enfrentar el proceso de modernización de España en los primeros años del siglo XX. En consecuencia, el debate estético que llevarán a cabo Baroja y Azorín a partir de las reflexiones orteguianas, que estallará en el enfrentamiento entre Baroja y Ortega a la altura de 1924-1925, encubre un debate ideológico del que el otro no es mera cobertura, sino elemento sustancial (el hombre es entendido por Ortega como un "ser de cultura", mientras que Baroja lo concibe como "ser de raza"), y que se ubica en la reflexión central de la vanguardia dentro de la modernidad.
Resumo:
En textos críticos de Eduardo Subirats publicados en las décadas del 80 y 90 (Figuras de la conciencia desdichada, Metamorfosis de la cultura moderna, Después de la lluvia, América o la memoria histórica y El continente vacío, la enunciación dramática delinea la figura de un ensayista cuya marginalidad (y soledad) se revela la condición necesaria para ejercer el trabajo crítico. Esa imagen del ensayista corresponde a su concepción de lo que debe ser el papel del intelectual. A partir de esa identificación construida en la instancia enunciativa, Subirats se inserta en la tradición del ensayismo español y polemiza con las generaciones del 98, del 14, del medio siglo y con sus contemporáneos. El "tema de España", concebido como producción discursiva, constituye el relato desde el cual Subirats reconoce la legitimidad del ensayo como discurso del saber ejercido por la conciencia crítica y autónoma del intelectual. En el contexto del pensamiento de Subirats, asumir el ensayo significa cuestionar el sujeto construido por el racionalismo moderno que negó lo empírico, lo individual, do histórico y lo biográfico, con lo cual termina reafirmando su inserción en la tradición ibérica (Unamuno, Ferrater Mora, Lourenço) que defendió la validez del ensayo como "forma de pensar".
Resumo:
Nuestra exposición parte de la siguiente hipótesis: el barroco mantiene una relación particular con el tiempo que configura dimensiones de posibilidad y modos de producción específicos. Esta relación particular - que intentaremos asir a la manera de un "tiempo barroco"-, está marcada por los efectos del Racionalismo que, a la vez que deposita en el hombre la centralidad de su proyecto, también desplaza a los dioses de su cielo enfrentándolo a una fragilidad y una impotencia que no hacen sino confirmar la finitud que le es humana. El hombre, vuelto a un estado de criatura, pareciera no poder hacer con su tiempo más que la producción de una experiencia doliente. El hombre barroco llora su momento y dilata su tiempo presente con un sinfín de figuras como si quisiera de alguna manera nombrar, dibujar, el infinito que le falta. La producción alegórica recabada por Walter Benjamin en su Ursprung des deustchen Trauerspiels (1928), nos provee de pistas -la naturaleza, los cadáveres, las intrigas, los espectros, el Príncipe-, para esbozar la reconstrucción de este paisaje acechado por la desolación que trae consigo el racionalismo. En efecto, el tiempo se verá dislocado en la escena que la obra de Benjamin nos trae: la escatología ya no es más garantía de conocimiento de las cosas del mundo sino la fuerza propia de un momento de muerte que, al fin, produce un éxtasis último y redentor de todos los sufrimientos humanos. Las posibilidades para una producción cualitativa del tiempo, para la producción de otra experiencia, quedarán encerradas en esta suerte de espacio espiralado, donde las alegorías son los engranajes de un poder creativo capaz de producir una multiplicidad de desplazamientos simbólicos y reenvíos significantes ad infinitum aunque sin verdaderamente cambiar cosa alguna. Sin más, la catástrofe de las impotencias humanas deviene la fuerza y la visión del horizonte de nuestros posibles; una catástrofe ya incluida, que no puede dejar de tener lugar. Esta dilación de las posibilidades del 'cada vez' del tiempo presente, interpela, por la proximidad de sus desafíos, también nuestras dinámicas contemporáneas de aprovechamiento del tiempo
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Nuestra exposición parte de la siguiente hipótesis: el barroco mantiene una relación particular con el tiempo que configura dimensiones de posibilidad y modos de producción específicos. Esta relación particular - que intentaremos asir a la manera de un "tiempo barroco"-, está marcada por los efectos del Racionalismo que, a la vez que deposita en el hombre la centralidad de su proyecto, también desplaza a los dioses de su cielo enfrentándolo a una fragilidad y una impotencia que no hacen sino confirmar la finitud que le es humana. El hombre, vuelto a un estado de criatura, pareciera no poder hacer con su tiempo más que la producción de una experiencia doliente. El hombre barroco llora su momento y dilata su tiempo presente con un sinfín de figuras como si quisiera de alguna manera nombrar, dibujar, el infinito que le falta. La producción alegórica recabada por Walter Benjamin en su Ursprung des deustchen Trauerspiels (1928), nos provee de pistas -la naturaleza, los cadáveres, las intrigas, los espectros, el Príncipe-, para esbozar la reconstrucción de este paisaje acechado por la desolación que trae consigo el racionalismo. En efecto, el tiempo se verá dislocado en la escena que la obra de Benjamin nos trae: la escatología ya no es más garantía de conocimiento de las cosas del mundo sino la fuerza propia de un momento de muerte que, al fin, produce un éxtasis último y redentor de todos los sufrimientos humanos. Las posibilidades para una producción cualitativa del tiempo, para la producción de otra experiencia, quedarán encerradas en esta suerte de espacio espiralado, donde las alegorías son los engranajes de un poder creativo capaz de producir una multiplicidad de desplazamientos simbólicos y reenvíos significantes ad infinitum aunque sin verdaderamente cambiar cosa alguna. Sin más, la catástrofe de las impotencias humanas deviene la fuerza y la visión del horizonte de nuestros posibles; una catástrofe ya incluida, que no puede dejar de tener lugar. Esta dilación de las posibilidades del 'cada vez' del tiempo presente, interpela, por la proximidad de sus desafíos, también nuestras dinámicas contemporáneas de aprovechamiento del tiempo
Resumo:
Nuestra exposición parte de la siguiente hipótesis: el barroco mantiene una relación particular con el tiempo que configura dimensiones de posibilidad y modos de producción específicos. Esta relación particular - que intentaremos asir a la manera de un "tiempo barroco"-, está marcada por los efectos del Racionalismo que, a la vez que deposita en el hombre la centralidad de su proyecto, también desplaza a los dioses de su cielo enfrentándolo a una fragilidad y una impotencia que no hacen sino confirmar la finitud que le es humana. El hombre, vuelto a un estado de criatura, pareciera no poder hacer con su tiempo más que la producción de una experiencia doliente. El hombre barroco llora su momento y dilata su tiempo presente con un sinfín de figuras como si quisiera de alguna manera nombrar, dibujar, el infinito que le falta. La producción alegórica recabada por Walter Benjamin en su Ursprung des deustchen Trauerspiels (1928), nos provee de pistas -la naturaleza, los cadáveres, las intrigas, los espectros, el Príncipe-, para esbozar la reconstrucción de este paisaje acechado por la desolación que trae consigo el racionalismo. En efecto, el tiempo se verá dislocado en la escena que la obra de Benjamin nos trae: la escatología ya no es más garantía de conocimiento de las cosas del mundo sino la fuerza propia de un momento de muerte que, al fin, produce un éxtasis último y redentor de todos los sufrimientos humanos. Las posibilidades para una producción cualitativa del tiempo, para la producción de otra experiencia, quedarán encerradas en esta suerte de espacio espiralado, donde las alegorías son los engranajes de un poder creativo capaz de producir una multiplicidad de desplazamientos simbólicos y reenvíos significantes ad infinitum aunque sin verdaderamente cambiar cosa alguna. Sin más, la catástrofe de las impotencias humanas deviene la fuerza y la visión del horizonte de nuestros posibles; una catástrofe ya incluida, que no puede dejar de tener lugar. Esta dilación de las posibilidades del 'cada vez' del tiempo presente, interpela, por la proximidad de sus desafíos, también nuestras dinámicas contemporáneas de aprovechamiento del tiempo