27 resultados para O Banquete
Resumo:
Fil: Buisel, María Delia. Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación; Argentina.
Resumo:
A mediados del siglo II, cuando se supone que se encontraba en la mitad de su producción literaria y ya dominaba los muy variados recursos de su crítica cultural, Luciano de Samósata escribe su propia versión de El Banquete, que significativamente lleva por título completo El Banquete o los Lapitas. La finalidad del artículo es analizar la estética luciánica para desarrollar un pastiche de los clichés de banquete, a través de la cual critica a todas las formas de la intelectualidad de su tiempo: a filósofos de todos los linajes, rétores, gramáticos, poetas. Los resultados deparan algunas sorpresas: como todo texto luciánico, su Banquete también interpela a su futuro, es decir, a nuestro presente.
Resumo:
En el Banquete Platón pone en práctica como en ningún otro diálogo un tipo de escritura proléptica, en el sentido de que cada encomio contiene anticipos fragmentarios de tópicos que, a través de un sutil juego de rectificación y complementación, serán retomados en los discursos posteriores. Esta escritura proléptica entronca con la lectura perspectivista del diálogo, ya que cada posición discursiva no se hace sola sino en el contrapunto dialógico-filósofico que mantiene con la asumida por los otros oradores, contrapunto cuyo despliegue permite dar cuenta de las infinitas armonías invisibles que subyacen en el texto. De los múltiples contrapuntos dialógico-filosóficos que pueden trazarse en el Banquete, en este trabajo me interesa limitarme a los pueden advertirse entre los discursos de Erixímaco, Aristófanes y Sócrates-Diotima, a fin de destacar en qué medida los dos primeros discursos operan, desde distintos marcos conceptuales, como un antecedente del tercero en lo que respecta a la función mediadora del Eros
Resumo:
La posición intermedia del éros en el Banquete organiza los dos polos de la relación erótica (amante-amado) en función de la falta que moviliza al amante (erastés). El filósofo interroga en virtud de su deseo por alcanzar la sabiduría (philosohía), aquel otro polo ocupado por el objeto de deseo (erómenos): la idea de Belleza. En el marco del discurso que Sócrates pone en boca de Diotima aparece un amante anónimo (tis) que también interroga sobre el éros (204d, 204e). En nuestro trabajo nos ocupamos de analizar el rol del amante anónimo en el discurso de Sócrates-Diotima
Resumo:
El encomio del trágico Agatón es un intermedio musical, una canción que detiene la avanzada conceptual del Banquete, pero con gravísimo poder proléptico. Se recupera todo lo dicho hasta allí, pero tergiversado por su enfoque de marcada impronta gorgiana. Cada comensal conlleva la concepción compuesta Amor-Belleza, donde todo amor es amor de cierta belleza. Distinguiendo el éros presentado por Agatón (erótica narcisista) intentaremos mostrar qué tipo de belleza nos presenta este comensal, y cuál es la poesía que le corresponde. Entonces se dará un agón paratextual, una referencia al gran combate que Platón sostuvo toda su vida: el conflicto entre filosofía y poesía. Mostraremos que Agatón, a la vez Narciso, poeta mimético, inspirado, poseso y cosmético, es la imagen del poeta que el filósofo ateniense detesta, que, como paradigma construido para este diálogo, tiene todos los defectos criticados a lo largo de la obra platónica y sirve para tematizar este enfrentamiento
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En el Banquete Platón pone en práctica como en ningún otro diálogo un tipo de escritura proléptica, en el sentido de que cada encomio contiene anticipos fragmentarios de tópicos que, a través de un sutil juego de rectificación y complementación, serán retomados en los discursos posteriores. Esta escritura proléptica entronca con la lectura perspectivista del diálogo, ya que cada posición discursiva no se hace sola sino en el contrapunto dialógico-filósofico que mantiene con la asumida por los otros oradores, contrapunto cuyo despliegue permite dar cuenta de las infinitas armonías invisibles que subyacen en el texto. De los múltiples contrapuntos dialógico-filosóficos que pueden trazarse en el Banquete, en este trabajo me interesa limitarme a los pueden advertirse entre los discursos de Erixímaco, Aristófanes y Sócrates-Diotima, a fin de destacar en qué medida los dos primeros discursos operan, desde distintos marcos conceptuales, como un antecedente del tercero en lo que respecta a la función mediadora del Eros
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La posición intermedia del éros en el Banquete organiza los dos polos de la relación erótica (amante-amado) en función de la falta que moviliza al amante (erastés). El filósofo interroga en virtud de su deseo por alcanzar la sabiduría (philosohía), aquel otro polo ocupado por el objeto de deseo (erómenos): la idea de Belleza. En el marco del discurso que Sócrates pone en boca de Diotima aparece un amante anónimo (tis) que también interroga sobre el éros (204d, 204e). En nuestro trabajo nos ocupamos de analizar el rol del amante anónimo en el discurso de Sócrates-Diotima
Resumo:
El encomio del trágico Agatón es un intermedio musical, una canción que detiene la avanzada conceptual del Banquete, pero con gravísimo poder proléptico. Se recupera todo lo dicho hasta allí, pero tergiversado por su enfoque de marcada impronta gorgiana. Cada comensal conlleva la concepción compuesta Amor-Belleza, donde todo amor es amor de cierta belleza. Distinguiendo el éros presentado por Agatón (erótica narcisista) intentaremos mostrar qué tipo de belleza nos presenta este comensal, y cuál es la poesía que le corresponde. Entonces se dará un agón paratextual, una referencia al gran combate que Platón sostuvo toda su vida: el conflicto entre filosofía y poesía. Mostraremos que Agatón, a la vez Narciso, poeta mimético, inspirado, poseso y cosmético, es la imagen del poeta que el filósofo ateniense detesta, que, como paradigma construido para este diálogo, tiene todos los defectos criticados a lo largo de la obra platónica y sirve para tematizar este enfrentamiento
Resumo:
En el Banquete Platón pone en práctica como en ningún otro diálogo un tipo de escritura proléptica, en el sentido de que cada encomio contiene anticipos fragmentarios de tópicos que, a través de un sutil juego de rectificación y complementación, serán retomados en los discursos posteriores. Esta escritura proléptica entronca con la lectura perspectivista del diálogo, ya que cada posición discursiva no se hace sola sino en el contrapunto dialógico-filósofico que mantiene con la asumida por los otros oradores, contrapunto cuyo despliegue permite dar cuenta de las infinitas armonías invisibles que subyacen en el texto. De los múltiples contrapuntos dialógico-filosóficos que pueden trazarse en el Banquete, en este trabajo me interesa limitarme a los pueden advertirse entre los discursos de Erixímaco, Aristófanes y Sócrates-Diotima, a fin de destacar en qué medida los dos primeros discursos operan, desde distintos marcos conceptuales, como un antecedente del tercero en lo que respecta a la función mediadora del Eros
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La posición intermedia del éros en el Banquete organiza los dos polos de la relación erótica (amante-amado) en función de la falta que moviliza al amante (erastés). El filósofo interroga en virtud de su deseo por alcanzar la sabiduría (philosohía), aquel otro polo ocupado por el objeto de deseo (erómenos): la idea de Belleza. En el marco del discurso que Sócrates pone en boca de Diotima aparece un amante anónimo (tis) que también interroga sobre el éros (204d, 204e). En nuestro trabajo nos ocupamos de analizar el rol del amante anónimo en el discurso de Sócrates-Diotima
Resumo:
El encomio del trágico Agatón es un intermedio musical, una canción que detiene la avanzada conceptual del Banquete, pero con gravísimo poder proléptico. Se recupera todo lo dicho hasta allí, pero tergiversado por su enfoque de marcada impronta gorgiana. Cada comensal conlleva la concepción compuesta Amor-Belleza, donde todo amor es amor de cierta belleza. Distinguiendo el éros presentado por Agatón (erótica narcisista) intentaremos mostrar qué tipo de belleza nos presenta este comensal, y cuál es la poesía que le corresponde. Entonces se dará un agón paratextual, una referencia al gran combate que Platón sostuvo toda su vida: el conflicto entre filosofía y poesía. Mostraremos que Agatón, a la vez Narciso, poeta mimético, inspirado, poseso y cosmético, es la imagen del poeta que el filósofo ateniense detesta, que, como paradigma construido para este diálogo, tiene todos los defectos criticados a lo largo de la obra platónica y sirve para tematizar este enfrentamiento