229 resultados para Aristóteles, Comentaris
Resumo:
El concepto de misericordia divina ha pasado por diversos estadios en su evolución, pero las concepciones de la religión cristiana y de la religión pagana no siempre se oponen. En este artÃculo se examinan las fuentes filosóficas (Aristóteles, filosofÃa helenÃstica), literarias (Sófocles, Homero) y epigráficas, hallándose significados variados, a veces superpuestos temporalmente, y también el uso del concepto en las plegarias paganas y en las peticiones oficiales. Si bien el racionalismo estoico considera a la misericordia como incompatible con la sabidurÃa y la justicia, el cristiano Lactancio recupera el valor de las pasiones utilizadas apropiadamente, marcando un hito en la conversión de una emoción pagana en una virtud y un deber cristianos
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En el fragmento 5 del Protréptico, Aristóteles describe la filosofÃa como un tipo de investigación cuyo objetivo es la adquisición de la sabidurÃa, esto es, de la phrónesis. Paralelamente, en el segundo libro de la MetafÃsica, al hablar sobre la facilidad o dificultad de la investigación sobre la verdad, Aristóteles menciona el valor del aporte de sus predecesores. AllÃ, Aristóteles enfatiza que aun aquellos que han estudiado superficialmente la naturaleza de las cosas han hecho una contribución en esa búsqueda (II 1, 993b, 11-15). La lectura de este libro de la MetafÃsica a la luz de los fragmentos del Protréptico nos induce a pensar que Aristóteles concibe la filosofÃa como un quehacer cooperativo en el cual participa, de alguna manera, toda la tradición filosófica. Dado esto, el objetivo de este trabajo es indagar esta concepción de la filosofÃa, centrándonos principalmente en los fragmentos citados del Protréptico y el segundo libro de la MetafÃsica
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La noción aristotélica de elección (proaÃresis) desde hace algunos años viene siendo objeto del interés de los estudiosos. En 1963 Pierre Aubenque sostuvo la tesis de que, en realidad, en Etica Nicomaquea habrÃa dos proairéseis distintas: la primera, más platónica, serÃa aquélla que interviene en la definición de virtud como héxis proairetiké, y tendrÃa que ver con la condición intencional de estas disposiciones; la segunda, genuinamente aristotélica, aparecerÃa exclusivamente en Etica Nicomaquea Ô y tendrÃa que ver con una elección de los medios que sigue a la deliberación. El propósito del presente trabajo es someter esta interpretación a un examen crÃtico, y, en relación a la consigna propuesta por este Coloquio, reflexionar si es legÃtimo sospechar en la proaÃresis aristotélica algún tipo de influencia del espÃritu agonal propio del êthos griego
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Tabla de contenidos: El inmoralismo de la moral kantiana / MarÃa Julia Bertomeu. Consideraciones acerca del modelo del silogismo dialéctico aristotélico / Graciela Marta Chichi. Criterios sobre el kitsch como categorÃa y manifestación artÃsticas / Julio César Moran. Lógica, actividad y pragmática / Francisco Samuel Naishtat. Parte abstracta o momento de unidad / Graciela Romano. Los sentidos de la palabra verdad / Carlos Garay. On the way of conversation / J.L. Speranza.
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¿Qué ontologÃa es más conveniente al psicoanálisis lacaniano? La razón de mi pregunta tiene que ver con un diagnóstico compartido entre varios colegas sobre la situación actual del psicoanálisis lacaniano. Para decirlo sencillamente, ese diagnóstico establece que los desarrollos formales de Lacan en torno al concepto de sujeto se han ido perdiendo en el lacanismo a consecuencia de haberse plegado a los términos clásicos de la metafÃsica. O, para decirlo aún más sencillamente, el concepto de sujeto de Lacan terminó por confundirse con la idea de individuo. ¿Por qué sucede esta cesura si, precisamente, Lacan se ocupó todo el tiempo de diferenciarlos? Conforme con ciertos desarrollos de la ciencia contemporánea, diremos que existe en Occidente una orientación hacia la substancialización de toda idea o concepto, a suponer para todo ente la presencia de una substancia material que da cuenta de su existencia en el mundo. La hipótesis que sostendré, entonces, y que intentará explicar dicha orientación reza de la siguiente manera: la ontologÃa clásica (desde Aristóteles hasta avanzado el siglo XX) ha sidopensada y conceptualizada de tal forma que, en general, la ciencia devino con una fuerte orientación hacia el pensamiento substancial. ¿Por qué plantear el problema de la ontologÃa? Porque considero que el psicoanálisis lacaniano, si pretende ser fiel a la novedad fundada por Lacan en torno al concepto de sujeto, hoy más que nunca debe repensar la ontologÃa sobre la cual funcionan sus conceptos fundamentales. Por ejemplo, toda la potencialidad de lasubversión llevada a cabo por Lacan en torno al concepto de sujeto se verÃa reducida si su formalización se efectuara a partir de la ontologÃa clásica. Porque la ontologÃa clásica supone, entre otras consecuencias formales, las ideas de identidad y de profundidad (tridimensionalidad). Una orientación de pensamiento contraria a la que Lacan propuso para pensar su concepto de sujeto. Koyré sostuvo que nuestro sentido común es medieval, yo agregarÃa que nuestro sentido común supone formalmente una ontologÃa clásica, es decir, euclidiana, aristotélica y substancialista. En lo relativo a la configuración de esta ontologÃa clásica, euclidiana, que hace sentido común, no sólo juega un papel la consolidación del verbo ser como cópula en la estructura de las lenguas indoeuropeas sino que también incide el sistema nominativo acusativo. La estructura gramatical de las lenguas indoeuropeas establece a través de los universales cierta relación, quizá de semejanza, entre los verbos ser y estar. Serna Arango (2007) dice que este paso también es clave en la consolidación de la ontologÃa euclidiana, y que podrÃamos remontar ese paso a través del estudio de tres maniobras acontecidas en la historia de Occidente. La primera fue a través del enunciado atributivo que tuvo lugar con la función sintáctica del verbo ser como cópula. La segunda, cuando Aristóteles postuló la relación del ser con la substancia, cuando en su metafÃsica preguntaba qué era el ente. Y esa pregunta equivalÃa a qué es la substancia. No ha sido una casualidad que el concepto de ousÃa derivara hacia el concepto de ser hasta homologarse. Benveniste, en CategorÃas del pensamiento y categorÃas de la lengua (1999), hace mención a que, sin duda, fue desde una reflexión filosófica sobre el ser de donde surgió el sustantivo abstracto derivado del ser. Ello es lo que hemos visto crearse en el curso de la historia, sostiene Benveniste, primero en el pitagorismo dorio y en Platón y después con Aristóteles. La tercera maniobra también alude a Aristóteles, a cuando este definió ousÃa como hipokeimenon, es decir, ousÃa como sujeto, como substrato último de toda cualidad y como género. En la MetafÃsica, Aristóteles expone que la 'substancia se dice en dos sentidos: el sujeto último, que ya no se predica de otro y lo que, siendo algo determinado, también es separable' (Aristóteles, 2007:248)
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Mi investigación se orienta a mostrar de qué manera la noción de mÃmesis trágica de Aristóteles podrÃa enmarcarse en una lectura que despliegue su dimensión ética y polÃtica, atendiendo a su estrecha relación con la práxis y el lógos, más allá de los 'silencios' de la Poética al respecto. En tal sentido, afirmo que esta obra, dedicada a la mÃmesis trágica, no sólo es un tratado sobre la poética, en términos técnicos, sino también una 'puerta abierta' hacia una problemática ético-polÃtica más amplia, derivada de la propia situación histórica en la que se ubica el estagirita y signada por una crisis particular del hombre y lo polÃtico. Mi interpretación es que el énfasis aristotélico por la generación de 'buenas tragedias', y el tono normativo que, en general, tienen sus consideraciones sobre la poética, podrÃan ser leÃdos como la búsqueda de una vÃa de resolución de dicha crisis. AsÃ, la mÃmesis trágica posibilitarÃa, por un lado, la conformación de una comunidad polÃtica gracias al espectáculo, a la manera de 'poner ante los ojos' complejas cuestiones morales y polÃticas y, por otro, la ejercitación de la prudencia y la deliberación como principales herramientas prácticas para la vida en la pólis. De esta manera, podrÃa verse en la mÃmesis trágica un aporte que, desde el ámbito del arte, permitirÃa reflexionar en torno a la fragilidad de la acción, en sus dimensiones tanto éticas como polÃticas. En el contexto contemporáneo, signado por una crisis del hombre y de la experiencia del mundo, la mÃmesis vuelve a aparecer en las más variadas discusiones. Autores como Walter Benjamin, Paul Ricoeur, Hannah Arendt, Philippe Lacoue-Labarthe, entre otros, recurren a la noción de mÃmesis, desde distintas perspectivas teóricas, para revisar los problemas que plantean la acción humana y su representación. En las conclusiones, me refiero en particular a la reapropiación de Arendt y Ricoeur, por considerar que en sus lecturas explotan los ?silencios? de Aristóteles y, al hacerlo, dan un nuevo sentido ético y polÃtico a la mÃmesis
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La tragedia ha sido el modo en el que Georg Simmel formulaba su diagnóstico sobre la modernidad que estallaba en las ciudades en crecimiento de principios del siglo XX. La forma trágica de la culturamoderna será interrogada en este trabajo en relación a composiciones clásicas sobre la tragedia, como la de Aristóteles, Hegel y Lukacs. La repetida contraposición entre una forma dialéctica del pensamiento y una forma trágica asume ciertos presupuestos sobre la tragedia que oscurecen las especificidades de cada pensamiento que encuentra su lugar en la forma trágica. Es por eso que el objetivo será delinear las particularidades de esta forma en su uso simmeliano para, en última instancia, aproximarnos a la relación conflictiva entre vida y forma y pensar sus distancias y proximidades con ese uso de la tragedia que el autor despliega para pensar su realidad histórica. En última instancia se trata de encontrar los modos de la contradicción a lo largo del pensamiento de Georg Simmel
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Este trabajo pretende ser una aproximación al pensamiento de H. Arendt desde la perspectiva del interés de la autora por el problema del juicio. Para ello nos concentraremos en la peculiar interpretación que Arendt realizó de la CrÃtica de la facultad de juzgar de Kant, texto del cual la filósofa se apropió para reflexionar sobre la polÃtica y no sobre la estética. A partir de dicho análisis mostraremos que tal interpretación presenta varias dificultades, que encuentran uno de sus principales puntos de origen en el inusual tránsito arendtiano de Aristóteles hacia Kant para el desarrollo de sus consideraciones polÃticas. En ese sentido, señalaremos las posibles razones del mencionado tránsito y trataremos de proponer una vÃa de conciliación a través de una contextualización apropiada del pensamiento de Aristóteles que nos permita reconectarlo con los intereses de la filosofÃa polÃtica de Arendt
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El Didaskalikós de Alcinoo es una exposición didáctica de las principales doctrinas de Platón escrita en el siglo II d.C. La interpretación del pensamiento platónico que expone el 'manual', sin embargo, contiene una amalgama de elementos de los diálogos del ateniense junto con otros de procedencia aristotélica e incluso estoica. En nuestro escrito analizamos, pues, la concepción de ousÃa propia del tratado y examinamos la transformación que el autor produce de nociones platónicas y de Aristóteles para arribar a una exégesis de Platón medianamente sistemática e innovadora para su tiempo
Sobre el argumento del érgon o sobre por qué la naturaleza no es un factor determinante del éthos
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El presente trabajo tiene como objeto reevaluar el rol que desempeña el argumento del érgon en la EN, el cual ha sido largamente utilizado como elemento favorable a una lectura determinista de la virtud en Aristóteles. En esta lectura decir que toda naturaleza tiene una función que le es propia equivale a decir que por naturaleza aquello está llamado a cumplir necesariamente con esa función. La naturaleza entonces es entendida a la vez como condición necesaria y suficiente para llevar a cabo una función especÃfica. En lo que sigue procuraremos mostrar que esta lectura es errónea, ya que la disposición natural, si bien es condición necesaria no es a la vez condición suficiente para llevar a cabo una función. Para ello partiremos de una elucidación de dos sentidos de naturaleza en FÃsica II y reconstruiremos el argumento del érgon a la luz de estos nuevos elementos
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Este trabajo se propone estudiar las caracterÃsticas de los paralogismos de composición y división (Retórica II 24.II, 1401a), de la consecuencia (Retórica II 24.VI, 1401b20-30) y de la causa aparente (Retórica II 24.VII, 1401b30-34), de modo de analizar si EurÃpides los utiliza en el agón de Andrómaca de los versos 577 a 746
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Los griegos utilizaban términos como EmpeirÃa, Tëkhne, SophÃa, para designar capacidades de las personas y su competencia. Aristóteles, señalaba que el hombre resolvÃa su estar en el mundo de tres maneras, la actividad Teórica, la Práctica y la Productiva (poiética). Las competencias, como capacidad para hacer las cosas, se ubican en el orden de las actividades que los griegos llamaban Poiética, que comprende lo técnico-productivo y la creación. La competencia en tanto quehacer, se expresa en términos como elaborar, producir, preparar, demostrar, etc. En este sentido la competencia es un comportamiento, por ejemplo golpear la pelota y hacer un gol desde una determinada distancia, serÃa una competencia, por lo mismo no constituye competencia, el conocer la distancia desde donde hacer un gol ni la forma en que debe golpearse la pelota, ya que en el primero hay una obra producida y no en el segundo, una cosa es el conocer o valorar algo y otra el hacer o producir algo. Las competencias consisten en hacer cosas, no en conocerlas ni en las actitudes que se tengan para hacerlas, pero el conocimiento y las actitudes son factores indispensables para lograr la competencia. Barriga Hernandez (2007) (1) Al conjunto organizado de procedimientos para hacer algo por parte de un sujeto, constituye lo que se llama saber procedimental o saber técnico. El valor de la competencia se encuentra en la obra o artefacto producido. El ideal de los griegos en sus primeros momentos, fue el logro del Areté (capacidad de hacer algo en toda dirección de la actividad humana).