229 resultados para Aristóteles, Comentaris
Resumo:
La tragedia ha sido el modo en el que Georg Simmel formulaba su diagnóstico sobre la modernidad que estallaba en las ciudades en crecimiento de principios del siglo XX. La forma trágica de la culturamoderna será interrogada en este trabajo en relación a composiciones clásicas sobre la tragedia, como la de Aristóteles, Hegel y Lukacs. La repetida contraposición entre una forma dialéctica del pensamiento y una forma trágica asume ciertos presupuestos sobre la tragedia que oscurecen las especificidades de cada pensamiento que encuentra su lugar en la forma trágica. Es por eso que el objetivo será delinear las particularidades de esta forma en su uso simmeliano para, en última instancia, aproximarnos a la relación conflictiva entre vida y forma y pensar sus distancias y proximidades con ese uso de la tragedia que el autor despliega para pensar su realidad histórica. En última instancia se trata de encontrar los modos de la contradicción a lo largo del pensamiento de Georg Simmel
Sobre el argumento del érgon o sobre por qué la naturaleza no es un factor determinante del éthos
Resumo:
El presente trabajo tiene como objeto reevaluar el rol que desempeña el argumento del érgon en la EN, el cual ha sido largamente utilizado como elemento favorable a una lectura determinista de la virtud en Aristóteles. En esta lectura decir que toda naturaleza tiene una función que le es propia equivale a decir que por naturaleza aquello está llamado a cumplir necesariamente con esa función. La naturaleza entonces es entendida a la vez como condición necesaria y suficiente para llevar a cabo una función especÃfica. En lo que sigue procuraremos mostrar que esta lectura es errónea, ya que la disposición natural, si bien es condición necesaria no es a la vez condición suficiente para llevar a cabo una función. Para ello partiremos de una elucidación de dos sentidos de naturaleza en FÃsica II y reconstruiremos el argumento del érgon a la luz de estos nuevos elementos
Resumo:
Los griegos utilizaban términos como EmpeirÃa, Tëkhne, SophÃa, para designar capacidades de las personas y su competencia. Aristóteles, señalaba que el hombre resolvÃa su estar en el mundo de tres maneras, la actividad Teórica, la Práctica y la Productiva (poiética). Las competencias, como capacidad para hacer las cosas, se ubican en el orden de las actividades que los griegos llamaban Poiética, que comprende lo técnico-productivo y la creación. La competencia en tanto quehacer, se expresa en términos como elaborar, producir, preparar, demostrar, etc. En este sentido la competencia es un comportamiento, por ejemplo golpear la pelota y hacer un gol desde una determinada distancia, serÃa una competencia, por lo mismo no constituye competencia, el conocer la distancia desde donde hacer un gol ni la forma en que debe golpearse la pelota, ya que en el primero hay una obra producida y no en el segundo, una cosa es el conocer o valorar algo y otra el hacer o producir algo. Las competencias consisten en hacer cosas, no en conocerlas ni en las actitudes que se tengan para hacerlas, pero el conocimiento y las actitudes son factores indispensables para lograr la competencia. Barriga Hernandez (2007) (1) Al conjunto organizado de procedimientos para hacer algo por parte de un sujeto, constituye lo que se llama saber procedimental o saber técnico. El valor de la competencia se encuentra en la obra o artefacto producido. El ideal de los griegos en sus primeros momentos, fue el logro del Areté (capacidad de hacer algo en toda dirección de la actividad humana).
Resumo:
En el fragmento 5 del Protréptico, Aristóteles describe la filosofÃa como un tipo de investigación cuyo objetivo es la adquisición de la sabidurÃa, esto es, de la phrónesis. Paralelamente, en el segundo libro de la MetafÃsica, al hablar sobre la facilidad o dificultad de la investigación sobre la verdad, Aristóteles menciona el valor del aporte de sus predecesores. AllÃ, Aristóteles enfatiza que aun aquellos que han estudiado superficialmente la naturaleza de las cosas han hecho una contribución en esa búsqueda (II 1, 993b, 11-15). La lectura de este libro de la MetafÃsica a la luz de los fragmentos del Protréptico nos induce a pensar que Aristóteles concibe la filosofÃa como un quehacer cooperativo en el cual participa, de alguna manera, toda la tradición filosófica. Dado esto, el objetivo de este trabajo es indagar esta concepción de la filosofÃa, centrándonos principalmente en los fragmentos citados del Protréptico y el segundo libro de la MetafÃsica
Resumo:
La pobreza ha sido una cuestión vinculada a la justicia desde Platón a Thomas Pogge. El objetivo del presente texto es hacer hincapié en que Aristóteles establece que la pobreza es un mal en sà misma, fuente de conflictos sociales que -él piensa- una sociedad justa deberÃa evitar. Por una parte, el lado histórico de la teorÃa aristotélica de la pobreza plantea que la democracia paradigmática promueve alguna clase de bienestar. Por otra parte, la faceta utópica expone los pensamientos de Aristóteles acerca de una sociedad ideal donde el crecimiento de la clase media reduce la lucha entre ciudadanos ricos y pobres. Sucintamente, encuentro en la filosofÃa polÃtica clásica lo que denomino una "EconomÃa utópica del bienestar". Por lo tanto, me adhiero a aquellos que ven el origen de la teorÃa de los derechos humanos en Grecia Clásica
Resumo:
La noción aristotélica de elección (proaÃresis) desde hace algunos años viene siendo objeto del interés de los estudiosos. En 1963 Pierre Aubenque sostuvo la tesis de que, en realidad, en Etica Nicomaquea habrÃa dos proairéseis distintas: la primera, más platónica, serÃa aquélla que interviene en la definición de virtud como héxis proairetiké, y tendrÃa que ver con la condición intencional de estas disposiciones; la segunda, genuinamente aristotélica, aparecerÃa exclusivamente en Etica Nicomaquea Ô y tendrÃa que ver con una elección de los medios que sigue a la deliberación. El propósito del presente trabajo es someter esta interpretación a un examen crÃtico, y, en relación a la consigna propuesta por este Coloquio, reflexionar si es legÃtimo sospechar en la proaÃresis aristotélica algún tipo de influencia del espÃritu agonal propio del êthos griego
Resumo:
¿Qué ontologÃa es más conveniente al psicoanálisis lacaniano? La razón de mi pregunta tiene que ver con un diagnóstico compartido entre varios colegas sobre la situación actual del psicoanálisis lacaniano. Para decirlo sencillamente, ese diagnóstico establece que los desarrollos formales de Lacan en torno al concepto de sujeto se han ido perdiendo en el lacanismo a consecuencia de haberse plegado a los términos clásicos de la metafÃsica. O, para decirlo aún más sencillamente, el concepto de sujeto de Lacan terminó por confundirse con la idea de individuo. ¿Por qué sucede esta cesura si, precisamente, Lacan se ocupó todo el tiempo de diferenciarlos? Conforme con ciertos desarrollos de la ciencia contemporánea, diremos que existe en Occidente una orientación hacia la substancialización de toda idea o concepto, a suponer para todo ente la presencia de una substancia material que da cuenta de su existencia en el mundo. La hipótesis que sostendré, entonces, y que intentará explicar dicha orientación reza de la siguiente manera: la ontologÃa clásica (desde Aristóteles hasta avanzado el siglo XX) ha sidopensada y conceptualizada de tal forma que, en general, la ciencia devino con una fuerte orientación hacia el pensamiento substancial. ¿Por qué plantear el problema de la ontologÃa? Porque considero que el psicoanálisis lacaniano, si pretende ser fiel a la novedad fundada por Lacan en torno al concepto de sujeto, hoy más que nunca debe repensar la ontologÃa sobre la cual funcionan sus conceptos fundamentales. Por ejemplo, toda la potencialidad de lasubversión llevada a cabo por Lacan en torno al concepto de sujeto se verÃa reducida si su formalización se efectuara a partir de la ontologÃa clásica. Porque la ontologÃa clásica supone, entre otras consecuencias formales, las ideas de identidad y de profundidad (tridimensionalidad). Una orientación de pensamiento contraria a la que Lacan propuso para pensar su concepto de sujeto. Koyré sostuvo que nuestro sentido común es medieval, yo agregarÃa que nuestro sentido común supone formalmente una ontologÃa clásica, es decir, euclidiana, aristotélica y substancialista. En lo relativo a la configuración de esta ontologÃa clásica, euclidiana, que hace sentido común, no sólo juega un papel la consolidación del verbo ser como cópula en la estructura de las lenguas indoeuropeas sino que también incide el sistema nominativo acusativo. La estructura gramatical de las lenguas indoeuropeas establece a través de los universales cierta relación, quizá de semejanza, entre los verbos ser y estar. Serna Arango (2007) dice que este paso también es clave en la consolidación de la ontologÃa euclidiana, y que podrÃamos remontar ese paso a través del estudio de tres maniobras acontecidas en la historia de Occidente. La primera fue a través del enunciado atributivo que tuvo lugar con la función sintáctica del verbo ser como cópula. La segunda, cuando Aristóteles postuló la relación del ser con la substancia, cuando en su metafÃsica preguntaba qué era el ente. Y esa pregunta equivalÃa a qué es la substancia. No ha sido una casualidad que el concepto de ousÃa derivara hacia el concepto de ser hasta homologarse. Benveniste, en CategorÃas del pensamiento y categorÃas de la lengua (1999), hace mención a que, sin duda, fue desde una reflexión filosófica sobre el ser de donde surgió el sustantivo abstracto derivado del ser. Ello es lo que hemos visto crearse en el curso de la historia, sostiene Benveniste, primero en el pitagorismo dorio y en Platón y después con Aristóteles. La tercera maniobra también alude a Aristóteles, a cuando este definió ousÃa como hipokeimenon, es decir, ousÃa como sujeto, como substrato último de toda cualidad y como género. En la MetafÃsica, Aristóteles expone que la 'substancia se dice en dos sentidos: el sujeto último, que ya no se predica de otro y lo que, siendo algo determinado, también es separable' (Aristóteles, 2007:248)
Resumo:
Referirse al Realismo literario es referirse tanto a una convicción artÃstica (resulta posible una representación auténtica de la realidad mediante el lenguaje) como a una convicción cientÃfica (la realidad se puede aprehender mediante la observación rigurosa de su ordenamiento según las leyes de causa y efecto). Si bien problematizar la relación del arte con la realidad se remonta al concepto de imitación postulado por Aristóteles, el Realismo concebido en el siglo XIX exploró la realidad a la luz del pensamiento racionalista-cientificista imperante en su tiempo y desde el cual desarrolló un sistema de representación propio, cimentado en la exposición de las correspondencias lógicas entre sujeto y contexto. El sujeto y sus acciones como emergentes de un medio, como efectos de un contexto que los causa. Frente a esto ubicamos el mecanismo narratológico de Juan Carlos Onetti, quien adoptó los recursos del Realismo para desmantelarlo y poner asà en cuestión su capacidad representativa de la realidad. Al descomponer la estructura del realismo, Onetti adopta una estrategia narrativa que revisa y deslÃe el canon en una negación literaria del orden racionalista sistémico decimonónico. En el interior de la envoltura retórica del realismo subyace una carencia que la producción onettiana desnudará al lector
Resumo:
Fil: Chichi, Graciela Marta. Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación; Argentina.
Resumo:
El presente trabajo aborda la controversia actual sobre la continuidad del concepto de "substancia primera" en el pensamiento aristotélico. La discusión tiene como eje a los tratados CategorÃas y MetafÃsica Z-H, puesto que en el primero Aristóteles sostiene que los individuos son las substancias primeras, mientras que en el segundo reserva dicho tÃtulo para la forma. Nuestra tesis es que ambos tratados no son incompatibles debido a que responden a interrogantes distintos: cuáles son los sujetos últimos de inherencia y cuál es la causa de dichas entidades. Las conclusiones obtenidas se sostienen en un análisis de la evolución de la concepción de la definición de un tratado a otro. En otras palabras, el problema de la definición es el hilo conductor utilizado para el abordaje de dichos tratados
Resumo:
Fil: Chichi, Graciela Marta. Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación; Argentina.
Resumo:
En este trabajo analizaremos algunos de los argumentos que Plotino ofrece en su tratado II, 1 (Sobre el Cielo, el 40 en el orden cronológico) para sostener la eternidad del mundo sin que esto signifique, a sus ojos, un distanciamiento de las enseñanzas del Timeo platónico. Nos concentraremos en las objeciones que Plotino formula en el primer capÃtulo del tratado a dos argumentos que defienden la eternidad del cosmos e intentaremos mostrar que, aunque es posible hallar estos dos argumentos en el Timeo, no es hacia este diálogo a donde Plotino dirige sus crÃticas. En efecto, sostenemos que es importante tener en cuenta las perspectivas divergentes a este respecto de Atico y de Aristóteles puesto que podrÃan contribuir, por una parte, a iluminar el modo según el cual Plotino reelabora la filosofÃa platónica y, por otra, a poner de manifiesto los supuestos metafÃsicos que subyacen a su postulación de la eternidad del mundo