162 resultados para distribución del tiempo de trabajo


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Fil: Garimaldi, Horacio Rubén. Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación; Argentina.

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La construcción es un sector de actividad central para cualquier sociedad y para el desarrollo de cualquier economía. La hegemonía de un sistema de producción tradicional (Panaia, 1998) se conjuga con un uso intensivo de la fuerza de trabajo, atrayendo y expulsando grandes contingentes de trabajadores según los altibajos del ciclo económico. Las particularidades propias de una organización por proyecto plantean fuertes desafíos a las concepciones clásicas del trabajo industrial que imperaron durante el s.XX. A su vez, en los términos de su conceptualización clásica, el mercado de trabajo no consigue dar cuenta de ciertos fenómenos, propios de una mercancía que no es tal. En la presente tesina nos proponemos conocer las estrategias de reclutamiento de trabajadores del sector de la construcción en el Gran La Plata durante la pos convertibilidad para, a través de ellas, acercarnos a la estructuración del mercado de trabajo de ese sector. Para ello, en primer lugar, recurrimos a información estadística y a aportes bibliográficos específicos para caracterizar al sector y su inserción en la economía nacional. Luego, describimos la producción y la división del trabajo en las obras. Continuamos con una descripción de los agentes y las modalidades locales del reclutamiento en el sector. A partir de la realización de entrevistas semi-estructuradas a diferentes agentes locales de la construcción, identificamos cuatro reclutadores, que se superponen con cuatro modalidades de reclutamiento. Finalmente, analizamos las estrategias de reclutamiento que pudimos relevar en esas entrevistas, reflexionando en torno a tres ejes: el contacto, la selección y la negociación de la remuneración y las condiciones de trabajo. Observamos cómo algunas de las estrategias desplegadas por los actores tienden a reproducir las condiciones que los constriñen, cómo la dialéctica entre el control y el consentimiento ya está presente en el reclutamiento y finalmente presentamos los que creemos que son los lineamientos necesarios para pensar la segmentación y su explicación en el sector

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Fil: De Amézola, Gonzalo Alvaro. Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación; Argentina.

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Fil: Villa, Alicia Inés. Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación; Argentina.

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Nuestra exposición parte de la siguiente hipótesis: el barroco mantiene una relación particular con el tiempo que configura dimensiones de posibilidad y modos de producción específicos. Esta relación particular - que intentaremos asir a la manera de un "tiempo barroco"-, está marcada por los efectos del Racionalismo que, a la vez que deposita en el hombre la centralidad de su proyecto, también desplaza a los dioses de su cielo enfrentándolo a una fragilidad y una impotencia que no hacen sino confirmar la finitud que le es humana. El hombre, vuelto a un estado de criatura, pareciera no poder hacer con su tiempo más que la producción de una experiencia doliente. El hombre barroco llora su momento y dilata su tiempo presente con un sinfín de figuras como si quisiera de alguna manera nombrar, dibujar, el infinito que le falta. La producción alegórica recabada por Walter Benjamin en su Ursprung des deustchen Trauerspiels (1928), nos provee de pistas -la naturaleza, los cadáveres, las intrigas, los espectros, el Príncipe-, para esbozar la reconstrucción de este paisaje acechado por la desolación que trae consigo el racionalismo. En efecto, el tiempo se verá dislocado en la escena que la obra de Benjamin nos trae: la escatología ya no es más garantía de conocimiento de las cosas del mundo sino la fuerza propia de un momento de muerte que, al fin, produce un éxtasis último y redentor de todos los sufrimientos humanos. Las posibilidades para una producción cualitativa del tiempo, para la producción de otra experiencia, quedarán encerradas en esta suerte de espacio espiralado, donde las alegorías son los engranajes de un poder creativo capaz de producir una multiplicidad de desplazamientos simbólicos y reenvíos significantes ad infinitum aunque sin verdaderamente cambiar cosa alguna. Sin más, la catástrofe de las impotencias humanas deviene la fuerza y la visión del horizonte de nuestros posibles; una catástrofe ya incluida, que no puede dejar de tener lugar. Esta dilación de las posibilidades del 'cada vez' del tiempo presente, interpela, por la proximidad de sus desafíos, también nuestras dinámicas contemporáneas de aprovechamiento del tiempo

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Nuestra exposición parte de la siguiente hipótesis: el barroco mantiene una relación particular con el tiempo que configura dimensiones de posibilidad y modos de producción específicos. Esta relación particular - que intentaremos asir a la manera de un "tiempo barroco"-, está marcada por los efectos del Racionalismo que, a la vez que deposita en el hombre la centralidad de su proyecto, también desplaza a los dioses de su cielo enfrentándolo a una fragilidad y una impotencia que no hacen sino confirmar la finitud que le es humana. El hombre, vuelto a un estado de criatura, pareciera no poder hacer con su tiempo más que la producción de una experiencia doliente. El hombre barroco llora su momento y dilata su tiempo presente con un sinfín de figuras como si quisiera de alguna manera nombrar, dibujar, el infinito que le falta. La producción alegórica recabada por Walter Benjamin en su Ursprung des deustchen Trauerspiels (1928), nos provee de pistas -la naturaleza, los cadáveres, las intrigas, los espectros, el Príncipe-, para esbozar la reconstrucción de este paisaje acechado por la desolación que trae consigo el racionalismo. En efecto, el tiempo se verá dislocado en la escena que la obra de Benjamin nos trae: la escatología ya no es más garantía de conocimiento de las cosas del mundo sino la fuerza propia de un momento de muerte que, al fin, produce un éxtasis último y redentor de todos los sufrimientos humanos. Las posibilidades para una producción cualitativa del tiempo, para la producción de otra experiencia, quedarán encerradas en esta suerte de espacio espiralado, donde las alegorías son los engranajes de un poder creativo capaz de producir una multiplicidad de desplazamientos simbólicos y reenvíos significantes ad infinitum aunque sin verdaderamente cambiar cosa alguna. Sin más, la catástrofe de las impotencias humanas deviene la fuerza y la visión del horizonte de nuestros posibles; una catástrofe ya incluida, que no puede dejar de tener lugar. Esta dilación de las posibilidades del 'cada vez' del tiempo presente, interpela, por la proximidad de sus desafíos, también nuestras dinámicas contemporáneas de aprovechamiento del tiempo

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Nuestra exposición parte de la siguiente hipótesis: el barroco mantiene una relación particular con el tiempo que configura dimensiones de posibilidad y modos de producción específicos. Esta relación particular - que intentaremos asir a la manera de un "tiempo barroco"-, está marcada por los efectos del Racionalismo que, a la vez que deposita en el hombre la centralidad de su proyecto, también desplaza a los dioses de su cielo enfrentándolo a una fragilidad y una impotencia que no hacen sino confirmar la finitud que le es humana. El hombre, vuelto a un estado de criatura, pareciera no poder hacer con su tiempo más que la producción de una experiencia doliente. El hombre barroco llora su momento y dilata su tiempo presente con un sinfín de figuras como si quisiera de alguna manera nombrar, dibujar, el infinito que le falta. La producción alegórica recabada por Walter Benjamin en su Ursprung des deustchen Trauerspiels (1928), nos provee de pistas -la naturaleza, los cadáveres, las intrigas, los espectros, el Príncipe-, para esbozar la reconstrucción de este paisaje acechado por la desolación que trae consigo el racionalismo. En efecto, el tiempo se verá dislocado en la escena que la obra de Benjamin nos trae: la escatología ya no es más garantía de conocimiento de las cosas del mundo sino la fuerza propia de un momento de muerte que, al fin, produce un éxtasis último y redentor de todos los sufrimientos humanos. Las posibilidades para una producción cualitativa del tiempo, para la producción de otra experiencia, quedarán encerradas en esta suerte de espacio espiralado, donde las alegorías son los engranajes de un poder creativo capaz de producir una multiplicidad de desplazamientos simbólicos y reenvíos significantes ad infinitum aunque sin verdaderamente cambiar cosa alguna. Sin más, la catástrofe de las impotencias humanas deviene la fuerza y la visión del horizonte de nuestros posibles; una catástrofe ya incluida, que no puede dejar de tener lugar. Esta dilación de las posibilidades del 'cada vez' del tiempo presente, interpela, por la proximidad de sus desafíos, también nuestras dinámicas contemporáneas de aprovechamiento del tiempo