179 resultados para CINE Y LITERATURA
Resumo:
En el presente trabajo propongo abordar las transposiciones entre cine y literatura en Operación Masacre, tomando la obra literaria elaborada por Rodolfo Walsh y la versión cinematográfica dirigida por Jorge Cedrón, en la cual el propio escritor de la novela participó como guionista junto con uno de los sobrevivientes de los fusilamientos de José León Suárez, Julio Troxler. Considero particularmente rico un análisis de este tipo ya que el mismo permite problematizar cuestiones centrales abordadas por la teoría y la crítica literaria, tales como el estudio de los géneros, las relaciones interdiscursivas, las transposiciones artísticas, las relaciones entre arte y sociedad. En este sentido, destaco la categoría de testimonio, con la importancia que ésta tuvo en los años sesenta y derivas posteriores, presente de manera tangencialmente diversa -y a través de distintos interlocutores y documentos- en ambos relatos, el fílmico y el literario. Por otro lado, el estudio de estas producciones artísticas permite ilustrar las divergencias establecidas en la época respecto del rol del intelectual, que en esos momentos se expresaron, dentro del campo cultural deizquierda, a través de la distinción entre artista comprometido y artista revolucionario. Por último, me detendré en el carácter circular de las transposiciones de Operación Masacre, de la literatura al cine y de éste a la literatura, que convierten dicha obra en un caso peculiar en la historia del arte nacional, ya que el propio Walsh agregó como apéndice del libro un fragmento producido íntegramente para la versión cinematográfica
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En el presente trabajo propongo abordar las transposiciones entre cine y literatura en Operación Masacre, tomando la obra literaria elaborada por Rodolfo Walsh y la versión cinematográfica dirigida por Jorge Cedrón, en la cual el propio escritor de la novela participó como guionista junto con uno de los sobrevivientes de los fusilamientos de José León Suárez, Julio Troxler. Considero particularmente rico un análisis de este tipo ya que el mismo permite problematizar cuestiones centrales abordadas por la teoría y la crítica literaria, tales como el estudio de los géneros, las relaciones interdiscursivas, las transposiciones artísticas, las relaciones entre arte y sociedad. En este sentido, destaco la categoría de testimonio, con la importancia que ésta tuvo en los años sesenta y derivas posteriores, presente de manera tangencialmente diversa -y a través de distintos interlocutores y documentos- en ambos relatos, el fílmico y el literario. Por otro lado, el estudio de estas producciones artísticas permite ilustrar las divergencias establecidas en la época respecto del rol del intelectual, que en esos momentos se expresaron, dentro del campo cultural deizquierda, a través de la distinción entre artista comprometido y artista revolucionario. Por último, me detendré en el carácter circular de las transposiciones de Operación Masacre, de la literatura al cine y de éste a la literatura, que convierten dicha obra en un caso peculiar en la historia del arte nacional, ya que el propio Walsh agregó como apéndice del libro un fragmento producido íntegramente para la versión cinematográfica
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En el presente trabajo propongo abordar las transposiciones entre cine y literatura en Operación Masacre, tomando la obra literaria elaborada por Rodolfo Walsh y la versión cinematográfica dirigida por Jorge Cedrón, en la cual el propio escritor de la novela participó como guionista junto con uno de los sobrevivientes de los fusilamientos de José León Suárez, Julio Troxler. Considero particularmente rico un análisis de este tipo ya que el mismo permite problematizar cuestiones centrales abordadas por la teoría y la crítica literaria, tales como el estudio de los géneros, las relaciones interdiscursivas, las transposiciones artísticas, las relaciones entre arte y sociedad. En este sentido, destaco la categoría de testimonio, con la importancia que ésta tuvo en los años sesenta y derivas posteriores, presente de manera tangencialmente diversa -y a través de distintos interlocutores y documentos- en ambos relatos, el fílmico y el literario. Por otro lado, el estudio de estas producciones artísticas permite ilustrar las divergencias establecidas en la época respecto del rol del intelectual, que en esos momentos se expresaron, dentro del campo cultural deizquierda, a través de la distinción entre artista comprometido y artista revolucionario. Por último, me detendré en el carácter circular de las transposiciones de Operación Masacre, de la literatura al cine y de éste a la literatura, que convierten dicha obra en un caso peculiar en la historia del arte nacional, ya que el propio Walsh agregó como apéndice del libro un fragmento producido íntegramente para la versión cinematográfica
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Tabla de contenidos: Literaturas compartidas / Teresa Basile, Enrique Foffani. ¿Por qué hay literatura y no más bien nada? / Néstor García Canclini. Sublimes tributos: la teoría y la crítica / Fabricio Forastelli. La dimensión poética de la subjetividad: un problema filosófico del siglo XX / Dardo Scavino. Musigramas: el alcance y el valor de las inscripciones musicales en la poética de Marcelo Cohen / Miriam Chiani. Julio Herrera y Reissig: modernismo, folclore y fronteras payadorescas / Hebert Benítez Pezzolano. Adolfo Bioy Casares. Ciudades y experiencia: fotografía, literatura y cine / Adriana Mancini. Películas de papel: cine y literatura en dos textos latinoamericanos de la década del veinte / Miriam V. Gárate. El ensayo teatral: reflexión y autorreflexión sobre la práctica escénica / Beatriz Trastoy. Con la espada, con la pluma y la palabra Apátrida, doscientos años y unos meses, de Rafael Spregelburd / Luz Rodríguez Carranza. Transpacífico: continentes invisibles y archipiélagos de la visibilidad en las literaturas entre Asia y América / Ottmar Ette.
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La literatura y el cine son disciplinas que dialogan y se separan, que se unen y se dislocan. Cuando un realizador escoge un texto literario para transponerlo al cine y presentar su propia lectura (Jauss, 1987; Ingarden, 1989), son las resonancias (Wolf, 2005) las que indican la manera en que el director leyó el texto y lo que identificó como potencial cinematográfico. Entre 1943 y 1955, con gran apoyo de los espectadores, toma auge el cine argentino, aunque no se favorece a la producción, distribución y exhibición porque los dueños del capital están más ocupados en los réditos inmediatos del negocio que en el desarrollo y progreso de la industria cinematográfica (Getino, 2005). Sin embargo, directores como Soffici, Manzi y Papier adhieren al proceso político, desarrollan una producción valiosa y atienden a lo popular (Cabrera, 1994; Di Núbila, 1959). Con esa herencia, emerge como director la figura de Hugo del Carril, con producciones que transitan la crítica a severos conflictos sociales simbolizados a través de la representación de las vidas dramáticas de los oprimidos y olvidados, como el caso de Las tierras blancas que lleva a la pantalla en 1958, inspirada en la novela homónima de Juan José Manauta
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La literatura y el cine son disciplinas que dialogan y se separan, que se unen y se dislocan. Cuando un realizador escoge un texto literario para transponerlo al cine y presentar su propia lectura (Jauss, 1987; Ingarden, 1989), son las resonancias (Wolf, 2005) las que indican la manera en que el director leyó el texto y lo que identificó como potencial cinematográfico. Entre 1943 y 1955, con gran apoyo de los espectadores, toma auge el cine argentino, aunque no se favorece a la producción, distribución y exhibición porque los dueños del capital están más ocupados en los réditos inmediatos del negocio que en el desarrollo y progreso de la industria cinematográfica (Getino, 2005). Sin embargo, directores como Soffici, Manzi y Papier adhieren al proceso político, desarrollan una producción valiosa y atienden a lo popular (Cabrera, 1994; Di Núbila, 1959). Con esa herencia, emerge como director la figura de Hugo del Carril, con producciones que transitan la crítica a severos conflictos sociales simbolizados a través de la representación de las vidas dramáticas de los oprimidos y olvidados, como el caso de Las tierras blancas que lleva a la pantalla en 1958, inspirada en la novela homónima de Juan José Manauta
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La literatura y el cine son disciplinas que dialogan y se separan, que se unen y se dislocan. Cuando un realizador escoge un texto literario para transponerlo al cine y presentar su propia lectura (Jauss, 1987; Ingarden, 1989), son las resonancias (Wolf, 2005) las que indican la manera en que el director leyó el texto y lo que identificó como potencial cinematográfico. Entre 1943 y 1955, con gran apoyo de los espectadores, toma auge el cine argentino, aunque no se favorece a la producción, distribución y exhibición porque los dueños del capital están más ocupados en los réditos inmediatos del negocio que en el desarrollo y progreso de la industria cinematográfica (Getino, 2005). Sin embargo, directores como Soffici, Manzi y Papier adhieren al proceso político, desarrollan una producción valiosa y atienden a lo popular (Cabrera, 1994; Di Núbila, 1959). Con esa herencia, emerge como director la figura de Hugo del Carril, con producciones que transitan la crítica a severos conflictos sociales simbolizados a través de la representación de las vidas dramáticas de los oprimidos y olvidados, como el caso de Las tierras blancas que lleva a la pantalla en 1958, inspirada en la novela homónima de Juan José Manauta
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Basándonos en un enfoque teórico intermedial, el presente artículo tiene como objeto estudiar las relaciones entre cine y pintura a partir de dos películas españolas: La hora de los valientes (Antonio Mercero 1998) y Te doy mis ojos (Icíar Bollaín 2003). Nos proponemos cotejar cómo los respectivos directores introducen la pintura para construir y enriquecer el relato cinematográfico y analizar qué función narrativa y estética cumplen los cuadros en el texto fílmico. El estudio de ambos filmes nos servirá para demostrar nuestra hipótesis inicial: la pintura se emplea no solo con fines estéticos y narrativos, sino también para convertir al espectador en testigo de un doble drama, el individual y el colectivo. El juego de miradas que atraviesa la diégesis sitúa a la pintura en un primer plano, a la vez que determina la lectura del texto fílmico
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Basándonos en un enfoque teórico intermedial, el presente artículo tiene como objeto estudiar las relaciones entre cine y pintura a partir de dos películas españolas: La hora de los valientes (Antonio Mercero 1998) y Te doy mis ojos (Icíar Bollaín 2003). Nos proponemos cotejar cómo los respectivos directores introducen la pintura para construir y enriquecer el relato cinematográfico y analizar qué función narrativa y estética cumplen los cuadros en el texto fílmico. El estudio de ambos filmes nos servirá para demostrar nuestra hipótesis inicial: la pintura se emplea no solo con fines estéticos y narrativos, sino también para convertir al espectador en testigo de un doble drama, el individual y el colectivo. El juego de miradas que atraviesa la diégesis sitúa a la pintura en un primer plano, a la vez que determina la lectura del texto fílmico
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Basándonos en un enfoque teórico intermedial, el presente artículo tiene como objeto estudiar las relaciones entre cine y pintura a partir de dos películas españolas: La hora de los valientes (Antonio Mercero 1998) y Te doy mis ojos (Icíar Bollaín 2003). Nos proponemos cotejar cómo los respectivos directores introducen la pintura para construir y enriquecer el relato cinematográfico y analizar qué función narrativa y estética cumplen los cuadros en el texto fílmico. El estudio de ambos filmes nos servirá para demostrar nuestra hipótesis inicial: la pintura se emplea no solo con fines estéticos y narrativos, sino también para convertir al espectador en testigo de un doble drama, el individual y el colectivo. El juego de miradas que atraviesa la diégesis sitúa a la pintura en un primer plano, a la vez que determina la lectura del texto fílmico
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Tradicionalmente, la literatura ha sido confinada al ámbito de la divagación imaginaria, otorgándole el signo negativo de una "facultad falsificadora de la verdad". Sin embargo, un significativo conjunto de textos literarios y filosóficos contemporáneos desafían ese habitual prejuicio, advirtiendo que la literatura constituye un modo de conocimiento liberado de los lazos logocéntricos con la verdad y la Razón. A partir de la lectura de relatos breves de Italo Calvino, el presente trabajo ofrece algunas reflexiones acerca del estrecho vínculo entre ciencia, filosofía y literatura, y de cómo ésta última brinda la posibilidad de de otro modo que en formas lógico-filosóficas
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La biblioclastía fue definida como la compulsión humana por destruir libros. Desde tiempos inmemoriales el hombre ha querido imponer sus ideas a través de la destrucción de aquellas que se contraponían a las propias y los libros han sido objeto de esa "pulsión biblioclástica" durante toda la historia de la humanidad. La última dictadura militar que sufrió nuestro país dejó importantes secuelas en la sociedad. Mediante la censura e intervención en diferentes ámbitos (educación, cine, teatro, literatura, entre otros) se construyeron un discurso, un lenguaje y unas prácticas que hoy se reconocen como propias de ese tiempo histórico. Igual que pasó con la desaparición de las personas y sus cuerpos, la represión en el ámbito de la cultura fue parte de un plan sistemático, pensado, calculado y llevado a cabo por dependencias del Estado argentino destinadas a tal fin y por funcionarios (militares y civiles) que fueron parte de ese plan. Se considera de especial importancia que los bibliotecarios, como parte de aquéllos profesionales que contribuyen día a día a la preservación de la memoria, abordemos este tipo de problemáticas y reflexionemos en torno de la mismas. Este trabajo se enmarca en las investigaciones sobre el pasado reciente, teniendo como eje la Declaración Universal de los Derechos Humanos y su postura frente a la libertad de expresión. Intenta reconstruir los mecanismos censorios y cómo se plasmaron en las vivencias de diferentes actores relacionados con el ámbito del libro y del movimiento cultural y político platense, con el objetivo de contribuir a la memoria social de nuestra ciudad.
Resumo:
En la sucesión cronológica de las obras del alemán Ralf König se vislumbran muchos de los debates producidos en el interior del movimiento LGBTI y la irrupción de lo queer en el activismo a fines de los años ochenta. En ese sentido, una serie de obras clave de König respecto a este tema son el llamado ciclo de 'Kondom des Grauens', constituido por las historietas extensas Kondom des Grauens (1987) y Bis auf die Knochen (1990). En estas y otras obras se manifiesta el interés de König en retratar al colectivo LGBTI alemán en el marco de la globalización de la llamada 'cultura gay'. En el cruce entre elementos narrativos del cine y la literatura y la reapropiación y resignificación de modelos de masculinidad, König logra confrontar contra la heteronormatividad y problematizar la percepción de la industria cultural de las sexualidades disidentes
Resumo:
En los años cincuenta, la película Guernica de Robert Hessens y Alain Resnais y la pieza Guernica de Fernando Arrabal ofrecen una puesta en escena del célebre cuadro de Picasso. Su dramatización no solamente cimenta el ícono Guernica, sino que también reitera un problema de representación, una vertiente iconoclasta, relacionada al traumatismo del bombardeo. Por lo tanto, cuando el cine y teatro de vanguardia retoman la forma del "tableau vivant" para personificar las figuras del cuadro, buscan también recursos para distanciar esta personificación y reestablecer la problemática original, presente ya desde la primera puesta en escena del mural en el pabellón de la Exposición universal de 1937
Resumo:
El cine, desde su nacimiento, despertó el interés de los escritores y, a pesar de algunas resistencias, el nuevo fenómeno fascinó a numerosos autores tanto por su estatuto de novedad técnica como por el despliegue de recursos que desde ciertas perspectivas representaban la garantía de una renovación del lenguaje literario. Dentro de los múltiples fenómenos y productos que nacen en los primeros años de este cruce entre la literatura y el cine -y que se desarrollan con mayor profusión durante los años veinte-, se encuentran aquellos textos que derivan de la influencia que ejerció el cine en las letras, y más específicamente, el corpus de textos que nace a la luz de la pantalla de la primera época de Hollywood. Se trata de la huella de un tipo de cine con señas particulares que se plasmó de muy diversas formas en la literatura. En este caso, dos obras, a un lado y a otro del Atlántico, registran y dan cuenta de la presencia del cine norteamericano en la vida cultural rioplatense y española de comienzos de siglo; se trata de Cinelandia (1923), de Ramón Gómez de la Serna, y -Miss Dorothy Phillips, mi esposa- (1919), de Horacio Quiroga; dos aventuras literarias que proponen un diálogo ente los medios, a la par que dialogan entre sí