35 resultados para Trastornos Mentales


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Este trabajo ha surgido como resultado de una clase de un Seminario dictado en el marco de la cátedra de Psicoterapia I de la Facultad de Psicología de la U.N.L.P. El mismo se tituló 'Los padecimientos actuales y sus abordajes terapéuticos', y tuvo como objetivo explicitar algunos modos de nominar y tratar a las formas en que se presentan actualmente el malestar humano en nuestra época. En lo que hace a nuestra presentación, nos referiremos específicamente al TOC y a la Neurosis Obsesiva. Nos interesa mostrar que no se trata del mismo fenómeno, como suele pensarse. El diagnóstico de TOC no autoriza a pensar que se trataría de una neurosis obsesiva tal como se plantea desde el psicoanálisis. Tampoco el diagnóstico de neurosis obsesiva supone uno de TOC. De ambas categorías se desprenden operaciones psicoterapéuticas diferentes, en la medida en que suponen distintas concepciones del sujeto a tratar, así como también posiciones diferentes en relación al diagnóstico psicopatológico (semiológico y estructural). El diagnóstico de neurosis obsesiva reviste una particularidad: la de ser realizado bajo transferencia en el marco de la oferta del dispositivo analítico, donde se pone en juego la realidad sexual del inconciente para cada sujeto, en relación a la cual tomarán lugar las intervenciones y la lógica del tratamiento. Ello a diferencia del diagnóstico de TOC, que dependería de la verificación o no de determinados signos (obsesiones, compulsiones, dudas, consideradas inútiles) a los cuales le subyacen creencias o cogniciones disfuncionales típicas a cuestionar o sustituir en el marco de la cura, valiéndose de determinados procedimientos técnicos. De aquí se desprende que otra diferencia estaría en relación a la concepción de la causa (etiología sexual y mecanismo psíquico, desde el psicoanálisis; las cogniciones desde las TCC) y las intervenciones que de ella se desprenden. La neurosis obsesiva es establecida como estructura clínica con una etiología y mecanismos particulares formalizados por Freud: la represión frente a lo sexual, mediante anulación y aislamiento. El corte en acto bajo transferencia es una maniobra propiamente analítica. La misma es vez a vez, no supone ninguna técnica o receta programada de antemano. Por su parte, el TOC es una categoría semiológica descriptiva del DSM IV (Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales) usada tanto por psiquiatras y terapeutas cognitivo comportamentales. Estos últimos le adjudican al mencionado trastorno una serie de pensamientos y creencias que se reiterarían en la mayoría de los TOC. Las 'creencias disfuncionales', o 'errores cognitivos', serían la causa del padecimiento. Su cuestionamiento, problematización, cambio, eliminación o sustitución por otras con mayor funcionalidad, mediante diversas técnicas e instrumentos preestablecidos de antemano (principalmente el cuestionamiento socrático y el empiricismo colaborativo entendido, entre otras cosas, como un tipo de alianza terapéutica y común acuerdo), traería aparejados cambios en las emociones y en las conductas. Allí radicaría su eficacia. A tales fines, se maneja en esta práctica psicoterapéutica una concepción de la realidad diferente a la establecida desde la praxis psicoanalítica. Para las terapias cognitivo comportamentales, se trataría de una realidad no afectada por lo que la creencia que el cliente le adjudica, una realidad compartida, señalada por el terapeuta para brindar evidencia objetiva que contradiga dichas creencias. Desde el psicoanálisis, se considera la realidad fantasmática (psíquica y sexual) del sujeto como algo fundamental a dar lugar en el tratamiento

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Lacan en la clase 7, del seminario 20, nos presenta las fórmulas de la sexuación para que pensemos el comportamiento sexual humano. Situando cada una de estas fórmulas trataremos de dilucidar cual es la lógica Lacaneana, al momento de leer a Freud. Analizaremos como se produce el pasaje de la naturaleza a la cultura y cuales son las consecuencias de este hecho. Teniendo en cuenta, en primer lugar, a las leyes descriptas por Darwin: la selección natural que determina la supervivencia del más apto. Para que una especie sobreviva es necesario que el macho más poderoso se reproduzca la mayor cantidad de veces, con el objeto de perpetuar su descendencia. Para luego pensar con Freud y Lacan como pudo haber sido la operación lógica que instaura un nuevo orden legal, consensuado, que caracteriza a la cultura. 'Esta sustitución del poderío individual por el de la comunidad representa el paso decisivo hacia la cultura'. En este nuevo orden, a partir de esta operatoria, los nuevos jóvenes deben regular su comportamiento sexual, instaurando la ley de prohibición del incesto, en donde todas las hembras del macho dominante están prohibidas para los hijos. Situaremos también en estas proposiciónes el momento inaugural del sujeto. Un sujeto que es la consecuencia lógica de la inscripción, en una de las dos formas lógicas en la que puede decirse un humano que habita el lenguaje. Existe una legalidad discursiva, donde alguien puede decirse hombre o mujer más allá de los órganos genitales que presente. Se caracterizará el lado que se dice hombre y el lado que se dice mujer, como así también el lado del niño y el lado de la niña. El espíritu de este trabajo es mostrar como las soluciones infantiles a los enigmas de la sexualidad condicionan la vida sexual del adulto y las prácticas que éste despliegue. Cuáles son los obstáculos para poder armar una representación de los órganos genitales femeninos y que consecuencias lógicas traen aparejadas en el comportamiento sexual adulto. Para poder armar una representación del órgano femenino también tienen que estar construidas determinadas categorías mentales que permitan pensar este órgano como un espacio virtual. Ambas posiciones infantiles son asimétricas en relación al falo y ambas son construidas a partir de los significantes de lalengua, una con un significante amo que privilegia la inscripción del que se dice hombre y la otra con la ausencia de un significante privilegiado recurriendo por entero a los significantes de lalengua. Y he aquí, el no toda fálica de quien se dice mujer, la posición femenina es más allá del falo. Teniendo en cuenta que el lenguaje es una mala herramienta para la comunicación, gracias, entre otras cosas, a la polisemia del significante, que deja de manera irreductible la posibilidad del malentendido. Es que la posición sexual humana es indefinida, indeterminada y construible. En conclusión, ésta es una forma de pensar el comportamiento sexual humano como una inscripción lógica, isomórfica con la estructura del lenguaje dado que es un hecho del decir, subordinada a la ganancia de placer y regulada por la ley. Por otro lado, tenemos el planteo del Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales. En este esquema, la lógica que se plantea es la de la curva normal. Donde hay una población normal, situada entre el menos un desvío y el más uno, aquí se encuentra la norma. Lo que está por fuera de esta norma es un trastornado, o sea alguien que subvierte un orden preestablecido. Entiendo que ambas lecturas del comportamiento sexual humano son válidas pero contradictorias entre sí. Cada uno de nosotros, como agentes de la salud mental, deberá pensar cual es la respuesta que le resulte más satisfactoria al momento de abordar una problemática como ésta y qué respuesta, por fuera del prejuicio, brindará a quien decida consultarnos por su padecimiento

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Este trabajo ha surgido como resultado de una clase de un Seminario dictado en el marco de la cátedra de Psicoterapia I de la Facultad de Psicología de la U.N.L.P. El mismo se tituló 'Los padecimientos actuales y sus abordajes terapéuticos', y tuvo como objetivo explicitar algunos modos de nominar y tratar a las formas en que se presentan actualmente el malestar humano en nuestra época. En lo que hace a nuestra presentación, nos referiremos específicamente al TOC y a la Neurosis Obsesiva. Nos interesa mostrar que no se trata del mismo fenómeno, como suele pensarse. El diagnóstico de TOC no autoriza a pensar que se trataría de una neurosis obsesiva tal como se plantea desde el psicoanálisis. Tampoco el diagnóstico de neurosis obsesiva supone uno de TOC. De ambas categorías se desprenden operaciones psicoterapéuticas diferentes, en la medida en que suponen distintas concepciones del sujeto a tratar, así como también posiciones diferentes en relación al diagnóstico psicopatológico (semiológico y estructural). El diagnóstico de neurosis obsesiva reviste una particularidad: la de ser realizado bajo transferencia en el marco de la oferta del dispositivo analítico, donde se pone en juego la realidad sexual del inconciente para cada sujeto, en relación a la cual tomarán lugar las intervenciones y la lógica del tratamiento. Ello a diferencia del diagnóstico de TOC, que dependería de la verificación o no de determinados signos (obsesiones, compulsiones, dudas, consideradas inútiles) a los cuales le subyacen creencias o cogniciones disfuncionales típicas a cuestionar o sustituir en el marco de la cura, valiéndose de determinados procedimientos técnicos. De aquí se desprende que otra diferencia estaría en relación a la concepción de la causa (etiología sexual y mecanismo psíquico, desde el psicoanálisis; las cogniciones desde las TCC) y las intervenciones que de ella se desprenden. La neurosis obsesiva es establecida como estructura clínica con una etiología y mecanismos particulares formalizados por Freud: la represión frente a lo sexual, mediante anulación y aislamiento. El corte en acto bajo transferencia es una maniobra propiamente analítica. La misma es vez a vez, no supone ninguna técnica o receta programada de antemano. Por su parte, el TOC es una categoría semiológica descriptiva del DSM IV (Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales) usada tanto por psiquiatras y terapeutas cognitivo comportamentales. Estos últimos le adjudican al mencionado trastorno una serie de pensamientos y creencias que se reiterarían en la mayoría de los TOC. Las 'creencias disfuncionales', o 'errores cognitivos', serían la causa del padecimiento. Su cuestionamiento, problematización, cambio, eliminación o sustitución por otras con mayor funcionalidad, mediante diversas técnicas e instrumentos preestablecidos de antemano (principalmente el cuestionamiento socrático y el empiricismo colaborativo entendido, entre otras cosas, como un tipo de alianza terapéutica y común acuerdo), traería aparejados cambios en las emociones y en las conductas. Allí radicaría su eficacia. A tales fines, se maneja en esta práctica psicoterapéutica una concepción de la realidad diferente a la establecida desde la praxis psicoanalítica. Para las terapias cognitivo comportamentales, se trataría de una realidad no afectada por lo que la creencia que el cliente le adjudica, una realidad compartida, señalada por el terapeuta para brindar evidencia objetiva que contradiga dichas creencias. Desde el psicoanálisis, se considera la realidad fantasmática (psíquica y sexual) del sujeto como algo fundamental a dar lugar en el tratamiento

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Lacan en la clase 7, del seminario 20, nos presenta las fórmulas de la sexuación para que pensemos el comportamiento sexual humano. Situando cada una de estas fórmulas trataremos de dilucidar cual es la lógica Lacaneana, al momento de leer a Freud. Analizaremos como se produce el pasaje de la naturaleza a la cultura y cuales son las consecuencias de este hecho. Teniendo en cuenta, en primer lugar, a las leyes descriptas por Darwin: la selección natural que determina la supervivencia del más apto. Para que una especie sobreviva es necesario que el macho más poderoso se reproduzca la mayor cantidad de veces, con el objeto de perpetuar su descendencia. Para luego pensar con Freud y Lacan como pudo haber sido la operación lógica que instaura un nuevo orden legal, consensuado, que caracteriza a la cultura. 'Esta sustitución del poderío individual por el de la comunidad representa el paso decisivo hacia la cultura'. En este nuevo orden, a partir de esta operatoria, los nuevos jóvenes deben regular su comportamiento sexual, instaurando la ley de prohibición del incesto, en donde todas las hembras del macho dominante están prohibidas para los hijos. Situaremos también en estas proposiciónes el momento inaugural del sujeto. Un sujeto que es la consecuencia lógica de la inscripción, en una de las dos formas lógicas en la que puede decirse un humano que habita el lenguaje. Existe una legalidad discursiva, donde alguien puede decirse hombre o mujer más allá de los órganos genitales que presente. Se caracterizará el lado que se dice hombre y el lado que se dice mujer, como así también el lado del niño y el lado de la niña. El espíritu de este trabajo es mostrar como las soluciones infantiles a los enigmas de la sexualidad condicionan la vida sexual del adulto y las prácticas que éste despliegue. Cuáles son los obstáculos para poder armar una representación de los órganos genitales femeninos y que consecuencias lógicas traen aparejadas en el comportamiento sexual adulto. Para poder armar una representación del órgano femenino también tienen que estar construidas determinadas categorías mentales que permitan pensar este órgano como un espacio virtual. Ambas posiciones infantiles son asimétricas en relación al falo y ambas son construidas a partir de los significantes de lalengua, una con un significante amo que privilegia la inscripción del que se dice hombre y la otra con la ausencia de un significante privilegiado recurriendo por entero a los significantes de lalengua. Y he aquí, el no toda fálica de quien se dice mujer, la posición femenina es más allá del falo. Teniendo en cuenta que el lenguaje es una mala herramienta para la comunicación, gracias, entre otras cosas, a la polisemia del significante, que deja de manera irreductible la posibilidad del malentendido. Es que la posición sexual humana es indefinida, indeterminada y construible. En conclusión, ésta es una forma de pensar el comportamiento sexual humano como una inscripción lógica, isomórfica con la estructura del lenguaje dado que es un hecho del decir, subordinada a la ganancia de placer y regulada por la ley. Por otro lado, tenemos el planteo del Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales. En este esquema, la lógica que se plantea es la de la curva normal. Donde hay una población normal, situada entre el menos un desvío y el más uno, aquí se encuentra la norma. Lo que está por fuera de esta norma es un trastornado, o sea alguien que subvierte un orden preestablecido. Entiendo que ambas lecturas del comportamiento sexual humano son válidas pero contradictorias entre sí. Cada uno de nosotros, como agentes de la salud mental, deberá pensar cual es la respuesta que le resulte más satisfactoria al momento de abordar una problemática como ésta y qué respuesta, por fuera del prejuicio, brindará a quien decida consultarnos por su padecimiento

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Este trabajo ha surgido como resultado de una clase de un Seminario dictado en el marco de la cátedra de Psicoterapia I de la Facultad de Psicología de la U.N.L.P. El mismo se tituló 'Los padecimientos actuales y sus abordajes terapéuticos', y tuvo como objetivo explicitar algunos modos de nominar y tratar a las formas en que se presentan actualmente el malestar humano en nuestra época. En lo que hace a nuestra presentación, nos referiremos específicamente al TOC y a la Neurosis Obsesiva. Nos interesa mostrar que no se trata del mismo fenómeno, como suele pensarse. El diagnóstico de TOC no autoriza a pensar que se trataría de una neurosis obsesiva tal como se plantea desde el psicoanálisis. Tampoco el diagnóstico de neurosis obsesiva supone uno de TOC. De ambas categorías se desprenden operaciones psicoterapéuticas diferentes, en la medida en que suponen distintas concepciones del sujeto a tratar, así como también posiciones diferentes en relación al diagnóstico psicopatológico (semiológico y estructural). El diagnóstico de neurosis obsesiva reviste una particularidad: la de ser realizado bajo transferencia en el marco de la oferta del dispositivo analítico, donde se pone en juego la realidad sexual del inconciente para cada sujeto, en relación a la cual tomarán lugar las intervenciones y la lógica del tratamiento. Ello a diferencia del diagnóstico de TOC, que dependería de la verificación o no de determinados signos (obsesiones, compulsiones, dudas, consideradas inútiles) a los cuales le subyacen creencias o cogniciones disfuncionales típicas a cuestionar o sustituir en el marco de la cura, valiéndose de determinados procedimientos técnicos. De aquí se desprende que otra diferencia estaría en relación a la concepción de la causa (etiología sexual y mecanismo psíquico, desde el psicoanálisis; las cogniciones desde las TCC) y las intervenciones que de ella se desprenden. La neurosis obsesiva es establecida como estructura clínica con una etiología y mecanismos particulares formalizados por Freud: la represión frente a lo sexual, mediante anulación y aislamiento. El corte en acto bajo transferencia es una maniobra propiamente analítica. La misma es vez a vez, no supone ninguna técnica o receta programada de antemano. Por su parte, el TOC es una categoría semiológica descriptiva del DSM IV (Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales) usada tanto por psiquiatras y terapeutas cognitivo comportamentales. Estos últimos le adjudican al mencionado trastorno una serie de pensamientos y creencias que se reiterarían en la mayoría de los TOC. Las 'creencias disfuncionales', o 'errores cognitivos', serían la causa del padecimiento. Su cuestionamiento, problematización, cambio, eliminación o sustitución por otras con mayor funcionalidad, mediante diversas técnicas e instrumentos preestablecidos de antemano (principalmente el cuestionamiento socrático y el empiricismo colaborativo entendido, entre otras cosas, como un tipo de alianza terapéutica y común acuerdo), traería aparejados cambios en las emociones y en las conductas. Allí radicaría su eficacia. A tales fines, se maneja en esta práctica psicoterapéutica una concepción de la realidad diferente a la establecida desde la praxis psicoanalítica. Para las terapias cognitivo comportamentales, se trataría de una realidad no afectada por lo que la creencia que el cliente le adjudica, una realidad compartida, señalada por el terapeuta para brindar evidencia objetiva que contradiga dichas creencias. Desde el psicoanálisis, se considera la realidad fantasmática (psíquica y sexual) del sujeto como algo fundamental a dar lugar en el tratamiento

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Lacan en la clase 7, del seminario 20, nos presenta las fórmulas de la sexuación para que pensemos el comportamiento sexual humano. Situando cada una de estas fórmulas trataremos de dilucidar cual es la lógica Lacaneana, al momento de leer a Freud. Analizaremos como se produce el pasaje de la naturaleza a la cultura y cuales son las consecuencias de este hecho. Teniendo en cuenta, en primer lugar, a las leyes descriptas por Darwin: la selección natural que determina la supervivencia del más apto. Para que una especie sobreviva es necesario que el macho más poderoso se reproduzca la mayor cantidad de veces, con el objeto de perpetuar su descendencia. Para luego pensar con Freud y Lacan como pudo haber sido la operación lógica que instaura un nuevo orden legal, consensuado, que caracteriza a la cultura. 'Esta sustitución del poderío individual por el de la comunidad representa el paso decisivo hacia la cultura'. En este nuevo orden, a partir de esta operatoria, los nuevos jóvenes deben regular su comportamiento sexual, instaurando la ley de prohibición del incesto, en donde todas las hembras del macho dominante están prohibidas para los hijos. Situaremos también en estas proposiciónes el momento inaugural del sujeto. Un sujeto que es la consecuencia lógica de la inscripción, en una de las dos formas lógicas en la que puede decirse un humano que habita el lenguaje. Existe una legalidad discursiva, donde alguien puede decirse hombre o mujer más allá de los órganos genitales que presente. Se caracterizará el lado que se dice hombre y el lado que se dice mujer, como así también el lado del niño y el lado de la niña. El espíritu de este trabajo es mostrar como las soluciones infantiles a los enigmas de la sexualidad condicionan la vida sexual del adulto y las prácticas que éste despliegue. Cuáles son los obstáculos para poder armar una representación de los órganos genitales femeninos y que consecuencias lógicas traen aparejadas en el comportamiento sexual adulto. Para poder armar una representación del órgano femenino también tienen que estar construidas determinadas categorías mentales que permitan pensar este órgano como un espacio virtual. Ambas posiciones infantiles son asimétricas en relación al falo y ambas son construidas a partir de los significantes de lalengua, una con un significante amo que privilegia la inscripción del que se dice hombre y la otra con la ausencia de un significante privilegiado recurriendo por entero a los significantes de lalengua. Y he aquí, el no toda fálica de quien se dice mujer, la posición femenina es más allá del falo. Teniendo en cuenta que el lenguaje es una mala herramienta para la comunicación, gracias, entre otras cosas, a la polisemia del significante, que deja de manera irreductible la posibilidad del malentendido. Es que la posición sexual humana es indefinida, indeterminada y construible. En conclusión, ésta es una forma de pensar el comportamiento sexual humano como una inscripción lógica, isomórfica con la estructura del lenguaje dado que es un hecho del decir, subordinada a la ganancia de placer y regulada por la ley. Por otro lado, tenemos el planteo del Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales. En este esquema, la lógica que se plantea es la de la curva normal. Donde hay una población normal, situada entre el menos un desvío y el más uno, aquí se encuentra la norma. Lo que está por fuera de esta norma es un trastornado, o sea alguien que subvierte un orden preestablecido. Entiendo que ambas lecturas del comportamiento sexual humano son válidas pero contradictorias entre sí. Cada uno de nosotros, como agentes de la salud mental, deberá pensar cual es la respuesta que le resulte más satisfactoria al momento de abordar una problemática como ésta y qué respuesta, por fuera del prejuicio, brindará a quien decida consultarnos por su padecimiento

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Los procesos sociales, económicos, laborales y culturales de las últimas dos décadas, han propiciado la conformación de un nuevo perfil de salud/enfermedad que en los sectores poblacionales urbanos más marginalizados se ha caracterizado por la convergencia de problemáticas propias de los países en desarrollo como también de los más industrializados. En este nuevo contexto, los trastornos mentales, sociales y comportamentales constituyen una porción relevante de los principales problemas de salud en gran parte del mundo. La salud mental progresivamente ocupa un lugar substancial en el patrón de enfermedades que afecta a las poblaciones de países en desarrollo. La preocupación gira en torno a los efectos negativos que tanto la pobreza, la desintegración familiar y comunitaria, como la precarización de las condiciones de trabajo y el desempleo, pueden tener en actuales padecimientos en aumento: depresión, violencia, abuso de alcohol, adicción a drogas, accidentes y enfermedades de transmisión sexual. El trabajo aborda las nuevas demandas y los nuevos sectores demandantes de atención en salud mental en el Primer Nivel de Atención del sistema público de salud. Se presentan y analizan los resultados obtenidos en una investigación (concluida) en centros de salud de la Ciudad de Rosario (Provincia de Santa Fé) y en una segunda, en desarrollo, en Centros de salud y atención comunitaria (Cesacs) de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. En esta nueva coyuntura resulta primordial la conformación de nuevas conceptualizaciones y prácticas de salud que permitan abordar la complejidad creciente que presentan las problemáticas en el campo de la salud mental. El análisis de los padecimientos actuales y las dificultades que entrañan a los profesionales de la salud mental, constituyen los primeros pasos hacia una redefinición de las prácticas e intervenciones vigentes en este campo

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Los procesos sociales, económicos, laborales y culturales de las últimas dos décadas, han propiciado la conformación de un nuevo perfil de salud/enfermedad que en los sectores poblacionales urbanos más marginalizados se ha caracterizado por la convergencia de problemáticas propias de los países en desarrollo como también de los más industrializados. En este nuevo contexto, los trastornos mentales, sociales y comportamentales constituyen una porción relevante de los principales problemas de salud en gran parte del mundo. La salud mental progresivamente ocupa un lugar substancial en el patrón de enfermedades que afecta a las poblaciones de países en desarrollo. La preocupación gira en torno a los efectos negativos que tanto la pobreza, la desintegración familiar y comunitaria, como la precarización de las condiciones de trabajo y el desempleo, pueden tener en actuales padecimientos en aumento: depresión, violencia, abuso de alcohol, adicción a drogas, accidentes y enfermedades de transmisión sexual. El trabajo aborda las nuevas demandas y los nuevos sectores demandantes de atención en salud mental en el Primer Nivel de Atención del sistema público de salud. Se presentan y analizan los resultados obtenidos en una investigación (concluida) en centros de salud de la Ciudad de Rosario (Provincia de Santa Fé) y en una segunda, en desarrollo, en Centros de salud y atención comunitaria (Cesacs) de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. En esta nueva coyuntura resulta primordial la conformación de nuevas conceptualizaciones y prácticas de salud que permitan abordar la complejidad creciente que presentan las problemáticas en el campo de la salud mental. El análisis de los padecimientos actuales y las dificultades que entrañan a los profesionales de la salud mental, constituyen los primeros pasos hacia una redefinición de las prácticas e intervenciones vigentes en este campo

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Los procesos sociales, económicos, laborales y culturales de las últimas dos décadas, han propiciado la conformación de un nuevo perfil de salud/enfermedad que en los sectores poblacionales urbanos más marginalizados se ha caracterizado por la convergencia de problemáticas propias de los países en desarrollo como también de los más industrializados. En este nuevo contexto, los trastornos mentales, sociales y comportamentales constituyen una porción relevante de los principales problemas de salud en gran parte del mundo. La salud mental progresivamente ocupa un lugar substancial en el patrón de enfermedades que afecta a las poblaciones de países en desarrollo. La preocupación gira en torno a los efectos negativos que tanto la pobreza, la desintegración familiar y comunitaria, como la precarización de las condiciones de trabajo y el desempleo, pueden tener en actuales padecimientos en aumento: depresión, violencia, abuso de alcohol, adicción a drogas, accidentes y enfermedades de transmisión sexual. El trabajo aborda las nuevas demandas y los nuevos sectores demandantes de atención en salud mental en el Primer Nivel de Atención del sistema público de salud. Se presentan y analizan los resultados obtenidos en una investigación (concluida) en centros de salud de la Ciudad de Rosario (Provincia de Santa Fé) y en una segunda, en desarrollo, en Centros de salud y atención comunitaria (Cesacs) de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. En esta nueva coyuntura resulta primordial la conformación de nuevas conceptualizaciones y prácticas de salud que permitan abordar la complejidad creciente que presentan las problemáticas en el campo de la salud mental. El análisis de los padecimientos actuales y las dificultades que entrañan a los profesionales de la salud mental, constituyen los primeros pasos hacia una redefinición de las prácticas e intervenciones vigentes en este campo

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En el presente trabajo se propone delimitar el hecho psicosomático en tanto fenómeno clínico, y mediante una explicación metapsicológica poder pensar su determinación, tanto como su abordaje terapéutico en el marco de la transferencia. Para ello se han escogido por un lado, algunos desarrollos teóricos de Kreisler, Fain y Soulé. Una segunda línea conceptual tenida en cuenta, comprende los aportes de Silvia Bleichmar, que en filiación teórica con Laplanche, posibilitan otra lectura de las manifestaciones psicosomáticas a partir del modo en que considera las relaciones entre psique y soma, como también las cualidades de la materialidad psíquica y sus enclaves dinámicos, tópicos y económicos.La explicación metapsicológica que ofrece Bleichmar constituye un aporte imprescindible para comprender la especificidad de estas manifestaciones y para implementar intervenciones clínicas adecuadas. Kreisler circunscribe el hecho psicosomático. Demuestra su existencia en el niño. Define como objeto de la clínica psicosomática a las enfermedades físicas en cuyo determinismo o evolución influyen factores psíquicos o conflictivos. Sustenta la concepción psicopatogénica de Fain elaboradas en colaboración con los psicosomatistas del Instituto Psicoanalítico de París, donde los trastornos somáticos son el resultado de situaciones conflictivas sin elaboración mental. Destaca la tendencia de ciertos psicoanalistas de asimilar los trastornos psicosomáticos a la neurosis, otorgándoles un sentido simbólico. Relaciona el stress con el trauma y a este con la falla de los mecanismos mentales de defensa. Desde la perspectiva teórica de Laplanche y Silvia Bleichmar, se sustenta el concepto de freudiano de pulsión, por considerarlo fundamental para situar las relaciones entre lo somático y lo psíquico. Silvia Bleichmar, destaca la importancia de rescatar lo pulsional como materialidad representacional, en sus nexos con la excitabilidad somática. Las relaciones entre lo psíquico y lo somático, parecen organizarse en tanto el ser biológico es condición de posibilidad para la materialidad psíquica, pero quepor si solo no garantiza la vida representacional. Entender las relaciones entre la materialidad biológica y la representacional de este modo, quiebra todo monismo y se inscribe en una concepción epistemológica de la discontinuidad entre dichas materialidades. De este modo los intercambios directos y simétricos entre psique y soma se hallan imposibilitados. Silvia Bleichmar caracteriza lo traumático como aquello que en el momento de su ingreso en el psiquismo, no encuentra modos de simbolización. Sostiene que el aparato psíquico se encuentra abierto a lo real, que se constituye a partir de inscripciones provenientes del exterior al sujeto, a partir de la decodificación de la lengua, y de inscripciones no lenguajeras. Las inscripciones no son todas del mismo orden, ni ingresan al psiquismo de la misma manera, ya que pueden hacerlo en momentos de diversas potencialidades simbólicas. Diferencia lo arcaico de originario, lo arcaico sehallaría inscripto pero no articulado a ninguno de los dos sistemas de la tópica inaugurada por la represión originaria. Se trataría de inscripciones que no están fijadas a ningún sistema psíquico, que conservan su carga energética puesto que la represión no ha operado sobre ellas. Diferencia entonces el síntoma neurótico en sentido estricto del trastorno. Este último correspondería a manifestaciones sintomáticas en sentido amplio relacionadas con una falla en la instalación de la represión originaria, serían manifestaciones psíquicas que no derivan de un conflicto intersistémico. Lo psicosomático se emplazaría en este orden de fenómenos, diferentes del síntoma neurótico. Los trastornos psicosomáticos carecerían de un sentido inconciente; responderían a una dificultad de mentalización del afecto, de darle curso a la angustia y a la trasmutación en descarga corporal. Bleichmar lo caracteriza como un exceso no significable. Considera que son el resultado de una incapacidad de simbolización limitada a ciertas problemáticas angustiosas y no una incapacidad general en la simbolización del sujeto. Respecto al modo de intervención clínica frente a materialidad psíquica del orden de lo arcaico, las simbolizaciones de transición son intervenciones capaces de capturar restos de lo real que insiste en formaciones sintomáticas en sentido amplio (trastornos), que promueven la apropiación representacional de aquello que no puede ser capturado por la libre asociación. Mediante este modo de intervención se ofrece una trama simbólica que posibilite articular las simbolizaciones faltantes. Postula un funcionamiento del psiquismo a dominancias estructurales y no como una homogeneidad. Será en función de la dominancia que esté operando, la elección de las intervenciones en el marco de la transferencia

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En el presente trabajo se propone delimitar el hecho psicosomático en tanto fenómeno clínico, y mediante una explicación metapsicológica poder pensar su determinación, tanto como su abordaje terapéutico en el marco de la transferencia. Para ello se han escogido por un lado, algunos desarrollos teóricos de Kreisler, Fain y Soulé. Una segunda línea conceptual tenida en cuenta, comprende los aportes de Silvia Bleichmar, que en filiación teórica con Laplanche, posibilitan otra lectura de las manifestaciones psicosomáticas a partir del modo en que considera las relaciones entre psique y soma, como también las cualidades de la materialidad psíquica y sus enclaves dinámicos, tópicos y económicos.La explicación metapsicológica que ofrece Bleichmar constituye un aporte imprescindible para comprender la especificidad de estas manifestaciones y para implementar intervenciones clínicas adecuadas. Kreisler circunscribe el hecho psicosomático. Demuestra su existencia en el niño. Define como objeto de la clínica psicosomática a las enfermedades físicas en cuyo determinismo o evolución influyen factores psíquicos o conflictivos. Sustenta la concepción psicopatogénica de Fain elaboradas en colaboración con los psicosomatistas del Instituto Psicoanalítico de París, donde los trastornos somáticos son el resultado de situaciones conflictivas sin elaboración mental. Destaca la tendencia de ciertos psicoanalistas de asimilar los trastornos psicosomáticos a la neurosis, otorgándoles un sentido simbólico. Relaciona el stress con el trauma y a este con la falla de los mecanismos mentales de defensa. Desde la perspectiva teórica de Laplanche y Silvia Bleichmar, se sustenta el concepto de freudiano de pulsión, por considerarlo fundamental para situar las relaciones entre lo somático y lo psíquico. Silvia Bleichmar, destaca la importancia de rescatar lo pulsional como materialidad representacional, en sus nexos con la excitabilidad somática. Las relaciones entre lo psíquico y lo somático, parecen organizarse en tanto el ser biológico es condición de posibilidad para la materialidad psíquica, pero quepor si solo no garantiza la vida representacional. Entender las relaciones entre la materialidad biológica y la representacional de este modo, quiebra todo monismo y se inscribe en una concepción epistemológica de la discontinuidad entre dichas materialidades. De este modo los intercambios directos y simétricos entre psique y soma se hallan imposibilitados. Silvia Bleichmar caracteriza lo traumático como aquello que en el momento de su ingreso en el psiquismo, no encuentra modos de simbolización. Sostiene que el aparato psíquico se encuentra abierto a lo real, que se constituye a partir de inscripciones provenientes del exterior al sujeto, a partir de la decodificación de la lengua, y de inscripciones no lenguajeras. Las inscripciones no son todas del mismo orden, ni ingresan al psiquismo de la misma manera, ya que pueden hacerlo en momentos de diversas potencialidades simbólicas. Diferencia lo arcaico de originario, lo arcaico sehallaría inscripto pero no articulado a ninguno de los dos sistemas de la tópica inaugurada por la represión originaria. Se trataría de inscripciones que no están fijadas a ningún sistema psíquico, que conservan su carga energética puesto que la represión no ha operado sobre ellas. Diferencia entonces el síntoma neurótico en sentido estricto del trastorno. Este último correspondería a manifestaciones sintomáticas en sentido amplio relacionadas con una falla en la instalación de la represión originaria, serían manifestaciones psíquicas que no derivan de un conflicto intersistémico. Lo psicosomático se emplazaría en este orden de fenómenos, diferentes del síntoma neurótico. Los trastornos psicosomáticos carecerían de un sentido inconciente; responderían a una dificultad de mentalización del afecto, de darle curso a la angustia y a la trasmutación en descarga corporal. Bleichmar lo caracteriza como un exceso no significable. Considera que son el resultado de una incapacidad de simbolización limitada a ciertas problemáticas angustiosas y no una incapacidad general en la simbolización del sujeto. Respecto al modo de intervención clínica frente a materialidad psíquica del orden de lo arcaico, las simbolizaciones de transición son intervenciones capaces de capturar restos de lo real que insiste en formaciones sintomáticas en sentido amplio (trastornos), que promueven la apropiación representacional de aquello que no puede ser capturado por la libre asociación. Mediante este modo de intervención se ofrece una trama simbólica que posibilite articular las simbolizaciones faltantes. Postula un funcionamiento del psiquismo a dominancias estructurales y no como una homogeneidad. Será en función de la dominancia que esté operando, la elección de las intervenciones en el marco de la transferencia

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En el presente trabajo se propone delimitar el hecho psicosomático en tanto fenómeno clínico, y mediante una explicación metapsicológica poder pensar su determinación, tanto como su abordaje terapéutico en el marco de la transferencia. Para ello se han escogido por un lado, algunos desarrollos teóricos de Kreisler, Fain y Soulé. Una segunda línea conceptual tenida en cuenta, comprende los aportes de Silvia Bleichmar, que en filiación teórica con Laplanche, posibilitan otra lectura de las manifestaciones psicosomáticas a partir del modo en que considera las relaciones entre psique y soma, como también las cualidades de la materialidad psíquica y sus enclaves dinámicos, tópicos y económicos.La explicación metapsicológica que ofrece Bleichmar constituye un aporte imprescindible para comprender la especificidad de estas manifestaciones y para implementar intervenciones clínicas adecuadas. Kreisler circunscribe el hecho psicosomático. Demuestra su existencia en el niño. Define como objeto de la clínica psicosomática a las enfermedades físicas en cuyo determinismo o evolución influyen factores psíquicos o conflictivos. Sustenta la concepción psicopatogénica de Fain elaboradas en colaboración con los psicosomatistas del Instituto Psicoanalítico de París, donde los trastornos somáticos son el resultado de situaciones conflictivas sin elaboración mental. Destaca la tendencia de ciertos psicoanalistas de asimilar los trastornos psicosomáticos a la neurosis, otorgándoles un sentido simbólico. Relaciona el stress con el trauma y a este con la falla de los mecanismos mentales de defensa. Desde la perspectiva teórica de Laplanche y Silvia Bleichmar, se sustenta el concepto de freudiano de pulsión, por considerarlo fundamental para situar las relaciones entre lo somático y lo psíquico. Silvia Bleichmar, destaca la importancia de rescatar lo pulsional como materialidad representacional, en sus nexos con la excitabilidad somática. Las relaciones entre lo psíquico y lo somático, parecen organizarse en tanto el ser biológico es condición de posibilidad para la materialidad psíquica, pero quepor si solo no garantiza la vida representacional. Entender las relaciones entre la materialidad biológica y la representacional de este modo, quiebra todo monismo y se inscribe en una concepción epistemológica de la discontinuidad entre dichas materialidades. De este modo los intercambios directos y simétricos entre psique y soma se hallan imposibilitados. Silvia Bleichmar caracteriza lo traumático como aquello que en el momento de su ingreso en el psiquismo, no encuentra modos de simbolización. Sostiene que el aparato psíquico se encuentra abierto a lo real, que se constituye a partir de inscripciones provenientes del exterior al sujeto, a partir de la decodificación de la lengua, y de inscripciones no lenguajeras. Las inscripciones no son todas del mismo orden, ni ingresan al psiquismo de la misma manera, ya que pueden hacerlo en momentos de diversas potencialidades simbólicas. Diferencia lo arcaico de originario, lo arcaico sehallaría inscripto pero no articulado a ninguno de los dos sistemas de la tópica inaugurada por la represión originaria. Se trataría de inscripciones que no están fijadas a ningún sistema psíquico, que conservan su carga energética puesto que la represión no ha operado sobre ellas. Diferencia entonces el síntoma neurótico en sentido estricto del trastorno. Este último correspondería a manifestaciones sintomáticas en sentido amplio relacionadas con una falla en la instalación de la represión originaria, serían manifestaciones psíquicas que no derivan de un conflicto intersistémico. Lo psicosomático se emplazaría en este orden de fenómenos, diferentes del síntoma neurótico. Los trastornos psicosomáticos carecerían de un sentido inconciente; responderían a una dificultad de mentalización del afecto, de darle curso a la angustia y a la trasmutación en descarga corporal. Bleichmar lo caracteriza como un exceso no significable. Considera que son el resultado de una incapacidad de simbolización limitada a ciertas problemáticas angustiosas y no una incapacidad general en la simbolización del sujeto. Respecto al modo de intervención clínica frente a materialidad psíquica del orden de lo arcaico, las simbolizaciones de transición son intervenciones capaces de capturar restos de lo real que insiste en formaciones sintomáticas en sentido amplio (trastornos), que promueven la apropiación representacional de aquello que no puede ser capturado por la libre asociación. Mediante este modo de intervención se ofrece una trama simbólica que posibilite articular las simbolizaciones faltantes. Postula un funcionamiento del psiquismo a dominancias estructurales y no como una homogeneidad. Será en función de la dominancia que esté operando, la elección de las intervenciones en el marco de la transferencia