31 resultados para Chile. Ministerio de Guerra
Resumo:
Los trabajos incluidos en este dossier analizan los posicionamientos, las prácticas y las redes de relaciones de diversos espacios anticomunistas y comunistas en la Argentina y Chile. Esta propuesta, pues, pone en comunicación los distintos núcleos en lugar de concentrarse exclusivamente en el análisis de grupos abroquelados dentro de una misma familia ideológica o partidaria. Al respecto, se parte del supuesto de que el despliegue de cada uno de ellos se construye en íntima conexión con las prácticas, anclajes y discursividades de los otros, y en forma articulada con los imaginarios y las representaciones creadas sobre esos mismos otros. Con estas consideraciones presentes, este abordaje articula dos espacios vecinos y contemporáneos a partir de un problema en común (Bloch, 1992). El mismo está dado, como se indicó, por el modo en que se configuraron organizaciones, dispositivos y apuestas anticomunistas de distinto signo -ya sea desde esferas progresistas, investigadas en este dossier por Jorge Nallim a través de su estudio comparativo sobre el Congreso por la Libertad de la Cultura en ambos países, o desde múltiples espacios de derecha, analizados por Ernesto Boholavsky y Martín Vicente en el caso argentino- entre mediados de la década de 1950 y 1960, al fragor de la Guerra Fría en América latina. Al mismo tiempo, esa misma concatenación incidió en la propia estrategia del campo comunista y su búsqueda de alianzas o apelación a otros sectores. Inserta en esa lógica, la otra cuestión abordada refiere al contexto y los avatares que se desplegaron en torno a la organización del Primer Congreso Latinoamericano de Mujeres realizado en Santiago de Chile, así como su denostación como "pantalla" del comunismo internacional, según sus detractores -problemáticas examinadas por Adriana Valobra-. En esta dinámica, el influjo de la Revolución Cubana acentuó expectativas y resquemores en los actores en estudio, a la vez que propició nuevas lecturas y estrategias políticas -lo cual opera como telón de fondo en los artículos presentes-. Pero los derroteros y las relaciones de fuerza operantes en los respectivos contextos otorgaron su singularidad a cada experiencia nacional. A partir de estas reflexiones, señalaremos una serie de ejes problemáticos que consideramos nodales para el análisis de las principales líneas de conflicto que atravesaron las disputas comunismo-anticomunismo.
Resumo:
Los trabajos incluidos en este dossier analizan los posicionamientos, las prácticas y las redes de relaciones de diversos espacios anticomunistas y comunistas en la Argentina y Chile. Esta propuesta, pues, pone en comunicación los distintos núcleos en lugar de concentrarse exclusivamente en el análisis de grupos abroquelados dentro de una misma familia ideológica o partidaria. Al respecto, se parte del supuesto de que el despliegue de cada uno de ellos se construye en íntima conexión con las prácticas, anclajes y discursividades de los otros, y en forma articulada con los imaginarios y las representaciones creadas sobre esos mismos otros. Con estas consideraciones presentes, este abordaje articula dos espacios vecinos y contemporáneos a partir de un problema en común (Bloch, 1992). El mismo está dado, como se indicó, por el modo en que se configuraron organizaciones, dispositivos y apuestas anticomunistas de distinto signo -ya sea desde esferas progresistas, investigadas en este dossier por Jorge Nallim a través de su estudio comparativo sobre el Congreso por la Libertad de la Cultura en ambos países, o desde múltiples espacios de derecha, analizados por Ernesto Boholavsky y Martín Vicente en el caso argentino- entre mediados de la década de 1950 y 1960, al fragor de la Guerra Fría en América latina. Al mismo tiempo, esa misma concatenación incidió en la propia estrategia del campo comunista y su búsqueda de alianzas o apelación a otros sectores. Inserta en esa lógica, la otra cuestión abordada refiere al contexto y los avatares que se desplegaron en torno a la organización del Primer Congreso Latinoamericano de Mujeres realizado en Santiago de Chile, así como su denostación como "pantalla" del comunismo internacional, según sus detractores -problemáticas examinadas por Adriana Valobra-. En esta dinámica, el influjo de la Revolución Cubana acentuó expectativas y resquemores en los actores en estudio, a la vez que propició nuevas lecturas y estrategias políticas -lo cual opera como telón de fondo en los artículos presentes-. Pero los derroteros y las relaciones de fuerza operantes en los respectivos contextos otorgaron su singularidad a cada experiencia nacional. A partir de estas reflexiones, señalaremos una serie de ejes problemáticos que consideramos nodales para el análisis de las principales líneas de conflicto que atravesaron las disputas comunismo-anticomunismo.
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Los trabajos incluidos en este dossier analizan los posicionamientos, las prácticas y las redes de relaciones de diversos espacios anticomunistas y comunistas en la Argentina y Chile. Esta propuesta, pues, pone en comunicación los distintos núcleos en lugar de concentrarse exclusivamente en el análisis de grupos abroquelados dentro de una misma familia ideológica o partidaria. Al respecto, se parte del supuesto de que el despliegue de cada uno de ellos se construye en íntima conexión con las prácticas, anclajes y discursividades de los otros, y en forma articulada con los imaginarios y las representaciones creadas sobre esos mismos otros. Con estas consideraciones presentes, este abordaje articula dos espacios vecinos y contemporáneos a partir de un problema en común (Bloch, 1992). El mismo está dado, como se indicó, por el modo en que se configuraron organizaciones, dispositivos y apuestas anticomunistas de distinto signo -ya sea desde esferas progresistas, investigadas en este dossier por Jorge Nallim a través de su estudio comparativo sobre el Congreso por la Libertad de la Cultura en ambos países, o desde múltiples espacios de derecha, analizados por Ernesto Boholavsky y Martín Vicente en el caso argentino- entre mediados de la década de 1950 y 1960, al fragor de la Guerra Fría en América latina. Al mismo tiempo, esa misma concatenación incidió en la propia estrategia del campo comunista y su búsqueda de alianzas o apelación a otros sectores. Inserta en esa lógica, la otra cuestión abordada refiere al contexto y los avatares que se desplegaron en torno a la organización del Primer Congreso Latinoamericano de Mujeres realizado en Santiago de Chile, así como su denostación como "pantalla" del comunismo internacional, según sus detractores -problemáticas examinadas por Adriana Valobra-. En esta dinámica, el influjo de la Revolución Cubana acentuó expectativas y resquemores en los actores en estudio, a la vez que propició nuevas lecturas y estrategias políticas -lo cual opera como telón de fondo en los artículos presentes-. Pero los derroteros y las relaciones de fuerza operantes en los respectivos contextos otorgaron su singularidad a cada experiencia nacional. A partir de estas reflexiones, señalaremos una serie de ejes problemáticos que consideramos nodales para el análisis de las principales líneas de conflicto que atravesaron las disputas comunismo-anticomunismo.
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Los trabajos incluidos en este dossier analizan los posicionamientos, las prácticas y las redes de relaciones de diversos espacios anticomunistas y comunistas en la Argentina y Chile. Esta propuesta, pues, pone en comunicación los distintos núcleos en lugar de concentrarse exclusivamente en el análisis de grupos abroquelados dentro de una misma familia ideológica o partidaria. Al respecto, se parte del supuesto de que el despliegue de cada uno de ellos se construye en íntima conexión con las prácticas, anclajes y discursividades de los otros, y en forma articulada con los imaginarios y las representaciones creadas sobre esos mismos otros. Con estas consideraciones presentes, este abordaje articula dos espacios vecinos y contemporáneos a partir de un problema en común (Bloch, 1992). El mismo está dado, como se indicó, por el modo en que se configuraron organizaciones, dispositivos y apuestas anticomunistas de distinto signo -ya sea desde esferas progresistas, investigadas en este dossier por Jorge Nallim a través de su estudio comparativo sobre el Congreso por la Libertad de la Cultura en ambos países, o desde múltiples espacios de derecha, analizados por Ernesto Boholavsky y Martín Vicente en el caso argentino- entre mediados de la década de 1950 y 1960, al fragor de la Guerra Fría en América latina. Al mismo tiempo, esa misma concatenación incidió en la propia estrategia del campo comunista y su búsqueda de alianzas o apelación a otros sectores. Inserta en esa lógica, la otra cuestión abordada refiere al contexto y los avatares que se desplegaron en torno a la organización del Primer Congreso Latinoamericano de Mujeres realizado en Santiago de Chile, así como su denostación como "pantalla" del comunismo internacional, según sus detractores -problemáticas examinadas por Adriana Valobra-. En esta dinámica, el influjo de la Revolución Cubana acentuó expectativas y resquemores en los actores en estudio, a la vez que propició nuevas lecturas y estrategias políticas -lo cual opera como telón de fondo en los artículos presentes-. Pero los derroteros y las relaciones de fuerza operantes en los respectivos contextos otorgaron su singularidad a cada experiencia nacional. A partir de estas reflexiones, señalaremos una serie de ejes problemáticos que consideramos nodales para el análisis de las principales líneas de conflicto que atravesaron las disputas comunismo-anticomunismo.
Resumo:
El artículo compara la trayectoria de las filiales argentina y chilena del Congreso por la Libertad de la Cultura - un producto de Estados Unidos en la Guerra Fría cultural creado en 1950-entre 1950 y 1964. Basado en numerosas fuentes primarias y secundarias, contribuye a de-centrar los estudios sobre la Guerra Fría cultural, mostrando la manera en que desarrollos históricos internacionales fueron procesados a nivel local y revelando similitudes y diferencias entre las dos filiales relacionadas con el contexto político, ideológico y cultural específico de cada país.
Resumo:
El artículo compara la trayectoria de las filiales argentina y chilena del Congreso por la Libertad de la Cultura - un producto de Estados Unidos en la Guerra Fría cultural creado en 1950-entre 1950 y 1964. Basado en numerosas fuentes primarias y secundarias, contribuye a de-centrar los estudios sobre la Guerra Fría cultural, mostrando la manera en que desarrollos históricos internacionales fueron procesados a nivel local y revelando similitudes y diferencias entre las dos filiales relacionadas con el contexto político, ideológico y cultural específico de cada país.
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El artículo compara la trayectoria de las filiales argentina y chilena del Congreso por la Libertad de la Cultura - un producto de Estados Unidos en la Guerra Fría cultural creado en 1950-entre 1950 y 1964. Basado en numerosas fuentes primarias y secundarias, contribuye a de-centrar los estudios sobre la Guerra Fría cultural, mostrando la manera en que desarrollos históricos internacionales fueron procesados a nivel local y revelando similitudes y diferencias entre las dos filiales relacionadas con el contexto político, ideológico y cultural específico de cada país.
Resumo:
El artículo compara la trayectoria de las filiales argentina y chilena del Congreso por la Libertad de la Cultura - un producto de Estados Unidos en la Guerra Fría cultural creado en 1950-entre 1950 y 1964. Basado en numerosas fuentes primarias y secundarias, contribuye a de-centrar los estudios sobre la Guerra Fría cultural, mostrando la manera en que desarrollos históricos internacionales fueron procesados a nivel local y revelando similitudes y diferencias entre las dos filiales relacionadas con el contexto político, ideológico y cultural específico de cada país.
Resumo:
En 1900 el gobierno argentino creó el Territorio de Los Andes, el último de los diez que existieron en el país, en terrenos ganados a Chile después de una década de disputas diplomáticas, como un corolario de la Guerra del Pacífico. El nuevo territorio se distribuía en su totalidad en zonas montañosas y hasta el momento de su incorporación existía en el país un casi total desconocimiento sobre sus particularidades. A través de las diferentes misiones oficiales y de investigaciones independientes, en la siguiente década y media se produjo conocimiento empírico que fue abonando a la idea de que el nuevo territorio tenía cifrado su destino en dos actividades extractivas: la minería del borato y el aprovechamiento de fibras de vicuñas y pieles de chinchillas. Pero el desarrollo de ambas actividades se enfrentaba a una serie de obstáculos, que tenían que ver con la falta de medios de transporte, la ausencia de capitales y la falta de mecanismos oficiales de estímulo, en el contexto del un país con un perfil productivo eminentemente agroexportador de vacunos y cereales. La falta de crecimiento económico y el escaso crecimiento demográfico, entre otras razones, llevaron a la disolución institucional y la fragmentación territorial de Los Andes en 1943.