5 resultados para patrimonialismo patriarcal
Resumo:
La novela de Marcelo Cohen, El oído absoluto, constituye dentro del sistema de la narrativa argentina, un ejemplo interesante y original por su relación con el género utópico. En efecto, el mundo posible creado por el texto para enmarcar la peripecia de los protagonistas: Evelino Borusso, Clarisa Wald, el padre de ésta, cuyo nombre original -León- ha devenido en Lotario, Tristán (nombres en los cuales es dable percibir un dejo de ironía que es la característica de toda la narración) se dan muchas de las características (insularidad, dirigismo, colectivismo, gobierno patriarcal regido por un grupo de filósofos o notables) y de las virtudes ensalzadas en la utopía clásica (el espíritu comunitario, la valoración del trabajo en detrimento del ocio, el desdén por el dinero). Pero al mismo tiempo se socavan, desde las dudas del narrador y de los personajes, las raíces mismas de ese mundo perfecto, y se reclama por una nueva utopía -a música, el lenguaje, la creación novelesca...- que cale más hondo en la intimidad, para clausurar, de una vez para siempre, la soledad y la incomunicación erigidos en puntos centrales de la meditación que la novela propone.
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Históricamente las mujeres se han visto relegadas y discriminadas respecto de los varones. Argentina y Mendoza no han sido, por supuesto, excepciones. Esto se debe a una construcción sociocultural que establece roles específicos para mujeres y varones dentro de lo que se ha denominado sociedad patriarcal. En esta situación, los medios de comunicación social cumplen un papel fundamental ya que lejos de promover los derechos de las mujeres y la igualdad entre los géneros, contribuyen desde su intencionalidad editorial, a profundizar la discriminación ya que participan en la construcción de un sentido común dominante que refuerza la subordinación de las mujeres en la sociedad y difunde los mitos de la mujer-madre, la pasividad erótica y el amor romántico, relegándolas al espacio privado en tanto doméstico y a los varones al espacio público en tanto espacio decisional y de poder en la sociedad (Fernández, 1994). Si bien los roles se han modificado por cuestiones económicas y político sociales y las mujeres se han insertado en el mercado de trabajo, en las organizaciones, en la vida social, los cambios culturales han sido mucho más lentos en cuanto a las relaciones de poder en el hogar y en el espacio público. El hecho de indagar en la intencionalidad editorial de los dos medios gráficos de mayor tirada de la Provincia, Los Andes y Uno, surge del modelo teórico-metodológico que asume entre sus premisas epistémicas la noción gramsciana de Hegemonía, la que, vinculada a la naturaleza de los medios de comunicación como instrumentos de dominación cultural, se liga al concepto de Ideología. Los objetivos de esta investigación son analizar la intencionalidad editorial de los dos medios gráficos de mayor tirada de Mendoza, Los Andes y Uno, respecto de la construcción del sentido común compartido en torno de roles, temas y problemáticas relacionadas con las mujeres. Asimismo, se busca establecer el por qué de determinada intencionalidad editorial dilucidando los intereses económicos, políticos e ideológicos que tienen los diarios locales y por los cuales realizan determinada construcción de la noticia en relación a las identidades de género. Finalmente, se determina cuál es la parcialidad de grupo/sector/clase que convertida en valor universal y/o natural conforma el sentido común compartido acerca del rol de las mujeres en la sociedad. Se seleccionó como período a observar las piezas referidas a la situación de Claudia, una joven con discapacidad, embarazada víctima de una violación, por ser el hecho mediático más relevante respecto a los derechos humanos de las mujeres durante el 2006 en Mendoza. El período comprende desde el 16 hasta el 25 de agosto y las piezas observadas fueron las publicadas en el género información y opinión. Asimismo, tal como plantea el modelo metodológico, se analizaron piezas publicadas en momentos claves referidas al tema mencionado: Día de la Mujer: 8 de marzo, Día de Acción por la Salud de las Mujeres: 28 de mayo, Día de la Madre: tercer domingo del mes de octubre y Día de la No Violencia contra las Mujeres: 25 de Noviembre.
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La literatura, además de su especificidad como obra de arte, constituye un modo privilegiado de conocimiento y es una herramienta clave en la construcción de nuestra identidad. Precisamente, aquel que posee el lenguaje tiene la capacidad de ordenar el mundo. Esto se debe a la interdependencia que existe entre mundo y lenguaje: el discurso nos remite a una red relaciones de poder, el entramado patriarcal, que se da en la sociedad, que es construida con palabras y que, justamente por esto, puede cambiarse. Entonces, si la forma de relatar es una manera de ordenar el mundo, lo que quedaría por delante sería romper con el discurso que somete a las mujeres. Luce Irigaray (1985) propone un modo de hacerlo: utilizando la mimicry, mímesis o imitación intencionada, que permite asumir deliberadamente la subordinación de mujeres y llevarla a una afirmación para poder frustrarla. La escritora Graciela Beatriz Cabal hizo suya la propuesta de Irigaray y la plasmó en su obra. Este artículo, entonces, versará sobre la utilización de la mimicry en su obra. Para analizar la utilización de dicho recurso, se examinará el cuento La Señora Planchita (1999). .
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El objeto de investigación del presente trabajo es un tipo de violencia particular denominada de género y dentro de ésta, la centralidad está puesta en la violencia simbólica y mediática difundida por la televisión, dada la importancia de los medios de comunicación en la configuración y reproducción de estereotipos, imágenes y conductas violentas hacia las mujeres. Siempre partiendo de la base de que, tal como lo señala Nuria Varela citando al psicólogo Jorge Corsi, “para que la conducta violenta sea posible tiene que darse una condición: la existencia de un cierto desequilibrio de poder" (Varela, 2008, 47); principio fundamental del sistema patriarcal en el que vivimos inmersos ‐puesto que el convencimiento de la superioridad y dominación del hombre subyace en todas las formas de violencia contra las mueres‐ y al que el capitalismo ‐dentro del cual se encuentran las empresas mediáticas‐ fue funcional desde su origen.
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Este artículo realiza un acercamiento a Orlando, de Virginia Woolf, y a Agua viva, de Clarice Lispector, como obras que logran escribir la multiplicidad, la fluidez y la contingencia del ser. Jugando con las convenciones de la biografía y la autobiografía respectivamente, estas obras encuentran los medios para presentar un sujeto multidimensional y para mostrar, en particular, cómo la dimensión relacional, forjada por un orden simbólico patriarcal, ha hecho de la mujer el “otro" del hombre; un “otro" que debe ser dominado. Se exploran en este artículo los conceptos de “economía masculina" y “economía femenina" teorizados por Hélène Cixous y se propone al lenguaje poético como un medio capaz de eludir los dictados del falocentrismo. Lo poético, que no puede ser nunca agotado por uno o varios sistemas de significación, brinda la posibilidad de ir más allá de las categorizaciones y de explorar la multiplicidad. Tanto Orlando como Agua viva muestran las estrategias y las esperanzas de personajes y escritoras que ven en el lenguaje poético, en la “escritura femenina" como la entiende Cixous, el potencial de desarticular la “economía masculina" y abrir un nuevo espacio para sujetos diversos, múltiples y complejos.