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Desde el concepto de canon como el modelo impuesto por un grupo de poder, el presente trabajo analiza la canonización de la figura sanmartiniana en el cruce de los Andes, según relatos de autores de la clase dirigente. En los cuales se compara este personaje con Napoleón, Aníbal, Alejandro Magno y otras significativas figuras de la tradición occidental. Tres narraciones edifican la imagen de un héroe romántico, luchador a favor de la libertad y protector de los pueblos que libera. San Martín como paladín democrático frente a la tiranía despótica de los españoles, aparece en el relato de Gerónimo Espejo “El paso de los Andes". Este rico trabajo de prolijo historiador pondera la hazaña por sobre las de Napoleón y Aníbal. Bartolomé Mitre en su “Historia de San Martín", enfoca al héroe como paladín de unidad americana en la causa de la independencia, con una maestría superior a los cruces clásicos de Napoleón y Aníbal, parangonándolo con el de Bolívar en los Andes ecuatorianos. Ricardo Rojas en El santo de la espada fabrica una imagen religiosa de San Martín y lo iguala a héroes cristianos como Parsifal, Lohengrin y el Cid Campeador. El parangón con Napoleón. Aníbal y Alejandro Magno, se ve apoyado por la iconografía argentina de la época. La estatua más popular de San Martín repite la pose del retrato de Napoleón por David. Este, a su vez, está inspirado en mayólicas de Alejandro que lo representan en similar postura. Así, la imagen del héroe argentino en su cruce de los Andes se inserta con éxito en la tradición occidental.

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Joseph Blanco White fue uno de los primeros en traducir a Shakespeare al castellano y fue el primero en defender el valor de traducirlo. En España, la obra de Shakespeare era juzgada defectuosa por no cumplir con los requisitos neoclásicos de unidad y decoro; era vista, además, como emblema del poderío británico. Blanco White, por el contrario, defiende a Shakespeare como poeta-genio universal. Propone que todas sus obras, incluidas las dramáticas, deben ser traducidas y leídas como poesía lírica, lo cual para él implica que, a diferencia de una representación teatral, éstas poseen un alto grado de abstracción que las libera de toda atadura contextual. El presente artículo analiza estas ideas a la luz de las ataduras biográficas y culturales, no de Shakespeare, sino del mismo Blanco White. Su partida a Inglaterra en 1810 y el contexto multilingüe en el que trabajó lo han situado en los márgenes de la historia literaria española. Sin embargo, este artículo propone rescatar, desde un punto de vista comparatista, sus traducciones y algunos de sus aportes críticos, entre ellos, su visión de Shakespeare más allá de las rivalidades entre España e Inglaterra y su incorporación de un público hispanoamericano como interlocutor.