10 resultados para Cristo de las ampollas, Santo
Resumo:
El Aquinate, en su Comentario a los cuatro libros de las Sentencias de Pedro Lombardo, se pregunta si es aplicable en el campo teológico la definición de persona sostenida por Boecio para iluminarla naturaleza de los sujetos trinitarios sin caer por ello en un politeísmo, y para afirmar además la encarnación del Verbo sin negar la doble naturaleza de Cristo. Teniendo en cuenta que dicha cuestión fue objeto de agudas controversias tanto antes como después del Concilio de Nicea, y que, luego de Boecio, también lo fue para los más destacados maestros medievales; es conveniente por tanto efectuar un breve seguimiento histórico del problema, deteniéndose así en los antecedentes más próximos a Santo Tomás, para luego, a partir del Scriptum super Sententiis Petri Lombardo, indagar sobre las razones que movieron al Aquinate a insistir sobre la aplicación del concepto de persona en el ámbito teológico.
Resumo:
Se ha insistido recientemente por parte de estudiosos del tema ‘persona’ en Santo Tomás, en que la voluntad humana o, por lo menos su libertad, debe interpretarse como ligada directamente a la persona, y emergiendo sobre su naturaleza. El obrar sería fundamentalmente un asunto del sujeto personal, mientras que la naturaleza sería solamente la raíz de una tendencia global y genérica. Esta hipótesis pivotea sobre la causa eficiente como única verdadera causa. Ahora bien, este tema de la emergencia o trascendencia de la voluntad respecto a la propia naturaleza aparece ya tratado por Santo Tomás en sus obras, y en particular en el Comentario a las Sentencias, aunque no utilizando esta moderna terminología. Lo que plantea el Aquinate es la imposibilidad de que la voluntad o sus actos sigan a la persona. La voluntad como potencia sigue a la naturaleza y los actos de la voluntad son ejecutados por la persona como causa eficiente última en su orden, pero según la razón como causa formal.
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El Comentario a las Sentencias, una obra de juventud del Aquinate, permite reconocer la presencia de Aristóteles en su pensamiento ya desde el comienzo de su producción filosófica. Uno de los temas donde claramente se nota su influencia es en la teoría del conocimiento, pues el joven dominico parece aceptar los aspectos centrales de la visión del Estagirita, aunque evidentemente las fórmulas y desarrollos no tienen aquí la precisión que se observa en escritos posteriores y en las que ciertamente uno encuentra un Santo Tomás más maduro. En el presente artículo quisiera desarrollar algunos elementos que surgen al analizar la importancia que se da en esta obra a lo sensible. En efecto, la frecuencia con la que el Aquinate recurre a Dionisio para completar e incluso corregir algunas afirmaciones de Aristóteles en este tema no puede menos que llamar la atención. A la necesidad de lo sensible se suma por ejemplo el hecho de concebir a la creación como símbolo de Dios o a lo material como un elemento mediador, dos temas de clara inspiración dionisiana. Como intento mostrar, aun reconociendo la presencia de Aristóteles, la posición de Santo Tomás en el tema de lo sensible y sobre todo en el papel que deben ocupar los sentidos no pueden ser comprendidos cabalmente sin reconocer en qué medida su pensamiento es tributario del Areopagita.
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Este artículo es la primera parte de un estudio sobre las enfermedades mentales según santo Tomás. Aquí se exponen los temas de las fuentes médico-biológicas del Aquinate (fundamentalmente Aristóteles, Galeno, Nemesio y Avicena), la naturaleza de la enfermedad, su relación con las pasiones del alma y algunas consecuencias que se siguen para el tema de la enfermedad mental. En un artículo posterior se entrará en el detalle de las categorías psicopatológicas que aparecen en las obras del Aquinate y su significado a la luz de sus fuentes, así como en los temas de las enfermedades psicosomáticas y lo que santo Tomás llama “aegritudo animalis".
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En un primer examen de las auctoritates Ockham formula un claro acercamiento al esquema aristotélico-boeciano y a la definición de persona como sustancia en cuanto suppositum intellectualis, definición que encuentra conveniente aplicar tanto a lo creado como a Dios. Comienza luego una discusión más próxima y contemporánea con los moderni, que está centrada, por un lado en Escoto para quien la persona se ha de definir a partir de la relación; y por otro, con santo Tomás de Aquino. “Persona", para el Aquinate, no significa una naturaleza común quidditas, ousía o sustancia segunda, por el contrario, indica al individuo: “esta carne y estos huesos" pero lo significa de un modo vago e indeterminado. Precisamente, éste es el punto que Ockham discute: qué denota esta significación indeterminada; le dedica a la cuestión un amplio análisis que lo conduce a equiparar los conceptos de naturaleza y de persona. En un paso subsiguiente Ockham propone examinar las personas in divinis: no es posible establecer in divinis ninguna diferencia o distinción; si se afirma en Dios la presencia de tres personas y de una sola naturaleza la adhesión se presta por la fe sin que medie un acercamiento racional al tema. El aparato conceptual y metafísico para abordar el problema de la persona en sede divina, ha pasado por la criba de un examen que concluye, para Ockham, en la verdadera imposibilidad de elaborar una teología trinitaria.
Resumo:
Continuando un artículo anterior en el que se definió el concepto de enfermedad, en orden al esclarecimiento del de enfermedad mental, en el presente estudio se desarrolla el tema de aquellas que pueden ser llamadas enfermedades en el estricto sentido del término. En un primer parágrafo, se mencionan los trastornos que son mencionados por Santo Tomás, y se los explica colocándolos en el contexto de la medicina medieval, con particular referencia al Canon de Medicina de Avicena. En un segundo parágrafo, se desarrolla el tema de las enfermedades psicosomáticas, es decir aquellas causadas por una “pasión animal". Se deja para un tercer artículo el esclarecimiento de la naturaleza de lo que el Aquinate llama “aegritudo animalis".
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Fil: Pérez, Haydée Otilia.
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En el presente trabajo, apoyándonos en los resultados de las más recientes investigaciones tomasianas, ofrecemos una introducción a los sofisticados desarrollos del tratado trinitario de la Suma de Teología de santo Tomás de Aquino. Después de una breve exposición de la síntesis trinitaria especulativa que nuestro autor ofrece en la Suma contra Gentiles, nos detendremos en el estudio del cometido y la estructura del tratado que nos ocupa, procurando poner de manifiesto la diferencia y la complementariedad que existe entre ambos tratados.
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En el presente trabajo nos proponemos analizar un tema que forma parte de la teoría física de Alberto Magno: la cuestión relativa a la naturaleza y unicidad del tiempo, considerada a partir del tratado De Tempore que forma parte de su comentario al libro IV de la Physica. Y lo haremos centrando nuestro interés en la problemática de las fuentes referidas –tácita o expresamente– por el Doctor Universalis en la evaluación del tema. Si bien Alberto despliega un amplio panorama en su evaluación que contempla tanto la doctrina de Agustín y de Galeno; como también la visión contrapuesta de Avicena, Alejandro, Themistio, Averroes, Teofrasto y Porfirio; todo su análisis apunta a indicar a Avicena y Averroes como los núcleos doctrinales que centralmente gravitan en la formulación del problema. Los peripatéticos medievales han substituido bajo el nombre del Estagirita una doctrina nueva vinculada, a partir de Avicena, muy íntimamente con el primer cielo y con el movimiento de la primera esfera como reloj universal y medida de todo movimiento. Al recurso de estas fuentes se suman también las aportaciones propias de Averroes, quien desarrolla una doctrina original que expone una conexión entre el tiempo y el esse transmutabile, considerando la temporalidad como el modo de ser propio de los seres materiales asociado a la conciencia del cambio continuo. Alberto elabora una doctrina propia, con base general en el sistema de Averroes, pero sin desconocer puntualizaciones de Avicena que resultan también asumidas en su original exposición filosófica.
Resumo:
El trabajo analiza uno de los espacios asociativos juveniles de la Acción Católica Argentina (A.C.A): la Juventud de Acción Católica (J.A.C). Aborda como se esbozó esa tendencia asociativa dentro y fuera de las Parroquias, los elementos formativos en los cuales eran educados los jóvenes por medio del apostolado celular, los mecanismos de ingreso, las formas de inserción barrial y las relaciones político-contextuales que actuaron como telón de fondo y, de cierta forma, "competían" con la J.A.C.. El trabajo nos direcciona a pensar las distintas formas en que la juventud -entendida en términos culturales y no solamente biológicos- se insertó en determinados espacios sociales en pos de definir una identidad juvenil. Esto se dio en una coyuntura en la cual la Iglesia había intentado "re cristianizar" la sociedad argentina batallando contra los elementos del liberalismo que dominaban la esfera política.