2 resultados para Collective actors
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Resumo:
El concepto “desarrollo sustentable" se ha consolidado en la academia, organismos internacionales e instituciones públicas que tienen como una preocupación central el bienestar colectivo o la calidad de vida de la población. También está presente en el discurso de partidos políticos, organizaciones no gubernamentales, movimientos sociales y otros actores de la sociedad civil, que buscan nuevas respuestas a distintos problemas que aquejan a la sociedad y que dicen relación con su estrategia de desarrollo. De esta forma, se trata de un concepto universalmente aceptado y legitimado, aunque su significado no siempre sea unívoco y no conlleve en todos los casos al mismo tipo de acciones. Su fortaleza, sin embargo, radica en su concepción ampliamente compartida como uno de los meta - objetivos de la sociedad. No obstante, tal vez una de las mayores debilidades del concepto sea su (todavía) baja aplicabilidad a la realidad. Como dice Reboratti (2000:202), “desarrollo sostenible es...una meta a alcanzar, una posibilidad que aparece en el futuro y que tal vez nunca alcanzaremos...", pero según reconoce el mismo autor, requiere de al menos un esfuerzo de planificación, que –según entendemos nosotros- ha de contar con herramientas específicas, que permitan encauzar en forma efectiva el desarrollo de un territorio hacia su sustentabilidad. En este contexto, resulta fundamental desarrollar una metodología de ordenamiento territorial que pueda conducir efectivamente a un desarrollo sustentable. Por cierto, es necesario que dicha metodología sea de fácil aplicación, de manera que se constituya en un apoyo eficiente y eficaz para las instituciones responsables de la planificación y administración del territorio. En virtud de lo anterior, el presente trabajo tiene como objetivo general exponer una metodología para la elaboración de un Plan de Ordenamiento Territorial, basada en el concepto de “sustentabilidad", que sea efectiva y simple en su aplicación. Los componentes centrales de esta propuesta metodológica son: (a) la integración de distintas herramientas de análisis para el diagnóstico evaluativo de un territorio, (b) la ponderación de todas las dimensiones de la sustentabilidad, (c) la proposición de instrumentos para el diseño de modelos espaciales que permitan encauzar el desarrollo de un territorio hacia su sustentabilidad, considerando el uso racional de los recursos naturales, la reducción de los riesgos de desastres y el mejoramiento de la calidad de vida de las generaciones presentes y futuras. La metodología propuesta ha sido aplicada a un caso de estudio de escala local, la comuna de San José de Maipo en Santiago de Chile, a través de un ejercicio docente desarrollado por los alumnos de la promoción 2007 en el Taller de Gestión Ambiental, del Magíster en Asentamientos Humanos y Medio Ambiente de la Pontificia Universidad Católica de Chile. El proceso metodológico propuesto considera básicamente dos subprocesos: el diagnóstico evaluativo del sistema territorial y el diseño de un modelo territorial, cuyo resultado es la elaboración de un Plan de Ordenamiento Territorial Sustentable para la comuna de San José de Maipo.
Resumo:
Existe un interés creciente acerca el papel que puede jugar la economía social en tanto que plataforma de lanzamiento de iniciativas de desarrollo económico y social a nivel local. En este texto se tratará de responder a la pregunta siguiente. ¿Es posible que iniciativas locales que movilizan al capital social y a los recursos de la economía social puedan rectificar la situación de pobreza que viven comunidades rurales, barrios urbanos desheredados, recreando Iazos sociales en el seno de estos espacios y conectándolos con las redes económicas y sociales más prosperas? Se planteará que el éxito de Ias iniciativas locales impulsadas por la economía social en lo que respecta a iniciar procesos de mejoramiento de la calidad de vida de sus habitantes depende de cuatro factores: 1) Ia capacidad de los líderes y actores locales de movilizar y de combinar una amplia gama de recursos, 2) la existencia de un liderazgo reconocido y construido socialmente, 3) la existencia de estructuras y de organizaciones que ayudan a solucionar conflictos entre los actores sociales y que les permiten aprender a actuar de manera colectiva, y 4) la identificación colectiva de objetivos estratégicos destinados al uso innovador de fondos y programas de sostén del desarrollo. Desde este punto de vista, la economía social se puede considerar como incubadora de innovación social.