8 resultados para Quechua Indians.
em BORIS: Bern Open Repository and Information System - Berna - Suiça
Resumo:
La Reforma Agraria del 1953 trajo un nuevo régimen y nuevas políticas agrarias que estaban dirigidos a la modernización de Bolivia, y logró la abolición de las formas de servidumbre a las que estaba sometida la población indígena originario campesina. Sin embargo, a más tardar en los años 70, quedó claro que la Reforma Agraria no pudo cumplir con las expectaciones de la población indígena campesina, y que no hubo voluntad política de implementarla. Entre los numerosos déficit de la reforma, destacan la continua inequidad en el acceso y en la distribución de la tierra; la creación de nuevos latifundios de carácter capitalista en el oriente y de minifundios en el altiplano y valle; la inseguridad jurídica; la sobreposición de derechos; y una institucionalidad pública desacreditada. En el marco de cambios políticos en todo Latinoamerica en los años 90, se introdujo una serie de reformas que reconocen el carácter multi-étnico y pluricultural del país. La Ley INRA (Ley del Instituto Nacional de Reforma Agraria) del 1996 trajo un reconocimiento formal de los sistemas de tenencia de la tierra indígenas bajo el patrocinio del neoliberalismo. Un eje central de la ley es el saneamiento de la propiedad agraria. Después de una década de vigencia, la ley resultó ser insuficiente, el saneamiento burocrático, lento, costoso y con resultados no muy satisfactorios. En 2006, el gobierno de Evo Morales modificó la ley mediante la Ley de Reconducción Comunitaria de la Reforma Agraria. Desde entonces, el proceso de saneamiento ha avanzado significantamente en las tierras bajas y el altiplano norte, mientras en Potosí, Tarija, Oruro y Cochabamba el proceso sigue siendo lento. Eso tiene que ver con las particularidades históricas, culturales, sociales, económicas y ecológicas de las diferentes regiones de Bolivia, cuales la Ley INRA no logra a captar. La presente tesis tiene como objetivo analizar las formas de tenencia y uso de la tierra y las instituciones sociales mediantes las cuales estos están reguladas en dos comunidades del Valle de Cochabamba. Las sistemas de tenencia de la tierra elaboradas por las familias campesinas luego se analizaron en relación a la Ley INRA. El área de estudio es localizado en el municipio de Sipe Sipe, provincia de Quillacollo, departamento de Cochabamba. La población consiste de campesinos perteneciendo al grupo etno-lingüistico quechua, cuya subsistencia depende de la producción agropecuaria y, en la mayoría de los casos, del trabajo asalariado. Las comunidades están situadas total- o parcialmente dentro del Parque Nacional Tunari. La ley del parque del 1991 expropia a las personas que viven dentro de los límites de este. Sin embargo, hasta hoy no ha sido implementada, excepto en 1% de la superficie total; las dos comunidades hasta ahora no han sido afectadas. Las dos comunidades de estudio han desarrollado una compleja combinación de propiedad familiar y propiedad comunal, que tiene su raíz en el sistema de haciendas, la forma predominante de tenencia de la tierra en el departamento de Cochabamba hasta la Reforma Agraria. El acceso al territorio comunal y el uso de los recursos naturales es gestionado por un sindicato agrario y una variedad de instituciones sociales. Se analizaron las estrategias de hogar de seis familias de Link’u comparandolas con las demás datos obtenidos. En Lap’iani, la comunidad menos accesible, las familias dependen de gran parte de la producción agropecuaria, mientras en Link’u, que está localizado cerca del pueblo de Sipe Sipe, la mayoría de las familias combina la agricultura con el trabajo asalariado. En ambas comunidades, la educación formal de los hijos y la migración temporal o permanente constituyen pilares fundamentales de las estrategias familiares. En Link’u se ha mostrado un proceso de urbanización que se expresa en un plan de desarrollo futuro que prevée la transformación de la zona periurbana de la comunidad en propiedad familiar o área urbana. Estos cambios en las estrategias de las familias y de la comunidad pueden explicarse por condiciones dinámico socioeconómicas, ecológicas y político-administrativas. Los resultados de la investigación muestran que los campesinos en las comunidades de estudio diversifican sus estrategias de vida para enfrentar al minifundio. Estas estrategias consisten en la producción agropecuaria en diferentes pisos ecológicos (control vertical de la ecología), la educación, la migración, la integración al mercado, el trabajo asalariado, y, en el caso de Link’u, en la propiedad individual de la tierra. El sistema de tenencia de la tierra es marcado por la interlegalidad o el bricolage de leyes formales y normas consuetudinarias. La Ley INRA desempeña para ambas comunidades un papel marginal. Se mostró que el sistema de tenencia y uso de la tierra es complejo, flexible y persistente. Combina diferentes tipos de propiedad y permite diferentes formas de organización dependiendo del área (rural/urbana).
Resumo:
This paper aims to deepen the search for ecosystem-like concepts in indigenous societies by highlighting the importance of place names used by Quechua indigenous farmers from the central Bolivian Andes. Villagers from two communities in the Tunari Mountain Range were asked to list, describe, map and categorize the places they knew on their community’s territory. Results show that place names capture spatially explicit units which integrate biotic and abiotic nature and humans, and that there is an emphasis on topographic terms, highlighting the importance of geodiversity. Farmers’ perspectives differ from the classical view of ecosystems because they ‘humanize’ places, considering them as living beings with agency. Consequently, they do not make a distinction between natural and cultural heritage. Their perspective of the environment is that of a personalized, dynamic relationship with the elements of the natural world that are perceived as living entities. A practical implication of the findings for sustainable development is that since places names make the links between people and the elements of the landscape, toponymy is a tool for ecosystem management rooted in indigenous knowledge. Because place names refer to holistic units linked with people’s experience and spatially explicit, they can be used as an entry point to implement an intercultural dialogue for more sustainable land management.
Resumo:
In the Andean highlands, indigenous environmental knowledge is currently undergoing major changes as a result of various external and internal factors. As in other parts of the world, an overall process of erosion of local knowledge can be observed. In response to this trend, some initiatives that adopt a biocultural approach aim at actively strengthening local identities and revalorizing indigenous environmental knowledge and practices, assuming that such practices can contribute to more sustainable management of biodiversity. However, these initiatives usually lack a sound research basis, as few studies have focused on the dynamics of indigenous environmental knowledge in the Andes and on its links with biodiversity management. Against this background, the general objective of this research project was to contribute to the understanding of the dynamics of indigenous environmental knowledge in the Andean highlands of Peru and Bolivia by investigating how local medicinal knowledge is socially differentiated within rural communities, how it is transformed, and which external and internal factors influence these transformation processes. The project adopted an actor-oriented perspective and emphasized the concept of knowledge dialogue by analyzing the integration of traditional and formal medicinal systems within family therapeutic strategies. It also aimed at grasping some of the links between the dynamics of medicinal knowledge and the types of land use systems and biodiversity management. Research was conducted in two case study areas of the Andes, both Quechua-speaking and situated in comparable agro-ecological production belts - Pitumarca District, Department of Cusco (Southern Peruvian Highlands) and the Tunari National Park, Department of Cochabamba (Bolivian inner-Andean valleys). In each case study area, the land use systems and strategies of 18 families from two rural communities, their environmental knowledge related to medicine and to the local therapeutic flora, and an appreciation of the dynamics of this knowledge were assessed. Data were collected through a combination of disciplinary and participatory action-research methods. It was mostly analyzed using qualitative methods, though some quantitative ethnobotanical methods were also used. In both case studies, traditional medicine still constitutes the preferred option for the families interviewed, independently of their age, education level, economic status, religion, or migration status. Surprisingly and contrary to general assertions among local NGOs and researchers, results show that there is a revival of Andean medicine within the younger generation, who have greater knowledge of medicinal plants than the previous one, value this knowledge as an important element of their way of life and relationship with “Mother Earth” (Pachamama), and, at least in the Bolivian case, prefer to consult the traditional healer rather than go to the health post. Migration to the urban centres and the Amazon lowlands, commonly thought to be an important factor of local medicinal knowledge loss, only affects people’s knowledge in the case of families who migrate over half of the year or permanently. Migration does not influence the knowledge of medicinal plants or the therapeutic strategies of families who migrate temporarily for shorter periods of time. Finally, economic status influences neither the status of people’s medicinal knowledge, nor families’ therapeutic strategies, even though the financial factor is often mentioned by practitioners and local people as the main reason for not using the formal health system. The influence of the formal health system on traditional medicinal knowledge varies in each case study area. In the Bolivian case, where it was only introduced in the 1990s and access to it is still very limited, the main impact was to give local communities access to contraceptive methods and to vaccination. In the Peruvian case, the formal system had a much greater impact on families’ health practices, due to local and national policies that, for instance, practically prohibit some traditional practices such as home birth. But in both cases, biomedicine is not considered capable of responding to cultural illnesses such as “fear” (susto), “bad air” (malviento), or “anger” (colerina). As a consequence, Andean farmers integrate the traditional medicinal system and the formal one within their multiple therapeutic strategies, reflecting an inter-ontological dialogue between different conceptions of health and illness. These findings reflect a more general trend in the Andes, where indigenous communities are currently actively revalorizing their knowledge and taking up traditional practices, thus strengthening their indigenous collective identities in a process of cultural resistance.
Resumo:
Combined approaches to conserve both biological and cultural diversity are seen as an alternative to classical nature conservation instruments. The objective of this study was to examine the influence of urbanization coupled with exclusive conservation measures, on land use, local knowledge and biodiversity in two Quechua speaking communities of Bolivia located within the Tunari National Park. We assessed and compared the links between land use, its transformation through conservation practices, local institutions and the worldviews of both communities and the implications they have for biodiversity at the level of ecosystems. Our results show that in both communities, people’s worldviews and environmental knowledge are linked with an integral and diversified use of their territory. However, the community most affected by urbanization and protected area regulations has intensified agriculture in a small area and has abandoned the use of large areas. This was accompanied by a loss of local environmental knowledge and a decrease in the diversity of ecosystems. The second community, where the park was not enforced, continues to manage their territory as a material expression of local environmental knowledge, while adopting community-based conservation measures with external support. Our findings highlight a case in which urbanization coupled with exclusive conservation approaches affects the components of both cultural and biological diversity. Actions that aim to enhance biocultural diversity in this context should therefore address the impact of factors identified as responsible for change in integrated social-ecological systems.
Resumo:
Local knowledge is crucial to both human development and environmental conservation. This is especially the case in mountain regions, where a combination of remoteness, harsh climatic conditions, rich cultural heritage, and high biological diversity has led to the development of complex local environmental knowledge systems. In the Andes for instance, rural populations mainly rely on their own environmental knowledge to ensure their food security and health. Recent studies conducted within Quechua communities in Peru and Bolivia showed that this knowledge was both persistent and dynamic, and that it responded to socio-economic and environmental changes through cultural resistance and adaptation. As this paper argues, combining local knowledge and so-called scientific knowledge – especially in development projects – can lead to innovative solutions to the socio-environmental challenges facing mountain communities in our globalized world. Based on experiences from the Andes, this paper will provide concrete recommendations to policymakers and practitioners for integrating local knowledge into development and natural resource management initiatives.
Resumo:
Los factores socio-económicos que influyen sobre los conocimientos de plantas medicinales de la población (personas no especialistas que se auto medican con plantas medicinales) han sido poco estudiado en la investigación etnobotánica. En este marco, el objetivo del trabajo de investigación fue analizar la distribución social del conocimiento sobre plantas medicinales en comunidades rurales de los Andes peruanos y bolivianos. Se realizaron entrevistas detalladas y ejercicios de listados libres en idioma Quechua con la ayuda de un intérprete local con 18 familias de un distrito rural de los Andes peruanos y 18 familias de una subcentral rural de los Andes bolivianos. Se recolectaron muestras botánicas de las plantas junto con los informantes en las dos áreas de estudios de caso. Un análisis cuantitativo de clasificación mostró que, en los dos estudios de caso, los vínculos de parentesco y la historia personal influye sobre las especies de plantas conocidas y usadas, en vez de otros factores como la edad, el nivel de educación, el estatuto socio-económico o la religión. El proceso de migración hacía los centros urbanos y las tierras bajas amazónicas, generalmente considerado como un factor importante en la pérdida de los conocimientos de medicina tradicional, solo tiene un impacto sobre el conocimiento de la población en el caso de familias que migran más de seis meses por año o de manera permanente. La migración no influye sobre los niveles de conocimientos de plantas medicinales ni sobre las estrategias terapéuticas de las familias que migran de forma temporal o por periodos más cortos de tiempo. Se demuestra que el impacto de factores socio-económicos externos que son generalmente considerados como la causa de la pérdida de los conocimientos de medicina tradicional en las altas tierras andinas es limitado. Además, los resultados de investigación implican que en zonas rurales donde la migración tiene un impacto sobre los conocimientos locales, la medicina tradicional podría ser mejor fortalecida si se trabaja estrechamente con familias y su red de parentesco extendida.
Resumo:
La medicina tradicional no solamente sigue vigente en los Andes bolivianos, sino constituye la opción de primera elección para las familias rurales. Un estudio realizado en dos comunidades de la Subcentral Waka Playa, Municipio Tapacarí, muestra que los campesinos quechua-hablantes de los valles interandinos integran el sistema tradicional con el sistema de salud formal en el marco de sus estrategias familiares, reflejando un diálogo ínter-ontológico entre diferentes concepciones de salud y de enfermedad. A lo largo de una larga interacción con su entorno natural, los pobladores de los Andes han desarrollado concepciones específicas sobre el ser humano, su relación con la naturaleza, la salud y la enfermedad. Este proceso resultó en un sistema de salud complejo, donde intervienen expertos locales como son los curanderos-adivinos y los parteros y que se basa en un amplio uso y conocimiento de la flora y fauna nativas. A parte de estos conocimientos especializados, la medicina tradicional andina se expresa también en las prácticas terapéuticas diarias de la población, transmitidas y re-inventadas de generación en generación en el contexto de la familia y de la comunidad. La introducción del sistema de salud formal en el área de estudio en los años 90, representado por una posta de salud, impactó las comunidades locales principalmente por el acceso a vacunas – y la consecuente erradicación de algunas enfermedades - y a métodos contraceptivos. Sin embargo, la biomedicina es todavía de acceso muy limitado además de, según la población local, no tener la capacidad para curar ciertas enfermedades locales como el “susto,” el “mal viento” o la “colerina”. Como en otras áreas del conocimiento ecológico local, se observa una pérdida general de los conocimientos vinculados a la medicina tradicional andina debido a varios factores socioeconómicos, el más impactante siendo el proceso masivo de migración de las zonas rurales a los centros urbanos y al trópico boliviano. Sin embargo, estos conocimientos todavía se mantienen vigentes y son altamente valorizados por la población local, como un elemento del mantenimiento de sus formas de vida y de relacionamiento con la “Madre Tierra” (Pachamama). Las familias de Waka Playa integran la medicina tradicional y el sistema de salud formal en sus estrategias de vida, en diferentes grados según factores como la migración, la educación, el sexo y la edad. El uso de la flora medicinal local también es diferenciado según la localización de la vivienda principal de las familias y la consecuente concentración geográfica de sus actividades en las diferentes zonas de producción agroecológicas. Por ultimo, el interés personal influye sobre el grado y el tipo de conocimiento de cada familia. La medicina tradicional juega un rol fundamental en el bien-estar de las familias campesinas andinas y por ello constituye un potencial importante para un desarrollo sostenible. En esta perspectiva, la revalorización de los saberes locales y la construcción de puentes de diálogo con el sistema de salud local son sumamente importantes. Este punto de vista tiene perspectivas prometedoras en el contexto político actual boliviano, que apoya la medicina tradicional en el marco del reconocimiento de las identidades indígenas, en miras a un desarrollo endógeno.