107 resultados para 2008 economic crisis
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This bulletin examines the impact of the economic crisis on the maritime and port sector.
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Over the past two years the global economy has experienced substantial economic turmoil, resulting in severe economic contraction. While there has been a recent return to growth, this situation has impacted all economic sectors worldwide. In the highly tourism-dependent region of the Caribbean, the impact of the global economic crisis has been most notable on the tourism sector, which, from the early 1990s, became the key driver of economic growth for the region. The eventual emergence of this sector reflects an economic development history which was previously underpinned by the export of agricultural commodities, and subsequently by the adoption of the import substitution industrialization model as promulgated by Arthur Lewis. This was further stimulated by spectacular economic contraction in Caribbean economies during the 1980s as a result of changes in the global terms of trade for commodities, generally low levels of competitiveness for manufactured goods, as well as weak institutional and governance frameworks. Ultimately, many economies began to reflect fiscal and balance of payments constraints. By the end of the 1990s, too, evidence of declining competitiveness even in the tourism sector began to become apparent particularly when evaluated under the framework of the Butler Tourism Area Life- Cycle (TALC) model. The recent economic crisis, therefore, provides an opportunity to reflect on the overall approach to economic development in the Caribbean, and to assess the implications of the region’s response to the crisis. This analysis makes the case for the future development of the sector to be based on two broad strategies. The first is to deepen the integration of the tourism sector into the broader economy through the diversification of the regional tourism product, as well as the enhancement of linkages with other sectors, while the second is to expand the tourism sector into a total service economy through the introduction of new services. Considering linkages, the development of clusters and value chains to support the tourism sector is identified with respect to agriculture and food, handicraft, and furnishings. Among the new services identified are education, wellness, yachting and boating, financial services, and information and communications technologies (ICT). This overall strategy is deemed to be better suited to the macroeconomic realities of the Caribbean, where high labour costs and other structural rigidities require a high-valued specialty tourism product in order to sustain the sector’s global competitiveness.
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This survey provides an overview of the economic performance of countries of the Caribbean Community (CARICOM) for the year 2008 and their outlook for 2009. The report comprises three chapters. The first provides a regional comparative analysis of the main macroeconomic variables, namely GDP growth, inflation, fiscal and external accounts, as well as fiscal, monetary and other policies, particularly those specifically devised to cope with the ongoing global economic crisis. The second chapter deals with two topics relevant for economic development in the region: economic growth and small and medium enterprises development from an analytical and empirical perspective. The last chapter presents country briefs of the seven most developed countries (MDCs) in the Caribbean – Bahamas, Barbados, Belize, Guyana, Jamaica, Suriname and Trinidad and Tobago – together with a subregional assessment of the eight member countries of the Eastern Caribbean Currency Union (ECCU).
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Tal como se había previsto en el primer boletín conjunto preparado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL); y la Organización Internacional del Trabajo (OIT);, la crisis económica continuó golpeando a los países de América Latina y el Caribe durante el segundo trimestre de 2009. Los mercados internacionales se mantuvieron débiles, lo que afectó las exportaciones regionales de bienes y servicios, las remesas y la inversión extranjera directa continuaron cayendo, el crédito perdió dinamismo y la masa salarial se contrajo, sobre todo por la pérdida de empleo. En consecuencia, las proyecciones de crecimiento de muchos países debieron corregirse a la baja. Por otra parte, desde fines del año pasado, aunque con marcadas diferencias entre los países de la región, se viene implementando una política contracíclica para compensar con el gasto público la debilidad de la inversión y el consumo privados y estimular la reactivación de la demanda agregada.En este segundo boletín, la CEPAL y la OIT señalan cómo se ha profundizado el impacto de la crisis en los mercados de trabajo de la región en el primer semestre de este año y analizan las opciones y los avances de la inversión pública en infraestructura y de los programas de empleo de emergencia para contrarrestar los efectos de la crisis en el mercado de trabajo.Prácticamente en todos los países se registró un aumento de la tasa de desempleo en comparación con el año anterior y esta situación empeoró en el segundo trimestre respecto del primero. En el segundo trimestre, el desempleo urbano superó la tasa del mismo período del año anterior en un punto porcentual (un 8,5% frente a un 7,5%);, mientras que en el primero esta brecha fue de 0,6 puntos porcentuales. Además, algunos indicadores muestran un aumento de la informalidad, un debilitamiento del empleo con protección social y una contracción del empleo de jornada completa.Si se analiza la evolución de los mercados laborales en el primer semestre y se considera la proyección de una caída del producto regional del 1,9% en 2009, se estima que la tasa de desempleo urbano regional rondará el 8,5% en el promedio anual. Esta proyección es ligeramente menos pesimista que la adelantada en el primer boletín, lo que tendría su principal explicación en la caída de la tasa de participación que se observa en el primer semestre y se mantendría vigente durante todo el año. Si no se diera esta reducción de la oferta laboral, que en buena parte se debería a un efecto de "desaliento", el promedio anual de la tasa de desempleo urbano se ubicaría entre el 8,8% y el 8,9%. De esta manera,el número de desempleados abiertos urbanos aumentaría 2,5 millones, pero, si se incluye a los "desalentados", el número de personas adicionales que no encuentran espacio en el mercado laboral urbano crecería a 3,2 millones.Sin embargo, como ocurre a nivel mundial, algunas señales indican que la crisis económica en la región habría tocado fondo a mediados de año. En muchos países se ha detenido la caída de la producción y hay indicios de una incipiente recuperación que motiva un cauto optimismo, ya que esto favorecería la evolución de los mercados laborales en el cuarto trimestre. Sin embargo, consideramos que la recuperación será gradual y no se dará de manera homogénea en todos los países de la región.Es importante destacar que los problemas laborales no se resolverán con el retorno a un sendero ascendente de crecimiento. En primer lugar, es de esperar que la recuperación del empleo se dé con un cierto rezago respecto de la actividad económica. En segundo término, con un crecimiento económico que a corto plazo continuará siendo moderado y no volverá a las tasas registradas entre fines de 2003 y mediados de 2008, la demanda laboral seguirá débil y eso repercutirá en la generación de empleo de buena calidad. Por lo tanto, los países no deben desistir de los esfuerzos para estimular la defensa y la creación de puestos de trabajo decente y deben reforzar la efectividad y eficiencia de los instrumentos disponibles. De esta manera, la región no solo enfrentará mejor los desafíos de la recuperación económica, sino que también fortalecerá las bases para lograr la inclusión social y poder avanzar en mejores condiciones hacia el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio.
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Tras un período de cinco años durante el cual América Latina y el Caribe registró un desempeño económico y social sin precedentes en las últimas décadas, sobrevino una crisis económica y financiera global que no solo afectó las variables macroeconómicas, sino que también tuvo un marcado impacto en los mercados laborales de los países de la región. En efecto, mientras que entre 2003 y 2008 las tasas de ocupación en general, y especialmente los niveles de empleo formal, registraron significativos incrementos acompañados de un descenso de la tasa de desempleo regional, la crisis puso marcha atrás en estas tendencias.No obstante, la región estaba mejor preparada que en crisis anteriores, ya que gozaba de una buena situación en materia fiscal y de reservas internacionales y registraba un bajo nivel inflacionario. Esto significó que las autoridades pudieron disponer de espacios para aplicar políticas contracíclicas, tanto fiscales como monetarias. De todas maneras, frente a la peor crisis a nivel global desde la Gran Depresión de los años treinta, estas medidas solo pudieron atenuar el impacto en las economías de la región, pero no evitarlo. Además, la crisis golpeó con marcadas diferencias a las subregiones y los países, según las características de su inserción comercial, y no todos los países disponían del espacio fiscal necesario para instrumentar enérgicas políticas contracíclicas.Como se destaca en este tercer boletín conjunto de la CEPAL y la OIT, el impacto de la crisis en los mercados laborales de la región no fue tan fuerte como se temía a inicios del año pasado, debido a la implementación de políticas públicas orientadas al ámbito laboral que hemos revisado en los dos boletines previos. A ellas se agrega en este boletín un análisis desde la perspectiva de la igualdad de género. Además, algunos países de la región, entre los que se destaca el Brasil, lograron estabilizar y repuntar rápidamente su crecimiento económico, con resultados positivos en las variables laborales.Aun así, no se puede ignorar que millones de latinoamericanos y caribeños perdieron su trabajo o se vieron obligados a asumir un empleo más precario y peor remunerado.Los datos macroeconómicos indican que la recuperación está en marcha, incluso con mayor celeridad y fuerza de lo previsto un año atrás. De hecho, es probable que el crecimiento regional de 2010 supere la tasa del 4,1% proyectada a fines del año pasado. Por lo tanto, si bien esperamos una moderada caída de la tasa de desempleo, esta no sería suficiente para alcanzar los niveles registrados antes de la crisis.De todas maneras, la reactivación muestra pautas muy divergentes en los distintos países de la región. En algunos, sobre todo de América del Sur, la recuperación se benefició del dinamismo de las economías asiáticas, cuya demanda de recursos naturales provoca importantes repuntes en las exportaciones de estos productos, tanto en volumen como en precio. Con cierto rezago y menor dinamismo, los países cuyas economías están más integradas a la economía estadounidense se están beneficiando de la reactivación del país del norte. Por otra parte, varios países todavía sufren importantes desequilibrios que dificultan su vuelta a un sendero de crecimiento. Finalmente, Chile y Haití han sido golpeados por devastadores terremotos al inicio del año, por lo que enfrentan retos adicionales de reconstrucción, más allá de la reactivación económica.Cabe señalar que, a pesar de las perspectivas relativamente favorables para el crecimiento regional de 2010, sigue reinando una elevada incertidumbre respecto de la reactivación de la economía global, lo que afecta las perspectivas económicas de la región en un plazo más largo. La fragilidad de la reactivación en algunas regiones y las dudas sobre su sostenibilidad en otras, así como los choques que han afectado a los mercados financieros internacionales, representan luces de alerta que deben someterse al continuo escrutinio de las autoridades de la región, dado su grado de integración a la economía mundial.Por otra parte, la recuperación del crecimiento no se traduce directa ni mecánicamente en mayor empleo, y menos aún en condiciones de trabajo decente. Si bien desde fines del año pasado se observa una evolución relativamente favorable en algunos indicadores laborales, los países continúan enfrentando importantes retos para mejorar la inserción laboral de millones de latinoamericanos y caribeños que no se están beneficiando del repunte del crecimiento. Para ello es importante aprovechar las lecciones de las políticas aplicadas durante la crisis para contrarrestar su impacto en los mercados laborales.Con este tercer boletín conjunto, la CEPAL y la OIT continúan fieles a su propósito de proveer a la región de información y análisis oportunos y útiles para enfrentar estos retos, tanto sobre la evolución de los mercados laborales de la región, como sobre las opciones de políticas correspondientes.
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