16 resultados para Rest, Jaime
em Andina Digital - Repositorio UASB-Digital - Universidade Andina Simón Bolívar
Resumo:
La apuesta de este texto radica en afirmar que la crónica es capaz de diluir la frontera entre autor, texto y lector hasta fundir el relato con la propia realidad. Aunque es evidente que la ciudad letrada aún se mantiene como fuente de nuestros imaginarios, las nuevas prácticas discursivas han hecho posible el traslado del discurso de la identidad, desde la institución del Estado nacional hacia el espacio de la mediaciones donde circulan los relatos de la ciudadanía mediática que configuran hoy nuestras identidades heterogéneas, pluriculturales, transgenéricas. En este espacio se instala la crónica como relato anfibio capaz de aprehender la nueva realidad desafiando las categorías tradicionales de (re)presentación. Esta cualidad define el lugar de enunciación de la crónica que asume la vida como relato, capaz de articular tres discursos: el concierto polifónico de las voces de alteridad, la centralidad de los márgenes y la mitificación de la vida cotidiana. Con el fin del siglo XX como escenario, se trata de responder por la manera en que las crónica de Jaime Sáenz, Carlos Monsiváis y Pedro Lemebel han ido y van construyendo el imaginario de nuestras identidades, desde el terreno literario, pasando por el dominio de su práctica en el espacio periodístico y literario, hasta instalarse hoy como la narrativa posmoderna por excelencia. Por eso, este trabajo es una crónica personal de esa crónica colectiva que es el imaginario continental.
Resumo:
Aunque es evidente que la ciudad letrada aún se mantiene como fuente de nuestros imaginarios, las transformaciones derivadas de las nuevas prácticas discursivas que las mediaciones fueron produciendo, han hecho posible el traslado del discurso de la identidad desde la institución del Estado nacional hacia el espacio público de las mediaciones donde circulan los relatos -y sentidos- que conforman una nueva institución: la ciudadanía mediática donde se configuran hoy nuestras identidades heterogéneas, pluriculturales, transgenéricas. En este espacio se instala, de manera fundamental, la crónica como relato anfibio capaz de aprehender la nueva realidad desafiando, por tanto, las categorías tradicionales de (re)presentación. Porque la crónica troca la representación por la presentación de la vida cotidiana en su vitalidad caótica. Esta cualidad define la capacidad de (re)presentación de la crónica que señala, al mismo tiempo, su lugar de enunciación al asumir la vida como relato. Así, la crónica es capaz de articular tres discursos: el concierto polifónico de las voces de la alteridad que no caben sino en la crónica; la centralidad de los márgenes que -paradójicamente- la crónica hace posible; y la mitificación de la vida cotidiana. Esta repolitización lograda por la crónica se extiende hacia el rol social de los relatos cuyo énfasis recae en una dimensión pragmática fundamental, es decir, en la relación activa entre relato/texto y sujeto/lector que incluso modifica la concepción del género mismo. Esto significa que atenderemos a los modos en que opera el reconocimiento a partir de la apropiación del relato por parte de los sujetos. Porque la apuesta de nuestra investigación radica precisamente en afirmar que la crónica configura nuestras identidades en tanto hace posible el reconocimiento social porque es capaz de diluir la frontera entre autor, texto y lector hasta fundir el relato con la propia realidad logrando así el reconocimiento de los sujetos que identificados en/con el texto/relato pueden, por tanto, actualizar sus identidades. Se trata entonces de responder por la manera en que las crónicas del boliviano Jaime Saenz, el mexicano Carlos Monsiváis y el chileno Pedro Lemebel, han ido y van construyendo el imaginario de las identidades de sus entornos particulares, desde un terreno muy propiamente literario, pasando por el dominio de su práctica en el espacio periodístico y literario, hasta instalarse hoy como la narrativa posmoderna por excelencia.
Resumo:
Este trabajo pretende una aproximación a la vida y obra de cuatro poetas andinos. Los poetas en mención se caracterizaron – pese a no ser contemporáneos entre sí- en el trasiego que vivieron al pasar de una vida a la “otra” –tres de ellos fueron suicidas- al experimentar una especie de metempsicosis en su estructura mental y cuerpo escritural o poético, y a la proximidad que advirtieron en el panorama de lo oculto, lo alquímico y lo esotérico. Llama poderosamente la atención sus locus primero. Si es loable la sola ruptura con su espacio y su tiempo, imaginémonos el proceso de fuga que vivenciaron al no tener un antecedente claro en sus lugares de orígenes, y al constituirse en figuras excepcionales en sus respectivos países o terrenos concretos de nacionalidad; ni Ramos Sucre, ni Carlos Obregón, ni César Dávila Andrade y mucho menos Jaime Sáez llegaron al ocultismo por una tradición literaria. Por tal motivo, esta investigación –si puede llamársele asípersigue tres propósitos fundamentales: • Rescatar de la marginalidad la obra de Carlos Obregón y Jaime Sáenz. • Dar cuenta de las vertientes recorridas por Ramos Sucre y Dávila Andrade –a mi modo de ver los más perfeccionados del grupo. • Recuperar una serie de textos de suma relevancia para la poética continental. • Realizar un balance de la obra de estos cuatro “poetas malditos”. El texto o cuerpo de texto estará constituido por una serie de reflexiones en torno a la evocación de lo oculto, el ocultismo como poética, la metafísica como estética, el suicidio como búsqueda de lo absoluto y el rosacrucismo como alteridad o vía de acceso poético.
Resumo:
La Revolución de Quito de 1809 no fue un movimiento por la independencia. Lejos de ello, se trató de una reacción local ante la crisis de la monarquía española. A lo largo del siglo XVIII, el Reino de Quito experimentó un declive económico, político y jurídico. Supeditado a las capitales de dos virreinatos –Lima y Santa Fe–, Quito buscaba el estatus de una capitanía general independiente con el fin de liberarse del dominio de Nueva Granada y Perú. Convencido de que España estaba perdida y de que los españoles en Quito traicionarían al reino y aceptarían el gobierno francés, un grupo de quiteños tomó el control del gobierno y puso en práctica un programa que garantizara la autonomía y que promoviera sus intereses económicos. No obstante, otras provincias del reino, cuyos intereses se vieron amenazados, se opusieron a Quito y unieron fuerzas con los virreyes de Perú y Nueva Granada para extinguir el levantamiento que duró unos tres meses.
Resumo:
Este ensayo parte por establecer ciertas características de lo que podría ser una literatura boliviana andina. En este sentido, el propósito es señalar algunos componentes ficcionales de este tipo de narrativa a partir del entretejido textual que ofrecen novelas como Felipe Delgado de Jaime Saenz y Cuando Sara Chura despierte de Juan Pablo Piñeiro. Este entretejido localiza las dimensiones de tensión y ruptura que construyen los personajes al interior de cada texto. Saenz y Piñeiro configuran el marco festivo de las almas para conectarlas a realidades superpuestas o de otros lados del mundo interior de los personajes. Es cuando, en consonancia con el mundo interior, irrumpe el mundo paralelo de los seres extraños, ancestros y sombras. Desde la lógica andina, es la irrupción de personas y seres que se comunican para restablecer realidades invisibles y lugares marginales sagrados. Son mundos, cuerpos, memorias y temporalidades que interactúan para dar cuenta de la dimensión existencial andina entre los lugares de la fiesta del Gran Poder, una de las más celebradas en La Paz.