4 resultados para Missão civilizadora
em Andina Digital - Repositorio UASB-Digital - Universidade Andina Simón Bolívar
Resumo:
La figura de Theodore Roosevelt, presidente de los Estados Unidos de 1901 a 1909, ha sido alimentada negativamente sin comprender que su política exterior respondió a las necesidades de la nación estadounidense en pleno proceso de expansión imperialista. Este personaje se ha convertido en un mito histórico no sólo por haber definido el papel de Estados Unidos en el mundo a partir del interés nacional sino, también, por su política intervensionista en América Latina. El análisis histórico en la larga duración permite el estudio de aspectos ideológicos, culturales y su vinculación con la política exterior. Nuestro personaje, y el establishment del que era parte, vivió una época marcada por la expansión económica, un darwinismo social tergiversado, el racialismo, un sentido de destino manifiesto y la misión civilizadora. Este trabajo intenta establecer esa diferenciación que tuvo Theodore Roosevelt entre Centroamérica y América del Sur para la aplicación de su política exterior, que no puede ser llamada «política del gran garrote», pues se caería en la generalización, sino más bien diplomacia del control y de la fuerza. El análisis del discurso de este personaje evidencia cómo él percibió unas zonas al sur de Estados Unidos, como «civilizadas», en contraposición a aquellas que consideraba «bárbaras», en Centroamérica.
Resumo:
El autor analiza la perspectiva de Pareja sobre los problemas y logros del país hasta los años cincuenta, argumenta que es la de un republicano laico, socialista, modernizador y guayaquileño. Algunas valoraciones de Pareja se inscriben en el contexto de la inexistencia de un campo de saber historiográfico constituido en el Ecuador de esos años. Su perspectiva de la conquista tiene elementos de una visión hispanista del devenir histórico, que quiere reconciliarse con la búsqueda de una modernidad no alcanzada y afanosamente deseada. Respecto de la independencia, la libertad no se consagró en 1822, sino recién en 1895, con la Revolución liberal, que llevaría a la modernización del Estado, en ella jugaría un rol central el mestizo como actor colectivo. Finalmente, Pareja atribuye al mestizaje la posibilidad de incorporación del país a la dinámica civilizadora, de puesta al día con los valores de la democracia y el progreso.
Resumo:
En el presente estudio me propongo analizar, desde un punto de vista estrictamente discursivo, el imaginario social de la "civilización" y la "barbarie" en Las Catilinarias de Juan Montalvo. Parto por ello, a manera de contexto referencial, de las lecturas que se han hecho de Las Catilinarias en el espacio de algunos prólogos. Avanzo hacia una comprensión de tres conceptos fundamentales en la obra: pueblo, nación y tiranía. Explico el fundamento social y cultural de las tiranías y la critica que les hace Montalvo. Discuto entonces el papel que juegan las letras en este combate. Mi propósito es demostrar básicamente que Montalvo frente a la denuncia de la barbarie de su época, se personificó a sí mismo en el civilizador del pueblo. Esa lucha civilizadora involucró un combate político y cultural interrelacionados. Sostengo que el ejercicio de las letras fue para él la forma de civilizar, una manera de cuestionar tanto una barbarie política -referida a los tiranos de turno- cuanto una barbarie étnica -patente en la figura de los indios, chagras y negros-. Ese modelo de civilización adoptado miró a España y Francia como ejemplo, e hizo por eso del casticismo su emblema de combate. Por otro lado, Montalvo no pudo convocar al pueblo a su reforma. En definitiva, el intento de Montalvo por salvar al pueblo, lo terminó conduciendo en contra del mismo pueblo. Montalvo pretendió reformar la sociedad de su época pero no encontró vínculos efectivos con ella. El ilustre ambateño, imitador del quijote, combatió para salvar a un pueblo que terminó siendo más quijotesco que él mismo.
Resumo:
La clasificación de Carl Linnaeus en el siglo XVIII y la creación de los polos fuertes y débiles de las oposiciones binarias han logrado etiquetar al mundo entero. Bajo el pretexto de salvar al mundo de la barbarie, el proyecto hegemónico europeo ha podido dibujar la línea divisoria entre la oposición binaria centro y periferia. El civilizado del centro o el sujeto de conocimiento se ha dedicado a la labor de remediar todas las enfermedades causadas por el objeto de conocimiento o los bárbaros de la periferia. Al establecer el conocimiento científico como el único saber, el discurso hegemónico ha ganado el derecho de prescribir el recetario para eliminar la alteridad del bárbaro. Sin embargo, la presencia del bárbaro es necesaria para definir quién es el civilizado, motivo por el cual no sería factible que desaparezca por completo el otro. La literatura de viaje es uno de los portavoces más importantes para el plan hegemónico porque la alteridad de la periferia puede ser visiblemientras el civilizado del centro sirve como su ventrílocuo. Un ejemplo de este género: Cuatro años entre los ecuatorianos, escrito por Friedrich Hassaurek en el siglo XIX sobre sus experiencias durante el período que sirvió como embajador en Ecuador, manifiesta un dilema entre la protección de los intereses de su gobierno y su propia curiosidad acerca de los aspectos etnográficos e históricos ecuatorianos. Por lo tanto, el propósito de este trabajo es identificar y analizar las razones por las cuales Hassaurek cambió de una retórica de la vanguardia capitalista y la misión civilizadora (el sujeto de conocimiento) a una de la anticonquista: la mística de la reciprocidad (el objeto de conocimiento). Se propone vincular el proyecto hegemónico occidental con el género de la literatura de viaje cuya labor ha sido el vehículo de la imposición de la epistemología europea. La representación indígena en el libro de Hassaurek es una pieza del rompecabezas del proyecto hegemónico occidental que busca nombrar al otro (la periferia) para definir quién es el yo (el centro).