28 resultados para Interrelación escritura y oralidad
em Andina Digital - Repositorio UASB-Digital - Universidade Andina Simón Bolívar
Resumo:
Presenta los documentos del Congreso que incluyó dos conferencias magistrales que estuvieron a cargo de Hugo Salgado, pedagogo e investigador argentino y de Zahyra Camargo, docente de la Universidad del Quindío. Asimismo, se realizó un ciclo de ponencias en el que participaron Soledad Mena, Mercedes Carriazo y María del Carmen Ordoñez del proyecto CECM – Ecuador; Zoila del Valle y Delio Tolaba del proyecto CECM de Perú y Bolivia, respectivamente. Estas actividades se complementaron con diversos talleres en los cuales las capacitadoras y maestros del programa desarrollaron propuestas didácticas destinadas a enriquecer la experiencia de los asistentes.
Resumo:
Una de las huellas dejada por las mujeres en su transitar por los distintos espacios de la sociedad ecuatoriana, en las primeras décadas del siglo XX, fue la escritura periodística a través de algunas revistas que circularon al calor del movimiento emancipatorio de la mujer de fines del siglo XIX. En ese ejercicio del periodismo y de la literatura se pueden rastrear estrategias discursivas con las que las mujeres legitimaron su incursión en el espacio público del periodismo y ejecutar su voluntad de verdad. Así, este texto es un acercamiento a los discursos del primer feminismo en nuestro país, considerándolos como participantes de un universo discursivo más amplio, por medio de una práctica re-ordenadora, cuestionadora o receptora de otros discursos de poder, propia de comienzos del siglo anterior.
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La enseñanza tradicional de la lectura y escritura ha incurrido en el error de confundir enseñanza del código, con la enseñanza de la lectura o escritura. El Programa Escuelas Lectoras diferencia tres contenidos: un objeto de conocimiento es aprender a leer; otro, aprender a escribir; y otro muy distinto, aprender el código alfabético. Por lo tanto, cuando se enseña el código alfabético no se está enseñando a leer ni tampoco a producir textos escritos. Se enseña la correspondencia entre los sonidos (fonemas) y su respectiva representación gráfi ca (letras). En este sentido, el código no es más que una herramienta para la lectura y la escritura, pero no el fi n último del aprendizaje. La propuesta del Programa Escuelas Lectoras para la enseñanza del código alfabético sigue la ruta “de la oralidad a la escritura”. En otras palabras, los niños y las niñas aprenden primero a escribir, luego a leer. Esta ruta privilegia el sentido y signifi cado en el aprendizaje del código, ya que cuando aprenden primero a “codifi car”, es decir a escribir, saben con anticipación qué van a expresar; tienen la palabra en la mente, reconocen sus sonidos y los grafi can uno a uno. Luego, cuando leen su producto escrito, lo hacen comprendiendo lo que escribieron. Así, esta ruta “de la oralidad a la escritura” para la enseñanza del código alfabético resuelve todas las discusiones sobre los métodos de enseñanza de la lectura. Gracias a que en el castellano la mayoría de los fonemas tienen solo una representación gráfi ca, los estudiantes aprenden con éxito y rápido la mecánica de la correspondencia fonema-grafema. Aprender de esta manera el código permite a los y las estudiantes autonomía en sus escritos. El Encuentro permitió apreciar las diferentes estrategias que propone Escuelas Lectoras para que los y las estudiantes comprendan la funcionalidad de la lectura y escritura, y sepan por qué y para qué se lee y escribe, condición fundamental para iniciar la enseñanza de estas competencias.
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A partir de los conceptos de región cultural y heterogeneidad este ensayo realiza la interpretación crítica de las novelas Los ríos profundos, El chulla Romero y Flores, y El coronel no tiene quien le escriba. El análisis de las obras trata sobre la relación conflictiva entre la oralidad y la escritura, y cómo al considerar esta relación dentro de un marco histórico se advierte la pertenencia de las novelas a una región cultural específica (la cultura andina y caribe). En la relación que existe entre oralidad y escritura se recrean tradiciones y memorias características de una cultura particular; así en Los ríos profundos Arguedas actualiza el pensamiento y los mitos de la sierra sur del Perú, Jorge Icaza en El chulla Romero y Flores recrea al sujeto moderno desde un punto de vista de la historia andina, y García Márquez en El coronel no tiene quien le escriba introduce la presencia latente del mito poético popular en la sociedad mercantil y democrática. No obstante las diferencias de perspectiva que acabo de apuntar, y que vendrían a representar la heterogeneidad de las obras escogidas, estas novelas son el producto de una región cultural en la que aún prevalece un conflicto sociohistórico que se inició con la conquista hispánica, continuó en la colonia y llega hasta ahora con la modernidad. Es decir que un análisis de esta naturaleza revela cómo son posibles las variantes que expresan la heterogeneidad en el marco de una misma región cultural.
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Procesos de construcción identitaria en las comunidades negras de la cuenca Chota-Mira en tres generaciones: abuelos, adultos mayores y jóvenes, es un esfuerzo de escribir (pasar de la oralidad a la escritura) y evidenciar algunos procesos de construcción de identidades en los afrochoteños, desde adentro de las comunidades con una visión y cosmovisión propia, para vencer el dolor marcado por la colonia que nos ha mantenido siempre en la oralidad. Así, esta discusión se sitúa en tres generaciones: abuelos, adultos mayores y jóvenes. Intento auscultar el significado de la identidad para esta población, cómo la vivieron o la están viviendo (en el caso de los jóvenes), sus características propias y los cambios que han sido objeto estas características en cada generación. Estos procesos identitarios generacionales, se ven irrumpidos por elementos o hitos que estamparon o redireccionaron el día a día de los negros de la zona del Valle del Chota, cuenca del Río Mira y Valle de Salinas, ubicadas geográficamente en las provincias de Imbabura y Carchi, al norte del Ecuador. De los hitos referidos, esbozo cuatro: Ley de Reforma Agraria, construcción de la panamericana, llegada de la energía eléctrica a las comunidades y creación de los núcleos educativos. Ante la irrupción de estos cuatro hitos, propongo la Etnoeducación, como (la) una herramienta para fortalecer la identidad de los afrochoteños. En este discernimiento, esta reflexión toma como protagonistas principales a las fuentes primarias de los grupos focales; es decir, los testimonios de los abuelos, adultos mayores y jóvenes. Sin embargo, las otras fuentes como los textos, archivos y otros, son los que me han permitido enmarcar este trabajo. Especialmente los textos, que además constituyen el presupuesto teórico para direccionar este esfuerzo en el campo académico.
Resumo:
La República del Ecuador hacia mediados de la década de los 60 se caracterizaba por una estructura productiva de estrecha diversificación, un horizonte industrial limitado, mercado interno reducido y una actividad agropecuaria predominante. Bajo estas circunstancias las clases subalternas, constituidas por campesinos asalariados agrícolas y por una población urbana mayoritariamente desocupada, presentaban un panorama de pobreza y abandono extremos, mientras la riqueza económica y predial se concentraba en un grupo minúsculo de terratenientes y políticos, cuyos intereses negaban la necesidad de la educación, la salubridad y la comunicación a la población. Una época de convulsiones y desorientaciones políticas y sociales que sumían al Ecuador en el caos, la corruptela administrativa y el fanatismo político por espacio de cuarenta años, durante los cuales un caudillo llegó a ser elegido cinco veces presidente de la República, asimismo depuesto cuatro y enviado al exilio, lo que produjo una cadena de interinazgos en el poder entre 1934-1935, 1944-1947, 1952-1956, 1960-1961 y 1968-1972. La tradición oral, en forma de relatos especialmente, conserva la memoria del surgimiento de los grupos antagónicos, primero en espacios reducidos y familiares que luego fueron creciendo y constituyéndose en amenaza al poder gubernamental sobre sus representantes en los pueblos y capitales de provincia. Con el nombre de Banda de Tauras se conoció al grupo de bandoleros compuesto por elementos rurales de Manabí. Su existencia arranca en los años precedentes a la década de los 40 a partir de situaciones de índole doméstico y su acción se proyecta, con alcances sociales, hasta fines de los 60, coincidente con el apogeo de la etapa política denominada "velasquismo" (1934-1972) con el Dr. José María Velasco Ibarra, a la cabeza. El líder o jefe más importante de la banda, don Pastor Ramón Tuárez Loor, de origen rural manabita (Los Laureles, parroquia Pueblo Nuevo, cantón Portoviejo) fue ajusticiado en el campo por el Batallón Febres Cordero, mecanismo defensivo y represivo de la norma, de ascendencia gubernamental. El grupo, como otros, desapareció a través de la persecución y el ajusticiamiento de la mayoría de sus miembros, mientras el resto se dispersó por la geografía del país. El trabajo está dividido en tres capítulos. El primero, dedicado a la novela regional manabita a través de las que hemos citado, explora las diferentes formas de presencia de la oralidad en el discurso novelesco, insistiendo especialmente en los aspectos fonético, auditivo y sintáctico del lenguaje oral reflejado en la textura novelesca. El capítulo segundo está dedicado al relato de raíz oral sobre personajes y acciones de la Banda de Tauras e incorpora en su análisis los cuatro relatos citados que pertenecen a incipientes narradores dentro del sistema escriturario. Esta circunstancia -la de incipientes escritores- otorga una hermosa candidez oral a sus relatos haciéndolos accesibles a un análisis dialectológico de la narración oral llevada a la escritura y la persistencia de la oralidad en la escritura. Al final, introducimos una propuesta de análisis del relato de raíz oral a partir de la perspectiva teórica de Maijail Bajtín, especialmente sobre la incidencia de la heteroglosia social y la estilización porodial en el relato. Finalmente, el capítulo tercero aborda los aspectos orales de la comunidad rural relacionados con su visión del mundo, es decir, sus conceptos y percepciones, y su incidencia en la vida sociocultural, reflejados y representados en la ficción a través de las narraciones escogidas.
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El carnaval de Guaranda es un espacio sociocultural en el que se evidencian las interacciones culturales entre los diferentes grupos sociales que participan desde posiciones distintas: los sectores oficiales en la administración y control del carnaval y los sectores populares o carnavaleros en el desarrollo “empírico” de esta celebración. Así por ejemplo, los carnavaleros se identifican con la reciprocidad en las comidas y bebidas, la fantasía y esplendor en el juego con agua y la inagotable creatividad en la composición y canto de coplas. En todas estas prácticas es fundamental la participación colectiva y directa de los asistentes lo que le da un carácter caótico e irreverente al carnaval. Los sectores oficiales, en cambio, han elaborado reglamentos y ordenanzas para la incorporación de espectáculos y la prohibición de los “excesos” cometidos por los carnavaleros, con lo cual pretenden mostrar la imagen de un carnaval civilizado y culto. Estas diferencias culturales también se expresan en los discursos que cada grupo construye para contar sus historias. Sin embargo, mientras los carnavaleros mantienen y transforman su memoria histórica a través de la oralidad, de la transmisión de boca en boca mediante las coplas; los sectores oficiales, en cambio, priorizan el uso de la escritura y los medios de comunicación. Esto significa que, aun cuando en este carnaval existen claras diferencias culturales y, aún contradicciones, los distintos actores intercambian sus bienes simbólicos a través de un complejo y conflictivo proceso de negociaciones culturales que les permiten mantener y renovar su repertorio cultural y su memoria histórica; así como afirmar su identidad como grupo.
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Este trabajo pretende rescatar los sentidos que producen los enunciados orales contenidos en géneros discursivos familiares o informales, (que van desde los pregones hasta las narraciones de anécdotas en tono coloquial) los que pueden localizarse en el contexto espacial de la calle y la plaza pública, donde fluyen formas de comunicación situadas en los márgenes del lenguaje oficial, ilustrado, solemne y propio de las instancias canónicas donde el poder político ejerce su hegemónica. Asimismo, queremos hacer énfasis en la coexistencia de dos frecuencias comunicativas y lingüísticas superpuestas : la escritura y la oralidad, cuya convivencia problemática revela las relaciones entre lengua y poder: el predominio de aquella sobre el habla -en términos formales de institución y legitimidad -, no oculta la existencia de un sistema de intercambio lingüístico de matriz oral, en cantidad y difusión genérico-discursiva suficiente como para conformar un sistema cultural, cuyos rasgos - revalorizados en la audición y lectura del corpus de enunciados que conforman nuestra tesis- arrojan un conjunto de atributos representativos de tradición oral, con su prosodia, retórica, fonética, poder dialógico y mnemotécnico, capaces de aportar a la construcción de una literatura local y regional que incorpore dichos rasgos, como una contribución cultural contestataria, cuyos referentes serían narradores como Juan Rulfo, Augusto Roa Bastos, Gabriel García Márquez, José María Arguedas y otros.
Resumo:
El III Congreso Internacional de Lectura y Escritura “Lectura y escritura: ejes de una educación de calidad” fue pensado como un espacio de debate plural en torno a la pedagogía de la lectura y de la escritura, encaminado a la construcción colectiva de propuestas innovadoras que aporten al mejoramiento de la calidad educativa. Cerca de doscientos docentes, directivos e investigadores de la educación de todo el país participaron de las experiencias y aprendizajes desarrollados en el marco del Proyecto CECM, se vincularon a las últimas investigaciones sobre la didáctica de la lectura y escritura y reconocieron que la enseñanza signifi cativa de estas competencias comunicativas puede refutar el “determinismo socio-cultural” con el que tradicionalmente se ha explicado el fracaso de los y las estudiantes de los sectores sociales más desprotegidos: niño pobre – escuela pobre – futuro pobre transformarlo a: niño pobre – escuela de calidad – futuro de calidad. La programación del Congreso incluyó el dictado de dos conferencias magistrales que se reproducen y de las conferencias realizadas.
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Seguir las huellas de la oralidad en algunos cuentos de la narrativa ecuatoriana de los treinta es, sin duda, una tarea compleja, porque no se trata de textos que se inscriben dentro de lo que Walter J. Ong llama oralidad primaria, es decir, “a la oralidad de una cultura que carece de todo conocimiento de la escritura o de la impresión”,1 sino de la literatura (letra) hecha, precisamente, por letrados, por escritores y constituida por textos fijados, hasta cierto punto, por la escritura, es decir, de la oralidad secundaria, de aquella que depende de la impresión y en general de la tecnología. Por lo tanto es necesario considerar, para este estudio, tanto la oralidad como la escritura –oralidad primaria y oralidad secundaria– como dos niveles dialógicos de análisis e interpretación, no excluyentes sino complementarios. Por esta razón sería más apropiado hablar de los efectos de la oralidad en textos escritos, que modelizan un tipo de cultura, en este caso, la del montubio de las primeras décadas del siglo XX – la de la época del cacao–. Entonces, la pregunta básica a la que vamos a tratar de responder es: ¿cómo se representa dicha cultura oral en los textos seleccionados? (“El cholo del cuerito e venao” y “El cholo que se castró”, de Demetrio Aguilera Malta; “El Guaraguao” y “La salvaje”, de Joaquín Gallegos Lara; “Mardecido llanto” y “El malo”, de Enrique Gil Gilbert; y “Banda de pueblo”, de José de la Cuadra.)