2 resultados para Imperios
em Andina Digital - Repositorio UASB-Digital - Universidade Andina Simón Bolívar
Resumo:
¿Por qué en los circuitos judiciales se obtienen procedimientos y resoluciones jurídicas que no necesariamente son valoradas como “justos”? Bueno, el orden jurídico o sistema de leyes no proviene del Cielo ni de ninguna naturaleza humana abstracta. Proviene de legisladores que buscan o constituir o contribuir a la reproducción de un determinado orden social que, en las sociedades que conocemos, se sigue de correlaciones determinadas y conflictivas de fuerzas sociales. En sencillo, un orden jurídico expresa, en su nivel, dominaciones de clase, de sexo-género, de generación, de etnia o ‘raza', internacionales o geopolíticas, etc., e intentan contribuir con las condiciones que facilitan la reproducción de esas dominaciones o imperios. Por supuesto, ello implica tanto funcionalidades como contraposiciones y conflictividad. Los jueces y magistrados son funcionarios públicos que deben conocer y resolver en el marco de esa legislación que, desde luego, no hace materialmente “justicia” a los dominados (aunque pueda ofrecer posibilidades para que algunas situaciones conflictivas, o ‘casos', se resuelvan en su beneficio). A la básica consideración anterior debe añadirse la observación, para nada marginal, respecto de que los órdenes jurídicos existentes en América Latina poseen amplias secciones “trasplantadas” desde otras formaciones sociales e historias. Esto quiere decir que no se siguen de los patrones de comportamiento efectivo o sociohistórico de la población, y que esas secciones entran en conflicto (de no correspondencia) con otras secciones del mismo orden jurídico más sociohistorizados y también con ‘privilegios' premodernos a los que son muy adictos los legisladores en sistemas políticos determinados por la corrupción y la venalidad (clientelismos incluidos), y que estos y otros factores hacen de los cuerpos jurídicos latinoamericanos sistemas para “expertos” y también para “oportunistas”.
Resumo:
"La patria sudafricana que nos acoge en Ciudad del Cabo demostró en la lucha victoriosa contra el régimen del apartheid que los pueblos pueden derrotar los imperios, y la injusticia extrema que los sustenta. Inspirados en ese ejemplo histórico de coraje y fuerza, acudimos a esta asamblea para hacer visible ante el mundo que somos capaces de rebelarnos; que la energía solidaria y creatividad que emana de nuestras comunidades y culturas es el mejor antídoto contra la irracionalidad y ceguera de esa minoría poderosa que obstaculiza la construcción de un mundo centrado en la vida, en la vigencia solidaria del bien común y en la multiplicación de modos de vivir saludables y bio-seguros."