4 resultados para Historia socio-cultural del Río de La Plata

em Andina Digital - Repositorio UASB-Digital - Universidade Andina Simón Bolívar


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Este ensayo se refiere a varios procedimientos narrativos en la ficcionalización de la historia y lo hace a partir del análisis de la novela El entenado, del argentino Juan José Saer. Propone una reflexión acerca de tres aspectos claves en esta obra: 1. La representación del caníbal y su existencia en el tiempo mítico, 2. La memoria y la conciencia del exterminio, y 3. La figura del testigo como una voz históricamente autorizada en los relatos. La noción del tiempo, el desarrollo de la conciencia, la memoria y el lenguaje de un pueblo caníbal de la región del Río de la Plata son narrados por un joven marinero español del siglo XVI, que comparte esa vida durante diez años como prisionero. En esta novela Saer se embarca en un viaje ficcional y especulativo orientado a desentrañar la noción de la vida y la muerte en un pueblo y un tiempo míticos.

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Si partimos del hecho de que comer es algo más que ingerir alimentos, plantearse el problema de la alimentación de las comunidades negras de los Valles interandinos del Patía en Colombia y del Chota-Mira en el Ecuador, pasa por considerar que esta temática sugiere aspectos interesantes para el abordaje, desde una perspectiva que nos permita observar tanto las implicaciones culturales del acto de comer, como la manera en que los alimentos son producidos. Lo anterior implica determinar cuáles han sido los conocimientos y prácticas alimentarias de estos pueblos negros, cómo y por qué factores se han transformado a través del tiempo, que tipo de estructura de tenencia de la tierra ha existido y con que sistemas productivos, máxime si consideramos que las comunidades asentadas en estas regiones de ambos países, se pueden considerar como campesinos negros con procesos de poblamiento diferenciados, así provengan de una misma matriz: la trata trasatlántica y la presencia de esclavizados/as negras y de cimarrones/as en el territorio que hoy denominamos América Latina. En este sentido, más allá del sostenimiento vital que la comida le representa al organismo, ésta se convierte en una construcción cultural. La comida se constituye en un elemento de construcción de identidades y de historias que están cruzadas por el lugar que ocupan en el mundo y las formas como se relacionan las comunidades con ese espacio en el que mediante las relaciones sociales hacen posible la territorialidad. Por otra parte, la comida se articula con el sistema de creencias que en el caso de las comunidades patiana y choteña, tiene una ruta larga desde el África y las adaptaciones en el nuevo continente. También, los tiempos rituales que estas comunidades han elaborado tienen implicaciones en las dinámicas gastronómicas en tanto posibilita la preparación de platos y viandas que solamente se elaboran en tiempos específicos de celebraciones. La producción de alimentos de las comunidades campesinas ha venido sufriendo, desde la implementación del proyecto modernizador, el paulatino abandono de sus sistemas y productos tradicionales que les han garantizado el sustento y han creado las bases culturales, hacia los modelos capitalistas diseñados para la comercialización, la implementación de monocultivos y la desaparición de los cultivos de corto tiempo o de pancoger, afectando de esta manera la seguridad alimentaria de las comunidades campesinas y degradando considerablemente el sistema alimentario culturalmente generado.

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La presente investigación muestra el proceso de construcción de las sociedades negras de la cuenca del río Santiago, que se inicia con la llegada de esclavizados de las minas neogranadinas, en el siglo XVIII, con el fin de abrir una nueva frontera minera y prestar su contingente en los proyectos viales ideados por las autoridades para unir la Sierra con la Costa. El contexto peculiar de la región de Esmeraldas, de carácter marginal, caracterizado por la condición libre de la población negra, junto a un tipo de esclavitud particular en la que no predominaron las formas coercitivas, permitió a los esclavos, a partir de las cuadrillas, desplegar una serie de dispositivos efectivos y tomar posesión de las minas y sus espacios aledaños, dando lugar a la conformación de sociedades domésticas fortalecidas por lazos de parentesco y de solidaridad. Con la fase independentista, las sociedades esclavizadas del distrito minero van a participar a favor de la causa insurgente, motivados por el interés de continuar con su proyecto étnico de conformación social e identidades colectivas en medio de la libertad y legitimado por el nuevo Estado republicano. Con este interés se enrolaron como soldados de las fuerzas insurgentes, actuaron como chasquis y espías en los caminos, y generaron rumores entre la población, causando estragos a las fuerzas realistas. Esta dinámica de identidad y resistencia negra continuó en la república cuando las sociedades negras, en su lucha por el territorio, autonomía y libertad, frente a la intención del Estado nacional de integrar a los sectores excluidos mediante la ley de abolición de la esclavitud, se automanumitieron. Un acto de franco rechazo a una política de los sectores dominantes que, desde la Colonia, marcaron la presencia de fronteras sociales y culturales que los marginó y negó toda posibilidad de existencia digna. Para la segunda mitad del siglo XIX, frente a un nuevo escenario caracterizado por la presencia de empresas extranjeras, que iniciaron formas laborales represivas y usurpación de las tierras, la población liberta se conformó como comunidad del río Santiago y emprendió una nueva lucha, la compra del territorio, como una forma de legitimar sus sociedades. Más tarde y frente al permanente ambiente de agresión, debieron venderlas a los extranjeros, pero antes negociaron su vinculación laboral y su permanencia y de las futuras generaciones, un recurso que les permitió continuar ejerciendo su territorialidad y defendiendo su forma de vida en libertad.

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Este trabajo es un intento por observar la Historia del Reino de Quito en la América Meridional, escrita por el jesuita Juan de Velasco y culminada en 1789, desde una perspectiva de discusión y comparación con distintos discursos elaborados en la época de la conquista y la Colonia. Concretamente, este estudio se propone entender cuáles fueron las formas de representación sobre el indígena americano durante la conquista y la Colonia y compararlas con la imagen elaborada por Velasco. Para lograr esto, el trabajo se divide en dos partes. El primer capítulo está centrado en la comprensión de varios aspectos del contexto histórico, político e ideológico de América y de Europa entre los siglos XVI y XVIII, en que se escribieron cartas e informes sobre los recursos, la naturaleza y los habitantes del Nuevo Mundo. En este periodo se analizan extractos de cronistas y propuestas teórico-críticas contemporáneas que hablan de una representación del indígena conformes a la colonización y al dominio. El segundo capítulo consiste en analizar la representación de Velasco como una nueva forma de expresión y asimilación del mundo indígena, contraria a la imagen degradada de los cronistas europeos. Aquí se intentará sobre todo ubicar la Historia del Reino de Quito dentro de una corriente estética que es propia de un marco cultural y de un pensamiento específicos: la Ilustración americana. En esta obra conviven una serie de textos que conforman un pasado indígena heroico, desarrollado en una geografía fértil y generosa que demuestra los ideales de la sociedad hispanoamericana de la época de Velasco. Así, estudiar la imagen del indígena permitió, entre otros aspectos, entender cómo la memoria y la representación histórica se pueden traducir en proyectos y en sentidos simbólicos que son trascendentales para una cultura.