2 resultados para Cruzados

em Andina Digital - Repositorio UASB-Digital - Universidade Andina Simón Bolívar


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El punto de partida práctico de este trabajo fue el malestar docente con las culturas juveniles. Los apoyos teórico-metodológicos fueron la pedagogía crítica y la comunicación dialógica, los estudios culturales y la interculturalidad, la investigación-acción participativa. A partir de allí se fue construyendo un camino que buscaba, por un lado, ayudar a comprender las relaciones entre sistemas educativos y culturas juveniles. Y por otro construir herramientas que permitieran a docentes e instituciones educativas comprender mejor las culturas de los jóvenes con los que trabajan y transformar sus prácticas a partir de esta comprensión. Una primera etapa del trabajo se desarrolló en dos centros educativos muy distintos entre sí: un liceo de clase media y una escuela técnica donde predominan los jóvenes pobres. En ambos desarrollamos talleres de investigación – acción participativa con jóvenes y, en menor medida, con docentes. Una segunda etapa se desarrolló alrededor de un curso - taller con educadores de la educación formal y no formal. Partimos de los conocimientos y vivencias de los educadores, los enriquecimos con otras miradas y acompañamos ocho proyectos de investigación que ellos desarrollaron. Los mapas culturales que emergen en las percepciones de los jóvenes están cruzados por las diferencias, pero sobre todo por las desigualdades, polarizadas simbólicamente alrededor del eje “chetos” – “planchas”. Este conflicto social de fondo atraviesa la realidad educativa, articulándose con los conflictos culturales, pedagógicos e institucionales. El camino recorrido ofrece pistas para construir pedagógicamente estos conflictos y, a partir de allí, resignificar la educación, enriqueciendo la pedagogía crítica desde una mirada intercultural y una procesos de construcción colectiva de conocimientos.

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Para toda una generación, la mía, el desarrollo fue sagrado e inviolable. Era el ídolo común de sectas que perseguían la misma meta por medios incompatibles. Pero ha llegado el momento de reconocer que es el propio desarrollo el mito maligno que amenaza la supervivencia de las mayorías sociales y de la vida en el planeta. Necesitamos oponernos con firmeza a la esperanza adicional de vida que se quiere dar al desarrollo con la creación de alternativas. Padecimos ya las consecuencias de adjetivos cosméticos, que trataban de disimular el horror: desarrollo social, integral, endógeno, centrado en el hombre, sustentable, humano, “otro”. No podemos esperar que la salida provenga de burócratas de las instituciones internacionales ni de los nuevos cruzados del “desarrollo alternativo”, que derivan dignidad e ingresos de la promoción del desarrollo. Las cuatro décadas del desarrollo fueron un experimento gigantesco e irresponsable que, según la experiencia de las mayorías de todo el mundo, ha fracasado miserablemente. La crisis actual es la oportunidad de desmontar la meta del desarrollo en todas sus formas.