35 resultados para Ciudades del siglo XIX
Resumo:
La presente investigación muestra el proceso de construcción de las sociedades negras de la cuenca del río Santiago, que se inicia con la llegada de esclavizados de las minas neogranadinas, en el siglo XVIII, con el fin de abrir una nueva frontera minera y prestar su contingente en los proyectos viales ideados por las autoridades para unir la Sierra con la Costa. El contexto peculiar de la región de Esmeraldas, de carácter marginal, caracterizado por la condición libre de la población negra, junto a un tipo de esclavitud particular en la que no predominaron las formas coercitivas, permitió a los esclavos, a partir de las cuadrillas, desplegar una serie de dispositivos efectivos y tomar posesión de las minas y sus espacios aledaños, dando lugar a la conformación de sociedades domésticas fortalecidas por lazos de parentesco y de solidaridad. Con la fase independentista, las sociedades esclavizadas del distrito minero van a participar a favor de la causa insurgente, motivados por el interés de continuar con su proyecto étnico de conformación social e identidades colectivas en medio de la libertad y legitimado por el nuevo Estado republicano. Con este interés se enrolaron como soldados de las fuerzas insurgentes, actuaron como chasquis y espías en los caminos, y generaron rumores entre la población, causando estragos a las fuerzas realistas. Esta dinámica de identidad y resistencia negra continuó en la república cuando las sociedades negras, en su lucha por el territorio, autonomía y libertad, frente a la intención del Estado nacional de integrar a los sectores excluidos mediante la ley de abolición de la esclavitud, se automanumitieron. Un acto de franco rechazo a una política de los sectores dominantes que, desde la Colonia, marcaron la presencia de fronteras sociales y culturales que los marginó y negó toda posibilidad de existencia digna. Para la segunda mitad del siglo XIX, frente a un nuevo escenario caracterizado por la presencia de empresas extranjeras, que iniciaron formas laborales represivas y usurpación de las tierras, la población liberta se conformó como comunidad del río Santiago y emprendió una nueva lucha, la compra del territorio, como una forma de legitimar sus sociedades. Más tarde y frente al permanente ambiente de agresión, debieron venderlas a los extranjeros, pero antes negociaron su vinculación laboral y su permanencia y de las futuras generaciones, un recurso que les permitió continuar ejerciendo su territorialidad y defendiendo su forma de vida en libertad.
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Se analiza el tema del estatus de los afrodescendientes libres en las sociedades esclavistas más pobladas de América, desde el punto de vista de los derechos políticos y sociales de súbditos y ciudadanos. Con la carta de libertad, los antiguos esclavos y sus descendientes libres adquirieron teóricamente los mismos derechos y obligaciones que la población blanca eurodescendiente. Sin embargo, por razones de “seguridad pública” y de “mantención del orden establecido”, en la práctica, se establecieron restricciones y privilegios para mantener la distancia social entre blancos y afrodescendientes. Desde una perspectiva comparada se estudian Brasil, Cuba y los Estados Unidos, las tres sociedades esclavistas más notorias en América durante el siglo XIX, y se examina este proceso tomando como objetos de análisis los derechos de libre movimiento, el acceso a la enseñanza superior, el sufragio y la propiedad.
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El presente estudio analiza las tensiones y conflictos presentes entre el Estado ecuatoriano y los pueblos o nacionalidades amazónicas, en particular con los Kichwa de Pastaza, cuyo proceso organizativo ha estado ligado no solo a la defensa territorial, sino a una demanda constante por ser reconocidos, como sujetos políticos, entes colectivos de derechos y dentro de éstos en particular, aquellos que les permitan consolidar y asegurar lo que en la práctica ejercen: el autogobierno y la autodeterminación dentro del Estado ecuatoriano. Aquello lo hacen además, en un escenario plagado de presiones nacionales y globales, por la presencia cada vez más amplia y agresiva del capital, que con el apoyo estatal procura asegurar la explotación intensiva y extensiva de recursos del subsuelo como el petróleo y los minerales. Este escenario, absolutamente asimétrico, torna urgente tal reconocimiento, que pasa a su vez por direccionar los procesos de reforma política, jurídica e institucional del Estado, para que ajusta su visión y sus prácticas, a la condición dentro de la cual existe la sociedad ecuatoriana: heterogénea, diversa, con inequidades y exclusiones estructuralmente presentes. O lo que es su reto relativamente más cercano: la deconstrucción de la estructura colonial para dar paso a un modelo fundado en sociedades interculturales a las que se corresponda un Estado de nuevo tipo, incluyente, plural, abierto, participativo, horizontal, llámese como se llame.
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El esmeraldeño fue una lengua que se habló en el curso medio e inferior del Esmeraldas hasta finales del siglo diecinueve, cuando fue registrada por J. M. Pallares para Theodor Wolf de boca de los últimos ancianos que aún la recordaban. Saber más sobre cuál fue el asiento original de esta lengua y quiénes fueron sus hablantes es una pieza clave rompecabezas etnolingüístico de la costa norte del Ecuador antes de la conquista castellana y de las relaciones interétnicas entre conquistadores, indígena y afrodescendientes desde mediados del siglo dieciséis. Aunque ha habido algunos intentos por describir y clasificar el esmeraldeño con criterios lingüísticos y a partir de fuentes etnohistóricas, sigue siendo una lengua no clasificada y poco o nada se sabe de sus hablantes. Esto se debe a la falta de una coteja exhaustiva entre los datos lingüísticos y etnohistóricos disponibles, pero sobre todo a un acercamiento clasificatorio tradicional que no toma en cuenta las consecuencias lingüísticas del contacto interétnico. Se pretende resolver ambas falencias con una interpretación sociolingüística de las fuentes etnohistóricas y un análisis lingüístico comparativo del corpus disponible, que incluye la evidencia toponímica, antroponímica, pero sobre todo de las palabras y oraciones glosadas que conforman el corpus Pallares-Wolf.
Resumo:
El estudio aquí desarrollado se propone encontrar asideros concretos (testimonios), en términos de Arquitectura y de Diseño Urbano, en el proceso de desarrollo de la ciudad de Quito. Asideros concretos que den testimonio de la evolución de la cultura y de la sociedad sobre las maneras de ser de los productos de la cultura material. Se ha propuesto evidenciar la relación entre urbanismo e historia, a través de la identificación de los cambios en los modos de ser de la arquitectura y de la ciudad, sobre la base de los cambios en los modos de ser geopolíticos, económicos y culturales de la sociedad. Se ha seguido la línea expresiva (estilística), de los períodos históricos marcados: culturas autóctonas, indígenas, incario, Colonia, República siglo XIX, República siglos XX y XXI; para, dentro de este contexto, poder interpretar la época puntual del análisis de este estudio: mediados del siglo XX, Arquitectura Moderna. Se ha propuesto demostrar que el momento histórico analizado fue, de la misma manera que los dos momentos anteriores: Arquitectura y ciudad española, superpuesta a lo incásico. Arquitectura “Republicana”, superpuesta a lo colonial; y, finalmente, Arquitectura Moderna, superpuesta a lo republicano. Un momento de transición y de articulación en el cambio de la imagen de la ciudad. Se ha propuesto, en este estudio, demostrar que en el momento analizado se desplegaron los únicos recursos técnicos de planificación, en la sociedad industrial del siglo XX, que permitieron que el crecimiento de la ciudad de Quito se regule y se organice.