29 resultados para indios de Chiapas
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El ensayo analiza el surgimiento de la ciudad de Manta como estación de enlace entre la región de Manabí y el mercado mundial en el siglo XIX. Esta región económica estuvo integrada por un sistema de pequeñas localidades, cada una de las cuales cumplía una función determinada. El puerto de Manta experimentó un sorprendente despegue debido al auge manufacturero de los sombreros de paja toquilla y, más tarde, al auge agroexportador de la tagua y el cacao. Estudia, además, el proceso de recolonización por parte de grupos blanco-mestizos y la segmentación del espacio entre los nuev s inmigrantes y los descendientes de los antiguos indios.
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Presenta las reseñas de los siguientes libros: Juan J. Paz y miño Cepeda, Deuda histórica e historia inmediata en América Latina, Quito, Abya Yala/THE/ADHILAC, 2004, 119 pp. -- Cecilia Ortiz, Indios, militares e imaginarios de nación en el Ecuador del Siglo XX, Quito, Colección Tesis, FLACSO/Abya Yala, 2006.
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Presenta las reseñas de los siguientes libros: GALO GARCÍA IDROVO, EL FERROCARRIL MÁS DIFÍCIL DEL MUNDO, ALAUSÍ-QUITO, INSTITUTO DE INVESTIGACIÓN HISTÓRICA Y CULTURA POPULAR “NUEVO ALAUSÍ”/COMISIÓN NACIONAL PERMANENTE DE CONMEMORACIONES CÍVICAS, 2008, 320 PP. -- RAÚL HERNÁNDEZ ASENSIO, EL MÁTEMÁTICO IMPACIENTE. LA CONDAMINE, LAS PIRÁMIDES DE QUITO Y LA CIENCIA ILUSTRADA, 1740-1751, LIMA, INSTITUTO DE ESTUDIOS PERUANOS/ UNIVERSIDAD ANDINA SIMÓN BOLÍVAR, SEDE ECUADOR, 2009, 316 PP. -- SONIA FERNÁNDEZ RUEDA, COMP., EL FERROCARRIL DE ALFARO. EL SUEÑO DE LA INTEGRACIÓN, QUITO, TALLER DE ESTUDIOS HISTÓRICOS/CORPORACIÓN EDITORA NACIONAL, COLECCIÓN TEMAS, NO. 13, 2008, 290 PP. -- JAIRO GUTIÉRREZ RAMOS, LOS INDIOS DE PASTO CONTRA LA REPÚBLICA (1809-1824), BOGOTÁ, INSTITUTO COLOMBIANO DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA, 2007, 276 PP.
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Este trabajo aborda el estudio de las variables políticas que han delineado el curso de la educación dirigida a los pueblos indios en las últimas dos décadas en el Ecuador. Se ha estructurado en cuatro capítulos y unas conclusiones, cuyos ejes de contenido son los siguientes: El primero aborda algunos autores europeos y norteamericanos que han debatido el tema de la postmodernidad. Desde ellos se quiere construir preguntas de acceso para leer la forma en que los dirigentes estatales y de los pueblos indios se han ido aproximando a lo intercultural. Así se espera instalar el problema educativo en el marco amplio de las influencias internacionales en la cultura y en la política. El segundo discute un libro muy influyente en el actual debate cultural1, con la idea de sugerir salidas a algunos de los interrogantes antes formulados. Aquí, además de cuestionar la pretensión transdisciplinar del texto, se deja indicado que la recepción de la postmodernidad en América Latina ha tenido un ambivalente doble efecto: en la Academia ha contribuido a resignificar las diferencias y a replantear la investigación anclada en lo disciplinar; pero en la política ha conducido a usos que tiene a liquidar los conflictos de poder que subyacen a las prácticas interculturales. El tercero lee la visión de los dirigentes estatales frente a la educación para los pueblos indios. Aquí se constata que los políticos han replanteado su histórica concepción integracionista, pero el proceso ha estado signado por el propósito de hacerla funcional a las reformas estructurales que en las últimas décadas pugnan por la reducción del tamaño y las funciones del Estado. El último capítulo busca los significados de la educación intercultural para los pueblos indios, encontrando que ellos la entienden como un espacio para expandir una práctica político-social, cuya dinámica está atravesada por las vicisitudes propias de la construcción de un proyecto civilizatorio alternativo. Las conclusiones llaman la atención sobre los problemas de una excesiva acción política corporativista por parte de los pueblos indios, en el marco de una acción estatal que tiende a recluirlos en sus localidades diversas.
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Esta tesis presenta un intento por estudiar algunos aspectos novedosos de la literatura referente a la Guerra del Chaco en Bolivia, como el nuevo proyecto nacionalista y racial que algunas obras de este periodo proponen. Estas obras presentan un nuevo discurso político que se convierte en cohesionador de las ideas y visiones sobre el país y sus habitantes y que posteriormente conformaron el discurso nacionalista de la revolución de 1952. Mi aproximación a estos textos se hace desde la discusión de los Estudios Culturales que atiende y cuestiona el proceso de formación de identidades desde la literatura, reconociendo en muchos casos la característica de 'invención' o 'construcción' de categorías tales como la nación, la historia, y la identidad. La literatura de la Guerra del Chaco construye nuevamente el mito de una nación homogénea alrededor de algunos de sus rasgos y las características de ciertos sectores de la sociedad boliviana. Así, cumplen la función de reordenar el Estado ya que proponen una nueva relación de fuerzas entre los diferentes grupos raciales del país. La ideología nacionalista, cuyos primeros lugares de formación es la narrativa chaqueña, tiene como base tres ejes discursivos: la identificación del boliviano con la tierra; su posicionamiento en favor de los indios y de los mestizos como parte y sujetos de la nación y por último es la identificación de los enemigos de la nación boliviana, los causantes de la guerra y de la consiguiente derrota. Esta identificación propone un marco de acción política para el futuro inmediato.
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El presente trabajo tiene como finalidad el establecer las relaciones que existieron entre los intelectuales y la nación en el Ecuador, en el período que va desde la “gloriosa revolución de mayo” de 1944 hasta la emergencia del movimiento político y cultural tzántzico en 1962. Los intelectuales han mantenido una relación que no solo ha sido interpretativa de la nación, sino de “invención” de sus coordenadas simbólicas fundamentales, es decir, han elaborado los cuerpos simbólicos de la nación requeridos en la configuración de los estados nacionales en el continente. Con la fundación de la Casa de la Cultura Ecuatoriana se establece la institución central que se encargara del reconocimiento y de difusión de la ecuatorianidad como nación mestiza. En la afirmación de ésta participan activamente los intelectuales con la elaboración de representaciones sobre el mundo social nacional. Además, su reconocimiento corresponde a un momento de restauración de un orden simbólico resquebrajado. De la narrativa de la nación mestiza se encuentran excluidos los indios, quienes son diluidos en la idea de mestizaje y comprendidos desde la categorización como campesinos. La emergencia del movimiento tzántzico en la década del sesenta supuso la ruptura con la práctica cultural del período hegemonizado por la Casa de la Cultura. Sin embargo, se mantiene una continuidad de la narrativa de la nación mestiza, pero ya no desde la mirada estatal sino como una identidad social.
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En el presente estudio me propongo analizar, desde un punto de vista estrictamente discursivo, el imaginario social de la "civilización" y la "barbarie" en Las Catilinarias de Juan Montalvo. Parto por ello, a manera de contexto referencial, de las lecturas que se han hecho de Las Catilinarias en el espacio de algunos prólogos. Avanzo hacia una comprensión de tres conceptos fundamentales en la obra: pueblo, nación y tiranía. Explico el fundamento social y cultural de las tiranías y la critica que les hace Montalvo. Discuto entonces el papel que juegan las letras en este combate. Mi propósito es demostrar básicamente que Montalvo frente a la denuncia de la barbarie de su época, se personificó a sí mismo en el civilizador del pueblo. Esa lucha civilizadora involucró un combate político y cultural interrelacionados. Sostengo que el ejercicio de las letras fue para él la forma de civilizar, una manera de cuestionar tanto una barbarie política -referida a los tiranos de turno- cuanto una barbarie étnica -patente en la figura de los indios, chagras y negros-. Ese modelo de civilización adoptado miró a España y Francia como ejemplo, e hizo por eso del casticismo su emblema de combate. Por otro lado, Montalvo no pudo convocar al pueblo a su reforma. En definitiva, el intento de Montalvo por salvar al pueblo, lo terminó conduciendo en contra del mismo pueblo. Montalvo pretendió reformar la sociedad de su época pero no encontró vínculos efectivos con ella. El ilustre ambateño, imitador del quijote, combatió para salvar a un pueblo que terminó siendo más quijotesco que él mismo.
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¿Qué es el poder local? y ¿Cuáles son las potencialidades de estos actores para la construcción nacional? son las dos preguntas clave que articulan este trabajo, realizado en el Corregimiento de Riobamba, entre los años 1750 y 1820. Espacio con población predominantemente indígena, ubicado en la sierra centro de la Audiencia de Quito y especializado en la producción obrajera. En esta temporalidad, abordamos la constitución del poder local y el comportamiento de los actores en coyunturas producidas antes, durante y posteriores a la revolución de Quito de 1809, que es el hito fundacional de la construcción del estado nacional, para lo cual, hemos revisado una gran cantidad de fuentes primarias, rescatando la fuerza de la narrativa histórica y el análisis estructural de su principales elementos económicos, sociales e ideológicos. El estudio analiza el funcionamiento del poder local que se basa en elementos de antiguo régimen: venalidad, exclusión indígena, transgresión, corrupción y control ideológico. Analiza las continuidades y los modestos cambios que ese pensamiento experimentó, sobre todo en algunas de sus facciones más dinámicas. Analiza las redes cerradas integradas por facciones familiares y grupos de interés, que mantienen una serie de disputas y/o alianzas en las diversas coyunturas, donde las facciones plantean proyectos para procesar la crisis obrajera, desarrollar un proyecto minero, la consolidación de la hacienda, el traslado de la ciudad y la participación en las primeras guerras de la independencia. Hemos encontrado una elite periférica, poco activa y de escaso peso en las transacciones en la construcción del estado nacional, tanto por su dependencia con la administración de Quito y Bogotá, como por su carácter tradicional, que terminó construyendo una hacienda que impidió el desarrollo de ese espacio. Al mismo tiempo, vemos una elite con escasa potencialidad para construir una nación incluyente, que en la transición profundizó prácticas raciales que los llevó a excluir a los mestizos, a los indios e incluso a los caciques, como por su alineamiento con el pensamiento de antiguo régimen, que los hizo desechar cualquier reforma. Sin embargo, los acuerdos de las diversas facciones y los distintos alineamientos con las elites de otras regiones, les permitió mantener el control de la provincia, sujetar a los subalternos y participar a través de una serie de enlaces con facciones inter-regionales en la construcción del Estado.
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Trata acerca del análisis de los periódicos El Iris de La Paz, La Época y El Comercio, los tres de la ciudad de La Paz, Bolivia, en el siglo XIX entre 1829 y 1899. El propósito fue conocer cómo se representó a la Nación boliviana en la prensa de La Paz. Los tres periódicos analizados tuvieron similares objetivos propagandísticos en favor de los respectivos gobiernos de turno. Las diferencias fueron cualitativas en lo referido a la argumentación de esa propaganda. El Iris de La Paz (1829-1839) se ubicó ideológicamente en el liberalismo británico de Jeremías Bentham. Fue el periódico mejor argumentado de los tres. Mediante el discurso del Iris se intentaba establecer puentes que alcanzaban diversos aspectos: entre Iglesia y Estado liberal; entre el liberalismo y la religión; entre Bolivia y el Perú; entre el nuevo régimen y el antiguo. Pese a la aceptable argumentación ideológica, su representación de Nación quedó ambigua debido sobre todo a que el caudillo resultó más importante que la Nación. El periódico La Época (1845-1857 y 1866-1867), en sus cinco etapas se ligó al liberalismo francés y al romanticismo, pero a partir de diversos enfoques que fueron desde un liberalismo conservador (p. ej. en las épocas de los Presidentes Ballivián y Melgarejo) a otro más arrimado a la izquierda e incluso con influencia del socialismo utópico (p. ej. en la época del Presidente Belzu). Junto a ese liberalismo, se divulgó también una mentalidad del Antiguo Régimen, fundamentalmente de índole religiosa. Haciendo una revisión global de sus cinco etapas, se concluyó que en el periódico hubo una mezcolanza de ideas denominada como “colecticismo”. El periódico El Comercio (1878-1899) en sus tres escenarios fue el más banal de los tres. Su discurso estaba enfocado únicamente a la propaganda política, con una pobre argumentación ideológica. Los términos del liberalismo moderado se mezclaron con los del catolicismo con el fin de hacer propaganda para los gobiernos del partido político Conservador. El uso de los términos quedó desprovisto de su significado, y sólo sirvieron para otorgarle sentido al accionar de uno u otro gobierno; así, los mismos términos se usaron ya sea para justificar una actitud o para rechazarla, en un entorno político muy reñido. Al final del proceso, en vísperas de la Guerra Federal, el periódico que apoyaba al Partido Conservador pasó a apoyar al Partido Liberal; los liberales ganaron la Guerra Federal. En lo referido al regionalismo, en el Iris no hubo explícita mención al regionalismo entre La Paz y Chuquisaca, sí hubo algunos indicios. Tal regionalismo se fue haciendo más notorio en La Época, con diferentes matices. La confrontación regional fue más radical en El Comercio a finales del siglo XIX, con la misma tipificación étnica que ya se había vislumbrado en La Época: los indios y cholos en el Norte versus la gente civilizada en el Sur. El caso indígena fue también tratado con diversos matices. En el Iris no se expusieron textos peyorativos acerca del indígena. En La Época se defendió al indígena desde una perspectiva humanista proveniente del romanticismo, pero el discurso adquirió contrasentido, pues el indio fue tipificado a la vez como un pobre “paria” sin civilización. En el Comercio se divulgaron dos visiones acerca del indígena: el del feroz indomable y del “paria” sumiso. Paradójicamente, los tres periódicos defendieron al indígena por lo menos desde un punto de vista humanista, pero a su vez los tres propugnaban que, para mejorar su suerte de opresión, el indio debería asumir los modos de relación social del liberalismo o civilizarse. La representación de una Nación ambigua se dio ya sea porque el caudillo adquirió mayor importancia que la Nación misma, por el uso “interesado” de la ley y la Constitución para legitimar gobiernos de facto, para justificar actitudes gubernamentales arbitrarias, por las riñas regionales con connotaciones étnicas entre el Norte y el Sur, o por porque los indígenas implícitamente no formaban parte de la Nación moderna por ser incivilizados.
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Reinaga es quechuaymara que vivió entre 1906 y1994 y en su madurez intelectual fue el gran artífice del pensamiento indianista y el amautico. Esta investigación pretende contribuir a la comprensión de esa política intelectual, enfatizando sus orígenes, su desarrollo y la experiencia política de los últimos 50 años del siglo XX en Bolivia. El indianismo decolonial de Reinaga, fue construido frente al pensamiento occidental, entendido como la razón, la edificación absoluta del poder occidental sobre otras sociedades y sintetizado en “el hombre”. El indianismo, tiene varios perfiles; pero el haber reorientado el indianismo al plano político con sujetos indios, es uno de sus principales aportes. Además profundizó el indianismo, bajo el denominativo de pensamiento amautico, entendida como la fusión del pensamiento ancestral de los pueblos indígenas con la “ciencia salvadora”. El indianismo decolonial tiene plena vigencia hoy en día en Bolivia y en países con fuerte población indígena y sectores sociales excluidos. El debate medio ambientalista del siglo XXI, bajo denominaciones como el “Vivir bien” o el “Buen vivir”, tienen una estrecha relación con el pensamiento amautico de Reinaga.
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Escritas durante la primera mitad del siglo XX, Canaima, La vorágine, y Sangama son tres novelas de la selva en las cuales aparece una representación del mundo indígena del Amazonas o del Orinoco. Se ha repetido que se trataba de novelas progresistas, que encerraban una crítica del sistema social de la época, y más particularmente del genocidio acarreado por la explotación del caucho durante el “ciclo da borracha”. Sin embargo estas ficciones nos proporcionan un enfoque ambiguo de la realidad indígena. Una visión impregnada por las mismas concepciones del siglo XIX que favorecieron los excesos, maltratos y masacres que dichas novelas pretenden denunciar. Este ensayo se propone analizar la matriz científica de estas representaciones, insistiendo en el paradigma racialista decimónico, derivado de la teoría evolucionista y de la ideología del progreso. Los indios de las ficciones se desplazan como fantasmas en un universo mágico, embrujado, o infernal que carece de realidad. Este “flor” romántico es la proyección literaria de una estrategia biopolítica que se da en las sociedades de la época: la cuestión gira en torno a la construcción del pueblo nacional. Los “aparecidos” del espacio novelesco son un momento de unas estrategias discursivas más globales: se trata de construir una homegeneidad nacional a partir de una etnicidad ficticia que requiere el rechazo del “otro atrasado”. El espectro es la huella o el testigo de esta violencia fundadora.
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A continuación apuesto por la metodología de lectura histórica marxista propuesta por Frederic Jameson basada en una “reescritura fuerte” (Jameson 1989, 48). Del texto sobre las clases oprimidas (Mömer 1992, 28), y sus tres marcos concéntricos (Jameson 1989, 61-72): a) Historia política, b) Sociedad y tensión constitutiva entre la lucha de clases, c) Historia constitutiva de los modos de producción y el devenir de las formaciones sociales humanas. La Recopilación de las leyes de los reinos de las Indias (De Paredes 1973, 1), emitidas por el Rey Carlos II de España y su Corte, fueron compiladas por primera vez en 1681. Su importancia para la presente investigación radica en las disposiciones emitidas para las clases dominadas por la Corona Española mediante el discurso de “condición racial inferior” y exclusión social establecidas por el poder monárquico, durante la época de la esclavitud en los reinos americanos del siglo XVI, cuando se estipulan castigos para “vagabundos, gitanos, mulatos, negros, berberiscos (norteafricanos) e indios” (De Paredes 1973, 285- 295), quienes sobrevivían en la América de esas fechas. Estos documentos retratan las ideologías dominadoras, el castigo sobre el cuerpo, los intereses del orden imperial frente al auge económico y las formas de explotación y crueldad a las cuales fueron sometidos estos grupos étnicos.
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Este libro rastrea la lectura de Agustín Cueva respecto al proceso literario ecuatoriano, particularmente, sobre la problemática de la mediación mestiza en la narrativa de la nación, y ubica el lugar de Cueva en el discurso crítico latinoamericano en diálogo con Antonio Cornejo Polar y Ángel Rama. La problemática configuración de la nación y el papel que la literatura ha cumplido determinan la manera en que Agustín Cueva presenta las formas concretas en las que la subjetividad dominante representó a los sujetos sociales y, desde esa perspectiva, también anuló a grupos subalternos –como a los negros, los cholos y los indios–, convirtiendo al lenguaje en un espacio del exilio, libre de la barbarie de la Conquista y la colonización. A la vez, el lenguaje también fue utilizado como elemento de reivindicación y visibilización de lo popular, operación que estaría a cargo de la Generación del 30, que integra a los excluidos a la narrativa nacional. De ahí que, en los años 60, Cueva y el grupo Tzántzico realizaron una dura crítica a la labor intelectual en Ecuador.