44 resultados para Griego-Crestomatias y lectura
Resumo:
Lolita, criatura fantasmática. La adaptación del libro a las dos películas de la Lolita de Vladimir Nabokov es un análisis de cómo conducen y enfrentan la fuerza narrativa del personaje los dos medios de comunicación: el libro y el filme para convertirla en una criatura hecha de luz y sombras que a la vez que seduce, asusta y es parte de la cultura de masas desde mediados del siglo XX hasta nuestros días.
Resumo:
Desde hace varios años existe una profusa discusión en las ciencias sociales ecuatorianas sobre el problema de las alteridades o del "otro" en la formación de la identidad nacional. También ha ocupado un espacio significativo el debate académico y político respecto al papel que éstas alteridades, representadas en este caso por los pueblos indios y negros, han tenido dentro de las políticas integracionistas generadas principalmente desde el Estado ecuatoriano.
Resumo:
Este artículo presenta una revisión y análisis crítico de los aportes y perspectivas de los estudios poscoloniales/posoccidentales, a partir de una discusión de los trabajos recientes de sus principales representantes (Walter Mignolo, Fernando Coronil, Aníbal Quijano, Enrique Dussel, Santiago Castro-Gómez, Edgardo Lander, etc.) y de los problemas relacionados con la recepción e implicancias de la teorización poscolonial/posoccidental en un espacio de particular historicidad: América Latina y específicamente su región andina.
Resumo:
Aunque es evidente que la ciudad letrada aún se mantiene como fuente de nuestros imaginarios, las transformaciones derivadas de las nuevas prácticas discursivas que las mediaciones fueron produciendo, han hecho posible el traslado del discurso de la identidad desde la institución del Estado nacional hacia el espacio público de las mediaciones donde circulan los relatos -y sentidos- que conforman una nueva institución: la ciudadanía mediática donde se configuran hoy nuestras identidades heterogéneas, pluriculturales, transgenéricas. En este espacio se instala, de manera fundamental, la crónica como relato anfibio capaz de aprehender la nueva realidad desafiando, por tanto, las categorías tradicionales de (re)presentación. Porque la crónica troca la representación por la presentación de la vida cotidiana en su vitalidad caótica. Esta cualidad define la capacidad de (re)presentación de la crónica que señala, al mismo tiempo, su lugar de enunciación al asumir la vida como relato. Así, la crónica es capaz de articular tres discursos: el concierto polifónico de las voces de la alteridad que no caben sino en la crónica; la centralidad de los márgenes que -paradójicamente- la crónica hace posible; y la mitificación de la vida cotidiana. Esta repolitización lograda por la crónica se extiende hacia el rol social de los relatos cuyo énfasis recae en una dimensión pragmática fundamental, es decir, en la relación activa entre relato/texto y sujeto/lector que incluso modifica la concepción del género mismo. Esto significa que atenderemos a los modos en que opera el reconocimiento a partir de la apropiación del relato por parte de los sujetos. Porque la apuesta de nuestra investigación radica precisamente en afirmar que la crónica configura nuestras identidades en tanto hace posible el reconocimiento social porque es capaz de diluir la frontera entre autor, texto y lector hasta fundir el relato con la propia realidad logrando así el reconocimiento de los sujetos que identificados en/con el texto/relato pueden, por tanto, actualizar sus identidades. Se trata entonces de responder por la manera en que las crónicas del boliviano Jaime Saenz, el mexicano Carlos Monsiváis y el chileno Pedro Lemebel, han ido y van construyendo el imaginario de las identidades de sus entornos particulares, desde un terreno muy propiamente literario, pasando por el dominio de su práctica en el espacio periodístico y literario, hasta instalarse hoy como la narrativa posmoderna por excelencia.
Resumo:
La mayor parte de las comunidades urbanas y rurales donde funciona el Programa Escuelas Lectoras no tiene ni siente la necesidad de leer ni de escribir. Para la gran mayoría, la expectativa de escribir es aprender a firmar. En este contexto, en el que a la lectura y la escritura no se le da valor ni importancia, la enseñanza formal de la escuela juega un rol fundamental. Es la escuela la que deberá elegir una propuesta teórico-metodológica que haga de la lectura y escritura actividades significativas y con sentido. Es decir, una acción pedagógica que amplíe las expectativas de uso de la lectura y de la escritura; que vaya más allá de la firma o de la elaboración de los deberes; que invite a los estudiantes a descubrir por qué y para qué se lee y escribe en su comunidad y en el mundo; que los seduzca para que se transformen en usuarios de esas prácticas a nivel cotidiano. Los niños y las niñas de los sectores “no lectores” no cuentan sino con la escuela para acceder a esta nueva cultura. Los docentes de estas escuelas son los encargados de que los estudiantes descubran la lectura y escritura como instrumentos de conocimiento, de producción de ideas y como herramientas de participación social. Son los encargados de guiarles en el diseño de su propio proyecto lector y escritor. Es decir, los docentes son los responsables de introducir a los estudiantes en una nueva cultura: en la cultura escrita. En este Encuentro se trabaja sobre estos asuntos y la forma en que la lectura y escritura pueden ser ejes de la calidad educativa.
Resumo:
La enseñanza tradicional de la lectura y escritura ha incurrido en el error de confundir enseñanza del código, con la enseñanza de la lectura o escritura. El Programa Escuelas Lectoras diferencia tres contenidos: un objeto de conocimiento es aprender a leer; otro, aprender a escribir; y otro muy distinto, aprender el código alfabético. Por lo tanto, cuando se enseña el código alfabético no se está enseñando a leer ni tampoco a producir textos escritos. Se enseña la correspondencia entre los sonidos (fonemas) y su respectiva representación gráfi ca (letras). En este sentido, el código no es más que una herramienta para la lectura y la escritura, pero no el fi n último del aprendizaje. La propuesta del Programa Escuelas Lectoras para la enseñanza del código alfabético sigue la ruta “de la oralidad a la escritura”. En otras palabras, los niños y las niñas aprenden primero a escribir, luego a leer. Esta ruta privilegia el sentido y signifi cado en el aprendizaje del código, ya que cuando aprenden primero a “codifi car”, es decir a escribir, saben con anticipación qué van a expresar; tienen la palabra en la mente, reconocen sus sonidos y los grafi can uno a uno. Luego, cuando leen su producto escrito, lo hacen comprendiendo lo que escribieron. Así, esta ruta “de la oralidad a la escritura” para la enseñanza del código alfabético resuelve todas las discusiones sobre los métodos de enseñanza de la lectura. Gracias a que en el castellano la mayoría de los fonemas tienen solo una representación gráfi ca, los estudiantes aprenden con éxito y rápido la mecánica de la correspondencia fonema-grafema. Aprender de esta manera el código permite a los y las estudiantes autonomía en sus escritos. El Encuentro permitió apreciar las diferentes estrategias que propone Escuelas Lectoras para que los y las estudiantes comprendan la funcionalidad de la lectura y escritura, y sepan por qué y para qué se lee y escribe, condición fundamental para iniciar la enseñanza de estas competencias.