19 resultados para Formas artísticas y sociedad de masas


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Este trabajo muestra, en diferentes niveles, la configuración del campo intelectual de los años de 1960 y de uno de sus integrantes en particular, Agustín Cueva, personaje ligado al contexto histórico que le tocó vivir y en el cual intervino de manera activa. Para ello se recogen de manera breve los principales debates, luchas y problemáticas que le permitieron configurar su discurso crítico. El parricidio, el compromiso intelectual y la búsqueda de un horizonte revolucionario son palabras que se vuelven sentido común para esta generación, desde donde tratan de mostrar la inautenticidad de lo que las elites denominaron como „cultura nacional‟. Construcción cuestionada por esta generación y frente a la cual Cueva muestra, dentro de sus ensayos (como forma de escritura), que dicha artificialidad es el resultado de la carga colonial que pesa sobre los hombros de la sociedad ecuatoriana y del hecho de que, el discurso sobre el mestizaje, fue la salida elegida por las élites para justificar su proyecto nacional. En esta perspectiva, el diálogo que se propone con Antonio Cornejo Polar y Ángel Rama, muestra más puntos de encuentro que desencuentro, pues estos dos autores dan cuentan a partir de los conceptos de heterogeneidad y de transculturación, que el proceso cultural y político de constitución de nuestros países es el resultado de una élite (blanco-mestiza) que vio en la narrativa (en sus distintas formas) un mecanismo para edificarlo; sin embargo, estos tres autores revelan narrativas disidentes, cuestionadoras, y una vía popular de entender el proyecto nacional.

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El interés particular es investigar la pintura ecuatoriana de finales de los años noventa e inicios del siglo XXI y los factores que incidieron en el proceso de ruptura, como oposición al período de modernidad tardía que se constituyó en las vanguardias artísticas y modelo de búsqueda perpetua de lo propio y lo universal a lo largo del siglo XX. Dicho interés se centra en el análisis que ocupa las prácticas y saberes de la pintura, como un género tradicional que experimenta una serie de mutaciones dentro de la noción de “campo expandido”, una fórmula que combina diversos recursos estético-conceptuales y escénicos, en la que se adicionan las nuevas tecnologías. Así también, la preocupación por vocabularios temáticos en correlación con el campo interdisciplinario, a partir de posiciones posibles del artista, como sujeto social que busca estrategias y mecanismos de reflexión. Bajo este contexto se promueve el diálogo y la participación de la comunidad, instituciones, academia y artistas visuales en el entorno de la cultura contemporánea. Simultáneamente, se propone un análisis alrededor de los espacios de negociación basados en el reconocimiento de pintores/as, artistas visuales, respaldados por las instituciones y medios autorizados; como antípoda, a los artistas emergentes, colectivos y productores culturales que operan de forma independiente. Así se abordan diversas problemáticas como bases de análisis en un carácter de sedimentación o fragmentación del lenguaje pictórico de identificación local, regional y global.

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El presente estudio aborda el desencanto en la narrativa ecuatoriana, y cuyo objetivo es reconocerlo como una forma de ser y estar de los protagonistas de tres novelas: Teoría del desencanto (1985) de Raúl Pérez Torres, Ciudad sin Ángel (1995) de Jorge Enrique Adoum y La Madriguera (2004) de Abdón Ubidia. Cómo sienten y viven el desencanto a partir de un hecho puntual, y que es trasversal a todos: la pérdida de las utopías. Por otro lado se busca determinar si el desencanto es el mismo en cualquier época o es el producto de las circunstancias particulares en cada una de ellas. Así, Manuel, el protagonista de Teoría del desencanto (1985) de Raúl Pérez Torres, vive el desencanto de la imposibilidad de una revolución en los años setenta, Bruno Salerno, de Ciudad sin Ángel (1995) de Jorge Enrique Adoum, vive el desencanto del exilio y la pérdida de la mujer amada, también en los años setenta, durante las dictaduras, y Bruno Pintor en La Madriguera (2004) de Abdón Ubidia, vive el desencanto de la pérdida de las sensibilidades ante el final del siglo XX, atrapado en una ciudad de cemento, habitada por hombres y mujeres de plástico. Sin embargo, estos tres momentos del desencanto se perciben como uno solo cuando nuestros protagonistas hacen de las expresiones artísticas su forma de enfrentarse a las pérdidas de las utopías, al sistema social de cada época, e incluso a su propio arte, al que ven como un ejercicio inútil para sus propósitos, aunque posteriormente se reconcilien con él. Del desencanto regresan al encanto primero, y se dan una nueva oportunidad después de haber perdido las esperanzas. Para la consecución del objetivo planteado se recurrió, en el estudio de las novelas utilizadas, a varias disciplinas tales como la teoría literaria, la sociología enfocada en la literatura y la historia. Se ha considerado que los argumentos planteados se desarrollan en momentos y espacios reales de la historia del Ecuador y América Latina, donde sus personajes interactúan con coyunturas y contextos definidos. Entre ellos podemos nombrar las dictaduras del Cono Sur, el auge petrolero, la crisis económica, así como las consecuencias de la crisis de la modernidad y la entrada de la posmodernidad hacia el final del milenio.

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Este libro rastrea la lectura de Agustín Cueva respecto al proceso literario ecuatoriano, particularmente, sobre la problemática de la mediación mestiza en la narrativa de la nación, y ubica el lugar de Cueva en el discurso crítico latinoamericano en diálogo con Antonio Cornejo Polar y Ángel Rama. La problemática configuración de la nación y el papel que la literatura ha cumplido determinan la manera en que Agustín Cueva presenta las formas concretas en las que la subjetividad dominante representó a los sujetos sociales y, desde esa perspectiva, también anuló a grupos subalternos –como a los negros, los cholos y los indios–, convirtiendo al lenguaje en un espacio del exilio, libre de la barbarie de la Conquista y la colonización. A la vez, el lenguaje también fue utilizado como elemento de reivindicación y visibilización de lo popular, operación que estaría a cargo de la Generación del 30, que integra a los excluidos a la narrativa nacional. De ahí que, en los años 60, Cueva y el grupo Tzántzico realizaron una dura crítica a la labor intelectual en Ecuador.