1 resultado para Telles, Lygia Fagundes, 1923- Crítica e interpretação

em Ministerio de Cultura, Spain


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El noventa y ocho es la culminación de una situación crítica que España venía arrastrando desde hace años atrás. Fue el elemento que logra concienciar a España de que existe crisis y es necesaria una renovación y emprender una nueva etapa. Pero junto a este pesimismo existe una concentración de toda una pléyade de figuras relevantes que han hecho hablar de una Segunda Edad de Oro o más concretamente, de una Edad de Plata de la cultura española. Lo que traduce la existencia de dos Españas: una vital y otra oficial. La España vital obstaculizada por la España oficial, no tenía entonces sitio en la historia ni posibilidad de acceder a ese saber que sólo algunos conocían. Joaquín Costa, con su regeneracionismo, plantea la modernización de España a través de la educación y de que el estado se ponga a la altura de Europa. En cuanto a modernidad se tiene la seguridad de que el alejamiento de España de Europa es lo que ha motivado y ha impedido la modernización de España y la realización de esos importantes signos de modernidad que fueron la revolución burguesa y la revolución industrial. Esta separación explica que a España no el fueran las cosas tan bien como a otros países de su entorno que dieron respuestas a los retos que presidieron el desarrollo económico, el cambio social y la relación entre estado y sociedad. Tras el desastre pareció que nada cambiaba en nuestra sociedad; no hubo quiebras legales, ni políticas; la monarquía no sufrió quebranto alguno, el Congreso y Senado siguieron funcionando; no hubo revolución, ni golpe de Estado. Este fue el problema del noventa y ocho; Esta inanidad se prolongó a grandes rasgos hasta 1931 contribuyendo a la deslegitimación de un régimen a cuya permanencia ni siquiera ayudó la dictadura de Primo de Rivera y el protagonismo militar. El noventa y ocho trajo consigo la remoción de las actitudes y de las conciencias a las que puso frente al debate de España y su modernidad. Un debate del que la educación formaba parte esencial y en el que al estado correspondió un papel protagonista.