202 resultados para Instrucción EHE-08
Resumo:
Se realiza un análisis de los contenidos de las humanidades en la enseñanza, y su relación con la democratización de la cultura. Es un punto vital de nuestros sistemas educativos actuales su dinamismo expansivo, lo que pudiéramos llamar su tendencia a democratizarse, a extenderse en todas las capas populares. Se trata de un denominador común que define a la gran mayoría de los países occidentales. Un acceso más amplio de los jóvenes a la instrucción es el hecho de mayor importancia en el proceso educativo, más que las regulaciones técnicas, como los cambios en los programas, las orientaciones y los métodos. El sistema actual conduce a un derroche del potencial intelectual de la juventud. La concentración escolar debe organizarse en los campos y deben adoptarse medidas para la descentralización de la enseñanza superior. Es preciso dar a las humanidades un contenido y método científicos. Y es preciso dotar a las nuevas generaciones de una imagen científica del hombre y de la conducta humana. Las humanidades deben ocuparse del hombre, y en este sentido nunca podremos desplazarlas de un sistema educativo. Pero también hay que reconocer que la imagen del hombre perfilada en el humanismo clásico es una imagen histórica y envejecida. Hay un acervo inagotable en la psicología experimental de nuestro tiempo de donde es posible extraer las líneas más salientes de una imagen científica del hombre. Asimismo, la sociología y la economía pueden esbozar trazos relevantes del hombre contemporáneo. Se concluye con que la educación tradicional ha venido desarrollando unos valores de pura adhesión emocional, con lo cual resulta prejuiciosa. Se debe intentar en cambio, que el alumno sobre quien recae la aplicación de un sistema, no se convierta a la hora de su inserción en el engranaje social, en un sujeto polarizado con una fuerte carga de prejuicios, sobre todo que pueda liberarse de toda tendencia discriminatoria propia de sus adhesiones emocionales.
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Se recoge el discurso pronunciado por el ministro de Educación Nacional en la inauguración del curso escolar primario 1963-1964 en Córdoba. Se hace hincapié en los objetivos esenciales del ministerio de educación, que son combatir el analfabetismo, mejorar la asistencia escolar, la selección escolar y la formación del maestro. Respecto al analfabetismo se señala que la instrucción mínima que se quiere proveer a todos los españoles hasta la edad de sesenta años, no se limita a leer y escribir, sino, a ser posible, a interpretar, redactar y calcular, lo cual se considera exigible para la más elemental vida. En lo que se refiere a la asistencia escolar, se pone de manifiesto que de las naciones europeas, sólo España mantiene aún la obligatoriedad en los doce años. En Portugal llega a trece, y son ya varias en las que se exige hasta los quince y dieciséis años. Se cree que esta evolución creciente va marcando la trayectoria a seguir. En la selección escolar entra en juego la investigación de aptitudes y utilización de talentos, que se pretende conseguir con la amplitud de posibilidades de acceso a otros grados de enseñanza. La explotación de los recursos intelectuales se considera la empresa más provechosa para un país en el plano de la educación. Por último, en lo que respecta a la formación del maestro, se resalta la importancia de la proyectada revisión de los estudios conducentes a su formación, necesitados de una actualización inmediata.
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La característica más importante de una situación de aprendizaje favorable es una voluntad fuerte del estudiante por adquirir los diversos patrones de comportamiento que se le proponen. Se plantea como puede contribuir la evaluación, sus resultados, a mejorar la calidad de la educación. El valor de los instrumentos de evaluación depende fundamentalmente, de la inventiva e inteligencia del que los emplea .La evaluación tiene un papel importante en el proceso educativo. Si las notas de un centro están basadas en la situación relativa dentro de una clase, que tiene amplio margen de variabilidad en relación con la capacidad, su valor moral, social y académico puede ser puesto en tela de juicio. Si por el contrario, las notas se basan en el nivel de instrucción en relación con una capacidad bien establecida o en el logro de objetivos peculiares de cada centro, esas notas cumplen una función importante. Con referencia a las metas válidas para las cuales existen escalas jerarquizadas de objetivos de desarrollo, el progreso debe indicarse en términos objetivos.
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Se analiza la reforma de la instrucción pública de la URSS, en concreto las reformas emprendidas y los motivos que han llevado a su desarrollo. En el año académico 1959-1960 se pone en práctica en la URSS una importante reforma de la instrucción pública. En diciembre de 1958 el Soviet Supremo de la URSS aprobó una ley encaminada a fortalecer los vínculos entre la escuela y la vida y a ampliar el sistema de educación pública del país. Con ello aprobaba los principios del Comité Central del Partido Comunista de la URSS y del Consejo de Ministros, ya examinados por millonea de personas en la URSS en su conjunto.
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Se realiza un compendio de los principales conclusiones e informes que España presentó en la XXVI Conferencia Internacional de Instrucción Pública de Ginebra, celebrada en verano de 1963. Los temas tratados han sido dos de gran importancia: la penuria de maestros y la organización de la orientación escotar y profesional. Los estudios comparativos de ambas ponencias, publicados conjuntamente por la BIE y la UNESCO, reflejan las opiniones, situación, organización, problemas y perspectivas futuras que cada país y todos en conjunto tienen sobre estos temas. Además se hace referencia a las conclusiones generales, el estudio comparado de los países que contestaron al cuestionario formulado y los estudios monográficos de cada país, pero en especial al de España.
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En 1959 alguien muy significativo del mundo de la cultura escribe esta carta en respuesta a un artículo salido en el periódico. Contesta diciendo que ha preferido convocar a los periodistas para hablar en contra de la Biblioteca Nacional y decir que en ella, no hay ni índices, ni catálogos. Pero, sepa usted como archivero que soy que sin índices, ni catálogos no se puede servir Biblioteca alguna, y al Nacional (antes Real) lleva dos siglos funcionando con provecho de todos y sin que los trabajadores serios se hayan quejado jamás. La Biblioteca tiene dos clases de índices y catálogos, impresos y manuscritos. Otro de los cargos que se dirigen a la Biblioteca es la falta de obras modernas. Las españolas deben entrar todos por le ministerio de la ley, y si algunas faltan, será por culpa de sus autores, o editores, aunque en este punto se nota mejora de año en año. De Barcelona, por ejemplo, donde la actividad intelectual es mayor que en Madrid y los editores comprenden sus intereses, recibimos todo lo que se publica. El presupuesto para adquisición de libros en esta biblioteca, se invierte casi íntegramente en obras extranjeras y, si alguna española se compra, es en concepto de rara y preciosa o de ser muy solicitada de los lectores. Del Estado de mesas, atriles, sillas, etcétera, nada digo. Creo que de todos estos enseres hay en las tres o cuatro salas destinadas a la lectura (salón grande, manuscritos, revistas, estampas) más de lo que exige el número de lectores que hoy concurren a la Biblioteca y probablemente el de los que concurrirán a pesar de todas las reformas que se hagan, incluso la de prescribir la lectura por Real Orden. Es absurdo ampliar las salas de lectura, si está vacío en sus dos terceras partes el gran salón del centro. El personal de vigilancia es escaso y los lectores necesitan estar más vigilados como ocurre en las bibliotecas que encierran tesoros inestimables como la nuestra y así, podrían evitarse deterioros y sustracciones. En los doce años que llevo en la casa nuca he dejado de proponer a los ministros de Fomento y de Instrucción Pública que se han sucedido, las reformas que juzgaba oportunas. Ninguno de ellos, ni conservador, ni liberal, me ha hecho caso. Gracias a las gestiones parlamentarias del Señor Osma, único protector real que ha tenido esta casa, tenemos calefacción y nunca he monopolizado la biblioteca en provecho propio. Sin duda los que eso dicen no me conocen porque ignoran que siempre he gustado de trabajar con libros propios y en ellos he empleado mis escasos recursos desde que tengo uso de razón y tengo una biblioteca de 40.000 volúmenes, en la cual encuentro el material necesario para mis estudios y sólo voy a la Nacional para leer manuscritos o libros raros, como cualquier otro erudito español y creo que era necesario decirle todo esto por carta. Atentamente, Marcelino Menéndez y Pelayo.
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Los análisis sobre la génesis y el desarrollo de nuestro sistema educativo han explicado con suficiente claridad su escasa relación en el entorno social y con las necesidades de nuestra sociedad, en vías de modernización e industrialización. Desde que en España, a mediados del siglo XIX, empezaron a funcionar las Escuelas Normales en las capitales de provincia, según la división administrativa establecida en 1833, estas instituciones se han convertido en trincheras de primera línea para preservar la escuela del progreso científico y de la innovación pedagógica. Estos centros se estructuran según los modelos rígidos y cerrados de los establecimientos militares y eclesiásticos. El régimen de internado y la disciplina son introducidos por las clases dirigentes para lograr un mayor control ideológico sobre el alumnado. Por ello, la dinámica de la formación del maestro se ha visto privada de una conexión con la sociedad, con la vida real. Habrá que esperar a la Segunda República con el Plan Profesional de 1931, donde el maestro es considerado como el primer ciudadano de la república y en el plan se antepone la formación pedagógica a la instrucción, los estudios de magisterio adquieren rango universitario, etcétera. El objetivo pedagógico no es tanto la transmisión de conocimientos sino enseñar a los maestros a hacer pensar a los alumnos. Esta nueva forma es posible por el número reducido de niños. Tras la guerra civil y con Franco todo se basa en patria, familia y religión y así la formación del maestro es de control político-doctrinal. Hubo que esperar a la creación del estado de las autonomías para que se vencieran algunas lacras centralistas, dirigistas y burocráticas. Esta nueva división administrativa ha permitido crear un nuevo mapa escolar; la institución formadora de maestros-educadores se ha convertido en un modelo institucional único que integra la formación inicial y permanente del profesorado de los diversos niveles educativos. Existe la desmasificación y apertura de nuevos centros acordes con la división territorial y necesidades crecientes de formación.
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Desde fines del siglo XIX y principios del XX se despertó en España un fuerte preocupación por la preparación científica de los profesionales de la enseñanza. Se buscaron fuera de España modelos de formación docente, se modificó el Plan de las Escuelas Normales, se creó el Instituto-Escuela para la formación de los profesores de enseñanzas medias, se fomentaron cursos de perfeccionamiento del profesorado, se impulsó la actividad del centro pedagógico, institución específicamente encargada de mejorar la preparación y puesta al día del profesorado en ejercicio, se promovió la salida, casi masiva, de profesores de todos los niveles educativos al extranjero para adquirir una mayor profesionalización en su tarea docente, salida que se llevó a cabo gracias a un magnífico sistema de becas de postgraduados desde el Ministerio de Instrucción Pública. Todo ello, daría como resultado el llamado Plan Profesional de formación de maestros en la Segunda República. Aparece la inspección por influencia francesa y belga y estos, tienen una misión casi exclusivamente pedagógica y el maestro no ve en ellos otros agentes que colaboradores y consejeros. Lo que les tranquiliza y garantiza el éxito de las inspecciones. La República, no descuidó la universidad así, bastantes decretos para reformarla y renovarla. Se creó la Universidad Internacional de Santander. Importante la incorporación de los estudios pedagógicos a la universidad. La nueva sección nació como centro de investigación pedagógica y como centro de formación del profesorado de nivel medio y superior.
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El primer paso fue la aprobación del presupuesto de Instrucción Pública pendiente que concedía un crédito extraordinario a este ministerio por un importe de 26.000.000 de pesetas para ser empleadas en el Plan Nacional de Cultura; el segundo, la creación en 1937 de una comisión para la reforma de la enseñanza primaria. Un año después, esta comisión terminó sus trabajos. El primer paso fue la regulación de las normas de acceso a la segunda enseñanza, nivel al que hasta ahora se accedía por un examen de ingreso. Desde este momento la admisión a los institutos se hizo según una prueba de capacidad. Tras haber aprobado ese examen en el propio instituto los profesores decidirían el curso por el que debía comenzar el alumno sus estudios, dependiendo de conocimientos y edad escolar o física. El golpe a la enseñanza privada se manifestaba sobre todo por la cláusula que establecía la supresión de la enseñanza libre. La figura del maestro fue objeto de regulación específica, de acuerdo con el nuevo papel que se le confería y les fue encomendada, especialmente, la preparación ideológica. El conocimiento directo de la escuela y la formación en las nuevas tecnologías se consideraba esencial para los maestros. Se luchó contra el analfabetismo, se creó el instituto para obreros, es decir, el bachillerato abreviado para ellos; se cambió la enseñanza profesional, primero se preparó a técnicos para mejorar la estructura de la futura economía y después se dio acceso a esta cualificación a todas la clase obrera, sin distinción de sexo. Varios de los decretos más importantes de la reforma de la enseñanza están ligados a la reforma agraria por último, se creó un centro de educación especial para minusválidos.
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Se creó por Real Decreto el 18/04/1900 el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes. Se le encomiendan las cuestiones relativas a la enseñanza pública y privada en todos sus grados, el fomento de las ciencias, artes y letras, los archivos, museos y bibliotecas y el Instituto Geográfico y Estadístico. Nace así, un departamento ministerial específicamente dedicado al sector educativo y cultural, que ya se mantendrá hasta nuestros días (salvedad breve paréntesis de 1923-1925). En este tiempo, setenta y cinco años, han sucedido profundos cambios en la sociedad en la educación e incluso en el concepto mismo de la propia administración. En este sentido pueden señalarse cuatro etapas que presentan grandes diferencias importantes para una necesaria y adecuada comprensión de la evolución de la administración educativa. Son: 1. Etapa de consolidación de la autonomía administrativa (1900-1936); 2. Etapa de transición desde fines de la Guerra Civil hasta la promulgación de la Ley en 1955 de Reforma Orgánica del Ministerio; 3. Etapa de fortalecimiento y progresivo deterioro desde 1955-1968; 4. Años transcurridos desde la aprobación de la Ley General de Educación, con los intentos de poner en marcha una nueva administración que responda a las exigencias del nuevos sistema educativo.
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Se creó en 1836 y desde entonces ha cambiado tres veces de nombre, el actual y tercero desde 1940. Este cambio de nombres no a significado en realidad modificaciones sustanciales respecto a las funciones asesoras que el Consejo siempre ha tenido encomendadas. Teniendo en cuenta esta continuidad, las fases de evolución del Consejo se concretarían así: el Consejo conoce un primer momento fundacional y vacilante entre 1836-1848; una segunda etapa de consolidación que coincide con la promulgación de la Ley Moyano en 1857, que dedicó un capítulo a la regulación de este consejo y cuya prolongada vigencia implicó la subsistencia de una serie de estructuras fundamentales, entre ellas la de este órgano colegiado. A partir de 1932 y durante un periodo que llega hasta nuestros días, el Consejo sufre cambios de orientación. Este periodo se inicia ese año transformando el Consejo de Instrucción Pública en Consejo Nacional de Cultura, con la consiguiente ampliación del ámbito de sus funciones de asesoramiento, añadiendo a las clásicas ya asignadas de instrucción pública añade otras relativas a archivos, bibliotecas , tesoro artístico, instituciones benéfico-docentes, etcétera. El periodo termina con la promulgación de la Ley General de Educación, a partir de la cual se inicia otro periodo de configuración aún incierto porque se le añaden más funciones, no menos importantes, de representación de los organismos, entidades y sectores vinculados directamente a la educación o relacionados con sus problemas. La novedad está ahora en la conversión en un órgano colegiado teóricamente apto para su exposición e influencia, de forma que sus dictámenes se convierten en expresiones mixtas de expertos en educación y representantes de las aspiraciones sociales ne materia de educación. Este periodo tiene un significado ambivalente. Por una parte refleja la crisis del consultivo tradicional en su versión a de administración educativa, y por otra, la incrustación de los elementos representativos en el Consejo, lo que corresponde con el fenómenos aparecido en la moderna administración europea, el renacimiento de la colegialidad. Un renacimiento que se genera por la utilización del mismo para nuevos cometidos, dando entrada a la participación de ciertos sectores de interesados y administrados en la gestión de los asuntos públicos de la educación.
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Uno de los índices que refleja la esencia de una sociedad es el tipo de educación, de enseñanza que esa misma sociedad reclama para sus miembros más jóvenes. Y quizá por el rapidísimo desarrollo que han experimentado en los últimos lustros las Ciencias y la Técnica, debemos dar prioridad a este tipo de educación. Pero se trataría de la búsqueda de una ciencia integrada y de la preparación de un profesorado apto para formar hombres más que para fabricar expertos. No es extraño que uno de los principales responsables de los males de la universidad moderna sea la disgregación de la ciencia contemporánea. Una educación construida sobre asignaturas o departamentos que no busquen una auténtica y armónica unidad no tendría futuro. Es más urgente que la universidad, de cara a la formación de sus alumnos y sobre todo del profesorado que ha de encargarse de ello, forme hombres que conozcan perfectamente las modernas técnicas de trabajo e investigación. Pero que estén capacitados para seguir no sólo la evolución tecnológica, sino también las transformaciones humanas, culturales e intelectuales de su época. Se ha demostrado a nivel internacional que el intentar dar una adecuada formación científica es uno de los objetivos prioritarios de las sociedades modernas. Se ha dicho acertadamente que la cultura actual pasa por la especialización, pero es muy importante que no nos quedemos cortos y que el especialista se convierta en un inculto. Se trata de buscar sistemas educativos, no ya exclusivamente multidisciplinares o pluridisciplinares, que valoren la interacción existente entre todas las disciplinas. Es en definitiva, la búsqueda de un lenguaje común a las diferentes parcelas de conocimiento que se pretenden integrar. La enseñanza de las ciencias debería facilitar a los alumnos experiencia e instrucción que contribuyan a una comprensión e interpretación correcta del hombre, de su entorno físico y biológico y de su interacción con él. Esas experiencias incluirán su responsabilidad hacia el resto de la humanidad y del entorno en que ellos mismos se encuentran.
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De una forma esquemática la educación puede ser definida como el conjunto de procesos que forman a los hombres, preparándoles para ejercer su papel en la sociedad. La educación se distingue así de la enseñanza, que consiste esencialmente en la transmisión de conocimientos. El objeto de la educación no sería sólo el desarrollo intelectual del individuo, sino su formación física, moral y estética. A nivel de sociedad global, los procesos e instituciones educativas están interrelacionadas con los fenómenos de tipo económico, político, ideológico-cultural y social, que se producen en el marco de dicha sociedad. Si consideramos a la educación como un sistema, este no aparecería como algo aislado, sino relacionado con los restantes sectores de la realidad social, con los que realizaría intercambios, cumpliendo así determinadas funciones en relación con la sociedad global. La educación ha sido y sigue siendo todavía un instrumento privilegiado para el mantenimiento de los valores y relaciones de dominación existentes, está sometido a la sociedad y concurre a sus fines. Por ello, tiene aspectos que facilitan el cambio cultural y social y son reflejo de transformaciones sooenonómicas que ayudan a engendrar las condiciones objetivas de su propia transformación. La educación puede ejercer una labor reflexiva y crítica que influya en la transformación de lo vigente. En las sociedades contemporáneas en las que las funciones educativas son realizadas esencialmente por instancias especializadas, la Escuela , en cuanto institución educativa formal, ocupa una posición central. La Escuela transmite la cultura, que no es sólo el conjunto de conocimientos acumulados en cada campo de investigación, sino que incluye los valores, creencias y normas que han pasado de generación en generación y que son internacionalizados y asimilados a través de los procesos de socialización. Durante la mayor parte de la historia humana, la instrucción organizada ha sido algo esporádico. El niño aprendía por imitación lo que hacían los adultos. El hecho de que en la época contemporánea la escuela sea la institución educativa por excelencia, encargada de realizar las tareas educativas fundamentales, ocupando hasta muy recientemente una posición indiscutible y casi sagrada. Las necesidades originadas por el progreso técnico y la revolución industrial determinarán que se fomente un tipo de educación dirigida a un mayor número de destinatarios, lo cual permitiría formar la fuerza laboral que se precisaba, transmitiendo unos conocimientos que, aunque fuesen mínimos, permitieran dominar una técnica o ejercer algún oficio. La enseñanza estará destinada a formar a formar sobre todo a ciudadanos y futuros trabajadores que conozcan su oficio. Comenzará a ser considerada como un medio de producción apto para formar hombres adaptados a las nuevas condiciones sociales y útiles.
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Desde 1876 hasta sesenta años después se observa la vigencia de algunos de sus presupuestos educativos, tanto los referentes a la estructura del sistema de enseñanza como los pedagógicos. Es de lamentar que la denuncia que de la realidad educativa española formularon respectivamente, tenga todavía validez en nuestros días en lo que se refiere a los aspectos cualitativos, autonomía universitaria, profesorado suficiente y preparado, enseñanza individualizada, etcétera, y aún a algunos cuantitativos. Podrá objetarse que las peticiones de una enseñanza básica prolongada y única, la concepción del proceso educativo como un desarrollo coherentes en el que los niveles inferiores preparen, y no sólo precedan a los superiores, la necesidad de educar al niño desde los primeros años de su infancia, son propuestas muy anteriores todas a fin de siglo. Demasiados años después el Libro Blanco señalará que el contexto del sistema actual no difiere mucho del que se estableció a lo largo del siglo XIX y primeros lustros del XX, cuando las características, tendencias y necesidades de la sociedad eran muy distintas de las actuales. A esta estructura tradicional se le han ido añadiendo algunas modalidades nuevas, como apéndices superpuestos, pero sin la integración orgánica que reclama el carácter global y unitario que debe tener el sistema educativo. Tanto por lo que se refiere a la capacidad de crear centros escolares necesarios para una escolarización suficiente, que sólo en 1902 se hizo obligatoria hasta los doce años, como para crear un profesorado preparado y dedicado de lleno a la enseñanza, el sistema educativo se mostraba ineficaz. Lógico si la administración educativa no se concretizó en un Ministerio de Instrucción Pública hasta 1900 y cuando recibió partidas irrisorias en los presupuestos generales del estado y comparando la educación con la de otros países, en España prácticamente estaba abandonada. La institución desde su nacimiento, no era ni podía ser una alternativa a las deficiencias del sistema educativo. Los hombres que se agruparon a su alrededor, sin embargo, la concibieron como un centro de influencia y propaganda de las reformas paulatinas que fueron realizando. Esta influencia fue posible desde el momento en que sus hombres entraron en contacto con la administración educativa, encontrando el apoyo necesario. Así, surgió el Museo pedagógico, La Escuela Superior de Magisterio, la Junta para la Ampliación de Estudios y la creación del propio Ministerio de Instrucción. Es cierto, que los institucionistas no concebían al estado como dispensador y gerente final de la instrucción. Les interesaba la clase obrera, el problema social entendido como un problema global y era en gran medida, según los institucionistas, una cuestión cultural. Se trataba de educar a la sociedad entera para que esta se estructurase armónicamente de forma que cada uno de los elementos de la organización social se desarrollase de acuerdo con su naturaleza. Pero ¿A quien le interesaba que la clase obrera fuera instruida e integrada en la sociedad? No a la oligarquía sobre la que se asienta la Restauración y si a la burguesía, apartada del poder político, por la oligarquía dominante. Si atraía a la clase obrera podría alcanzar o compartir el poder político. Si las propuestas reformadoras se hubiesen llevado a la práctica nos hubiéramos encontrado frente a una concepción liberal-meritocrática de la sociedad y del propio papel de la educación. Concedidas las mismas oportunidades a todos los individuos, el sistema educativo tiende a reflejar y consolidar las diferencias producidas en el seno de la sociedad. Es por ello, que la reforma educativa no puede ser sustituida por la reforma de la sociedad. Eran dos alternativas distintas las que afrontaba la transformación de esta última.
Resumo:
La Institución Libre de Enseñanza significa, en la historia contemporánea de España, el más coherente y sostenido intento de configurar la vida de este país, según los principios de la cultura europea moderna. Su actitud vital y mental de los hombres de la Institución es, por antonomasia, la de la izquierda burguesa. Laicismo, secularización, refinamiento estético, pluralismo moral, propósitos minoritarios, formas de vida típicas de la clase media decimonónica. Pero, la revolución hay que hacerla en los espíritus y no en las barricadas. Así, fue su papel en la II República aunque la institución afirmaba su independencia respecto a cualquier forma concreta de gobierno, es evidente su identificación con la II República, régimen democrático y supuso el mayor acercamiento entre hombres que habían venido trabajando en campos diferentes. El Ministerio de Instrucción Pública tomó tres decisiones muy significativas: Decreto sobre la enseñanza en lengua catalana que reconocía el derecho a ser enseñada en lengua materna; se declaraba voluntaria la instrucción religiosa en las escuelas; se reestructuraba el Consejo de Instrucción Pública del que se esperaba la orientación técnica necesaria para la reforma de la educación española. En definitiva, su programa era un proyecto de ley que equivalía a todo un programa docente que suponía la instauración de la escuela única, instrucción primaria gratuita, obligatoria y laica; igualdad de sexos y clases en la educación; selección de los mejor dotados sin atender a su fortuna; instituciones posescolares; misión y organización de la Universidad. La reforma urgía y exigía una inmediata liquidación de la obra de la dictadura y la adopción de medidas eficaces aunque transitorias. El programa educativo de la República hizo suyas las ideas de la ILE . Pero todas las reformas iban a encontrar un obstáculo común los presupuestos generales del Estado. A pesar de todos los inconvenientes, el Ministerio aumentó el presupuesto, pero la situación política y la falta de refrendo constitucional hicieron imposible la realización completa de este proyecto.