3 resultados para Aymer de la Chevalerie, Henriette (1767-1834) -- Portraits

em Consorci de Serveis Universitaris de Catalunya (CSUC), Spain


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Nota sobre les conseqüències de la invasió del mol·lusc d'aigua dolça, Anodonta woodiana, a la Península Ibèrica

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Arran del Concordat del 1851 els bisbats espanyols s’organitzen territorialment en arxiprestats. El mapa català d’arxiprestats presenta una complexa evolució històrica. Actualment s’observa una clara tendència envers la reducció del seu nombre (92). L’organització territorial arxiprestal reflecteix l’estructura del territori, la xarxa urbana i la percepció social de la realitat comarcal. Per això, la divisió eclesiàstica és un interessant element de comparació amb l’organització política i administrativa. El mapa de 7 vegueries (noves províncies) amb què treballa el Govern de la Generalitat de Catalunya té una estreta relació amb la divisió tradicional en bisbats. Igualment, totes les noves comarques previstes per la Generalitat tenen una clara correspondència amb algun arxiprestat. Inversament, la designació de Sant Feliu de Llobregat com a seu d’un nou bisbat (2004) no hauria estat possible si aquesta població no hagués estat designada com a cap de partit judicial el 1834.

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Desde el s. XVIII todas las ciudades se plantean uno de los cambios fundamentales en la estructura de su paisaje. El aumento de población y de actividad económica conlleva la desaparición de las calles térreas y su sustitución por las calles que segregan la acera, convertida en la estructura de soporte de los servicios, de la calzada como espacio de circulación rodada. En Lisboa se extiende la pavimentación de la calzad a según el 'systema Portuguez' con piedras irregulares de basalto sobre arena y ya en 1834, se configura el 'Pelouro das Calçadas' responsable de experimentar, primero, el sistema 'macadam' (c. 1839) y, posterior y paulatinamente, de introducir el asfalto. º La acera, es tratada con losas de calcáreo que, sobre todo, a partir del último tercio de siglo serán substituidas por el 'empedrado ordinario á portuguesa' en piedra calcárea. Una derivación será el 'empedrado dito de mosaico'. Experimentado por Eusebio Pinheiro Furtado en el Castillo de São Jorge (1842), va a extenderse por la ciudad, especialmente, desde la pavimentación del 'Mar Largo' en el Rossio (1848). Así, con ocasión de la ampliación de las aceras del largo de Camões, Augusto César dos Santos, Inspector da Admistração das Calçadas expresa la política de substitución del enlosado por el empedrado 'O sistema a empregar no empedramento destos passeios, deverá ser mozaico, não só pela beleza que apresenta, como por ser uma especialidade nesta cidade, beleza que se pode levar ao efeito escolhendose um padrão simples que pela sua importância não exceda os 500‐600$ o metro superficial' (Cesar dos Santos 1869). Finalmente, en 1895 la Câmara Municipal decretará el uso del 'empedrado á portuguesa' en toda nueva pavimentación y reconstrucción de las aceras. Los sitios representativos de la ciudad se cualifican artísticamente con este modo de hacer tan característico e identitario, no en vano lo podríamos entender como una de las primeras producciones de arte público en el sentido contemporáneo del término. Este sistema de pavimentación se extiende por Portugal y se internacionaliza en España, cuando Júlio César Augusto Cordeiro patenta en Madrid (1895) el 'mosaico portugués' que cristalizará en las aceras laterales del Paseo de San Juan en Barcelona (1896) -antes de la Exposición de París de 1900, de la praça de São Sebastião de Manaus, de las avenidas Rio Branco y Atlántica de Río de Janeiro- llegando a convivir con las farolas modernitas que Pere Falqués diseñó para el 'Cincd'oros' barcelonés. La calçada á portuguesa forma parte de la identidad de Lisboa y afecta a la imagen de marca de la ciudad. Sin embargo, a pesar de su valor identitario y artístico, la calçada está en peligro de muerte. El pavimento -forma entre ellos la 'calçada-forma' está en la base de algunas de las operaciones emblemáticas de construcción de la imagen de la ciudad (La Habana, 1928; Alicante, 1957; las Ramblas de Barcelona, 1969; la reforma de la Avenida Atlántica de Río por Burle Marx, 1970). Sin embargo, estas mismas operaciones demuestran que la 'forma-calçada' no responde a muchos de los requisitos de economía, seguridad o accesibilidad universal que exige la ciudad contemporánea. En el artículo planteamos analizar los motivos y razones que planean sobre la muerte anunciada de la calçada á portuguesa.