4 resultados para Julio Carrilero Prat
em Universidad de Alicante
Resumo:
El objeto de este trabajo es dar a conocer en primicia el Proyecto original, hasta el momento inédito, de la Plaza de Toros de Villena, Alicante, que se halla en el archivo privado de la familia de su autor principal, el arquitecto albaceteño Julio Carrilero Prat. El material que se aporta comprende la planta, el alzado y la sección del edificio. Es disponible asimismo una breve memoria en donde se describe la trayectoria del encargo y algunas consideraciones acerca de su gestión económica y de su construcción. El Proyecto arranca en el año 1921, se entrega en 1923 y las obras finalizan en 1924.
Resumo:
El período que se abarca se extiende, cronológicamente, a lo largo del primer tercio del siglo XX (1898-1936) y el espacio objeto de estudio se circunscribe a la ciudad de Albacete. El discurso se articula en dos partes: la primera se ocupa de la arquitectura, clasificada por sus tipologías (religiosa, funeraria, asistencial, educativa, institucional, penitenciaria y militar, del ocio, del negocio y residencial), y la segunda se centra en las características de los principales arquitectos que intervinieron en esta época en la ciudad (Julio Carrilero Prat, Ramón Casas Massó, Francisco Fernández Molina, Buenaventura Ferrando Castells, Francisco Manuel Martínez Villena, Agustín Morcillo López, Manuel Muñoz Casayús, Miguel Ortiz e Iribas y Daniel Rubio Sánchez).
Resumo:
En 2010 se conmemoró en Albacete el III Centenario de la Confirmación de la celebración en la ciudad de una feria franca. Con tal ocasión, la Fundación constituida al efecto, entre otros actos, publicó el libro "El edificio de la Feria de Albacete 1710-2010" en el cual, dirigido por los arquitectos Antonio Escario y Francisco Candel, se recogen seis aportaciones en relación al edificio y la ciudad. La primera, de Carlos Sambricio, es "Difusión y recepción del ideal clasicista. La arquitectura en el área de Albacete a finales del XVIII"; la segunda, de Antonio Bonet Correa, es "El edificio del Ferial de Albacete y la arquitectura de la Ilustración"; la tercera, de Juan Calduch Cervera, es "La plaza y la calle carrera (sobre la arquitectura de la Feria de Albacete)"; la cuarta, de Joaquín Arnau Amo y María Elia Gutiérrez Mozo, es "La Feria de Albacete. Año 2010"; la quinta, de Francisco García González y Cosme Jesús Gómez Carrasco, es "Albacete y su Feria en el contexto de una sociedad rural del siglo XVIII"; la sexta, de Miguel Panadero Moya, es "El desarrollo urbano de Albacete: una lectura a través de la cartografía (1833-1975)". El cuarto capítulo se centra en las transformaciones sufridas por la Feria de Albacete a lo largo del siglo XX, a saber: el proyecto de ampliación y reforma del año 1944 de los arquitectos Julio Carrilero Prat y Miguel Ortiz e Iribas; el proyecto de parque para ferias y exposiciones del año 1970 de Manuel Carrilero de la Torre y el proyecto de nuevas instalaciones, parque, urbanización, restauración y ampliación del conjunto ferial de Albacete del año 1972-73 de Manuel Carrilero de la Torre y colaboradores. De estos últimos, sólo realizada la nueva portada.
Resumo:
En estos Paseos de Arquitectura, se invita al lector a recorrer Albacete, reconociendo y admirando sus mejores edificios, dignos algunos de una gran Ciudad. Hubo más, desde luego. Deplorar, sin embargo, su demolición no es el propósito de este libro. Los que permanecen son glorias suficientes para dar testimonio de una Arquitectura espléndida y del talento de unos arquitectos (Ramón Casas Massó, Francisco Manuel Martínez Villena, Daniel Rubio, Julio Carrilero, Miguel Ortiz e Iribas, Buenaventura Ferrando Castells y otros) que, en su día, creyeron en esta Ciudad y la adornaron con las mejores galas de su oficio, adelantándose incluso a su desarrollo urbano. Como sucede en empresas de empuje reciente, los emblemas se anticiparon a las fábricas. Los itinerarios que trazan sus trece capítulos siguen el hilo de la historia, sin someterse completamente a ella. Arquitectos y lugares nos distraerán a veces del estricto rigor cronológico. Pero es al lector curioso a quien concierne en definitiva organizar sus itinerarios propios, accediendo al libro por donde más le convenga y recorriéndolo, de corrido o a trechos, como a la Ciudad que describe, a su libre arbitrio. Acaso descubra (y sería la mejor alabanza de lo escrito) presencias y detalles de Arquitectura, cuya familiaridad hace que nos pasen desapercibidos y que pueden, no obstante, sorprendernos todavía por su nobleza y hermosura. El aprecio de arquitecturas que a diario nos rodean puede llegar a sernos tarea en verdad amena y gustosa.