3 resultados para Cuaternario

em Universidad de Alicante


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Los sedimentos continentales (Plioceno-Cuaternario) que afloran en el sector central de la Cuenca de Guadix (Sur de España) muestran una ciclicidad de 100 ka consistente en la alternancia de depósitos de abanicos aluviales y sedimentos fluvio-lacustres. Durante el Plioceno y el Pleistoceno la Cuenca de Guadix era endorreica, y se caracterizaba por la existencia de un sistema axial fluvial y una orla marginal de abanicos aluviales transversales. En la zona de estudio, estos sistemas estaban relacionados lateralmente, ocupando de forma alterna el valle axial en el sector central de la Cuenca de Guadix. La edad estimada para la alternancia, ca. 100 ka, cae en la banda de excentricidad de alta frecuencia de Milankovitch. Estas fases podrían interpretarse como el resultado de máximos de excentricidad (inviernos más largos y fríos, con mayor volumen de precipitaciones que favorecerían las progradaciones de los abanicos) o de excentricidad mínima (períodos más secos y fríos, con una cubierta vegetal más escasa en las áreas fuente y, por tanto, un mayor aporte de sedimento por precipitaciones muy concentradas en el tiempo al sistema aluvial). Se muestra cómo los datos paleomagnéticos no son lo suficientemente precisos para proporcionar una buena correlación de las fases de progradación con la curva de excentricidad de Laskar et al. (2004), por lo que se pone en duda su precisión a la hora de determinar el significado climático de la ciclicidad.

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En este estudio presentamos los resultados del análisis estructural del borde norte de la cuenca del Bajo Segura, en la cordillera Bética oriental. En este borde se desarrolla el sinclinal de Crevillente; se trata de un pliegue de propagación de falla con geometría de crecimiento y vergente al sur asociado a la falla de Crevillente (sector Abanilla-Alicante). El estudio cuantitativo de la discordancia progresiva asociada a dicho pliegue ha puesto de manifiesto que la actividad de esta falla se inició en el Tortoniense, aumentó durante el Messiniense y, a partir de ese momento se ha mantenido constante o ha disminuido durante el Plioceno y el Cuaternario. La escasez de depósitos cuaternarios deformados no implica que no exista actividad cuaternaria de la falla de Crevillente (sector Abanilla-Alicante), ya que la mayoría de los depósitos más recientes son discontinuos o se localizan al sur, alejados de la zona de máxima deformación. Por otro lado, el hecho de que la actividad de la falla del Bajo Segura, situada en el borde meridional de la cuenca, se iniciara durante el Plioceno, parece indicar una migración de la deformación hacia el sur.

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La Vega Baja tiene un significado geológico y geomorfológico muy distinto al que fue utilizado en su día para establecer los límites de su comarca. La Vega Baja “geológica” ocupa tan sólo un tercio de la comarca limitándose al cauce del río Segura, es decir, a su canal principal y a su llanura de inundación. La Vega Baja tiene una historia geológica muy interesante ligada a la evolución del río Segura, a las bajadas y subidas del nivel del mar Mediterráneo a lo largo del Cuaternario y a la actividad de varias fallas activas. En este capítulo explicamos esta historia geológica que comienza en el Mioceno Superior (hace aproximadamente 8 millones de años), cuando el Mediterráneo inundaba casi toda la comarca. Durante este tiempo la región se ha levantado progresivamente debido a la actividad tectónica, y todavía continúa haciéndolo en la actualidad, como lo atestigua su destacada actividad sísmica. Una de las singularidades del valle fluvial del río Segura es que existe una capa superficial de varias decenas de metros de espesor de sedimentos muy poco consolidados, horizontales, y que le confieren a la Vega Baja su topografía tan suave, prácticamente llana, con pendientes de menos de un grado, que disminuyen suavemente de altitud desde los escasos 20 m cerca de Orihuela hasta la desembocadura en Guardamar del Segura. En esta historia geológica no hay que olvidar el papel destacado que han representado las subidas y bajadas del nivel del mar durante al Cuaternario ligadas a la alternancia de periodos glaciares e interglaciares, que modificaron la posición de la línea de costa. El último de estos ascensos del nivel del mar hizo que la Vega Baja estuviese ocupada por el llamado Sinus Ilicitanus. Además de la evolución geológica que describe cómo se formó el actual valle fluvial del río Segura y su cauce, este capítulo incluye dos apartados finales sobre los terremotos y las aguas subterráneas.