3 resultados para Cocina-Recetas-S.XIX

em Funes: Repositorio digital de documentos en Educación Matemática - Colombia


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A finales del siglo XVIII, en Europa el conocimiento científico se había desarrollado extraordinariamente. Surgen los nombres de Lavoisier, Ritcher, Coulomb y Celsius entre otros muchos. Se enuncian leyes en química y física; junto a ellas también florece la matemática de la mano de Euler, Lagrange, D«Alambert, Monge, por citar sólo unos cuantos. Mientras tanto, el atraso de las matemáticas españolas se debía, entre otras causas, al pobre estado en que se encontraban las universidades: aún de tipo medieval y de carácter eclesiástico. Esto lo evidencia Fray Benito Jerónimo Feijoo en la carta titulada Causas del atraso que se padece en España en orden a las ciencias naturales, y el Marqués de la Ensenada quien, en 1748, se lo expresa al rey Fernando VI. Las deficiencias de las universidades tenían que ver con la enseñanza memorística, textos anticuados e interés primordial por disciplinas como derecho, teología y filosofía en detrimento de las matemáticas y las ciencias.

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Algunos problemas nos atraen independientemente de la dificultad de su resolución. El que vamos a presentar lleva como título ¿CÓMO SE LLAMA EL PROFE? Y lo hemos encontrado en el libro de Agustín Fonseca: “El rompecocos” (Ed. Temas de Hoy).

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Muchos son los líquidos (aceite, vinagre, leche, vino, licor...) y otros productos (sal, especies, arroz...) que son descritos en las recetas de cocina en relación al volumen. A veces se expresan dichos volúmenes en unidades precisas (litros, centilitros, mililitros...) pero en muchas ocasiones se presuponen las capacidades de determinados contenedores (cucharas, tazas, vasos...) para “aclarar” los volúmenes implicados. Cuando le recomiendan “ponga dos tazas de arroz por persona”, si usted no es del club de los iniciados, su estupor puede ser mayúsculo pues al abrir el armario de la cocina encontrará tazas de lo más diverso dispuestas a ser “la taza” recomendada.