2 resultados para personajes masculinos

em Repositorio Institucional de la Universidad de Málaga


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Como se desprende del título, esta tesis doctoral está compuesta por un estudio preliminar y una edición ampliamente anotada del poema “Granada”, de Agustín Collado del Hierro (finales del XVI-1634/1640), texto que, por su especial singularidad, se eleva, mediante sus doce cantos o libros, a la categoría de pieza única en la poesía de nuestro Barroco, aun contando con las flaquezas de algunos de sus pasajes. El estudio preliminar está dividido en dos apartados: uno que aborda la biografía y la trayectoria literaria del autor y otro que se adentra en los pormenores del poema. Tras hacer un repaso por la vida de Collado, se catalogan sus composiciones, a las que hemos añadido una elegía inédita y la atribución de soneto de Cervantes, ampliando así lo ya establecido por E. Orozco (1964). Esta sección finaliza con un recorrido, desde su época hasta nuestros días, por la recepción crítica que ha tenido nuestro poeta, con especial atención a la obra “Granada”. Comienza el segundo apartado con un estudio del manuscrito y los problemas textuales que plantea, mediante el análisis del original (Ms. 3.735, Biblioteca Nacional, Madrid). A continuación se establece el periodo de creación del poema, que, basándonos en datos internos, lo fijamos desde 1623-1624 hasta 1633-1636. Tras estudiar el vasto caudal erudito de fuentes primarias y secundarias así como la influencia estilística de la “nueva poesía”, que se hacía en la época bajo la influencia de Góngora, exponemos, mediante un detallado esquema estructural, los contenidos de los doce libros o cantos. Establecemos que el poema “Granada” es ante todo un discurso histórico-apologético en el que el procedimiento de la écfrasis sólo tiene un papel muy determinado y preciso en algunos libros. Dedicamos una especial atención al empleo de la mitología clásica y a la forma en que, en el último libro (XII), Collado aborda y encaja la fábula de Baco y Ariadna dentro del plan general de la composición. Alrededor del concepto de “ciudad” vamos rastreando en diversos capítulos (“la ciudad antigua”, “la ciudad sacra”, “la ciudad contrarreformista”…) la manera en la que nuestro autor, influido por los libros de antigüedades (especialmente el de Bermúdez de Pedraza), va creando un linaje mítico a Granada, al tiempo que cristianiza su pasado musulmán, reflejado tanto en la historia como en la huella arquitectónica. Al abordar los elementos sagrados de la ciudad, destacamos el motivo fundamental de la creación del poema, así como las premisas ideológicas y políticas en las que se sustenta: el universo teológico de los Libros Plúmbeos y las reliquias martiriales halladas en el Sacromonte (1595). En este sentido, perfilamos cómo el autor se desliza por la controversia suscitada por las invenciones y cómo va mostrando a través de los versos los más preciados contenidos laminares (el patronazgo de Santiago y la Inmaculada Concepción de María). Asentadas las bases religiosas, Collado muestra la ciudad de Granada como ejemplo de urbe contrarreformista, a través de sus instituciones civiles y de sus más relevantes personajes masculinos y femeninos, con los que establece una suntuosa galería poética. En cuanto a la edición, además de fijar y modernizar el texto basándonos en el citado manuscrito, ayudamos a la compresión del mismo a través de un aparato de notas que se divide en dos tipos: unas de carácter filológico e instrumental que van a pie de página; y otras de carácter complementario que amplían los aspectos arquitectónicos, urbanísticos, culturales, históricos o literarios, y que se sitúan a final de cada canto. El trabajo se cierra con los capítulos correspondientes a la “Variantes del manuscrito”, un “Índice de voces y conceptos anotados” y la obligada “Bibliografía general”.

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Uno de los motivos que justifica esta investigación es la ausencia de un trabajo de conjunto dedicado a recomponer el universo religioso de la mujer hispanorromana pues hasta ahora y como he analizado en el capítulo dedicado al estado de la cuestión, pese a que los avances historiográficos de las últimas décadas en torno a la historia de género han sido muy significativos, llama la atención la escasez de investigaciones que han centrado sus esfuerzos en interpretar las creencias de la mujer en la Hispania romana. Conviene recordar que en los últimos veinte años las principales líneas de estudio se han dedicado especialmente a damas de la elite que a través del ejercicio de sus cargos religiosos destacaban en sus comunidades gracias al disfrute de honores cívicos que principalmente eran alcanzados por hombres. De hecho, estas publicaciones surgen amparadas por el interés y la mayor abundancia de datos que suscita la dimensión cívica en comparación con las creencias personales de la devota hispanorromana. Dentro de las tendencias historiográficas tradicionales se ha prestado especial atención a la reconstrucción de las vidas de personajes femeninos destacados en la Antigüedad clásica y cuya función no era otra que la de ensalzar a las mujeres como partícipes de un ambiente religioso y político vinculado a un universo público, sólo disfrutado por las clases aristocráticas. Estos estudios contrastan con frecuentes repertorios bibliográficos dedicados al espacio privado y no oficial ocupado por la mujer romana, así como a sus hábitos y devoción por ciertos dioses protectores de su entorno personal y familiar. En la actualidad las principales líneas de investigación de finales del siglo XX y principios del XXI encauzan sus estudios con propuestas más realistas y un afán de reconocimiento de la mujer como partícipe de su propia parcela religiosa, no tan dependiente de las interpretaciones de la literatura clásica. Esta perspectiva que resulta especialmente novedosa tras años de estudio dirigido a mostrar las actividades religiosas de las mujeres desde un enfoque supeditado al mundo masculino, ha acercado posturas entre los historiadores de la Historia Antigua con el fin de interpretar las experiencias y el valioso compromiso que las romanas profesaban a sus devociones. De hecho, mi investigación se ha centrado en apoyar una línea de investigación que plantea como principal objeto de estudio las creencias y usos religiosos que las féminas romanas proyectan tanto en su núcleo doméstico como en la esfera pública y que repercute de forma directa en la necesaria revisión de las corrientes historiográficas europeas de las dos últimas décadas. Ante este evidente cambio en el rumbo de las investigaciones que surgen condicionadas por los movimientos feministas actuales, debemos ser prudentes y colmar de sentido nuestras expectativas personales en el trabajo presentado, justificando nuestro propósito a la hora de mostrar a una mujer independiente de elegir sus prácticas cultuales. Asimismo, pese a que los usos cultuales de una devota hispanorromana se conformaron en un universo de devociones particulares que no siempre se ajustaron a las prácticas oficiales, es un hecho que las mujeres socialmente privilegiadas que vivieron el máximo esplendor del Imperio romano desarrollaron, en la práctica, nuevas formas religiosas que les abría una posibilidad de involucrarse en una esfera preferentemente masculina. Asumimos de este modo que al ser depositarias de los roles tradicionales promocionados por el Estado las fieles mostrarán un significativo grado de romanización religiosa. Ahora bien, el factor económico y social fue determinante para que una mujer pudiese reforzar su rol como una pieza imprescindible del aparato ideológico romano. Por tanto, la expresión de riqueza de un sector femenino que perteneció a las clases privilegiadas de Hispania sirvió como un mecanismo para hacer valer su género sin depender completamente de los miembros masculinos de sus familias. Pero además hay que tener en cuenta una circunstancia añadida y es que las formas de culto escogidas por las devotas hispanas tuvieron cierto paralelismo con las elegidas por los creyentes masculinos. Ciertamente, no hemos podido observar que se produzcan distinciones a la hora de escoger sus divinidades. Aun así, al formar parte de un grupo familiar, es complicado definir las características de la realidad religiosa de una mujer en el ámbito de sus prácticas cultuales. En este contexto, nuestras conclusiones se amparan en epígrafes votivos y honoríficos que desafortunadamente no aportan suficientes datos que permitan perfilar el prototipo de devota hispana, lo que apoya la precariedad de la información para las distintas regiones de Hispania. En este sentido, no cabe duda de que junto a la capacidad de adaptación a la nueva religión romana se refleja claramente la persistencia de unos usos religiosos propios y su preferencia por ciertos dioses de su entorno más cercano. En definitiva, mi investigación se centrará en mostrar la situación de la mujer hispanorromana dentro de esta transformación cultural y cultual que en muchos casos determinó la elección de sus creencias tanto en el ámbito público como en el personal.