3 resultados para Estrategia interna
em Repositorio Académico de la Universidad Nacional de Costa Rica
Resumo:
Costa Rica, económicamente hablando, no es un país pequeño, es un país diminuto. Por eso, toda estrategia de desarrollo económico1 que se enmarque en un determinado proyecto político de país, debe ser una estrategia de desarrollo “hacia fuera”, es decir, en amplia interacción (comercial, financiera, tecnológica y de cooperación), con otras economías nacionales, regionales y al nivel mundial. En este plano, y de cara a la formulación de una estrategia de desarrollo, no hay otra alternativa.“Desde adentro”, porque esa integración (inserción) debe sustentarse en un desarrollo articulado de la economía nacional y de su tejido empresarial y productivo. Articulación significa,en este nivel, generación, apropiación y (re)distribución interna de un alto valor agregado, con la creación de encadenamientos productivos y de empleos de calidad; muy al contrario de losenclaves de plantación, industriales y de exportación que han sido la norma durante toda nuestra historia como país formalmente independiente (modelo agroexportador, modelo desustitución de importaciones, modelo importadormaquilador-exportador).“Desde abajo”, porque tiene que traducirse en un desarrollo no excluyente (desarrollo inclusivo), en la construcción de una sociedad donde quepamos todos y todas, sin dejar por fuera en esta inclusión a la naturaleza (desarrollo ambientalmentesustentable). No se trata de crecer para luego distribuir, sino que la propia racionalidad económica del proyecto transformador debe ser inclusiva (ser humano y naturaleza).
Resumo:
La globalización y el cambio tecnológico en curso están reestructurando el orden económico internacional, a través de un exacerbado y frágil dinamismo de los mercados financieros internacionales, de la creciente ampliación y diversificación de la inversión extranjera directa y de las nuevas exportaciones de servicios. Con ello, la dinámica económica ha pasado a ser marcadamente mundial y la distinción tradicional entre mercado interno y mercado externo, o entre la política económica interna y la externa ha perdido parte de su sentido, pues los agentes económicos tienden a operar (¡y deben operar!), privilegiando en sus decisiones el entorno internacional.A su vez, la llamada “tercera revolución científico tecnológica” está acrecentando la globalización de los mercados, la internacionalización de la producción y la competencia internacional. Factores decisivos en esta competencia son hoy la investigación científica y tecnológica ligada sistemáticamente a la producción; la formación y actualización sistemática de los recursos humanos; las técnicas de gestión compatibles con la economía global, y las formas públicas y privadas de organización que estimulan la innovación, la flexibilidad y la creatividad. Y en este proceso, es natural que pierdan importancia las ventajas comparativas de antaño, vinculadas a la simple extracción de recursos naturales abundantes, los bajos salarios o el empleo de mano de obra de baja calificación; a pesar de que, para muchos países en vías de desarrollo esta siga siendo una “opción” viable, más bien impuesta por sus escasos logros pasados en materia de ciencia, tecnología y educación. Quizás Costa Rica pueda escapar de esta “opción”, pero los esfuerzos en este sentido deberán ser deliberados y estratégicamente conducidos.
Resumo:
En los últimos años se ha venido resaltado, por parte del Gobierno y economistas, que la deuda interna de Costa Rica ha crecido a tasas muy elevadas y que el saldo de la misma está llegando a niveles inmanejables, pues el pago de intereses representa una proporción muy significativa del gasto total del Gobierno. De ahí se sigue que se deben tomar medidas “heroicas”para reducir el monto de la deuda y así evitar que ésta afecte negativamente el desempeño económico del país. El objetivo de este artículo es evidenciar que el tamaño de la deuda interna de Costa Rica no es un problema insalvable y que lo que conviene no es su reducción inmediata sino la implementación de una adecuada estrategia para su administración. La experiencia de los países desarrollados evidencian que un alto nivel de endeudamiento público no necesariamente riñe con el buen funcionamiento del sistema económico.