3 resultados para Virgen de la Antigua

em Helvia: Repositorio Institucional de la Universidad de Córdoba


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La falda de la sierra cordobesa forma un espacio unitario íntimamente conectado geográfica, emocional y económicamente con la ciudad. En este espacio se sitúan elementos históricos tan importantes como el heredamiento de la Albaida o, sobre todo, la dehesa de Córdoba la Vieja, que recibe este nombre por encontrarse en su interior las ruinas de la antigua ciudad omeya de Madinat al-Zahra. Tradicionalmente se ha presentado este espacio como una amplia dehesa dedicada a la ganadería extensiva. Sin embargo, un estudio más detallado de las fuentes documentales disponibles nos muestra un paisaje diversificado en el que, junto con los pastos para el ganado, abundan olivares, viñas y huertas que fueron fundamentales para el abastecimiento de los mercados de la ciudad de Córdoba durante la Baja Edad Media.

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El monocultivo industrial del olivar se extiende por casi toda la provincia de Jaén, pero aún existen en las zonas de montaña restos de la antigua multifuncionalidad del paisaje agrario. En la Sierra de Segura tenemos por un lado las tierras más bajas de olivar de montaña, que contrastan con las masas forestales y pastos de la sierra más profunda, donde además se desarrolla aún una horticultura de subsistencia característica. Estas diferentes configuraciones del paisaje y los modos de uso del territorio son resultado de una serie hechos históricos que marcaron para siempre la relación de las comunidades con su entorno, y que tienen una impronta visible tanto en el paisaje como en el carácter de los serranos. A través de una aproximación histórica y el estudio a escala de paisaje de tres zonas de la comarca que representan el valle agrícola de Beas de Segura y la sierra más profunda de Santiago-Pontones, identifico la huella biocultural de las antiguas sociedades campesinas, cuyos vestigios permanecen en las aldeas más recónditas de estas montañas. Del estudio paisajístico paso después a la escala de finca para conocer el funcionamiento de las huertas familiares tradicionales y de la memoria biocultural asociada a ellas, lo que permite caracterizar su grado de aproximación a los modos campesinos preindustriales. Mediante este trabajo no sólo pretendo dar a conocer la singularidad paisajística y biocultural de estos territorios, sino llamar la atención sobre aquellos aspectos que pueden aportar soluciones a la hora de afrontar la transición agroecológica en otras zonas dominadas por los modos industriales.

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Don Juan Suárez de Peralta nació en la ciudad de México-Tenochtitlán en 1541, habiendo sido sus padres Don Juan Suárez Marcayda y Doña Magdalena de Peralta; el padre también conocido como Juan Suárez de Ávila, o como Juan Suárez “El Viejo”, hizo la campaña militar de la conquista del Imperio Azteca como compañero de armas de Don Hernán Cortés. Suárez de Peralta escribió tres grandes obras: “Tractado de Alveiteria” hacia 1575, “Tractado de Cavallería de la Gineta y Brida” en 1580 y “Tractado del Descubrimiento de las Indias y su Conquista” en 1589. Estos tres tratados hacen de Suárez de Peralta, una inevitable y riquísima fuente de información para todo historiador investigando las vetas de la Historia Virreinal Novohispana y de la Historia de España del siglo XVI. Su obra sobre medicina equina y zootecnia de los caballos, es un magnífico y estupendo trabajo que se levanta como el primer libro de su tipo escrito en América. Suárez de Peralta asociado con su hermano mayor, Don Luis, establece un criadero de caballos de raza fina en Tacubaya, en el poniente de la antigua ciudad de México, y es ahí en donde aprende el arte científico de la médica equina, de la reproducción y de la zootecnia caballar y sus habilidades como jinete y gran caballista. En 1579, Don Juan debido a una serie de circunstancias decide exiliarse a España arribando al puerto de Sanlúcar de Barrameda, como huésped en el Palacio de su pariente el VII Conde-Duque de Medina Sidonia, para después habitar en Trujillo y en Sevilla en donde escribe y publica sus otras dos grandes obras. Se muda a Madrid en donde contrae nupcias con una aristócrata dama de la alta nobleza castellana, Doña Isabel Hurtado de Mendoza, perteneciente a la poderosa Casa del Infantado. Con ella procrea un hijo, llamado Don Lorenzo Suárez de Peralta, quien viaja a la Nueva España para tomar posesión de los bienes de su padre, su abuelo y de su tío Luís. Don Juan, nuestro albéitar, quien “alladese enfermo de calenturas”, fallece el 8 de enero de 1613 y es enterrado en la Iglesia del Spiritu Sanctus de los Clérigos Menores en el Madrid de los Austrias. Su manuscrito “Libro de Alveitería”, permaneció olvidado y sin publicar durante más de tres cientos años en la Biblioteca Nacional de Madrid, hasta que finalmente ve la luz en la ciudad de México, en ocasión del Centenario de la fundación de la Escuela Nacional de Medicina Veterinaria y Zootecnia y del IV Centenario de la Real y Pontificia Universidad de México, ahora, Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en 195