3 resultados para Enrique III, Rey de Castilla
em Helvia: Repositorio Institucional de la Universidad de Córdoba
Resumo:
Los llamados “caballeros moriscos” eran cristianos de origen islámico que, a cambio de prestar servicio militar a la monarquía, cobraban un' salario en dinero y en especie. La mayoría vivían dispersos en ciudades de Castilla y de Andalucía, pero había un grupo cerca del rey de modo permanente. En el presente trabajo estudio las formas de reclutamiento de estos “caballeros”, subrayando el papel que juegan los vínculos familiares y sus medios de vida, que eran bastante escasos. También analizo la imagen deformada de esta minoría que nos ha transmitido algún cronista hostil a Enrique IV.
Resumo:
La caza puede considerarse como uno de los ejercicios donde el instinto de agresividad y el espíritu lúdico se encuentran estrechamente ligados. El hombre la practica también para defenderse de una naturaleza hostil, asegurarse el alimento u obtener un beneficio en el mercado; suministradora de carne y de pieles, desempeña un papel innegable en las economías medievales. Aparece reflejada en la Literatura y en el Arte. En las clases superiores de la sociedad se ritualiza. Sus prácticas y sus técnicas son codificadas y enseñadas en libros que le consagran importantes personajes. La caza, en fin, da lugar también a una reglamentación y a un derecho que tienden a concebirla como un monopolio de los poderosos. Este trabajo pasa revista a esos y a otros problemas refiriéndolos al reino de Castilla durante la Baja Edad Media.
Resumo:
El presente artículo se refiere a la evolución que experimentó la villa de Chillón en los decenios centrales del siglo XIV. Chillón, perteneciente al término de Córdoba, fue señorío de relevantes personajes de la época. Entre 1344 y 1350, perteneció a Bernardo de Cabrera, privado de Pedro IV de Aragón. Posteriormente, pasó a poder de Juan Alfonso de Alburquerque, que desempeñó la misma función en la Corte del rey Pedro de Castilla. Reintegrada posteriormente a la jurisdicción de Córdoba, fue entregada por Enrique II a su hermano don Sancho, que no logró vencer la oposición de la ciudad y no llegó realmente a posesionarse de la villa, la cual terminó por vender a Diego Fernández de Córdoba, alguacil mayor de Córdoba, en 1370.