4 resultados para Publicaciones de la Biblioteca Valenciana - Monografías

em Universidade Complutense de Madrid


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Esta exposición nos muestra las reformas que facilitaron el crecimiento de la economía española durante los reinados de Fernando VI, Carlos III y Carlos IV. El comercio con América experimentó un gran crecimiento, debido a la liberalización progresiva, abriendo nuevos puertos al comercio y rompiendo el monopolio que ostentaba Cádiz sobre todo con la liberalización total en 1778. El sector textil fue uno de los grandes beneficiados de esta apertura comercial, y esto se produjo gracias a la innovación técnica que se propagó desde otros países más adelantados técnicamente, y que fue aprovechada por los técnicos y fabricantes españoles, las innovaciones y la información sobre las máquinas utilizadas en otros países llegaban rápidamente a España. Dentro de estas innovaciones son fundamentales los tintes, ya que era lo que permitía que los tejidos españoles se homologasen con los extranjeros. Además del desarrollo industrial y comercial muy importante el proceso de reforma agraria que liberalizó el comercio interior de granos. La reforma de las finanzas públicas permitió simplificar el anquilosado sistema impositivo, que no creaba más que trabas en el comercio interior, y mejorar la gestión financiera del Estado con la creación del Banco de San Carlos. Especial importancia tiene la proliferación de las compañías de comercio por acciones, que permitieron movilizar capitales inactivos hacia actividades industriales, al no tener los inversores más riesgo que el capital aportado. Así mismo tuvieron una gran importancia las Sociedades de Amigos del País crear un cambio de mentalidad que ayudase al desarrollo del comercio, la industria y la agricultura. La Biblioteca Histórica Marqués de Valdecilla de la Universidad Complutense de Madrid nos facilita acceso a un gran número de fondos de sus depósitos sobre todos los temas tratados. Sobre todo nos permite comprobar que los libros que se imprimían fuera de España llegaban con gran celeridad a las estanterías españolas, y que los técnicos, comerciantes y fabricantes estaban totalmente al día de las innovaciones que se producían en toda Europa.

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La Asociación de la Prensa de Madrid (APM) es la mayor y más influyente organización de periodistas de España agrupados en la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE) por lo que está vinculada a las demás agrupaciones provinciales. Tiene entre sus asociados y directivos a personalidades de relieve nacional e internacional (Miguel Moya, su primer presidente, José Francos Rodríguez, Alejandro Lerroux, Vicente Blasco Ibáñez, Azorín, Concha Espina, Josefina Carabias, Manuel Chaves Nogales, Camilo José Cela… entre otros muchos). La APM nació en febrero de 1895 aunque fue en el mes de mayo de ese mismo año cuando celebró su acto verdaderamente fundacional. Nace, en principio, como agrupación asistencial y para defender los derechos de los periodistas, tanto en el terreno laboral como en el profesional. Busca los mismos fines asistenciales (farmacia, asistencia médica, economato) que otras asociaciones similares, pero muy pronto amplía sus servicios: biblioteca, actos culturales, clases de idiomas, de taquigrafía… De los 173 asociados iniciales cofundadores, ha llegado a los 7.521 con los que cuenta hoy. La APM es una institución privada sin ánimo de lucro. La biblioteca está compuesta por una rica colección iniciada el año mismo de su fundación, 1895, y que ha llegado hasta hoy con 13.208 volúmenes y una importante sección de medios de comunicación. Las primeras donaciones, todavía en el S.XIX, fueron de la reina María Cristina de Habsburgo-Lorena, Ministerio de Gracia y Justicia, Ministerio de Fomento, Congreso de los Diputados, Instituto Geográfico y Estadístico. Desde entonces ha sufrido tantos avatares de todo orden (desatenciones, cambios de sede, incendios, escasez de medios, una guerra civil…) que su conformación ha resultado una difícil tarea. En algunos periodos de su historia no pasó de ser un mero instrumento simbólico de prestigio. Sin embargo, siempre ha gozado del interés y atención de numerosos asociados que han ido donando libros de sus bibliotecas particulares...

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El objetivo de la exposición es ofrecer una visión de diferentes aspectos de la cultura de las apariencias y de la indumentaria entre los siglos XVI y XVIII a través de libros, documentos y grabados de la Biblioteca Histórica, así como una selección de prendas del Museo Pedagógico Textil. El deseo de vestirse y adornarse es tan antiguo como la humanidad. El vestido es uno de los elementos que se emplea para atraer y gustar a los demás. La apariencia física a través del traje permite a la persona expresarse de manera voluntaria o involuntaria y tiene un papel importante en la comunicación. Pero en muchas ocasiones el deseo de agradar convertido en vanidad ,desvirtúa la función natural del vestido, su protección moral o de pudor, para convertirse en ostentación de riqueza. Aunque esta ostentación se haga a través de posesiones, joyas, viajes, etc. es el vestido su mayor exponente. Traje y riqueza mantienen una estrecha relación, ya sea por los tejidos exclusivos, confección profesional, elementos decorativos como pasamanerías y bordados, zapatos, cinturones… Que se van introduciendo poco a poco en el traje popular, como signo de riqueza, aunque a menor escala.La demanda de moda, de trajes que cambian por capricho y aportan novedad crece. Nos situamos en el siglo XVIII para conocer algunos inventos que mejoran la calidad y la producción de vestidos en Francia y que se extienden por toda Europa. Instrumentos como la máquina de hilar, que evoluciona en su manejo, o tratados de sastrería donde se fijan las normas de un arte complicado. En su constante evolución, la indumentaria se irá renovando.Para atraer al público se requiere una publicidad: los franceses serán los pioneros, no sólo en el arte del buen hacer, sino en el del buen vender.