5 resultados para Pruebas de función renal
em Universidade Complutense de Madrid
Resumo:
La Enfermedad Renal Crónica (ERC) se define como la disminución de la función renal, donde se reduce el filtrado glomerular (FG) estimado < 60 ml/min/1,73m2 o como la presencia de daño renal de forma persistente durante al menos tres meses. La enfermedad renal crónica (ERC) es una patología progresiva que afecta cada vez más a la población, el daño renal aumenta con el paso del tiempo, siendo su resultado el tratamiento renal sustitutivo, trasplante o incluso la muerte, el gran problema es que en ocasiones no hay síntomas hasta que esta instaurada. Las causas de la ERC son complejas e incluyen enfermedades comunes, como la hipertensión, el síndrome metabólico (conjunto de varios factores como HTA, obesidad), la diabetes y otras patologías que afectan al riñón. Desde la clasificación de ERC en 5 fases, los clínicos pueden diagnosticar precozmente, incluso en estadios iniciales. Para frenar la progresión de la enfermedad es recomendable la disminución de ingesta de proteica. El objetivo de este estudio es evaluar una intervención nutricional (PIN) sobre la función renal, valorando la ingesta, vigilando el estado renal y nutricional en pacientes con enfermedad renal crónica sin tratamiento sustitutorio. Se siguieron los criterios de las quías KDIGO/KDOQI, y los diferentes Documentos de Consenso de las Sociedades Científicas. Se diseñó un estudio longitudinal aleatorizado de 86 participantes, de los 43 que componían el grupo estudio (E) finalizaron el programa de intervención nutricional 90,69% de la muestra inicial, y 38 de los participantes del grupo control (C) (88,37%). La duración del ensayo fue de 12 meses. El estado nutricional se evaluó mediante la valoración global subjetiva (VSG), datos antropométricos, dietéticos y analíticos. Se realizó los análisis estadísticos con el programa SPSS. A los doce meses, se ha observado un aumento de FG y una disminución de otros parámetros que agravan la enfermedad. Además, se ha producido un control de la ingesta proteica y de la ingesta energética. Conclusión: Mediante una intervención nutricional mantenida en el tiempo, se puede controlar el estado nutricional y se evita la progresión de la enfermedad renal, influyendo positivamente en algunos parámetros de riesgo. Por lo que podemos concluir que la utilización de programas de intervención nutricional (PIN) en las consultas de enfermería nefrológica para pacientes con enfermedad renal crónica, podría evitar, en ocasiones, el paso del paciente a diálisis, trasplante o a la muerte.
Resumo:
En el trasplante de órganos sólidos los factores que conducen a la pérdida del injerto son muy diversos. A pesar del avance en el diagnóstico y tratamiento de los pacientes trasplantados renales, el rechazo agudo sigue siendo una de las principales causas de deterioro progresivo de la función renal. La presencia de episodios de rechazo acorta la supervivencia del injerto e, incluso, la del paciente, dado que implica la activación de un proceso inflamatorio no sólo local, sino también sistémico y obliga al incremento de la carga de inmunosupresión a administrar. La detección de los pacientes con mayor grado de susceptibilidad al desarrollo de rechazo, puede ayudarnos a prevenirlo. No existe consenso sobre la definición de "riesgo inmunológico elevado" y que características tiene que cumplir un paciente para poder ser incluido dentro de este grupo de riesgo. Las citoquinas, moléculas inmunomoduladoras que actúan como mediadores de la inflamación y la respuesta inmune, son secretadas por células T y macrófagos. Participan activamente en todos los procesos de la respuesta inmune, desde la activación a la diferenciación y proliferación celular. La producción de estas citoquinas se encuentra, en muchas ocasiones, sometida a una regulación genética, de tal forma que polimorfismos a nivel de las regiones promotoras o codificadoras pueden alterar los niveles de las mismas y por tanto modificar la respuesta inflamatoria y/o inmunológica ante cualquier estímulo...
Resumo:
La leishmaniosis canina (Lcan) es una zoonosis en toda la Cuenca Mediterránea y está producida por un protozoo intracelular, Leishmania infantum, transmitido por especies del género Phlebotomus. La enfermedad se caracteriza por una presentación clínica heterogénea en la cual la lesión renal es, con frecuencia, la causa principal de mortalidad. La nefropatía asociada a Lcan se atribuye fundamentalmente al depósito intraglomerular de inmunocomplejos circulantes. La combinación de antimoniato de n-meglumina (antimoniales) con alopurinol se considera el tratamiento de primera línea en esta enfermedad, aunque algunos estudios han demostrado que la combinación de miltefosina y alopurinol tiene una eficacia similar. A pesar de ser considerado el tratamiento más eficaz, el uso de antimoniato se asocia a efectos adversos sobre la funcionalidad renal lo cual puede ocasionar complicaciones importantes en el manejo de estos pacientes. A ello se suma la escasa sensibilidad de las pruebas diagnósticas disponibles hasta ahora en la clínica veterinaria para poder establecer un diagnóstico precoz de lesión renal. Es decir, el propio tratamiento podría agravar una posible alteración en la funcionalidad renal en pacientes que ya la tuvieran alterada debido a la leishmaniosis. Los perros infectados y tratados, en la mayoría de los casos, no alcanzan la curación parasitológica y sufren recidivas después del tratamiento. Las técnicas habituales para valorar la respuesta al tratamiento son la evolución de la tasa de anticuerpos y la electroforesis de proteínas plasmáticas. La normalización de las proteínas plasmáticas ocurre en paralelo con la mejoría clínica, pudiéndose emplear como marcadores de respuesta al tratamiento; sin embargo, la serología parece menos útil, a corto plazo, porque el descenso del título de anticuerpos es más lento. Se ha postulado que otros parámetros laboratoriales, como las proteínas de fase aguda, pueden ser una buena opción como marcadores precoces de la enfermedad y también para la monitorización del tratamiento...
Resumo:
Una de las complicaciones más debilitantes de la Diabetes mellitus (DM) es la neuropatía diabética, siendo la polineuropatía diabética simétrica distal la forma más frecuente en pacientes con diabetes, y relacionada con un alto riesgo de ulceración del pie a causa de la pérdida de la sensibilidad. La neuropatía autónoma es un subtipo de neuropatía diabética que afecta a diferentes órganos y sistemas (digestivo, genitourinario, cardiovasculares, etc.) y su manifestación en los pies se refleja mediante una disfunción sudomotora y vasomotora. El diagnóstico clínico de la neuropatía se basa en la exploración del nervio lesionado, y las diferentes pruebas clínicas evalúan el tamaño (fibras grandes o pequeñas) o la función (autonómicas, fibras sensoriales o motoras) de las fibras nerviosas. En la práctica cotidiana, el examen clínico es la prueba de oro del diagnóstico de la neuropatía, sin embargo, a menudo es reconocida o diagnosticada de forma tardía. Las pruebas más utilizadas para la evaluación de la neuropatía sensorial son el monofilamento de Semmes-Weinstein 5.07-10g (MSW) y el biotensiómetro o diapasón de 28 Hz, que exploran las fibras largas mielinizadas A (tipos alfa y beta). Recientemente, se han descrito pruebas de diagnóstico de la función autonómica en base a la evaluación de la función sudomotora, mediante la aplicación de un parche indicador en la zona plantar del pie, para determinar la integridad simpática de la piel y la inervación colinérgica por fibras pequeñas tipo C no mielinizadas autonómicas. La principal utilidad del test de la función sudomotora (TFS) es su capacidad para reconocer los pacientes con neuropatía subclínica y establecer el riesgo de desarrollar una UPD de forma precoz...