7 resultados para Pintores mendocinos
em Universidade Complutense de Madrid
Resumo:
A través de esta investigación se busca analizar de que forma una categoría estética como es lo grotesco, relacionada generalmente con lo desagradable, lo inquietante, lo cómico-burlesco e, incluso, lo repugnante y lo siniestro, tiene cabida en el ámbito de la fotografía publicitaria, mediante la observación de una tendencia estética que se caracteriza por un uso de lo grotesco sobre todo fantástico, y en la que confluyen algunos de los valores que le han sido atribuidos por diferentes autores a lo largo del tiempo, con otros nuevos que se adecuan a su contexto publicitario. De esta forma, en primer lugar, y para llegar al momento en que lo grotesco adquiere, finalmente, entidad propia, se debe comenzar por el estudio de la belleza, la cual es considerada una de las ideas principales del pensamiento filosófico durante un largo período de tiempo, hasta que entra en crisis en el siglo XVIII a la par que nace la estética como disciplina, e irrumpen nuevas categorías a tener en cuenta en la reflexión sobre el arte, entre las que se encuentra lo grotesco. Así, lo grotesco surge como término en el siglo XV, proveniente de la palabra italiana gruta, ya que se utilizó inicialmente para designar ciertas ornamentaciones encontradas en el sepultado palacio de la Domus Aurea, construido por Nerón en el siglo I. Esas pinturas fueron imitadas por varios pintores del XV y asentado ya el término como sustantivo, vio como era adjetivado y se extendía por toda Europa, relacionándose, además, con numerosas concepciones como lo ridículo o lo bizarro, o manifestaciones cómico artísticas como la Comedia del Arte o los grabados de Callot. Entonces, llegado el siglo XVIII y esa mencionada ampliación del gusto estético en el Romanticismo, y con el apoyo de autores como Friedrich Schlegel, Ruskin y sobre todo Victor Hugo, lo grotesco surge como categoría estética independiente aunque limítrofe con otras, como lo sublime, lo feo y lo cómico, entre las que este estudio analiza sus relaciones y sus distinciones para profundizar en la compleja naturaleza de lo grotesco...
Resumo:
El amplio mapa del Simbolismo europeo vivió un momento sobresaliente a finales del siglo XIX y con el cambio de siglo. Los simbolistas no convivieron como un grupo compacto. Fueron decadentes y estetas a los que unió una búsqueda y un espíritu común. Les interesó lo esotérico, lo secreto y crearon un nuevo mundo hermético con aquello que no está a simple vista en la realidad. Presentaron una irrealidad de ensueño aludiendo a contenidos en profundidad. La atención a lo subjetivo, a la apariencia no objetiva y la oscuridad romántica fueron antecedentes que anunciaron los contenidos cultivados por los simbolistas. La naturaleza difusa del Simbolismo se sirvió de justificaciones poéticas, literarias y filosóficas. Las referencias formales y poéticas atienden a sus dilatados contenidos. La emoción espiritual se adentra en lo intangible e indefinible de la magia simbolista. La influencia del Simbolismo en España se hace notar con cierto retraso y la cronología difiere de los ejemplos del resto de Europa. En el caso español nos movemos entre los años 1890 y 1930. Se ha distinguido un primer núcleo aventajado en Barcelona, con nombres propios como el de Rusiñol y el círculo de los Llimona. Posteriormente los artistas del entorno de Valle-Inclán y su tertulia en el madrileño Nuevo Café de Levante se convertirán en otro exponente que aglutine a artistas diversos. Las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes y la repercusión crítica, también añaden información del impacto simbolista en el arte español. Además del núcleo madrileño existe un conjunto de referentes periféricos y artistas “olvidados” igualmente relevantes. Observando las obras simbolistas, se subraya una actitud común en estos artistas. Este talante es clave para trazar un hilo conductor entre los autores. Las formas varían, los significados se solapan y las señas visuales se alteran al no responder a unos cánones siempre fijos. Por ello, es la actitud lo que une a los pintores, escultores y literatos. Decadentismo, Dandysmo, Ocultismo o Esoterismo, son piezas añadidas a esta amalgama artística. Ser simbolista significa trascender más allá de la vida cotidiana. El simbolista accede y cultiva un universo enigmático, turbador y lírico. Es la vía para abandonar lo rutinario. El artista prefiere ensimismarse y regodearse en la creación. Una complicación añadida a su definición, es la falta de unidad estilística o unas características visuales siempre repetidas. Es importante prestar atención a los contenidos de fondo para distinguir puntos de encuentro comunes. Eso sí, los artistas españoles recibieron estas ideas e influencias de manera muy personal. También se añaden otros aspectos como los Regionalismos o la confrontación España Blanca - España Negra. Las fuentes de inspiración miran al Renacimiento, los Primitivos italianos o los Prerrafaelitas ingleses. Existen problemáticas, convivencias y diferentes ingredientes que se suman al discurso del Simbolismo español. El Modernismo, la Generación del 98, los Nacionalismos históricos, Orientalismo, Flamenquismo, Esteticismo, Wagnerianismo o el paisaje, revelan señas simbolistas. Extensión y posición del Simbolismo español en las afueras del Modernismo catalán es el título de esta Tesis Doctoral, en busca de una definición de un momento artístico complejo, rico y desbordante.
Resumo:
El objetivo de esta tesis es el de examinar la posible huella que el desarrollo científico de la Ilustración tuvo en la pintura madrileña de la segunda mitad del siglo XVIII. Se busca ver, por lo tanto, hasta qué punto el impacto causado por la evolución de determinados elementos de la Ciencia repercutió en la Historia del Arte, no a nivel técnico, sino como elemento compositivo. No se pretende investigar sobre aquellas obras en las que estos elementos puedan aparecer de una manera circustancial, sino aquellas pinturas en las que éstas figuren con una intencionalidad científica clara. Además, se habrá de tener en cuenta la no elección del dibujo y la acuarela como parte de la investigación de la tesis, puesto que la visibilidad de este tipo de obras estaba más vinculada al desarrollo y difusión de la Ciencia y solía limitarse a tratados o como método de captación de diferentes hechos. Partiendo de las obras encontradas en colecciones madrileñas, anteriores al periodo de estudio definido, se establece una investigación sobre la diferente interpretación que se llevaba a cabo de los avances científicos en los diferentes periodos históricos. También, se evalúa la visibilidad de estas obras, del XVI y XVII, por parte de los pintores de la segunda mitad del XVIII de cara a la influencia que pudieran haber tenido en el desarrollo de las obras posteriores. En una segunda parte se estudia el impacto directo de los nuevos descubrimientos e ideas sobre la Ciencia en la creación de pinturas con una intencionalidad científica. El desarrollo científico en el Madrid de la época, potenciado por el reinado de Carlos III (quien buscó la creación de instituciones canalizadoras de los nuevos avances e investigaciones) supondría un impacto, más o menos directo en la sociedad del momento. Las aportaciones americanas al campo de la Historia Natural, el desarrollo de la Química y la Física, el estudio de fenómenos geológicos acaecidos en este periodo, así como la repercusión de otros avances en la vida diaria, quedaban reflejados, con mayor o menor fidelidad científica, en las composiciones pictóricas del Madrid Ilustrado. Igualmente, la nueva difusión de la Ciencia, utilizada como entretenimiento por las clases sociales más altas, llevaría la plasmación de determinados elementos más técnicos en ambientes más relajados...
Resumo:
Con este trabajo se ha pretendido realizar un estudio de la iconografía musical en la pintura europea a lo largo de un período determinado: desde el siglo XIV al siglo XX. La colección Thyssen-Bornemisza nos ha ofrecido la posibilidad de abarcar estos siete siglos. Hemos intentado penetrar en el significado de las escenas sonoras y aproximarnos a su musicalidad a partir del análisis de los instrumentos o elementos musicales reflejados en cuarenta y nueve cuadros. Al mismo tiempo, hemos indagado en ciertos aspectos históricos, en las relaciones música-sociedad y en la proyección, bien de los instrumentos o bien de los asuntos presentados, en compositores e intérpretes de la misma época en que fue realizada la obra o de épocas posteriores. También hemos acudido a una serie de obras literarias en las que se ponen de manifiesto visiones particulares de estos últimos aspectos. Para ello, se ha establecido una ordenación conceptual en tres apartados: La Música y lo Divino, La Música y lo Humano, y La Música y lo Simbólico; a los que se añaden otros cuatro sub-apartados: La Música, lo Divino y lo Humano; La Música, lo Divino y lo Simbólico; La Música, lo Humano y lo Simbólico; La Música, lo Divino, lo Humano y lo Simbólico. Se ha tenido en cuenta, en primer lugar, el orden cronológico, puesto que nos permite observar el desarrollo de los instrumentos, su evolución técnica, así como la visión de otros pintores o cómo han interpretado éstos los asuntos que aparecen en las tablas y lienzos seleccionados. Así mismo, se ha establecido una diferenciación por países. En total son ocho los que hemos incluido: Alemania, Bélgica, España, Francia, Holanda, Italia, Reino Unido y Rusia. Sus respectivos artistas, nos han dado la posibilidad de realizar este recorrido. A través de la pintura y de la música hemos podido comprender mejor los lazos históricos entre países, y reconocer su aportación estructural a la diversidad y unidad de nuestra civilización. Hoy día, lograda casi la total unificación de Europa y en el intento de llegar a conseguir un “concierto” mundial, somos conscientes de lo importante que es y ha sido la contribución de los países citados (junto con otros que no hemos tenido la ocasión de atender en el marco de la colección Thyssen-Bornemisza), al patrimonio artístico de la cultura occidental...
Resumo:
El presente trabajo de investigación está dedicado a estudiar al pintor Francisco Zorrilla y Luna (1679-1747), natural de la villa riojana de Haro pero que desarrolló prácticamente toda su carrera artística en Madrid, lo que justifica que su estilo entronque con la escuela madrileña de finales del siglo XVII, con la que se formó, recogiendo las influencias de los pintores cortesanos, nacionales y extranjeros, con los que coincidió en las primeras décadas del siglo XVIII. El primer capítulo lo hemos dedicado a trazar su biografía: los primeros años en su villa natal, la llegada a Madrid en fechas tan tempranas como 1698 y, tras los difíciles años de la Guerra de sucesión, su asentamiento en la Corte donde a lo largo de más de dos décadas lo encontramos plenamente integrado en la sociedad madrileña, haciéndose un hueco en su panorama artístico y en la que realizó la mayor parte de sus obras, hasta su regreso a Haro en 1742. Nos ha preocupado especialmente hacerle partícipe de la sociedad de su época, interesándonos sobremanera conocer cuáles fueron las relaciones que mantuvo, al estar convencidos de que en muchos casos las personas de su entorno posibilitaron que fuese a él a quien se le encomendase un determinado trabajo. En cuanto a su actividad, nos ha resultado de sumo interés encontrarlo al frente de una Academia, establecida en su domicilio, así como la defensa que Francisco Zorrilla, entre otros, hicieron de la Pintura como Arte liberal, pues vemos en ello el germen que, años más tarde, fructificó en la creación de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Tras un apartado dedicado a su labor como tasador, dedicamos los últimos capítulos a estudiar el catálogo de su obra pictórica, realizado de forma cronológica, donde damos a conocer las pinturas, dibujos para estampas, decorados teatrales y tareas de restauración por él realizados, destinados a una clientela diversa, pues trabajó para particulares, cofradías, ayuntamientos y, especialmente, para diversas órdenes religiosas, destacando las series dedicadas a santos de la orden trinitaria, tanto descalzos como calzados, que adornaban los claustros de los conventos de Madrid y Alcalá de Henares, así como las obras realizadas para el monasterio benedictino de San Martín de Madrid o de personas a él vinculadas, como los obispos de Mondoñedo, Osma y Almería...
Resumo:
La presente tesis doctoral es una investigación sobre el empleo de las artes marciales como complemento de formación y herramienta de entrenamiento para actores. Esta investigación surge a raíz de una vivencia personal y de una primera investigación objetiva, previa a esta tesis. Comencé mi formación como actor hacia el año 1998, mientras estudiaba en el instituto. Esta decisión fue el resultado de la gran importancia que el arte tenía en mi familia, (especialmente el cine). Mi padre había participado en alguna modesta representación teatral, y mi hermano empezaba una carrera en el mundo del teatro que aún hoy continúa. Estas influencias habían despertado en mi una gran admiración por el trabajo del actor. En mi casa siempre se tomó como referencia a los grandes actores del cine español desde la década de los 40 hasta nuestros días. Figuras como Rafael Durán, Pepe Isbert, Jose Luis López Vázquez, José Bódalo, Emma Penella, Manolo Morán, Elvira Quintillá, Rafael Alonso, José Sazatornil, Jose María Rodero, Alfredo Landa, Miguel Rellán, Gracita Morales, Agustín González, Manuel Alexandre… eran alabadas en mi familia con más entusiasmo que los más grandes escritores, pintores o escultores...
Resumo:
En el budismo existen dos tipos de meditación: analítica y de concentración. Teniendo en cuenta que la mente es la causa de todas las creaciones artísticas, y que la pintura es considerada por el budismo una práctica más de meditación, se analizarán los procesos que llevan a la realización de una pintura, pudiendo hacerse una división en dos grandes grupos y denominarlas “pinturas meditativas” de concentración, que siguen la escuela Chan, y “pinturas meditativas” analíticas, que siguen el resto de las escuelas Chinas. . Las pinturas de meditación de concentración suelen ser completadas en una sola sesión y con una sola tinta. De composiciones muy sencillas, libres y espontáneas son realizadas en la intimidad e igualmente contempladas en soledad. Analizaremos sus características, el proceso y la motivación con que fueron realizadas estas pinturas defendiendo la hipótesis de que eran para los monjes budistas, un ejercicio de meditación individual de atención plena cuyo medio y resultado es una creación artística. Las pinturas de meditación analítica son imágenes más complejas, que se realizan en varias sesiones y con la incorporación de más elementos y colores. Las hemos clasificado en: figurativas, ilustrativas y devocionales. Las figurativas se centran solo en la representación de las imágenes de manera individual y se realizan en su gran mayoría, sobre papel o seda. Las ilustrativas sirven para mostrar todo el universo budista, y se representan en diferentes soportes, incluidas las pinturas murales de templos, santuarios y monasterios. Y las devocionales, realizadas para infundir devoción a los fieles y utilizadas para ceremonias y rituales o realizadas por encargo de devotos que se hacen retratar junto a las deidades; también como muestra de respeto y devoción a los Maestros del Dharma. Básicamente, la diferencia entre las pinturas meditativas de concentración y las analíticas es el propósito de la práctica, el tiempo de realización y la técnica utilizada; y para demostrar esta hipótesis, se ha realizado un estudio comparativo de obras pictóricas que se han seleccionado cuidadosamente para este efecto. Desde el punto de vista budista, la contemplación puede ser introvertida (la mente que se contempla a sí misma) o extrovertida (la mente contempla el mundo exterior que nos rodea). Analizando las imágenes seleccionadas, podemos apreciar que la finalidad de las pinturas budistas es dar a conocer estos procesos que muestran los dos aspectos de la contemplación. Hablaremos de la percepción visual desde el punto de vista budista, que trata de analizar la naturaleza de la mente y los factores mentales que crean el universo pictórico; primero observando la realidad externa a través de las ventanas de los sentidos, luego interiorizando las formas que percibimos para finalmente pintarlas, utilizando las diferentes técnicas de representación. Presentamos una visión histórica de cómo el budismo se fue adaptando y sincretizando con las diferentes culturas que encuentra a su paso a través de la Ruta de la Seda hasta llegar a China. Se comentará el largo proceso de la traducción de los textos y de la creación de las escuelas budistas de origen Indio y Chino. Y se abordarán los periodos de auge, consolidación y declive del budismo a lo largo de la historia. En los últimos capítulos de la tesis detallaremos algunos de los santuarios budistas más importantes de la Ruta de la Seda, y finalmente hablaremos de los pintores chinos, entre los que encontramos monjes budistas o artistas profesionales .