6 resultados para Patrimonio rural

em Universidade Complutense de Madrid


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En nuestra comunicación, pretendemos abrir un debate sobre conceptos básicos en materia de Patrimonio, su soporte teórico y las prácticas desarrolladas desde 1972 (Convención sobre la Protección del Patrimonio Mundial Natural y Cultural) y desde 2003 (Convención para la Salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial). Si es posible afirmar que en más de una ocasión la percepción e interpretación de muchos bienes declarados no se han ceñido exactamente a lo dispuesto en la declaración de 1972, y sí en la del 2003, nosotros proponemos reflexionar sobre las posibles razones de ello. Alguna puede venir dada por la impropia formulación de los tipos (material/inmaterial) de Patrimonio Cultural y ello basándonos en el segundo Considerando de la Convención de 2003: “Considerando la profunda interdependencia que existe entre el Patrimonio cultural inmaterial y el Patrimonio material cultural y natural”. Por ello queremos presentar un breve análisis de bienes incluidos en la Lista del Patrimonio Mundial y alguno de los bienes incluidos en la Lista representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad: El Misterio de Elche (2008), El Espacio Cultural de la Plaza Jemaa el-Fna (2008), Las fiestas indígenas dedicadas a los muertos (2008) y La Dieta mediterránea (2014). Esta comparación de bienes de ambas listas nos permite reflexionar sobre las diferencias y semejanzas de los considerados dos tipos de bienes patrimoniales -Patrimonio material versus Patrimonio inmaterial- y analizar las diferentes maneras de relacionarse con cada uno de ellos tanto las administraciones estatales y locales como los ciudadanos particular y comunitariamente. Presentamos unas conclusiones provisionales que giran en torno a la mayor o menor implicación, en el conocimiento y en la pervivencia del bien, de los ciudadanos y de las diferentes comunidades. Se trata de acceder al conocimiento y valoración de los bienes culturales a través del conocimiento y empeño de la investigación, o a través de la experiencia y la vivencia de las personas y sociedades. En unos casos los ciudadanos son sujetos, u objetos pasivos, mientras que en otros son sujetos activos y directamente interesados en la vigencia, preservación y difusión del bien. Así se explicaría mejor la actitud natural e inevitable en la conservación y gestión de unos bienes por parte de los ciudadanos o la “libertad” de actuación más descontrolada de los gestores públicos.

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Presentamos una reflexión sobre el abismo existente entre el significado que tienen las declaraciones de Patrimonio Mundial de la UNESCO y la percepción e interpretación que le llega a la sociedad, transmitida por las declaraciones de los políticos que gestionan el Patrimonio y repetidas por los medios de comunicación. Desde que se proclamó la Convención de 1972 (París) el concepto de Patrimonio Mundial ha experimentado una evolución interesante visible a través de los avances que se han producido en materia de conservación y valoración del Patrimonio por parte de la sociedad y traducida en el reconocimiento de nuevas categorías patrimoniales además de los Monumentos y Sitios: Centros históricos, Itinerarios culturales y Paisajes culturales. Analizamos también los desvíos que afectan a los bienes declarados tales como la reproducción de los bienes patrimoniales, la reproducción del arte y la pérdida de autenticidad como ejemplo del gravísimo problema derivado de las implicaciones legales y económicas sobre la propiedad del Patrimonio. Es un problema cultural que afecta al comportamiento de los gestores cuando actúan con los valores colectivos de los bienes patrimoniales, comportamiento que se contrapone con el modo con que la sociedad quiere mantener la autenticidad de su memoria y tener acceso a su disfrute. El cambio de relación de los ciudadanos con los valores de los bienes Patrimonio Mundial, nos permite señalar que la sociedad ha llegado a considerar que el Patrimonio colectivo ya no nos pertenece ya que solo sirve para su utilización turística. Los cambios demográficos, la liberalización y la descentralización del mercado mundial, el turismo de masas, y la explotación comercial del Patrimonio, han acarreado un cambio de condiciones que lo someten a presiones y problemas asociados al desarrollo, antes inexistente. Si hasta el año 2000 los documentos legales y las recomendaciones de UNESCO habían creado un marco de referencia para la preservación de conjuntos urbanos históricos, las dificultades actuales, las presiones, exigen la formulación y aplicación de una nueva generación de políticas públicas que sirvan para reconocer y proteger la estratificación de valores culturales y naturales. Estas presiones han actuado para desarmar la protección del Patrimonio Mundial. Pero es preciso que la población no lo note. Por eso se explica el éxito del invento de Patrimonio Inmaterial como nueva categoría patrimonial.

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La participación de las personas y las comunidades que viven en lugares inscritos en la Lista del Patrimonio Mundial (o que se ven directamente afectadas por la inscripción) en la toma de decisiones respecto a su identificación, protección y gestión, es uno de los principales retos que debe afrontar la Convención de Patrimonio Mundial para alcanzar su anhelada credibilidad. Esta participación real y activa, exigible en todos los tipos de bienes culturales y naturales (independientemente de su categoría de protección), es especialmente necesaria en el caso de los pertenecientes al Patrimonio agrario. En primer lugar porque la gestión de los sitios y paisajes agrarios debe respetar las técnicas de manejo tradicionales y basarse en los derechos y conocimientos de las comunidades locales, imprescindibles para asegurar la supervivencia e integridad de sus valores tangibles e intangibles. Y en segundo lugar porque la continuidadv de estos espacios depende íntegramente de las actividades – y por lo tanto de las personas- que les han dado forma y sin las cuales se convertirían en lugares inertes y faltos de sustancia y autenticidad. Partiendo de estas premisas,este estudio analiza y compara los principios de la Carta de Baeza sobre el Patrimonio agrario y los planes de gestión de los bienes agrarios inscritos en la Lista del Patrimonio Mundial para identificar ejemplos de buenas prácticas en la materia y proponer estrategias que mejoren el reconocimiento y la participación de los agricultores, ganaderos y silvicultores en su protección, manejo y promoción.

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La Mezquita de Córdoba fue reconocida por Unesco en 1984 como Patrimonio Mundial por constituir la obra cumbre del arte islámico y andalusí en Europa y ser paradigma universal de concordia entre culturas. Construida en el año 785 por Abderramán I, en 1523 Carlos I autoriza edificar en su interior una Catedral renacentista que rompió la infinitud del bosque de columnas al tiempo que precipitó un mestizaje sin precedentes del islam y el cristianismo. Ambas realidades artísticas, históricas y culturales han convivido durante siglos en Córdoba hasta que en 1998, el Cabildo catedralicio, sus actuales gestores, se propusieron borrar la huella andalusí de todos los documentos oficiales de divulgación hasta el punto de eliminar el nombre de Mezquita y suprimir toda alusión a la arquitectura y herencia omeya de un monumento que es conocido en todo el mundo como el edificio andalusí emblemático por excelencia. En un acto de intolerancia y expolio cultural, el Obispado pretendió roclamar la supremacía católica sobre el Islam a costa del sentido común, de la historia, del arte, de la arquitectura y de la memoria de Córdoba y su significado en el mundo. En febrero de 2014, un grupo de ciudadanos cordobeses organizados como “Plataforma Mezquita-Catedral, Patrimonio de Tod@s” lanzó una campaña de denuncia que ha logrado reunir más de 385.000 firmas para reclamar la restitución del nombre y la memoria del universal monumento y exigir una gestión profesional. Entre los firmantes, se encuentran personalidades de la cultura de la talla de Juan Goytisolo, José Manuel Caballero Bonald, Emilio Lledó, Josefina Molina, Antonio Muñoz Molina, Antonio Gala, Rosa Montero, Norman Foster, Eduardo Galeano, Federico Mayor Zaragoza, Manolo Sanlúcar, José Chamizo y muchos otros de reconocido prestigio. La Plataforma ciudadana estima que la actual gestión de la Mezquita-Catedral de Córdoba es profundamente lesiva para la integridad del monumento, desleal con su historia, ofensiva con la memoria de Córdoba y contraria a los valores fundamentales sobre los que la Unesco la reconoció en 1984 como Patrimonio Mundial.

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La zona arqueológica de Palenque en Chiapas, México fue inscrita en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO en 1987. Desde entonces no se ha hecho una evaluación del impacto que ha tenido esta inscripción dentro de las comunidades circundantes al entorno protegido. El autor pretende abordar cuáles han sido los efectos que dicha inscripción entre la población local. Para ello se muestra el estado de la cuestión, su tendencia actual y las acciones que los diferentes agentes implicados están llevando a cabo para preservar el valor universal excepcional del sitio, su autenticidad e integridad. El tema es pertinente al cumplirse veinte años del levantamiento armado del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en el Estado de Chiapas. Este movimiento contribuyó al empoderamiento de las comunidades indígenas presentes en la zona arqueológica, las cuales han aprovechado este y otros sitios patrimoniales como un elemento para mejorar sus condiciones de vida. De este modo se produce una abierta confrontación a la autoridad del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), organismo del gobierno federal facultado para la gestión del sitio. Estudiar el caso de Palenque es por demás oportuno pues los gobiernos local, estatal y federal han comenzado a invertir en infraestructuras tendientes a incrementar los ingresos generados por el turismo. En los respectivos planes de ejecución se destaca el rol de la zona arqueológica como el atractivo principal y el detonador del desarrollo económico de la región. Tengamos en cuenta que esta ha sido una zona históricamente marcada por la pobreza, la marginación y la exclusión social, problemas a los que recientemente se han agregado la inseguridad pública, la migración ilegal y el deterioro ambiental.