2 resultados para Eros y Psique

em Universidade Complutense de Madrid


Relevância:

100.00% 100.00%

Publicador:

Resumo:

Para elaborar una investigación sobre Eros y Tánatos en el personaje de Tennessee Williams de A Streetcar Named Desire, Blanche DuBois, es necesario hablar sobre la senda de destrucción que el personaje principal de la obra desarrolla de principio a fin. He basado mi estudio en la obra de Tennessee Williams como mi mayor referente. Además, he empleado también las obras de filósofos y psicoanalistas, tales como Freud, Lacan, Sartre, Foucault y Žižek, entre otros, porque ofrecían una visión muy parecida a la perspectiva de Williams. También he definido las teorías de mujeres tales como Helen Cixous, Judith Butler, Teresa de Lauretis y Camille Plagia, con visiones a veces muy distintas. Williams hace uso de su propia vida y de la de su hermana para explorar la esencia de sus personajes. Rose, su hermana, inspira el personaje de Blanche DuBois, ya que Williams está obsesionado con la enfermedad mental de Rose. Las repeticiones de Blanche, como sus baños de agua caliente o de “La Varsoviana”, la música que sonaba en el momento en que Allan, su joven marido se suicida, la falta de luz en su cara, etc., enuncian la tortura en la que ella vive. Blanche vive en un mundo de ilusiones en el que pretende que los que la rodean entren, pero nadie entra en su juego. Ella misma se acerca a Tánatos, el dios de la muerte no violenta. El pánico de Williams no es solamente sobre su hermana, sino sobre el hecho de que él puede volverse tan enfermo como Rose. Tanto Rose como Blanche son un peligro para el statu quo de la familia, y ambas deben ser eliminadas. El metateatro de Blanche se duplica, porque tiene dos públicos, el público que asiste al teatro para ver la obra y el público que la rodea en escena, como, por ejemplo, Stella, Stanley y Mitch, entre otros...

Relevância:

30.00% 30.00%

Publicador:

Resumo:

En las páginas que conforman este trabajo hemos pretendido dibujar la línea que define el arquetipo de la mujer fatal encarnado en el personaje parabíblico de Lilith. Durante más de 3000 años, primero a través de relatos mitológicos, representaciones artísticas ornamentales o rituales, y narraciones folclóricas, y después desde la literatura y la pintura, la imagen arquetípica de la femme fatale ha estado presente en el imaginario colectivo occidental. A lo largo de todos estos milenios, Lilith y su arquetipo han reunido en sí una serie de mitemas o características que podemos dividir en dos tipos o niveles: estructurales, que son aquellos sin cuya presencia no es posible hablar del arquetipo mítico de la mujer fatal, a saber, la sexualidad visible y agresiva y su deseo de dañar a otros, principalmente a los hombres; y en segundo lugar, los mitemas ornamentales o circunstanciales, muchas veces propios de un paradigma determinado (clásico o romántico, por ejemplo) que pueden fluctuar en su representación y que nos ayudan a situar el arquetipo en el tiempo y el espacio. Hemos concretado el mito original de Lilith como la encarnación de una lección moral simbólicamente relatada. Pese a que los matices de significado que este mito revela pueden tener mínimas variaciones a lo largo del tiempo (a las que que hemos denominado mitemas circunstanciales u ornamentales), la base sobre la que se desarrolla es pétreamente invariable: la mujer fuerte es peligrosa para el hombre y para la sociedad en la que vive. Con respecto a los mitemas estructurales, Lilith se define desde los inicios como la representación conceptual de lo que de agresivo existe en la psique femenina. Tanto desde sus inicios como las terribles diosas mesopotámicas Istar o Inanna, representaciones de mujeres guerreras y sanguinarias, como en su desarrollo dentro del mito hebreo, del que conocemos un mayor número de detalles con respecto a sus hábitos de devoradora de niños y semen y cruel torturadora de hombres, hasta sus herederas en la literatura clásica, claros ejemplos de crueldad (Medea, Clitemnestra...)...