2 resultados para Composición Corporal

em Universidade Complutense de Madrid


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La etapa infantil tiene una gran importancia desde el punto de vista nutricional, para el presente y futuro de los individuos. La alimentación equilibrada desempeña un papel fundamental en el crecimiento y desarrollo del niño, permitiendo mantener un estado de salud óptimo y mejorando su calidad de vida. Además, en la edad infantil se establecen gran parte de los hábitos y estilos de vida que persistirán a lo largo de toda la vida, entre ellos se establecen y conforman los hábitos alimentarios y las bases de la educación nutricional. En un metabolismo aeróbico, como el que caracteriza al cuerpo humano, se precisa del oxígeno para la mayoría de los procesos biológicos cuyo fin último es obtener energía, es decir, se produce la oxidación de los diferentes sustratos para obtener dicha energía a través de diferentes rutas metabólicas. Esta utilización de oxígeno en los procesos metabólicos, implica inevitablemente la formación de especies reactivas de oxígeno (ERO) o radicales libres, que favorecen los procesos de oxidación. Para compensar estos procesos, existen en el cuerpo humano una serie de sistemas de protección antioxidante que permiten la eliminación o transformación de las ERO en moléculas estables. Los sistemas biológicos están, por lo tanto, en un estado de equilibrio entre sustancias prooxidantes y su capacidad antioxidante. El desequilibrio a favor de la acción prooxidante es lo que se conoce como "estrés oxidativo", que puede conducir al daño celular y tisular, y finalmente al desarrollo de diferentes enfermedades: cáncer, arteriosclerosis, infarto de miocardio, procesos de isquemia/reperfusión, diabetes mellitus, asfixia neonatal, enfermedades inflamatorias, trastornos del sistema nervioso central, envejecimiento, ... Dentro de la alimentación encontramos nutrientes que median en este equilibrio oxidante-antioxidante, habiendo nutrientes que participan en el sistema de defensa antioxidante (vitamina C y E, carotenoides, flavonoides, melanoidinas, selenio, zinc..) y también sustancias que pueden actuar como prooxidantes (exceso de lípidos, proteínas, hierro o cobre)...

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La alimentación está controlada por muchos factores, incluyendo el apetito, la disponibilidad de alimentos, la familia, los compañeros, la cultura, ... En la actualidad, los trastornos de la conducta alimentaria (en lo sucesivo, TCA) forman parte de nuestra cultura, aunque la familiaridad con estos términos es muy reciente. Las primeras referencias sobre casos de restricción alimentaria se remontan a la literatura religiosa antigua. El primer registro médico se atribuye a Richard Morton en 1689 quien publicó su libro “Phthisiologia, seu Exercitaciones de Phthisi” considerándose la primera referencia médica sobre anorexia nerviosa. Morton, la describe como un “consumo nervioso causado por la tristeza y las preocupaciones ansiosas”. La traducción al inglés de su libro, “Phthisiologia, or, a Treatise of Consumptions” (traducido en 1694) describe el caso de dos pacientes, una mujer de 18 años y un varón de 16 que comenzaron su enfermedad dos años antes de pedir ayuda a Morton y en el que describe con detalle los procesos patológicos que causan la pérdida de tejido corporal. Otros casos similares se encuentran descritos por Robert Whytt en 1767 y por De Valangin en 1768. Un siglo después, en 1759, el psiquiatra Louis-Victor Marcé, publicó un informe titulado “Note sur one Forme de Deliré Hypochondria que Consécutive aux Dyspesies et Caractérisée Principalement par le Refusd'Aliments” (“Una nota sobre el delirio hipocondríaco, consecutivo a la dispepsia y principalmente caracterizado por el rechazo a la comida”). En este informe, describe esta patología, dejando claro que la enfermedad era de origen psiquiátrico y no físico, y su psicopatología compleja...