7 resultados para Comportamientos de riesgo
em Universidade Complutense de Madrid
Resumo:
En el momento actual nos encontramos desde el ámbito de la justicia juvenil, con la necesidad de mejorar las estrategias de abordaje que permitan minimizar el riesgo de conductas desviadas futuras, contribuyendo de este modo a la disminución de la delincuencia futura y su victimización asociada. Una de las formas en que podemos enmarcar mejor su situación es a través del criterio de la reincidencia delictiva y su valoración, y ello conlleva conocer muy bien todos aquellos factores estáticos o dinámicos que se asocian a la misma. De este modo, no sólo podremos valorar la posibilidad de reincidencia, si no que estaremos en disposición de influir sobre aquellos factores dinámicos, susceptibles de modificación mediante la intervención que se plantee, haciendo que ésta sea más eficaz y eficiente, ajustándonos así a un modelo de justicia juvenil moderno y más actualizado (Graña, Garrido y González, 2007). Sobre la etiología de la conducta delictiva y su explicación causal, han sido multitud las corrientes teóricas y autores que han planteado diferentes planteamientos y clasificaciones para describir el fenómeno de la delincuencia juvenil. En primer lugar debemos tener en cuenta que las conductas desviadas, e incluso antisociales, aparecen en la gran mayoría de adolescentes, configurando un aspecto evolutivo que se ha llegado a considerar pasajero, diferenciándose claramente dos grupos de entre estos menores, los que llevan a cabo comportamientos antisociales circunscritos a la adolescencia y aquellos cuyos comportamientos antisociales persisten tras esta etapa (Frick, 2006; McLeod, Grove y Farrington, 2012; Moffit, 1993;1997). Algunas clasificaciones han tenido en cuenta aspectos basados en la conducta delictiva (infractores vs. no infractores o según la tipología delictiva), otras se han basado en los síntomas clínicos o las clasificaciones diagnósticas, o han tenido en cuenta los rasgos de personalidad (Eysenck, 1964; Frick, 2006; Lykken, 1995; Millon, 1993; Quay, 1995)...
Resumo:
Cuando hacemos referencia a la conducta antisocial nos referimos a una serie de comportamientos que infringen las normas o leyes establecidos; en el momento actual con una repercusión a nivel individual, clínico, familiar y a nivel social esto nos lleva a tener que poner mucho más empeño en poder poner de manifiesto la necesidad de estudiar aquellos factores de riesgo que está influyendo en dicha conducta. Numerosos son los estudios que se han llevado a cabo sobre este asunto por distintos autores y conocedores de la materia, y en este recorrido ya se han podido vislumbran muchos factores no solo de riesgo sino de protección, que pueden llevarnos a comprender y entender de un modo más claro y conciso la naturaleza del fenómeno que estamos abordando. A pesar de todo lo anterior no existe, hasta el momento suficiente consenso sobre la conceptualización de la conducta antisocial, dado por ser un constructor complejo y su uso en la investigación es frecuentemente ambiguo ya que, en no pocas ocasiones, se emplea haciendo alusión a diferentes conductas sin una clara delimitación terminológica (Rutter, Giller y Hagell, 2000). En general, la conducta antisocial hace referencia a una diversidad de actos que generan daño en los demás, frecuentemente en forma de agresión, o que violan las normas sociales y los derechos de los demás (Burt y Donnellan, 2009; Peña y Graña, 2006). Sin embargo, el que una conducta se conceptualice como antisocial también está en función del juicio o valoración social acerca de la gravedad de los actos cometidos y de su alejamiento de las pautas normativas en una sociedad en concreto (Kazdin y Buela-Casal, 2002). En esta valoración intervienen multitud de factores tales como la edad del menor, su sexo, la clase social y otras circunstancias socio-contextuales (Pahlavan y Andreu, 2009; Romero, Sobral y Luengo, 1999; Vázquez, 2003)...
Resumo:
El contexto actual exige a las organizaciones un proyecto empresarial orientado a la Prevención de Riesgos Laborales (PRL); en el cual cobren cada vez mayor importancia el factor humano, la cultura organizacional y preventiva, las actitudes y comportamientos de los trabajadores; contribuyendo así a una eficaz Gestión de la Prevención. Por tanto, si las empresas desean lograr una verdadera integración de la PRL, deben considerar la conducta de los trabajadores y comprender que la mejor medida preventiva para evitar los riesgos laborales es ir más allá de las causas básicas y establecer una cultura preventiva que sea compartida por todos y contemple que el conocer las actitudes de los trabajadores hacia la PRL es la mejor vía para predecir y modificar la conducta. En este sentido, desde el diseño del proyecto empresarial las organizaciones deben considerar la planificación de la prevención, la evaluación inicial de los riesgos y su actualización, las medidas preventivas de los mismos, la información y formación de los trabajadores sobre los riesgos y forma de prevenirlos, entre otros aspectos de seguridad y salud laboral, como parte de sus objetivos estratégicos que deben desarrollar. Así pues, el objetivo de esta investigación es analizar la influencia de una Cultura Organizacional Integral sobre las Actitudes hacia la Prevención de Riesgos Laborales y los Comportamientos Seguros de los Trabajadores en Empresas de Manufactura en España. En este sentido, el alcance del estudio comprendió dos empresas (Empresa A y Empresa B), seleccionadas intencionalmente, del Sector de Manufactura en España, específicamente en la ciudad de Salamanca. En ambas empresas se aplicaron dos instrumentos; uno orientado a los trabajadores o empleados y otro a los supervisores, mandos intermedios y líderes en SSL; los cuales son explicados en el marco metodológico. La Unidad de Análisis estuvo definida por 110 trabajadores y 25 directivos, quienes a su vez conformaron la población objeto de estudio. En cuanto al manejo de las variables el diseño de la investigación fue No Experimental, de tipo transeccional o transversal; con un tipo de estudio Descriptivo y Explicativo...
Resumo:
Un número importante de jóvenes se involucran en comportamientos antisociales o disruptivos a lo largo de su adolescencia, aunque este tipo de conductas suelen estar limitadas a infracciones de escasa gravedad. Tan sólo una pequeña parte de los adolescentes comete actos delictivos graves y un número aún menor lo hacen de manera habitual y persistente (Farrington, 2008; Howell, 2009; Rechea, 2008; Redondo y Garrido, 2001). Sin embargo, es este reducido grupo de jóvenes el que suscita una mayor preocupación social y el que requiere de un nivel de intervención más elevado, de cara a evitar la cronificación de estos comportamientos delictivos en la edad adulta. La conducta antisocial y delictiva en la adolescencia es un fenómeno amplio y complejo, determinado por una gran cantidad de factores que interactúan entre sí (Loeber, 1990; Peña, 2011; Slattery y Meyers, 2014; Viding y Larsson, 2007), de manera que el abordaje global de todo el conjunto de factores de riesgo implicados, deberá ser complementado por un estudio concreto y pormenorizado de cada una de las múltiples variables intervinientes. Existe un importante cuerpo teórico que sugiere que la emisión de conductas agresivas o antisociales se produce como consecuencia de déficits o alteraciones en la percepción e interpretación de los estímulos sociales (Bandura, 1991a; Crick y Dodge, 1994; Sykes y Matza, 1957; Yochelson y Samenow, 1976). Así, desde esta perspectiva socio-cognitiva, la conducta antisocial es concebida como el fruto de una serie de mecanismos o procesos cognitivos distorsionados, los cuales han podido generarse a lo largo de la historia personal del sujeto en virtud de la interacción de determinados factores ambientales con sus condiciones biológicas. Una perspectiva integradora que ha intentado estructurar las aportaciones de estos modelos socio-cognitivos es la teoría sociomoral de Gibbs (2003). Desde este marco teórico se concibe que el comportamiento antisocial y agresivo de los jóvenes es el resultado de determinados déficits en sus habilidades sociales y en el desarrollo de su juicio moral, junto con la presencia de distorsiones cognitivas auto-sirvientes...
Resumo:
La literatura sugiere que el Trastorno por déficit de atención (TDAH) es un trastorno frecuente en psiquiatría del niño y del adolescente con inicio en la infancia temprana. Es mucho más frecuente en niños que en niñas y las proporciones por géneros varían de 9:1 en muestras clínicas a 3:1 en comunitarias. El predominio de los síntomas de inatención puede llevar a una tasa alta de niñas con TDAH infradetectadas y a tasas bajas de derivaciones clínicas. Aunque los síntomas de TDAH pueden remitir en la adolescencia, la persistencia de hiperactividad se ha documentado consistentemente en estudios de seguimiento. Se ha informado de la discapacidad que produce en ambos géneros en la adolescencia incluso en aquellos sujetos cuyos síntomas remiten y llegan a estar por debajo del umbral de los criterios diagnósticos. Las niñas con TDAH comparadas con las controles, presentan alteración en el ajuste escolar e interpersonal en la adolescencia. Los datos disponibles en niñas son predominantemente sobre los resultados basados de historias clínicas. En una muestra comunitaria grande de niños con hiperactividad se encontró que la hiperactividad infantil predecía la persistencia de síntomas en la adolescencia usando informes de los padres. Un seguimiento de niñas usando una metodología similar, encontró que la hiperactividad infantil no predecía su persistencia en la adolescencia basándose en los informes de las propias adolescentes. En el seguimiento, ambos, niños y niñas, tenían resultados psicosociales adversos. Estos hallazgos pueden reflejar las diferencias de la fuente de información en cuyo caso otras fuentes de información (por ejemplo los padres) son necesarios para calificar los resultados...